ICAP-Revista Centroamericana de Administración Pública, Junio-Diciembre/2020

Contrastes y desigualdad en América Latina y el Caribe; Haití un compromiso pendiente

RESUMEN

El desarrollo en América Latina y el Caribe ha tenido grandes contrastes en las dos últimas décadas, ubicando a las diferentes Naciones que integran a esta Región en situaciones diametralmente opuestas en materia de bienestar, razón por la cual el presente trabajo constituye un esfuerzo analítico por entender estas diferencias y evaluar cómo uno de los países ubicados en América Latina, particularmente en el Caribe hoy continúa bajo grandes rezagos económicos, políticos y sociales que le impiden como país hermano, insertarse en la ruta del desarrollo y del crecimiento para elevar los niveles de bienestar de una población que ha vivido durante su historia los resultados de la desigualdad, marginalidad y la pobreza en todos los sentidos. El análisis versa sobre el impacto que han tenido la falta de implementación de políticas públicas para lograr la consolidación de programas y proyectos estratégicos al interior de Haití, cuyo objetivo sería superar los altos niveles de rezago social. Por otra parte se analiza desde una

1 Director General del Centro de Estudios para el Desarrollo de Proyectos Sociales (CEDPROS), Director de relaciones con Hispanoamérica de la IAPAS, Enlace Académico y Vinculación con América latina del CRESUR de la Secretaría de Educación Pública (SEP), cuenta con Postdoctorado en Ciencias del Estado y Gobierno por la Academia Internacional de Ciencias Político Administrativas y Estudios de Futuro (IAPAS), Doctorado en Administración y Desarrollo Estratégico por el Centro de Investigaciones Sociales y Dirección Estratégica (CISDE), Doctorado en Administración Pública por el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), Maestría en Sistemas de Calidad por la Universidad del Valle de México (UVM), cuenta con una Espacialidad en Administración por el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), Licenciatura en Ciencias Políticas y Sociales por la FCPyS de la (UNAM) y es egresado de la Escuela Nacional de Maestros (ENM). Conferenciante Nacional e internacional sobre temas de Calidad, Desarrollo Municipal, Administración Pública y Gobierno, Liderazgo y Planeación Estratégica. Ha participado en diversas publicaciones en el INAP, IAPEM, FCPyS (UNAM), Revista Buen Gobierno, Revista Alcaldes de México, Siglo XX/ y el Periódico “La Razón”. Es catedrático en la UNAM, INAP, IAPEM, Universidad Anáhuac y es Investigador del Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa (CRESUR). Ha sido servidor público con cargos de Dirección en la SEP, Instituto Nacional de Migración, Secretaria de Turismo, el Gobierno de la Ciudad de México y el entonces Instituto Federal Electoral.

perspectiva integral como este país requiere de una política económica adecuada para logar una mejor distribución de la riqueza generada al interior, así mismo trataremos de evaluar las acciones y decisiones políticas en un periodo de 3 décadas que se dividirían en dos tiempos, conocer a esta nación antes del periodo del 2010, momento en que un gran terremoto cambia diametralmente a este pueblo y, después de este trágico suceso, valorando los esfuerzos realizados por su gente por generar una gran resiliencia social para salir adelante ante una constante que ha vivido este país y su sociedad, ante una gran vulnerabilidad, resultado de una constante que es la pobreza.

ABSTRACT

The development in Latin America and the Caribbean has had great contrasts in the last two decades, placing the different Nations that integrate this Region in diametrically opposite situations in terms of well-being, which is why this work constitutes an analytical effort to understand these differences and evaluate how one of the countries located in Latin America, particularly in the Caribbean today continues under great economic, political and social lags that prevent it as a sister country, inserting itself in the path of development and growth to raise welfare levels of a population that has lived through its history the results of inequality, marginality and poverty in every way. The analysis deals with the impact of the lack of implementation of public policies to achieve the consolidation of strategic programs and projects within Haiti, whose objective would be to overcome the high levels of social backwardness.

On the other hand, it is analyzed from an integral perspective as this country requires an adequate economic policy to achieve a better distribution of the wealth generated to the interior, likewise we will try to evaluate the political actions and decisions in a period of 3 decades that would be divided into two times, to know this nation before the period of 2010, at which time a great earthquake changes this town diametrically and, after this tragic event, valuing the efforts made by its people to generate great social resilience to get ahead of a constant that has lived this country and its society, before a great vulnerability, result of a constant that is the poverty.

PALABRAS CLAVE

Cooperación Internacional, Marginalidad, Pobreza, Desarrollo Social, Resiliencia.

KEYWORDS

International Cooperation, Marginality, Poverty, Social Development, Resilience.

1. Introducción

La integración regional en América Latina y el Caribe, ha sido uno de los grandes retos que se han tratado de construir a partir de diferentes acuerdos y acciones de orden económico político y social, sin embargo, pese a los diversos esfuerzos llevados a cabo durante décadas aún existen dentro de la Agenda Latinoamericana grandes pendientes por resolver, que obedecen y un esquema multifactorial propio de Latinoamérica.

En el marco de la globalización se han planteado una serie de desafíos que nunca se habían tenido que afrontar. Por ejemplo, para países pequeños la apertura comercial y

la liberalización del flujo de capitales a escala

mundial presenta problemas especiales que se pueden abordar de manera mucho más

eficaz a través de la concertación regional

(Guerra 2014). Debemos entender que los gobiernos Latinoamericanos y del Caribe, con gran ímpetu en las décadas de la

segunda posguerra y hasta finales del siglo XX,

apostaron al crecimiento de sus economías derivado del intercambio comercial regional basado en las exportaciones de bienes manufacturados con los cuales no pueden acceder al mercado mundial por razones de calidad, precio y volumen (Bulmer y Kinkaid, 2020).

En este sentido, es importante analizar y entender que la integración económica regional se ideó como el mecanismo para estimular y dinamizar el crecimiento del sector manufacturero mediante la ampliación del mercado por la vía de las exportaciones y no por la del aumento del ingreso y la demanda domésticos (Beteta, 2012). Así los acuerdos iniciales de integración combinaban la protección del mercado nacional con las exportaciones a los mercados regionales como la ruta que haría posible avanzar hacia la segunda etapa de la industrialización sustitutiva, mediante la creación de grandes empresas productoras de bienes de capital, intensivas en tecnología y economías de escala (Andrade, 2010).

Sin embargo, un modelo de desarrollo de mediano y largo plazo para América Latina y el Caribe, debería estar basado en la

elaboración de políticas que beneficien a las

economías de manera equilibrada, situación que durante este proceso de integración no se ha logrado por las diferencias en materia de educación, salud y desarrollo desigual, donde vemos a países como Haití, con sus rezagados con respecto al resto de la región en términos de ingreso per cápita, lo

cual dificulta una adecuada inserción en un

modelo de desarrollo que requiere de mayores elementos y fortalezas para que una nación como esta logre un grado de competitividad al interior de la región.

Es así como la pobreza en América Latina y el Caribe es todavía un fenómeno generalizado, la distribución del ingreso y la riqueza sigue siendo desigual, y persisten poderosos intereses sectoriales que con frecuencia obstaculizan todo intento por introducir reformas fundamentales.

Por ejemplo, los sistemas educacionales y de salud de algunos países siguen siendo

deficitarios; el medio ambiente está en un

estado de extrema precariedad y los estilos de desarrollo de la región aún no se pueden catalogar como sostenibles. En consecuencia, la seguridad ciudadana se ha deteriorado ante una ola de violencia y delincuencia como lo es el sistema judicial, que no ha sido capaz de afrontar con la diligencia necesaria. Aunado a que las instituciones democráticas aún se encuentran circunscritas por la falta de participación ciudadana y legitimidad popular (Barria, 2019).

2. Justificación

La región latinoamericana ha vivido diferentes procesos por alcanzar una mejor integración frente a un mundo globalizado, dirigido por políticas neoliberales que han impedido a través de los años que países emergentes como Haití alcancen mejores niveles de crecimiento y desarrollo.

Para comprender este escenario, debemos remontarnos a los años ochenta, cuando se da la quiebra económica del Estado benefactor,

déficit de los equilibrios macroeconómicos y

presupuestarios, lo que dio lugar al proceso creciente de privatizaciones de las empresas públicas y a un cambio en la composición hegemónica en los gobiernos de los estados nacionales, hoy regidos por las políticas neoliberales. Lo cual generó que todos los estados nacionales de las economías latinoamericanas y del Caribe, estuviesen sujetos a las limitaciones impuestas por el orden global, enfocado hacia la era de la globalización bajo un modelo de libre mercado marcado por el neoliberalismo.

Por ello, cuando se analiza la trayectoria sobre desarrollo de largo plazo de América Latina y el Caribe, se constata que a la fecha no se ha conseguido cerrar las brechas de ingreso por habitante que la separan del mundo

desarrollado. A finales del siglo XX, en medio

del ciclo más reciente de la globalización, la brecha de la desigualdad social y económica a un persiste en muchos de los países que integran a Latinoamérica, el crecimiento económico de América Latina sigue siendo precario, observándose grandes polos de marginalidad y desigualdad que afecta a miles de habitantes.

Aunado a los anterior, podemos analizar que son muchos los factores que determinan las fortalezas de una región y los países que a ésta la integran y que, si bien la geografía física no es el único determinante del desarrollo económico de un país, se constituye en un factor clave. Es en este sentido que muchas de las naciones de Latinoamérica y del Caribe, responden en sí mismas a su situación

geográfica que es la que determina también

como factor estratégico su crecimiento, desarrollo económico y social.

Con base en lo anterior, es preciso resaltar lo siguiente; de acuerdo con la CEPAL, los niveles de pobreza y pobreza extrema aumentaron en América Latina como promedio regional en 2015 y 2016, después de más de una década de reducción en la mayoría de los países, mientras que en 2017 se mantendrían estables, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. ¿Situación que obliga a preguntarnos, cuáles son las medidas en materia de cooperación internacional que permitirían a los países más pobres de esta región una vinculación mayor para contar con los instrumentos necesarios en la construcción de políticas públicas? (CEPAL, 2017).

Por ejemplo, en 2014, 28,5% de la población de la región se encontraba en situación de pobreza (168 millones de personas), porcentaje que aumentó a 29,8% en 2015 (178 millones) y a 30,7% en 2016 (186 millones de personas). La pobreza extrema, en tanto, pasó del 8,2% en 2014 (48 millones de personas) al 10% en 2016 (61 millones de personas).

En los últimos cinco años se sumaron a la pobreza extrema en América Latina 17 millones de personas. Mientras en 2014 había 46 millones en esta situación, en 2018 subieron a 63 millones, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Una de las razones que explican este

aumento es que se produjo un ajuste fiscal,

un recorte de recursos para los hogares más pobres. Como muchos de los países de la región han hecho recortes del gasto social, esto ha afectado directamente a las familias más vulnerables, que viven de sus ingresos y de los subsidios que entrega el Estado. “La extrema pobreza depende en gran medida de los programas sociales”, explica Bárcena, y cuando los recursos asignados disminuyen, ésta sube inmediatamente (BBC, 2019).

Lo anterior se torna delicado cuando observamos que estudios realizados en los dos últimos años, arrojan que la tasa general de pobreza -medida por ingresos- se mantuvo estable en 2017 en América Latina, después de los aumentos registrados en 2015 y 2016, sin embargo, la proporción de personas en situación de pobreza extrema continuó creciendo, siguiendo la tendencia observada desde 2015, informó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Según las proyecciones de la propia Comisión, en 2018 la pobreza bajaría a 29,6% de la población, lo que equivale a 182 millones de personas (dos millones menos que en 2017), mientras que la tasa de pobreza extrema se mantendría en 10,2%, es decir, 63 millones de personas (un millón más que en 2017) (Bárcena, 2018). Efectos que son alcanzados

como ya se afirmó en los países con menos

posibilidades de desarrollo, como lo es el caso de Haití.

En consecuencia, debemos observar con preocupación que las políticas sociales deben constituirse de manera urgente en los países más pobres, como la garantía de que busque la equidad social y la promoción de los derechos básicos de la ciudadanía. Por ello es imprescindible comprender que solo a través de estas se podrá lograr reducir los márgenes de desigualdad, a través de la reducción de la pobreza, buscando en paralelo reducir las condiciones de miseria a quienes aún no han alcanzado el piso básico de la supervivencia (Abranches et al, 1994).

3. Objetivos

  • Analizar las causas que no han permitido en América Latina y el Caribes alcanzar mejores niveles de desarrollo.
  • Identificar los principales componentes de

la pobreza en la región latinoamericana, particularmente en el Caribe, enfocando el estudio hacia uno de los países con mayor retraso económico como lo es Haití.

  • Evaluar la situación de Haití, como uno de los principales retos en materia de cooperación internacional, para el impulso de políticas vinculantes que le permitan a esta nación iniciar el proceso de disminución de sus índices de pobreza.
  • Comprender la importancia de las políticas sociales, como instrumento para el logro de mayores niveles de bienestar social, frente a los grupos de mayor marginación en América Latina y el Caribe.
  • Valorar la Agenda 2030 como parte de las soluciones en la consolidación de acciones y políticas públicas para mejorar las condiciones de vida en Haití.
  • Conocer el desarrollo, evolución y antecedentes de Haití como parte de los compromisos pendientes de la región latinoamericana con esta nación que sufre un deterioro, producto de la falta de mayores esfuerzos internacionales para insertarla en la economía regional.

4. Referente teórico

Cuando hablamos de pobreza en la región en América latina y el Caribe, necesariamente debemos referirnos a temas relacionados con el panorama económico prevaleciente. Entender asimismo que muchas de las acciones que no han permitido el desarrollo, responden a un modelo económico que ha sido el eje a partir de los años 80´s, es decir el liberalismo económico, o mejor conocido como nuevo liberalismo o liberalismo tecnocrático, es una corriente económico-política asociada al capitalismo, que profesa el resurgimiento de los preceptos promulgados por el llamado liberalismo clásico o primer liberalismo, surgido en la Europa de los siglos

XVII y XVIII.2

Imagen 1. Pobreza en América Latina

2 Tomado de 10 características del liberalismo.https://www.caracteristicas.co/neoliberalismo/#ixzz66DrIXHcS

Recordemos que el neoliberalismo como

filosofía económica, fue creación en 1930 de

un conjunto de académicos liberales europeos, que buscaban una vía intermedia entre el liberalismo clásico, doctrina a la que se atribuía la Gran Depresión y los recientes fracasos económicos de esa década, y la

doctrina de planificación económica, que

suprimía total o parcialmente las libertades económicas para el mercado. Desde entonces se le atribuyen las posturas de defensa capitalista más radicales, como las implementadas por Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido.

Las usuales políticas neoliberales pueden resumirse en:

Flexibilización laboral. Eliminación de restricciones, impuestos y regulaciones a la actividad económica y desprotección de la masa trabajadora en favor de la multiplicación del capital producido por el sector privado.

Apertura de las fronteras a los mercados extranjeros y reducción de los proteccionismos al mercado de producción local.

Reducir la oferta de dinero circulante, a veces a través de un aumento en las tasas de interés, para prevenir posibles devaluaciones y mantener la

inflación cercana a cero.

Trasladar los impuestos de la producción,

renta personal y beneficios empresariales al

consumo.

  • Reducir al mínimo el gasto público y fomentar la movilidad de capitales.
  • Apostar por un efecto de derrame económico a través del crecimiento total de la producción.
  • Fomento de la iniciativa privada y privatización de empresas estatales y servicios públicos.

Con base en los anterior, se afirma que el

neoliberalismo como modelo económico en América Latina y el Caribe, ha tenido como resultado en muchos de los países que la integran repercusiones negativas y algunos al extremo como lo vemos en Haití.

Imagen 2. América Latina: evolución de la pobreza y la indigencia, 1980-2015

En esta misma ruta del análisis desde la perspectiva económica, vemos que uno de los principales obstáculos hacia el camino de inserción en grandes mercados mundiales, es el cambio de sectores de baja productividad, como la pequeña agricultura y los servicios informales, a sectores de alta productividad. Este proceso de transformación se denomina cambio estructural, una travesía recorrida por países desarrollados3, situación que representa en la actualidad un desafío para América Latina y el Caribe si tomamos en cuenta las proyecciones futuras del crecimiento poblacional para 2050, lo que representará la imperiosa necesidad de impulsar políticas públicas de largo alcance para resolver las diferentes demandas en materia de seguridad humana y bienestar.

las capacidades tecnológicas se refuerzan mutuamente (CEPAL, 2014), y sin olvidar la importancia de este cambio en término de crecimiento económico y restricciones externas en una visión poskeynesiana5.

El Producto Interno Bruto (PIB), es la variable macroeconómica más utilizada en el mundo para analizar el desempeño de una economía, y que en cierto modo visibiliza los grandes rasgos de la estructura productiva de una

nación. El gráfico a continuación describe la

realidad de unos dieciséis países de la región en materia de crecimiento económico según un estudio de la CEPAL (UTEM, 2017).

Imagen 3. El futuro demográfico de América Latina

Fuente: El Orden Mundial, sf.

Desde el enfoque schumpeteriano4, el cambio estructural explica la mayor parte de la brecha tecnológica, ya que coincide con el progreso tecnológico, en el que la competitividad y

3 Estados Unidos constituye un ejemplo de esta trayectoria. En la década de 1890, durante la segunda Revolución Industrial, el 35% del empleo total se registraba en el sector industrial y el

30% correspondía a servicios. Para fines de la década de 1960,

el empleo en la industria alcanzaba al 40%. Posteriormente, tras la irrupción de la tercera Revolución Industrial, en los años de 1970, la industria solo era responsable de alrededor del 20% del empleo total. 4 La destrucción creativa en economía es un concepto ideado por el filósofo sociólogo alemán Werner Sombart y popularizado por el economista austriaco Joseph Schumpeter en su libro Capitalismo, socialismo y democracia (1942) ...

5 La escuela poskeynesiana es una escuela o enfoque de la economía basada en el keynesianismo. Los economistas pos-

keynesianos enfatizan la necesidad de una política fiscal que

fomente la ocupación y las rentas.

Gráfico1. Producto Interno Bruto, Variaciones anuales en América Latina

Fuente: Elaboración propia, sobre la base de datos de la CEPAL. La experiencia económica de los últimos 15 años (19801995) (Santiago de Chile, CEPAL, 1999)

De acuerdo con las estadísticas Haití, resalta del conjunto de los países, mostrando un decremento en su Producto Interno Bruto, que lo coloca bajo un -8.3 con relación al conjunto de naciones.

En el sector primario de la economía haitiana es trascendental para la alimentación de la población y representa una fuente importante de ingreso para la economía. Se caracteriza por la explotación de los recursos naturales tales como: agricultura, pesca, ganadería, silvicultura, minería, etc. Ha sido el sector más importante del país desde la época colonial. En él, se concentra el 50% de la población económicamente activa desde la década de 1970, lo que equivale a 1,6 millones de habitantes sobre 3,1 millones de activos ocupados. Cabe destacar que, en 1970, este sector representaba un 42% del PIB, y solo un promedio de 23% en 2013 según los datos oficiales de IHSI.6 Tal situación puede ser explicada por falta de financiamiento y de

modernización del sector, que lleva consigo un rendimiento decreciente de los factores productivos (gran volumen de mano de obra, poca presencia de maquinaria especializada en la agricultura y baja producción), ya que el país sigue produciendo bajo los mismos métodos arcaicos de hace décadas atrás, con poca presencia de máquinas pesadas

6 Instituto Haitiano de Estadística y de Informática, por su sigla en francés.

que le ayudarían a sacar provecho de los recursos naturales y la explotación de sus suelos.

Por otra parte, el sector secundario muestra un desempeño muy débil en Haití. Al igual que el sector primario, este ha disminuido tanto en valor absoluto como relativo respecto del PIB (pasando de 25% en 1987 a 18% en 2003) (Banco de la República de Haití, 2005)7, alcanzando una ocupación de alrededor de 300 mil personas tanto del sector formal como informal. El desarrollo industrial no explica su desempeño en los últimos años (sector siderurgia, las industrias mecánicas, la química, la textil, la producción de bienes de consumo, el hardware informático, etc.).

En cuanto al análisis del sector industrial, este queda muy poco desarrollado por la ausencia de productos y servicios con valor agregado para competir en el exterior, y tampoco puede ser considerado como un sector favorable para el crecimiento y el desarrollo económico. Según las fuentes

estadísticas oficiales del país, para 2013, este

sector sigue participando con la misma tasa de crecimiento que hace una década atrás.

Una realidad que da mucho que reflexionar en pleno siglo XXI donde la matriz productiva

de los países del mundo depende cada vez más de nuevas tecnologías. Frente a esa situación, este estudio pretende visibilizar el

7 Informe anual del Banco de la República de Haití (BRH) 2005.

vacío estructural en Haití, aportando nuevas ideas que impulsarían el desarrollo económico de este país.

Finalmente, de acuerdo con la CEPAL el sector terciario es el que más promueve el crecimiento económico en el país. Su importante expansión en la economía nacional da a conocer su capacidad para promover y mantener el ritmo de ese crecimiento. Este último representó un 46,3% del PIB en 1987 y alcanza en promedio un 60% en los últimos años. Por ello, es el sector relativamente más fuerte y en expansión dentro de la economía. Sin embargo, los subsectores como comercio (mayormente informal), transportes, comunicaciones,

finanzas, turismo, hostelería, ocio, cultura, y

espectáculos son todavía muy débiles en infraestructuras y frágiles para sostener la economía nacional en un mundo globalizado. Una vez más, la importancia de empujar este sector, entre otros, hacia el cambio estructural para la producción de bienes y servicios más

sofisticados y ser una economía competitiva

en el mercado internacional.

Un elemento adicional en este análisis es el tema que tiene que ver con la brecha de productividad e innovación tecnológica. Recordemos que un cambio estructural profundo necesita la interrelación entre

las variables macroeconómicas, fiscales y

sociales, y se debe ponerlas a prueba para chequear la estructura de la economía en cuestión. Esa prueba tiene que ver en cuánto estos factores están vinculados e

influenciados por la innovación tecnológica,

y los resultados esperados en el tiempo sobre la productividad. Es bueno considerar también que la innovación representa un factor clave al momento de competir en un mundo globalizado, y es el termómetro por excelencia para consolidar el superávit de balanza comercial. Esto quiere decir que, a mayor grado tecnológico y de innovación, mayor será la capacidad de competir y generar más demanda en el mercado global, lo que generará un mayor crecimiento económico, de lo que se espera la creación de nuevos empleos. Son estos ajustes que le hacen falta a Haití para fortalecer su economía internamente y posicionarse a nivel internacional.

En otro contexto debemos reconocer que, si bien América Latina ha experimentado avances en la erradicación del hambre y la desnutrición durante las últimas décadas, con una disminución considerable del número de niños y niñas con desnutrición. No obstante, si bien la región cuenta con una oferta excedentaria de alimentos para el consumo humano, en el 2017 se estima que el 10,2% de la población no cuenta con ingresos

suficientes para cubrir sus requerimientos

nutricionales mínimos, 12,2% de los menores de cinco años tiene desnutrición crónica, 3,8% sufre desnutrición global y aún 1,6% de desnutrición aguda. A lo anterior se suman los

problemas del déficit de micronutrientes y el

creciente número de personas con sobrepeso y obesidad, que aumenta la presión de los países. Para la región un 6,8% de los menores de cinco años sufren de sobrepeso u obesidad. Y la malnutrición es un problema de primer orden para romper la reproducción del círculo vicioso de la pobreza porque afectan de forma directa sobre la salud, educación y economía de las personas. El cambio

demográfico, la migración, los cambios en

hábitos y patrones de consumo, la creciente urbanización, sumado a los efectos del cambio climático presentan nuevos desafíos que urgen ser enfrentados por el creciente riesgo de la inseguridad alimentaria y nutricional.

Imagen 4. Situación geográfica de Haití

Fuente: Wikipedia (sf)

Haití, situada en el Caribe, tiene una superficie generalizada y la degradación del medio de 27.750 Km2 con lo que se encuentra ambiente. Desde 2004, la Misión de entre los países más pequeños, cuenta con Estabilización de las Naciones Unidas en Haití una población de 11.123.176 personas, se (MINUSTAH) ha estado destacada allí como encuentra en la posición 83 de la tabla de una fuerza encargada del mantenimiento población, compuesta por 196 países y tiene de la paz y ha restaurado un cierto grado una alta densidad de población, con 401 de seguridad en la mayor parte del territorio. habitantes por Km2. (Ver imagen 5 y 6) Entre 1995 y 2010, un período de gran tensión

Imagen 5. Pirámide poblacional de Haití

Fuente: Organización Panamericana de la Salud, según datos del Departamento de las Naciones Unidas de Asuntos Económicos y Sociales, División de Población. Revisión del 2015,

Nueva York, 2015.

Imagen 6. Pirámide poblacional de Haití, separación por sexo

Fuente: Organización Panamericana de la Salud, según datos del Departamento de las Naciones Unidas de Asuntos Económicos y Sociales, División de Población. Revisión del 2015, Nueva

York, 2015.

Haití se divide en 10 departamentos, 41 arrondissements (similares a distritos), 135 comunas y 565 secciones comunales. Los

idiomas oficiales son el francés y el creole

(criollo haitiano), aunque este último es el que se habla más habitualmente.

De acuerdo con la historia reciente de Haití se ha caracterizado por la inestabilidad política recurrente, que ha exacerbado las vulnerabilidades producto de la pobreza en el país, se celebraron cuatro elecciones presidenciales y parlamentarias. El nuevo gobierno elegido en octubre de 2011 se ha comprometido a restablecer la paz y la estabilidad necesarias para consolidar los principios democráticos y encaminar al país rumbo al desarrollo sostenible.

En los dos últimos decenios, Haití ha registrado un crecimiento económico negativo, aunque con algunos signos de mejora desde 2005.

Durante el mismo período su producto interno bruto (PIB) per cápita (actualmente US$ 332) ha descendido 50%.1 Según el Banco Mundial, las tasas de desempleo son elevadas, especialmente en la zona metropolitana de Puerto Príncipe (49%), aunque son inferiores en otras zonas urbanas (37%) y rurales (36%). El empleo en el sector formal es limitado y cada año más de 100.000 personas ingresan en el mercado metropolitano en busca de trabajo, donde son pocas las oportunidades.

Cuadro 1. Estadísticas generales de Haití

Población Total 11.123.750 Millones (2019)
Tasa Anual de Crecimiento de la Población 1.3 % (2015-2020)
Urbano 2.8 % (2015-2020)
Rural -0.6 % (2015-2020)
Tasa Bruta de Natalidad 24.5 % (2015-2020)
Tasa Bruta de Mortalidad 8.6 % (2015-2020)
Tasa de Migración -3.2 % (2015-2020)
Esperanza de Vida 64 Años (2015-2020)
Mujeres 66 Años (2015-2020)
Hombres 61 Años (2015-2020

Fuente: Estadísticas de la CEPAL

Haití es la economía número 144 por volumen de PIB. Su deuda pública en 2018 fue de 2.719 millones de euros, con una deuda del 33,26% del PIB. Su deuda per cápita es de 244€ euros por habitante. Con una tasa de crecimiento

demográfico anual de 2,2%, se prevé que en

el 2030 el país alcanzará los 12,3 millones de habitantes. La esperanza de vida general al nacer era de 62 años en 2008, mientras que las tasas brutas de natalidad y mortalidad en 2009 eran de 27 nacimientos y 9 defunciones por 1.000 habitantes, respectivamente. La tasa total de fecundidad (número de hijos por mujer) descendió de 4,7 (2000–2001) a 4,0 (2005–2006). La población de Haití es joven: más de 50% de los habitantes son menores de 21 años y 36,5% menores de 15 años. Las mujeres representan 51,8% de la población hay 86 hombres por 100 mujeres en las zonas urbanas y 98 hombres por 100 mujeres en las zonas rurales.

Imagen 7. Evolución del PIB en Haití

Fuente: CEPAL 2018

De acuerdo con información de la World Health Organization de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2008, Haití sufrió una crisis alimentaria que llevó a que los precios de los alimentos aumentasen un 80% en promedio. En un plazo de siete meses (de octubre de 2007 a abril de 2008), el precio del arroz importado aumentó más de 60%, la harina importada aumentó más de 73%, el maíz local, 91% y el sorgo, 30,5%. Estas alzas del precio de los alimentos y los combustibles afectaron profundamente a la población y llevaron a que se produjeran manifestaciones violentas. La Comisión Nacional para la Seguridad Alimentaria calculó que unos 2,5 millones de haitianos necesitaban asistencia alimentaria como consecuencia de la crisis.

Imagen 8. Porcentaje de Subnutrición en América Latina y el Caribe

Fuente: FAO.

Otro elemento que se suma a decrecimiento de la economía en Haití es el referente a la corrupción prevaleciente al interior del gobierno y sus instituciones, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe del año 2000 al 2018 la percepción de

este flagelo aumentó en casi un 100% en las

dos últimas décadas elevándose de un 80% a un 160% de acuerdo con los datos siguientes:

Imagen 9. Índice de percepción de corrupción Imagen 9. Prevalencia de Anemia en América de Haití Latina

Fuente: CEPAL 2018

Un punto relevante por analizar es el referente a la educación, donde observamos de acuerdo con información del Banco Mundial, en 2006 el 92% de las escuelas son privadas, la mayor parte de las escuelas públicas están en las zonas urbanas y 80% de los estudiantes primarios y secundarios asisten a escuelas privadas (pagas). Haití es el único de los países más pobres del mundo donde más de 50% de los niños asisten a escuelas que no son estatales. El Censo General de Población y Vivienda correspondiente a 2003 mostró que más de 61% de la población de 10 años o más estaba alfabetizada (53,8% de las mujeres y 63,8% de los hombres) y que en las zonas urbanas se registraban tasas de alfabetización mayores (80,5%) que en las rurales (47,1%).

En este mismo orden de ideas, de acuerdo con datos estadísticos de estudios realizados en 2011 sobre Condiciones Sanitarias en Haití se arroja que, la tasa neta de matriculación en la enseñanza primaria de los niños de 6 a 11 años fue de 60% en toda la nación. Sin bien no hubo ninguna diferencia importante entre las tasas de matriculación netas en la enseñanza primaria de las niñas (60%) y los niños (59%), en la tasa de matriculación bruta en la enseñanza secundaria se registra

una diferencia significativa (37% en las niñas

y 45% en los niños). Además, existe una amplia diferencia entre las tasas brutas de matriculación en la enseñanza secundaria entre los niños de familias más prósperas (71%) y los niños de familias en el quintil de ingresos más bajos (23%).

Con relación a una encuesta nacional sobre nutrición realizada en 2008–2009 se mostró que la tasa global de desnutrición aguda oscilaba entre 2% y 5,2%.

Fuente: Estimaciones OMS.

La tasa de desnutrición aguda grave fue de 2,2% en el departamento del Noroeste y del Centro, y estuvo por debajo de ese porcentaje en los ocho departamentos restantes. La tasa de desnutrición crónica varió de 18% a 32%. La prevalencia del peso inferior al normal (peso/edad) fue de cerca de 4,5%. La misma encuesta indicó que la prevalencia de la carencia de vitamina A en niños de 6 a 59 meses de edad era de 32%.

Imagen 9. América Latina y el Caribe: Prevalencia de la desnutrición crónica (19902005/2016)

Fuente: CEPALSTAT, Global Health Observatory Data Repository

e informes oficiales de los países.

La Encuesta de Mortalidad, Morbilidad y Utilización de Servicios 2005–2006 (EMMUS– IV), realizada por el Ministerio de Salud de Haití, mostró que la anemia afectaba a 61% de los niños en ese grupo etario. La cifra correspondiente a los niños de 6 a 24 meses de edad fue de 75%.

sexos), 2004

Fuente: Organización Panamericana de la Salud, Plataforma de Información en Salud de las Américas (PLISA)

La infección por el VIH/sida, el abuso sexual y físico, el desempleo, la delincuencia y la violencia son problemas comunes que afectan a los jóvenes haitianos y que se han visto agravados por los muchos años de inestabilidad política y los desastres naturales recurrentes.

En el tema de salud y las condiciones prevalecientes tenemos que, con relación a la salud materna y reproductiva, se calcula que 80% de las embarazadas en Haití acuden al menos a una consulta prenatal. Antes de que se pusiera en marcha el Proyecto de Atención Obstétrica Gratuita en julio de 2008, solo 25% de las mujeres daban a luz en establecimientos de salud asistidas por parteras capacitadas. Sin embargo, en el caso de las mujeres en el quintil de ingresos más altos, que pueden afrontar el costo de la atención y están menos limitadas por la distancia a los establecimientos de salud, el porcentaje ascendía a 75%. En 2010, se calculó que el número de partos en establecimientos de salud había aumentado 26,5% en comparación con el punto de referencia de 2006–2007. En 2005–2006, la tasa de uso de anticonceptivos era de 25% y la necesidad no atendida era de 38%.

Fuente: Estimaciones de Organización Mundial de la Salud, Global Health Observatory Data Repository.

La tasa de mortalidad materna aumentó de 457 por 100.000 nacidos vivos en 1995–1999 a 630 en 2006. Las causas principales de mortalidad materna son las hemorragias, la eclampsia, el aborto y la septicemia, situaciones que se relacionan con la debilidad

del sistema de salud y las barreras financieras

al acceso dado que, a excepción del programa de atención obstétrica gratuita, se requiere del pago directo de los servicios de obstetricia. En cuanto a la Seguridad y de acuerdo con información de organismos internacionales vemos que en general se cree que Haití es uno de los países más peligrosos del mundo, pero es difícil encontrar estadísticas que apoyen tal creencia. Algunos informes indican que el secuestro, las amenazas de muerte, los homicidios, los tiroteos relacionados con las drogas, los robos a mano armada, los allanamientos de morada y los robos de vehículos son comunes en Haití.

Según un informe de la Oficina de las

Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) de año 2011, la tasa de homicidios en Haití correspondiente a 2010 fue de 6,9 asesinatos por 100.000 habitantes, una cifra

significativamente menor a la que se registra

en algunos otros países del Caribe. Sin embargo, la violencia por razones de género es un importante tema de inquietud. Según la EMMUS IV (2006), 20% de las mujeres en una relación de pareja dijeron haber sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su compañero íntimo. Las adolescentes de 15 a 19 años fueron el grupo etario más afectado y registraron 25,3%, en comparación con 21,1%, 23,1% y 18,4% para las mujeres de 20–29, 30–39 y 40–49 años, respectivamente.

Por todo lo anterior podemos afirmar que

Haití como país caribeño insertado en la región latinoamericana, representa en uno de los grandes pendientes en el escenario internacional particularmente en América latina, donde se hace necesario implementar acciones urgentes de mayor cooperación internacional, que permitan a esta nación contar con las herramientas e instrumentos

financieros necesarios para iniciar una

transformación estructural, política y social que en conjunto eleve los niveles de bienestar con la población que por años ha vivido en un escenario contra la propia historia del desarrollo del continente.

Es en este sentido, que instrumentos como la agenda 2030 para el desarrollo sostenible deben constituirse como el referente obligado para iniciar una intervención de asistencia social y económica que disminuyan los altos márgenes de pobreza, marginalidad y miseria existentes en esta gran nación que por ningún motivo debe continuar con estas lamentables características de pobreza y pobreza extrema.

5. Conclusiones

La Cooperación Internacional para el desarrollo de los pueblos es uno de los principios de la política exterior en el contexto global, dentro de sus regiones prioritarias, México como Socio del Sur, se encuentran los países de Centroamérica y El Caribe. En este sentido, el desarrollo y la estabilidad en Haití representan retos regionales y globales ante los cuales nuestro país se ha comprometido en diversos ámbitos, como son la educación, la salud, la agricultura, el ambiente y el fortalecimiento de la democracia, a través de la transferencia tecnológica, reforzamiento de capacidades de la función pública y la creación de infraestructura física.

Es importante señalar que, desde hace 20 años, y en particular, tras la crisis en Haití ocasionada por el terremoto del 12 de enero de 2010, nuestro país ha desplegado grandes esfuerzos de ayuda humanitaria y de cooperación que conllevan una visión de sustentabilidad a largo plazo.

La seguridad económica es un objetivo prioritario dentro de la estrategia renovada de desarrollo de Haití. En el corto plazo vemos esfuerzos para la creación de empleos en la construcción y ampliar las oportunidades económicas (tanto en el medio rural como en el urbano) fuera de Puerto Príncipe.

Una de las principales consecuencias que generó el desastre ha sido el retorno de aproximadamente medio millón de personas a sus hogares rurales. Ese fenómeno se hace necesario fortalecer acciones que brinden una oportunidad excepcional de revitalizar la agricultura y reparar los daños provocados por una liberalización comercial prematura y el abandono de las capacidades productivas nacionales.

La consolidación a largo plazo de la seguridad económica en Haití dependerá, no obstante, de que aumente el nivel de las inversiones, tanto públicas como privadas, para generar un crecimiento rápido y más inclusivo. El desarrollo de infraestructuras, la mejora de la productividad de las pequeñas explotaciones agrícolas, el apoyo a la mano de obra

poco calificada del sector manufacturero

y la prestación de servicios básicos podrían impulsar el tipo de relaciones y sinergias necesarias para poner en marcha un ciclo de desarrollo más virtuoso.

Reconstruir la capacidad del Estado es uno de los objetivos sustantivos para recaudar ingresos públicos como una de las cuestiones centrales que se han planteado. El desarrollo de Haití en el largo plazo dependerá de su capacidad de movilizar recursos internos,

pero para resolver el déficit de recursos,

observándose que aún requiere en gran

medida de una ayuda financiera externa y

apoyo de la asistencia para el desarrollo.

La recuperación del país debe ser una responsabilidad compartida entre, por un lado, el Gobierno y el pueblo de Haití y, por otro, los asociados para el desarrollo, tanto de países desarrollados como de países en desarrollo. Pero en la perspectiva de una recuperación sostenible, es esencial que la cooperación para el desarrollo prevea la transferencia gradual de la responsabilidad al Estado de Haití.

La asistencia para el desarrollo debe servir para alentar y complementar la movilización nacional de recursos y salvar la brecha entre las tasas de ahorro del país y las elevadas tasas de inversión que necesita para alcanzar sus objetivos de desarrollo, en particular los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para marcar la diferencia, la cooperación internacional debe ser generosa y evitar la creación de nuevas deudas.

En este orden de ideas, la cooperación entre países en desarrollo es cada vez más importante en el marco de la nueva cooperación internacional. En el caso de Haití, ciertos países en desarrollo de la región, en particular el Brasil, Cuba y Venezuela, han prestado asistencia técnica y apoyo en especie; desde el terremoto, otros países en desarrollo, como China, la India y México, han sumado esfuerzos importantes. Venezuela, el principal acreedor bilateral de Haití, declaró por ejemplo la posibilidad de cancelar su deuda, que ascendía a 300 millones de dólares de los EE.UU.

Así la Agenda 2030 en el marco de la Cooperación internacional, se constituye en un instrumento fundamental para Haití y América Latina. La Agenda para el Desarrollo Sostenible expresa un consenso sobre la necesidad de avanzar hacia sociedades más inclusivas, solidarias y cohesionadas, haciendo un llamado a asegurar “que nadie se quede atrás” en la senda del desarrollo.

Se trata de una agenda universal e integrada, que ubica a la igualdad basada en derechos en el centro del desarrollo sostenible. Los países de América Latina y el Caribe han suscrito la Agenda 2030 y se han comprometido con ella, y están emprendiendo acciones para avanzar en el desarrollo social inclusivo y la promoción de la igualdad, la dignidad y los derechos de todas las personas.

Reconozcamos que la pobreza y la desigualdad siguen siendo problemas estructurales de nuestra región, aun cuando se lograron importantes avances en la reducción de la pobreza y la pobreza extrema entre comienzos de la década pasada y mediados de la presente, desde 2015 se han registrado

retrocesos, particularmente en lo que se refiere

a la pobreza extrema. En 2017, el 10,2% de la población de América Latina se encontraba en situación de pobreza extrema y el 30,2% en situación de pobreza.

Asimismo, si bien en los últimos 15 años se ha logrado reducir la desigualdad del ingreso, el ritmo de reducción se enlenteció en años recientes y América Latina y el Caribe sigue siendo la región más desigual del mundo. En 2017, el promedio simple de los índices de GINI de 18 países de América Latina era de 0,47. Para enfrentar estos problemas y progresar hacia niveles crecientes de inclusión

y participación en los beneficios del desarrollo

y el ejercicio de los derechos, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en su más reciente Panorama Social así como en el documento Brechas, ejes y desafíos en el vínculo entre lo social y lo productivo, presentado en octubre de 2017 en la Segunda Reunión de la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe, ha recomendado a los países avanzar simultáneamente en la inclusión social y laboral, y atender las desigualdades que enfrentan diversos grupos en el acceso tanto a servicios asociados a derechos fundamentales como la salud, la educación, la vivienda y la infraestructura básica (agua, electricidad y saneamiento), como a la protección social y el trabajo decente.

La desigualdad en la región de América Latina y el Caribe es un fenómeno complejo y multidimensional y está fuertemente asociada a la heterogeneidad de la estructura productiva de las economías. A la desigualdad socioeconómica (cuya manifestación más clara es la desigualdad de ingresos y en la

propiedad de activos físicos y financieros) se

superponen las desigualdades de género, las desigualdades étnico-raciales, por edad y territoriales, y a ellas se suman aquellas derivadas de la situación de discapacidad, del estatus migratorio y la orientación sexual e identidad de género. Estas desigualdades se encadenan, entrecruzan y potencian a lo largo del ciclo de vida e inciden sobre múltiples ámbitos de derechos: los ingresos, el trabajo y el empleo, la protección social y los cuidados, la educación, la salud y la nutrición, los servicios básicos, la seguridad ciudadana y la vida libre de violencia, y la participación y la toma de decisiones.

Con base en lo anterior los retos para la estabilización de Haití como uno de los países hermanos ubicado dentro del Caribe, requiere de toda la cooperación internacional para logar superar los graves problemas que se viven al interior del país, problemas que ya han sido citados a lo largo del presente documento.

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