La necesidad de construir una completa

integración centroamericana, para

lograr un mayor desarrollo, estabilidad

y mejorar el nivel de vida de los

centroamericanos Fernando de la Cerda Bickford*

EN ESTE ENSAYO SE ANALIZARÁN LOS HECHOS Y ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE CENTROAMÉRICA. SEGUIDO DE LA IMPORTANCIA DE CONSEGUIR UNA UNIÓN DE LA REGIÓN CON EL NIVEL MÁS ALTO DE INTEGRACIÓN POSIBLE, PERO MANTENIENDO CADA PAÍS SU INDEPENDENCIA, COMO UNA FORMA VIABLE PARA LOGRAR EL DESARROLLO SÓLIDO Y LOS DIFERENTES GRADOS POSIBLES DE INTEGRACIONES. SE EXAMINARÁN LOS ÉXITOS Y DESAFÍOS QUE LAS NACIONES CENTROAMERICANAS HAN TENIDO Y SE SUGIEREN ALGUNOS PASOS QUE CENTROAMÉRICA DEBIERA DAR CON LA FINALIDAD DE AVANZAR EN LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA Y POLÍTICA,.

PALABRAS CLAVES: INTEGRACION ECONOMICA; CALIDAD DE LA VIDA; AMERICA CENTRAL

KEY WORDS: ECONOMIC INTEGRATION; QUALITY OF LIFE; CENTRAL AMERICA

1Antecedentes históricos

Abogado y Notario y Diplomático de Carrera. Palomo y Porras Abogados, Ciudad de Guatemala.

Correo electrónico:

fdelacb@gmail.com

Recibido: 28 de mayo del 2014.

Aceptado: 20 de agosto del 2014.

Antecedentes políticos

y económicos: Era de

independencia hasta 1951

Durante la época de la colo-nia, los cinco países centroamerica-nos se unieron bajo una sola autori-

dad política llamada la Capitanía General de Guatemala. Desde su fundación, estos países centroame-ricanos han mantenido fuertes lazos económicos, religiosos, sociales, históricos y culturales (Robert C. Casad, 1981). Sin embargo, a pesar de todas las similitudes, no se han podido unificar económica o políti-camente, incluso después de varios intentos realizados durante los últi-mos dos siglos. Como Casad dice en el prefacio de su libro Civil Judgment Recognition (Reconocimiento del Juicio Civil), “los objetivos de la paz, la prosperidad y la estabilidad en Centroamérica, serán difícil, si no imposible, de lograr, si ese grupo de

pequeñas naciones individuales no logra algún grado significativo de integración regional” (xii). Una inte-gración regional podría traer el cre-cimiento económico a través de la creación del comercio, y por lo tanto, el desarrollo y la estabilidad de toda la región.

Para tener una mejor com-prensión de los intentos fallidos de Centroamérica, para unificarse bajo una federación o una unión política, es necesario examinar la realidad económica que la región enfrentó durante el período colonial y durante el resto del siglo XIX. Los antece-dentes históricos de la región están vinculados a las causas del subde-sarrollo que Centroamérica padece en la actualidad. Es importante en-tonces, comenzar señalando que durante la época colonial, los recur-sos minerales fueron los productos más codiciados. A diferencia de Mé-xico y Perú, Centroamérica carecía de importantes minas de oro y plata, dependiendo básicamente de pro-ductos agrícolas, tales como la caña de azúcar, el maíz y la cochinilla. Su posición geográfica estratégica y de diversidad ambiental excepcional, nunca fueron consideradas como una fuente de gran riqueza por el Imperio (Rodrigo Facio Brenes, 1965). La inestabilidad en el comer-cio exterior y los precios agrícolas, impidieron el crecimiento económico real en la región, lo que afectó al desarrollo social de la gran mayoría de su población.

Por otra parte, España tuvo su propia versión del mercantilismo en la Capitanía General de Guatemala, con un área de libre comercio limita-da a otras colonias españolas en América Latina, pero no a otras par-tes del mundo (Edelberto Torres Rivas, 1993). Según Casad (1991) y Torres Rivas (1993), estas medidas comerciales, junto con un absolutis-mo político impuesto por España, dejaron a los países de Centroamé-rica, con una experiencia de comer-cio muy baja. Esto afectó su compe-titividad comercial después de lograr su independencia. Para Casad, además, la independencia debilitó la frágil economía de los países cen-troamericanos, ya que ningún flujo de capital regresó a Centroamérica como pago por su producción agrí-cola enviada a España durante los meses previos a la separación del viejo continente (1991, pp.2-3).

En 1824, las provincias cen-troamericanas formaron la Federa-ción de Centroamérica, bajo un go-bierno republicano con separación de poderes, hasta 1838. Esta fede-ración no sobrevivió principalmente porque el gobierno no fue capaz de consolidar su poder, debido a que las comunicaciones viales y la infra-estructura de esos años eran débi-les, entre otras razones (Casad, p.3). En 1842, en virtud de los acuerdos de Chinandega, Nicaragua, El Sal-vador y Honduras intentaron unirse bajo un nuevo gobierno llamado la Confederación Centroamericana. Costa Rica y Guatemala nunca ratifi-caron este acuerdo lo cual impidió que esta confederación tuviera el poder de un Estado fuerte, y por tanto, fuera reconocido por la comu-

nidad internacional. Esta unión duró hasta 1845. Todos los demás inten-tos también fracasaron.

En 1885, un presidente liberal de Guatemala, tras el éxito que Ale-mania e Italia obtuvieron con su pro-ceso de unificación, trató de unificar a Centroamérica por la fuerza (Ca-sad, p. 4). Su intento fracasó y fue asesinado en la Batalla de Chal-chuapa, El Salvador (Enciclopedia Británica en Línea, 2011). Como Casad señala, se hicieron varios intentos más, dirigidos por los dife-rentes países en las últimas dos décadas del siglo XIX, antes de que los cinco países se dieran cuenta “de que la reunificación no podría lograr-se militarmente o por la aceptación voluntaria de un solo plan político radical... la unión tiene que venir paso a paso” (1991, p. 5). En el siglo XX esto cambió. Las diferentes na-ciones extranjeras, como los Esta-dos Unidos, los imperios alemanes y británicos estaban buscando formas de ampliar su influencia política y económica en la región. Por otra parte, querían una región más esta-ble para poder comerciar. Por lo tanto, con un poco de la presión internacional, principalmente de los Estados Unidos, los países centroa-mericanos decidieron que en lugar de crear una federación, se estable-cerían diferentes “acuerdos destina-dos a reducir los conflictos y a fo-mentar el comercio y la integración cultural…” (Casad, 1991, p.5).

El experimento de integración

económica centroamericana

de 1960

En 1951, los cinco países, mo-tivados por las Naciones Unidas “... con ímpetu en la formación de aso-ciaciones regionales de naciones…” (Casad, 1991, p.5) firmaron un nue-vo tratado que creó la Organización de Estados Centroamericanos, tam-bién conocida como la ODECA, cuyo objetivo era fomentar la “cooperación regional, la integridad y la unidad en Centroamérica.” ( www.sice.oas.org/trade/sicaPDF/car taODECA62.pef . 2014). Una vez más, como había sucedido antes, durante el cambio de siglo XIX, los cinco países centroamericanos mos-traron su voluntad de avanzar en el proceso de integración, pero a través del regionalismo en vez de una fede-ración política. Es importante men-cionar que con la creación de esta organización, las naciones centroa-mericanas estaban tratando de esta-blecer las bases para una integra-ción económica con determinados aspectos políticos que serían acor-dados en diferentes negociaciones futuras. Para ilustrar el grado de compromiso que los cinco países tenían respecto a su integración durante la década de los cincuenta, es importante leer el preámbulo de la Carta de la ODECA, que establece lo siguiente (Casad, pp. 9-10):

Que las Repúblicas centroa-mericanas, partes desintegra-das de una sola nación, per-manecen unidas por lazos indestructibles, lo cual es adecuado de utilizar y conso-lidar por el bien colectivo; Que para el desarrollo progresivo de sus instituciones y la solu-ción común de los problemas [sic] la cooperación fraternal organizada de todos es indis-pensable; Que es necesario para eliminar las barreras arti-ficiales que separan a los pueblos centroamericanos...; Que en el curso de la vida in-dependiente de las Repúbli-cas de Centroamérica los in-tentos de restablecimiento de su unidad antigua han demos-trado ser ineficaces, y que el Derecho Internacional mo-derno ofrece adecuarse a tal fin a través de la institución de organismos regionales.

Es importante para efectos de este ensayo, analizar algunos aspec-tos del preámbulo anterior: en primer lugar, los cinco países confirmaron que la idea original de independizar-se era formar una sola nación; se-gundo, las partes reconocen que están unidas por diversos vínculos, y que su integración es indispensable; en tercer lugar, como se lee en los antecedentes históricos, todos los intentos de unirse en el pasado, ya fuera por la fuerza o por acuerdos multilaterales, demostraron no ser eficaces; y, en cuarto lugar, los paí-ses de Centroamérica comprendie-ron que la única manera de conse-guir una integración bien estructura-da y duradera era a través de la creación de acuerdos entre instan-cias jurídicas y organismos regiona-les. Al contrario de lo que había su-cedido en el pasado, la ODECA allanó el camino, como Casad opinó, para el análisis de un gran número de estudios, lo que dio lugar a la aplicación de algunos acuerdos bila-terales de libre comercio entre los diferentes países de Centroamérica. (pp. 9-10).

De acuerdo con la versión his-tórica del Sistema de la Integración Centroamericana, SICA, durante la década de los cincuenta, “...la ODECA jugó un papel clave en el proceso de integración centroameri-cana, logrando que temas como la unificación de las normas de señales de tráfico, los programas educati-vos..., procedimientos aduaneros, las políticas culturales,... y un Trata-do Multilateral Centroamericano de Libre Comercio e Integración Eco-nómica, se llevaran a cabo.” (SICA, 2011). De hecho, los países final-mente se estaban moviendo más rápido que nunca en el proceso de integración, y lo más importante, la comunidad internacional estaba apoyando este desarrollo, especial-mente los Estados Unidos. Con los antecedentes expuestos anterior-mente, en 1958, los países centroa-mericanos firmaron el Tratado Multi-lateral de Libre Comercio e Integración, el cual “... establece un plazo de diez años para constituir una zona libre.” (Torres Rivas, p. 100). Dos años después, Guatema-la, El Salvador, Honduras y Nicara-

gua firmaron el Tratado General de Integración Económica Centroameri-cana el cual formó las instituciones supranacionales a cargo de manejar todo el proceso de integración. (To-rres Rivas, p. 101). Costa Rica pos-teriormente se adhirió al tratado en 1962. Existen muchos aspectos im-portantes del tratado que necesitan ser mencionados. En primer lugar, en el preámbulo, todos los países firmantes del tratado reconocieron que solo mediante la integración, Centroamérica “... impulsaría el desarrollo... con el fin de mejorar las condiciones de vida de su gente...” (Tratado de Integración Económica, 1960). Con el lenguaje de este trata-do, los líderes centroamericanos reafirmaron los principios que habían estado presentes a lo largo de la historia de todos y cada uno de los países del Istmo desde su indepen-dencia de España. Esto es que solo a través de la unidad, serían capa-ces de tener éxito. Por primera vez en muchas generaciones, todos los países de la región acordaron unifi-carse, no bajo un gobierno federal, sino a través de mecanismos e ins-trumentos que facilitaran la industria y el comercio en Centroamérica.

También es importante men-cionar, que el tratado pavimentó el camino para la creación de institu-ciones supranacionales fuertes. Los Artículos I y II del tratado establecen un término de cinco años para la creación de una unión aduanera y una zona de libre comercio entre las partes contratantes. Otra innovación que fue traída por el tratado a Cen-troamérica fue la regla del principio de origen, entre los miembros del grupo, por el cual los países aproba-ron “... el libre comercio para todos los bienes originarios de sus respec-tivos territorios...” (Tratado de Inte-gración Económica Centroamerica-na, Artículo III). De esta manera se pensó que se reforzaría la zona franca en la región. Según el Tratado de Integración Económica Centroa-mericana, los bancos centrales de los cinco países también fueron res-ponsabilizados por el tratado para evitar la especulación monetaria, la protección del sistema de comercio, y para “... garantizar la libertad de intercambio, la armonización y la estabilidad” (Artículo X). El tratado también proporcionó el mecanismo necesario para que cualquier miem-bro y parte pudiese impugnar cual-quier medida que afectara a las rela-ciones monetarias de pagos entre ellos y también a través del Consejo Ejecutivo. Por primera vez, los cinco países centroamericanos crearon un mecanismo para resolver sus conflic-tos bajo mecanismos preestableci-dos. Este tratado también amplió el alcance que otros tratados tenían en ese momento, con otras disposicio-nes, tales como la libertad de libre acceso de transporte y mercancías por toda la región. El Artículo XV concedió “... la plena libertad de tránsito, transporte y carga a través de la región de los bienes a través de los territorios de los países signa-tarios a través de su territorio a los demás Estados signatarios... así como los vehículos que transporten estos bienes. (Tratado de Integra-ción Económica Centroamericana). Además, los Estados miembros es-

taban estableciendo las reglas, para tratar de poner en práctica el merca-do común que tanto necesitaban. El Artículo XVI del Tratado citado, es-tableció que se esperaba que los miembros otorgaran el estatus de régimen reconocidos a las empresas de otros Estados signatarios en lo referente a la construcción de carre-teras, puentes, represas, sistemas de riego, electrificación, vivienda y otras obras con una tendencia hacia el desarrollo de la infraestructura económica centroamericana.” (Ar-tículo XVI).

Estos dos artículos son de ex-trema importancia, ya que los firman-tes del tratado estaban reconociendo la necesidad de infraestructura y la falta de desarrollo que la región tuvo en la primera parte de la década de los sesenta. Desafortunadamente, estas carencias se dan todavía en la actualidad. Por lo tanto, hay que entender que los países centroame-ricanos no solo estaban buscando el desarrollo sino también hacer que la región fuera lo más atractiva posible para la inversión extranjera directa que apoye el impulso de sus econo-mías. También es importante recor-dar que una de las razones por las que la unión de las provincias de la Capitanía General de Guatemala no sobrevivió, después de que la re-gión obtuvo su independencia de España, fue precisamente porque la región carecía de un buen mecanis-mo de comunicación. Al abordar este desafío que Centroamérica debía afrontar durante la década de los sesenta, los firmantes de este trata-do estaban tratando de evitar cualquier amenaza de desintegra-ción, debido a la carencia de infraestructura.

El tratado también reconoció la necesidad de impulsar la industria hacia un proceso de integración. El Artículo XVII establece que se animó a los Estados miembros de “adoptar todas las disposiciones del Convenio sobre el Régimen para las Industrias de Integración Centroamericana, con el propósito de aplicarlas a la mayor brevedad.” (Tratado, Artículo XVII). Este artículo va mano a mano con el Artículo XIX que fomenta a los Estados miembros a trabajar en “incentivos fiscales uniformes para el desarrollo industrial...” (Tratado, Artículo XIX), y a obtener una “com-paración de las leyes relevantes…” (Artículo XIX) que cada Estado tenía en vigor en ese momento. Para cumplir estos dos artículos, y para realizar la integración industrial como prioridad para todos los miembros, los Estados acordaron establecer un plazo límite de seis meses para em-pezar a aplicar esta disposición (Tra-tado, Artículo XIX). También era importante en el proceso de integra-ción económica, la creación del Ban-co Centroamericano para la Integra-ción Económica, BCIE (Tratado, Artículo XVIII). Tal como se refleja en su nombre, el banco debía ser creado con un propósito básico, para “promover y financiar el crecimiento de la integración económica” (Trata-do, Artículo XVIII) de la región. Des-pués de más de cincuenta años, esta institución aún está funcionando con el propósito básico por el cual fue creado, procurando desarrollo

sostenible para los cinco países centroamericanos (BCIE, 2011). El tratado también creó el Consejo Económico Centroamericano (BCIE, Artículo XX), el Consejo Ejecutivo (BCIE, Artículo XXI) y la Secretaría (BCIE, Artículo XXIII). Estas tres instituciones representan la intención de los cinco países de crear una estructura de gobierno supranacional en la región a través de acuerdos multilaterales.

El Consejo Ejecutivo fue crea-do para ser la institución encargada de hacer cumplir y administrar el Tratado, así como hacer las gestio-nes necesarias para su desarrollo "... para poner en práctica la unión eco-nómica centroamericana... (BCIE, Artículo XXI). Fue integrado por un representante de cada gobierno y un diputado de cada uno de los Estados miembros. Al igual que el Consejo Económico, el Consejo Ejecutivo se comprometió a “reunirse cuando fuese necesario, a petición de una de las contratantes...” Además, fun-cionaría con un personal encargado de velar por el cumplimiento de los compromisos recogidos en los dife-rentes acuerdos comerciales vigen-tes entre las partes las obligaciones de los diferentes acuerdos comercia-les eficaces entre las partes, del Tratado. Por último, el Tratado tam-bién creó una Secretaría permanen-te para apoyar la labor de los Conse-jos Ejecutivo y Económico. Los Estados miembros también convinie-ron en no adherirse a otros tratados -con otros países- de manera unilate-ral (BCIE, Artículo XXVI). Este prin-cipio no se ha cumplido completa-mente por los Estados miembros. Hasta la fecha, los nuevos acuerdos de libre comercio han sido firmados por los Estados miembros de forma unilateral.

El estancamiento del proceso

de integración en 1970

El Mercado Común Centroa-mericano, MCC, fue una historia de éxito para la región durante la déca-da de los sesenta. Su impacto en los flujos de comercio en toda Centroa-mérica resultó ser muy positivo para todos los países. De acuerdo con el sistema de estadísticas de comercio centroamericano de la Secretaría de Integración Económica Centroameri-cana, SIECA, el comercio intrarre-gional se incrementó casi diez veces desde 1960 hasta 1970 ( sieca.int , 2011). Según la SIECA, las exporta-ciones fuera de la Unión Aduanera aumentaron más de $440 millones de dólares, para cerrar en US$1,1 mil millones en diez años ( sieca.int , 2011).

El proceso de integración fue aplaudido por diferentes economis-tas e inversionistas de todo el mun-do, ya que hizo que la región fuese más atractiva para la inversión ex-tranjera directa. (Resolución Jurídica Internacional L. 37 1971-1972). Sin embargo, a pesar del resultado co-mercial positivo de la década de los sesenta, el desarrollo económico no se estaba alcanzando por todos los países al mismo ritmo (Casad, p. 12). Costa Rica no pudo comer-ciar sus productos con el resto de los

Estados miembros en la cantidad que significara un resultado positivo en su balanza comercial (Casad, p. 12). Tampoco Honduras pudo con-seguir una inversión extranjera ase-mejada a la alcanzada por sus veci-nos (Casad, p. 12). A pesar de todos los esfuerzos de los países de Cen-troamérica para crear un marco insti-tucional supranacional y para esta-blecer una zona de libre comercio y una unión aduanera, estalló el con-flicto entre El Salvador y Honduras en 1969. Más tarde, en 1970, Hon-duras decidió abandonar la Unión Aduanera (Casad, p. 12). En 1973, la ODECA fue suspendida y el pro-ceso de integración, que había ini-ciado trece años antes, se detuvo ( www.lahistoriaconmapas.com/histori a/bibiolografia-de-orgazanicaciones -de estado-centroamerican-odeca, 2014).

Las instituciones centroameri-canas no resultaron ser capaces de hacer frente a los problemas eco-nómicos y políticos que la región estaba enfrentando. Los países cen-troamericanos, al final tuvieron que aceptar la intervención internacional para resolver sus problemas. Estos eventos, que afectaron la armonía de los cinco países centroamerica-nos, fueron solo el preámbulo de dos décadas de caos en la región. El proceso que surgió por unificar a Centroamérica a través de una inte-gración económica sufrió un gran retroceso en los años setenta y ochenta, cuando los conflictos arma-dos internos y los desastres natura-les golpearon la región. En 1972, un terremoto devastó Nicaragua, des-truyendo su economía. Partes de los sistemas de producción principales de El Salvador y Guatemala se vie-ron gravemente afectadas por los terremotos de gran alcance en 1976 y 1978. Los problemas sociales y políticos culminaron en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, lo que al final, desencadenó las guerras en los tres países en que movimientos guerrilleros de izquierda comenzaron a recibir el patrocinio de los países comunistas (Torres Rivas, 119). El comercio interregional bajó de 1,1 mil millones de dólares en 1980 a menos de 500 millones, nueve años después. (Torres, pp. 122-123). No fue sino hasta la década de los no-venta que Centroamérica fue capaz de superar sus problemas políticos, con la recuperación llevados de la democracia dados en Nicaragua en 1990, y con la firma de los acuerdos de paz, a principios y mediados de los noventa, en El Salvador y Gua-temala. La región había visto de primera mano las atrocidades de las guerras, disturbios sociales y políti-cos, la falta de desarrollo y la pobre-za que afectaba a la mayoría de sus ciudadanos. Nuevos líderes surgen en toda la región en esta década, con una nueva visión de cómo cons-truir una nueva Centroamérica y cómo superar los años desastrosos de las dos décadas anteriores.

Importancia de los Acuerdos

de Esquipulas

Durante mediados de los años ochenta, un grupo de Presidentes,

liderado por el Presidente guatemal-teco Marco Vinicio Cerezo Arévalo, se reúnen en la Ciudad de Esquipu-las, para establecer los lineamientos de pacificación de la región y lograr retomar el camino de la integración y desarrollo. Se acordó apoyo de cooperación económica y política para recuperar tantos años de gue-rra que habían estancado el proceso integracionista, sueño de muchos por tantos siglos (Cerezo, 20 de mayo de 2014). Al Acuerdo de Es-quipulas I siguió el Acuerdo de Es-quipulas II, el cual concretó los li-neamientos para lograr la democratización en la región. Se buscó con este acuerdo, trabajar por los principios básicos de la demo-cracia, elecciones libres, atención a los refugiados y negociación sobre el desarme (Cerezo, 2014). Con estos pasos tan importantes y el liderazgo de centroamericanos, especialmente el guatemalteco Vinicio Cerezo y el costarricense Oscar Arias, Centroa-mérica dio los primeros pasos en la construcción de la democracia y de las instituciones inherentes a ella, que se fueron desarrollando al final de los años ochenta y durante la última década del siglo XX. Teniendo como base los Acuerdos de Esqui-pulas, se firmaron los Acuerdos de Oslo que en gran medida apoyaron la paz El Salvador y en Guatemala. Esquipulas, ciudad de la fe guate-malteca, fue el centro y el inicio de la pacificación real en la región.

Concepto y teorías

de los diferentes niveles

de integración

Centroamérica vivó una lucha sufrida de reunificación durante más de 200 años. Sin embargo, ha habi-do aciertos y resultados positivos a mediados de la década de los cin-cuenta. El proceso de integración fue bien diseñado, pero carecía de eje-cutabilidad, por lo tanto, es importan-te analizar cómo otras regiones en el mundo han sido capaces de unifi-carse, y qué pasos debe tomar Cen-troamérica para que el proceso de integración tenga éxito, incluyendo aspectos y en algunos casos, de integración política. Después de todo, el interés persistente en la reunificación, la cual es incluso evi-dente en las constituciones actuales de los cinco países centroamerica-nos. Es necesario comprender que la integración no significa necesa-riamente solo la integración econó-mica. De hecho, existen diferentes niveles de económica, diversas ca-tegorías de integración económica, pero dependiendo del tipo y catego-ría del nivel de integración económi-ca que los países definan, será ma-yor la necesidad de la región de involucrar a las instituciones políti-cas. Al final, el más alto nivel de integración significará una unión política, que podría incluso tener ciertos elementos de un Estado federal.

Según varios economistas, hay entre tres y seis categorías de integración económica. Es importan-te identificar cuál es el nivel de inte-gración que los países centroameri-canos tienen en este momento. Además, hay que analizar hasta qué punto avanzó este proceso históri-camente con la finalidad de definir si un mayor nivel de integración es factible en el futuro. La primera eta-pa es un acuerdo comercial bilateral. Esto es, según algunos economis-tas, el tipo de acuerdo económico más “superficial” (Hoekman y Kostecki, 2001). Este acuerdo se aplica básicamente a los que no son miembros de la Organización Mun-dial del Comercio, OMC, ya que se limita a dar tratamientos ya concedi-dos a los miembros de la OMC. Esto incluye Centroamérica (Hoekman, et al., 2001).

La segunda etapa es la zona de comercio preferencial o tratados de libre comercio. Una zona de libre comercio es, de acuerdo con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1947, un “grupo de dos o más territorios aduaneros entre los cuales se elimi-nen los derechos de aduana y de-más reglamentaciones comerciales restrictivas con respecto a lo esen-cial de los intercambios comerciales entre los territorios constitutivos de los productos originarios de dichos territorios” (Artículo XXIV, párrafo 8.b). Los países miembros de acuer-dos de libre comercio suelen tener como objetivos, ventajas comparati-vas y desarrollo económico de esca-la (people.hofstra.edu, 2011). La Unión Aduanera es, de acuerdo con el Artículo XXIV del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Co-mercio (GATT) de 1947, cuando dos o más territorios aduaneros forman un solo territorio aduanero único con el propósito de eliminar los “dere-chos y otras reglamentaciones res-trictivas del comercio (…) entre los territorios constitutivos de la unión o, al menos, con respecto a lo esencial de los intercambios comerciales de los productos originarios de dichos territorios…” (Artículo XXIV, párrafo 8.a). Uno de los principales objetivos de una unión aduanera es también aplicar los mismos aranceles a los países no miembros de este acuerdo ( people.hofstra.edu , 2011) También implica, de acuerdo con otras teorías económicas de comercio externo, que esta se pueda considerar tam-bién, como la tercera etapa de inte-gración económica. Un mercado común es la cuarta etapa de la inte-gración económica. Incluye todos los elementos de una unión aduanera con otros factores agregados, tales como el libre movimiento de capita-les y el trabajo (people.hofstra.edu, 2011). También, elimina las barreras no arancelarias para el comercio, lo que implica la necesidad de firmar y aplicar otros acuerdos secundarios como calificaciones y certificaciones a los trabajadores; y, las políticas fiscales y monetarias ya que los países son más económico- interde-pendientes uno del otro (Mirus y Rylska, 2001).

La Unión Económica es la quinta etapa de la integración eco-nómica. En el ámbito económico,

según algunos economistas, es la forma más profunda de integración económica posible y que básicamen-te incluye todos los elementos de un mercado común, además de las políticas económicas comunes e instituciones (Mirus, et al., 2001). La Unión Europea, UE, es el ejemplo más común de este tipo de integra-ción. Según la Comisión para Asun-tos Financieros y Económicos de la Unión Europea, la fase más profun-da de integración económica es la integración económica completa, que básicamente incluye todo lo que una unión económica tiene, además de las políticas fiscales armonizadas y otras políticas económicas (ec.europa.eu, 2011). Políticamente, la integración regional no acaba al tener una unión económica. La unión política es, según algunos expertos, la “forma más avanzada de integra-ción” (people.hofstra.edu, 2011), lo cual por supuesto, incluye algún tipo de gobierno común. Bela Belassa define el concepto de la integración económica y las diferentes formas y grados que un proceso de integra-ción económica puede tener (Bela Balassa, 1994). Según este autor, la integración económica puede ser analizada como un proceso y como un estado (1994). Él define el pro-ceso como “... medidas destinadas a abolir la discriminación entre las unidades económicas pertenecientes a diferentes Estados naciona-les.”(Balassa, 1994)

Según McKay, la mayoría de los expertos economistas sobre este tema, enlazan la integración econó-mica con las instituciones políticas. (p. 130) También sostiene que existe una preocupación en toda la comu-nidad de los economistas”... por los efectos de la eliminación de la políti-ca macroeconómica de los gobier-nos nacionales y... asignarlo al nivel federal. “De esta manera, la capaci-dad de los gobiernos nacionales para llevar a cabo sus funciones redistributivas tradicionales y anticí-clicas se reducirían (p. 130). La inte-gración política es, de acuerdo con Leon Linberg, “el proceso por el cual las naciones renuncian a la voluntad y la capacidad de desarrollar pers-pectivas políticas internacionales y domésticas, estratégicas en la forma independiente o bilateral, buscando tomar decisiones conjuntas o dele-gar el proceso de toma de decisio-nes a los nuevos órganos centra-les...” (Leon N. Linberg, 1994). Con respecto al marco institucional, Lin-berg (North, Koch y Zinnes, 1994) establece que la verdadera integra-ción se produce solo cuando las unidades políticas han encontrado que sus intereses encajan entre sí (North, et al., p. 105).

Es importante para el análisis de este trabajo entender el concepto y el alcance de un gobierno federal, para concluir si, después de todo, una federación podría ser una solu-ción a los muchos intentos que Cen-troamérica realizó en el pasado para unificarse. Siguiendo los conceptos que virtualmente se dan sobre Fede-ración, este es el tipo de gobierno en el que los Estados que con propio gobierno están unidos por un Gobierno Central (Federación, es.thefreedictionary.com/federation

2014). También se define como una liga de Estados con identidad propia y diferente ciudadanía (David McKay, 1996) de España, las pro-vincias centroamericanas o Estados se convirtieron en un país bajo un gobierno federal. Esta federación no duró más de veinte años (McKay, 1996). Se hicieron varios esfuerzos durante el siglo XIX para restablecer la federación, y todos ellos no tuvie-ron éxito. Una de las principales razones de este fracaso se debió al pobre sistema de comunicación que existía en la región durante ese tiempo. Debido a la falta de una co-municación fiable, los gobiernos de los Estados comenzaron a ignorar al Gobierno Central (Casad, p.3). Es importante; sin embargo, para eva-luar que dado el hecho de que la realidad de Centroamérica es dife-rente a la del siglo XIX, una federa-ción podría ser una opción para la región en el siglo XXI. Para hacerlo, es imprescindible entender ¿dónde, cómo y cuándo se puede formar una federación?

A pesar de que la idea del fe-deralismo se remonta a muchos siglos, Estados Unidos podría ser el primer ejemplo en la historia recien-te, de cómo el concepto llegó a exis-tir (McKay, p. 14). Los Padres de la Patria, Según McKay, enumeraron los poderes federales con mucha cautela, junto con todos los otros poderes reservados para los Esta-dos (p. 14). Ya que el concepto de federación ha sido definido de dife-rentes maneras a través de la histo-ria, es importante comprender algu-nas de las teorías para determinar si los elementos de una federación podrían aplicarse a Centroamérica. Citando a diferentes politólogos (Deutsch, Wheare y Watts, 1996) David McKay cita las condiciones esenciales que, según estas perso-nas, se tienen que cumplir para que una federación exista (McKay, pp. 22-23):

1. La sensación de inseguridad militar y la necesidad de una defensa común.

2. El deseo de ser independiente de las potencias extranjeras, para lo cual es necesaria la unión.

3. La esperanza de ventajas económicas.

4. Algunas asociaciones políticas anteriores.

5. Zona geográfica.

6. Similitud de las instituciones políticas.

7. La necesidad de eficiencia.

8. Comunidad de perspectiva basada en la raza, la religión, el idioma o la cultura.

9. Características emprendedo-ras del liderazgo.

10. Existencia de modelos.

11. Influencia del gobierno del Reino Unido en la elaboración de la Constitución.

Según McKay, los criterios no son universales y no se aplica a todas las federaciones, ya que cada una es única en sus propias carac-terísticas (1996). Pero, a raíz de esta lista, con la obvia excepción del nu-meral 11, Centroamérica podría muy bien ser un candidato para convertir-se en una federación en el siglo XXI. La gran mayoría de las condiciones son aplicables directamente a Cen-troamérica; sin embargo, una condi-ción muy importante está ausente: no hay un solo país que pudiera ser considerado como una fuerza entre los líderes centroamericanos. No existe cultura de identidad nacional para admitir un solo gobierno federal aceptado en cada una de las clases sociales de los países centroameri-canos. McKay también cita la teoría de A.H Birch de la integración fede-ral, explicando que (McKay, pp 34 y 35):

Una condición necesaria para el establecimiento de una fe-deración es que los líderes po-líticos de todos los territorios crean en que la unión podrá: (a) ayudar a proteger a uno o varios de los territorios de una amenaza interna o externa, ya sea real o potencial, para la seguridad de la estabilidad del régimen de establecimiento, o (b) que podrán beneficiarse de una mejorada posición diplo-mática, militar o política que la unidad más grande espera poder disfrutar; aunque no es necesario que las considera-ciones que influyan a los líde-res de los distintos territorios sean idénticas.

La creación de una federación no es muy común y es poco proba-ble en el siglo XXI en la mayoría de las regiones del mundo. Por el mo-mento, de acuerdo con Mckay el poder de una federación y lo que la mantiene viva son los “poderes del gobierno federal, o el grado de cen-tralización administrativa…” (McKay, p. 125). Es imposible descartar por completo que una federación se podría formar en Centroamérica a largo plazo, pero por ahora, es im-probable que estos cinco países tendrán como objetivo principal, este nivel de unidad.

Nivel actual de integración

en Centroamérica

Integración Económica SIECA

En 1993, los cinco países fir-maron el Protocolo de Guatemala con el objetivo de ajustar el Tratado General de Integración Económica Centroamericana, suscrito en 1960, a la nueva realidad del Istmo (SIECA, sieca.int , 2011). El Artículo 15 de este nuevo protocolo estable-ció que la Unión Aduanera se logra-ría sobre la base de un consenso progresivo y gradual entre los Esta-dos miembros (SIECA, Artículo 15). Esto cambió por completo el plazo suscrito en el Tratado de 1960, en el que el período de tiempo para com-pletar las aduanas y el mercado común se había acordado en cinco años. Además, las partes decidieron que dos o más Estados podrían mo-

verse más rápido que el resto de la región en el proceso de integración económica, esto tras el resultado positivo que la Unión Europea tuvo al principio con la Comunidad Eco-nómica Europea o en adelante CCE. Esta medida resultó constructiva, ya que no todos los países de la región se encuentran bajo un mismo nivel económico y político; por lo tanto, con esta medida, puede cada uno ir avanzando y acoplándose a los de-más, a su propio ritmo.

Los países centroamericanos también han reformado sus Códigos Aduaneros Unificados, CAUCA, para actualizar la administración en la facilitación de trámites aduaneros en las aduanas en toda la región (SIECA, Artículo 15) A la fecha, el CAUCA y sus reglas están en vigor en Guatemala, El Salvador, Hondu-ras y Nicaragua. Estos cuatro países forman la región Centroamérica 4 o CA-4, con fronteras interiores comu-nes. De acuerdo con la SIECA, Ar-tículo 15), se han registrado varios logros mediante la aplicación del CAUCA. Los Presidentes de los cinco países acordaron en el 2006 iniciar una armonización arancelaria con el propósito de avanzar más rápidamente en la integración eco-nómica (SIECA, Artículo 15). A la fecha, 95.7 % del arancel de impor-tación de la región está completa-mente armonizado (SIECA, Artículo 15). Un acuerdo similar fue alcan-zado por los presidentes centroame-ricanos, también en el 2006 en rela-ción con el libre comercio en la región. Los países trataron de liberar a los productos sensibles que aún estaban protegidos después de la firma del Tratado General de Inte-gración Económica Centroamerica-na. Los cinco países han firmado diferentes acuerdos sobre la armoni-zación fiscal y los mecanismos para la recaudación de impuestos, los que tienen como objetivo combinar y hacer que la recaudación de impues-tos sea más fácil en cada unidad aduanera centroamericana (SIECA, Artículo 15). Más recientemente, los cinco países miembros acordaron armonizar las medidas sanitarias y fitosanitarias. A la fecha, según la SIECA, se ha producido un avance muy importante en este ámbito, me-diante la estandarización de las me-didas aplicables en los cinco países.

Ampliación del Sistema

de Integración Económica

Centroamericana

En febrero de 2010, la Repú-blica de Panamá solicitó la admisión al SICA. Los cinco Ministros encar-gados del proceso de integración económica firmaron con esta nación, una declaración conjunta que esta-blece los motivos de Esta para iniciar su proceso de integración económi-ca con los otros cinco países (Decla-ración Conjunta del Consejo de Mi-nistros de Integración Económica, 2010). Panamá aceptó ratificar todos los acuerdos anteriores en materia de integración económica, empe-zando por el Tratado General de Integración Centroamericana, que está en vigor desde 1960 (Declara-ción Conjunta del Consejo de Minis-tros de Integración Económica, en

B. iii, 2010). Las partes acordaron aceptar la incorporación de Panamá. Este país se incorporó en el 2013, luego de firmar el Protocolo de In-corporación de acuerdo a los trata-dos y convenios firmados y acepta-dos por los demás países (Declaración Conjunta del Consejo de Ministros de Integración Econó-mica, p. 2). Panamá implementó todos los acuerdos paralelos para adoptar la legislación vigente (Decla-ración Conjunta del Consejo de Mi-nistros de Integración Económica, p. 2). Esta adhesión es solo una señal de que la integración económica avanza y se pueden vislumbrar ma-yores éxitos en la materia, venciendo la lentitud que se dio en el pasado. La incorporación de Panamá ofrece nuevas oportunidades para la región de acelerar el nivel de integración económica en la región. A la fecha, el nivel de integración se encuentra entre las categorías segunda y terce-ra, analizadas anteriormente, o zona de libre comercio y de unión aduane-ra. Estos procesos son muy impor-tantes por lo atractivo que represen-ta para los inversionistas locales y extranjeros, una integración más sólida. Por último, es importante mencionar en esta sección el interés mostrado en diferentes foros, por República Dominicana y Belice en unirse en un futuro próximo a este proceso de integración económica.

SICA-Sistema de la Integración

Centroamericana

El SICA funciona como el marco institucional para la integra-ción de la región ( sica.int , 2011). Se estableció en 1991 con la firma del Protocolo de Tegucigalpa, que modi-ficó la Carta de la ODECA de 1962 (El Artículo 1° de este Protocolo establece que los miembros origina-les de la ODECA, son los cinco paí-ses originales de Centroamérica más Panamá. Su misión es establecer “una comunidad económica y política que busca promover la integración de Centroamérica (Protocolo de Tegucigalpa, 1991). Es importante resaltar que los países miembros, al diseñar el SICA, tomaron en cuenta los múltiples intentos históricos in-fructuosos de unificar Centroaméri-ca, incluyendo tragedias naturales, crisis política y guerras civiles sufri-das en la región durante las dos décadas anteriores (SICA, 1991). Su principal objetivo es “... la inte-gración de Centroamérica con el fin de transformar la zona en una región de paz, libertad, democracia y desa-rrollo, basado firmemente en el res-peto, la tutela y fomento de los derechos humanos (Sistema de In-tegración Económica, 1991). Es interesante comentar que en el tra-bajo de David McKay, se habla de las condiciones esenciales de una

federación, para que esta tenga éxito (SIECA, 2011), los cuales tienen mucho en común con los principios y objetivos del SICA. Puede o no ser una casualidad, considerando los antecedentes históricos, culturales, sociales, políticos y económicos que comparten los países centroameri-canos, y por el hecho que por cator-ce años fueron efectivamente una federación. Pero dado los elementos actuales, pareciera improbable que los objetivos finales, tanto del SICA como del SIECA es buscar, al me-nos por el momento, y solo por me-dio de estas instituciones, una fede-ración o una unión política cercana a una federación, como la de los Esta-dos Unidos. La integración más pro-bable que se podría pensar en este momento, y en la que los países centroamericanos debieran aspirar lograr, sería una similar a la de la Unión Europea.

Instituciones centroamericanas

Solo hay dos instituciones su-pranacionales activas en Centroa-mérica, que trabajan en conjunto con el SICA en el proceso de integración de la región. Ambas han sido critica-das por muchos a través de los últi-mos años, por considerarlas costo-sas e ineficaces. De hecho, no todos los miembros del SICA son miem-bros de estas dos instituciones. Es muy importante mencionar que las decisiones o resoluciones no son vinculantes para todos los países, tales como en el caso de la CCJ y el PARLACEN. Es importante estudiar-los, y analizar qué cambios debieran realizarse, para que estas jueguen un papel activo y consoliden el avance de la integración regional.

La Corte Centroamericana

de Justicia, CCJ

La CCJ fue creada en 1994 siguiendo el cumplimiento del Proto-colo de Tegucigalpa, firmado en 1991 ( portal.ccj.org , 2011). El Artícu- lo 12 del Protocolo antes menciona-do, estableció que las principales funciones de la Corte eran “garanti-zar el respeto del Derecho en la interpretación y aplicación del pre-sente Protocolo y sus instrumentos complementarios y actos en virtud del mismo (Protocolo de Tegucigal-pa, Artículo 12). El mismo artículo también estableció que las funciones y atribuciones de la Corte tendrían que ser reguladas por su propio es-tatuto, el cual se suponía iba a ser negociado por todos los países miembros, en un plazo no mayor a noventa días, desde la entrada en vigor del Protocolo de Tegucigalpa (Artículo 12). Los Estados miembros no estaban completamente compro-metidos a apoyar la competencia de la Corte. En la magistratura de 2010-2011, solo tres países fueron miem-bros de la Corte: Nicaragua, El Sal-vador y Honduras (Corte Centroame-ricana de Justicia, 2011). La Corte Centroamericana de Justicia podría convertirse en una institución supra-nacional muy importante para prote-ger y defender la integración de la región. Sin embargo, en este mo-mento, esta institución es un cuerpo sin poder para llevar a cabo sus

propias funciones. De tal cuenta, no puede apoyar en la forma como está estructurada el proceso de integra-ción centroamericano.

El Parlamento Centroamericano,

PARLACEN

Según la historia del PARLACEN, este fue creado con el apoyo de gobiernos amigos, los cua-les se reúnen por primera vez en la Isla de Contadora, Panamá en 1983 con el propósito de cooperar con el desarrollo institucional de Centroa-mérica. En su discurso de inaugura-ción, el Presidente guatemalteco Marco Vinicio Cerezo Arévalo reiteró el ideal de lograr alguna vez la uni-dad política de Centroamérica ( www.parlacen.int/Informacióngeneral/historiasdelparlamento.aspx , últi-ma visita 27 de mayo de 2014). Desde 1986 se comienza a crear el preámbulo de lo que sería el PARLACEN, siguiendo los Acuer-dos de Esquipulas I y II. Des-pués de varias reuniones de distintos niveles, se celebra el 28 de octu-bre de 1991 la primera sesión permanente del PARLACEN, con Guatemala como país sede. ( www.parlacen.int , 2011). Hay, en la actualidad seis miembros de este Parlamento: Cuatro de los cinco países originales, Panamá y la República Dominicana ( www.parlacen.int 2011). Es intere-sante señalar que Panamá y la Re-pública Dominicana no eran miem-bros originales de la Federación de Centroamérica. Tampoco de la inte-gración económica que tuvo lugar en la década de los sesenta. Sin em-bargo, estos dos países decidieron formar parte del PARLACEN en la década de los noventa, para iniciar su propio proceso de integración. Los miembros del Parlamento son elegidos por el pueblo de cada Esta-do. Hay un número fijo de veinte representantes de cada país, ade-más de los puestos que ocupan por un período, los ex presidentes y vicepresidentes de cada país miem-bro ( www.parlacen.int , 2011). Costa Rica, a pesar de ser parte de las negociaciones que llevaron a la creación del PARLACEN, no es miembro de esta institución supra-nacional.

Las funciones y atribuciones principales del PARLACEN son: promover la cooperación con todas las instituciones que tienen que ver con el proceso de integración; forta-lecer la democracia en Centroaméri-ca; trabajar por una sociedad justa y pacífica; por la integración de la re-gión y, por el fortalecimiento de los valores del derecho internacional en la región (Artículo 5). Aún y cuando su origen y principios son plenamen-te democráticos, sus funciones no son obligatorias para nadie, ya que su labor es más de ser un órgano de buena voluntad, en donde se expon-ga y recomienden cursos de acción para la integración regional.

Base Constitucional

para la Integración

Centroamericana

Después de doscientos años de lucha para lograr una unificación,

sumado a la inestabilidad política y económica que la región ha tenido durante los últimos años del siglo XX, se podría dudar que la integra-ción en Centroamérica vaya a poder ser una realidad, durante los prime-ros decenios del siglo XXI. Sin em-bargo, los cinco países de Centroa-mérica tienen en sus propias constituciones, salidas para poder lograr más fácilmente la integración centroamericana. Algunas de ellas, incluso, hacen referencia al hecho histórico de la Federación de Cen-troamérica, en sus cartas magnas. No se debe hacer una investigación muy profunda para darse cuenta de que todos los países de Centroamé-rica tienen como objetivo, por lo me-nos, un cierto grado de integración. Cada uno de los países reconoce constitucionalmente, las raíces co-munes que se tienen entre sí, ele-mentales a juicio de este autor para proseguir con los mayores niveles de integración regional.

Integración

La Constitución de Guatema-la, en su Artículo 150, menciona a la Unión Centroamericana como “la Comunidad Centroamericana”. Asi-mismo, establece que Guatemala debe mantener y cultivar sus rela-ciones con los Estados que una vez formaron la Federación Centroame-ricana (Artículo 150). Constituye que el país debe adoptar todas las medi-das necesarias para “formar, ya sea parcial o totalmente la unión política o económica de Centroamérica (Ar-tículo 150). Este artículo constitucio-nal es la base de la posición de Gua-temala en materia de integración. Habla de la integración económica o política "parcial o total". Es importan-te mencionar, que la Constitución de Guatemala claramente establece los fundamentos jurídicos para que el país se convierta en miembro de una unión económica.

La Constitución de El Salvador es más profunda en su postura de su integración. Su Artículo 89 no solo habla de la promoción de “la integra-ción humana, económica, social y cultural” con Centroamérica, sino también con todas las Repúblicas Americanas (Constitución Política de El Salvador, Artículo 89). También hace hincapié en la importancia de llevar a cabo el proceso de integra-ción a través de acuerdos y “la crea-ción de un organismo con funciones supranacionales (Artículo 89). La última parte de este artículo es, tal vez, la más relevante para el proce-so de integración, instruye a la Re-pública de El Salvador a “... propiciar la reconstrucción total o parcial de la República de Centroamérica, en forma unitaria, federal o confedera-da... (Artículo 89). La posición per-mite expresamente una federación, con la formación de un nuevo Esta-do, la República de Centroamérica.

La Constitución de Honduras menciona el proceso de integración en su propio preámbulo donde se establece lo siguiente: “Nosotros (…) con nuestra fe puesta en la restaura-ción de la Unión Centroamericana… (Constitución Política de Honduras, Artículo 24). También, su Artículo

335 decreta que las relaciones eco-nómicas externas de Honduras es-tán ordenadas “... sobre las bases de una cooperación internacional justa, la Integración Económica Centroa-mericana y el respeto de los tratados internacionales. Esto no define a qué tipo de unión está apuntando Hondu-ras. Deja la puerta abierta a diferen-tes interpretaciones, ya que puede significar la Unión Aduanera, Unión Económica, Unión Económica Com-pleta, o la Unión Política. No se menciona la palabra federación.

A contrario sensu, la posición de Nicaragua es similar a la de Gua-temala y El Salvador. Su constitución menciona en su preámbulo “la uni-dad del espíritu centroamericano”. Además, el Artículo 8 establece que el pueblo de Nicaragua es parte de la nación centroamericana (Constitu-ción Política de la República de Ni-caragua, Artículo 8). Además, el Artículo 9 establece que Nicaragua “defiende firmemente la unidad de Centroamérica” y que apoya todos los esfuerzos que se están haciendo para la integración económica y polí-tica de la región (Constitución, Ar-tículo 9). Es interesante mencionar que a pesar de que Nicaragua no menciona el federalismo, habla de la nación centroamericana (...) Costa Rica, a pesar de ser miembro origi-nal de la Federación de Centroamé-rica y de todos los procesos para unir a la región, no menciona nada en su Constitución sobre la unión económica o política. La República Dominicana, un país caribeño, y Panamá, no eran miembros origina-les de la Federación de Centroamé-rica; sin embargo, ahora son parte de algunos de los procesos de inte-gración regional. Ellos no tienen nada previsto en sus constituciones sobre la voluntad de lograr una inte-gración, económica o políticamente, con los países de Centroamérica.

Un aspecto muy importante que se debe señalar, es que todos los países aceptan como ciudadanos de sus países a los nacidos en otras repúblicas centroamericanas. Esto es vital para el proceso de unifica-ción, ya que podría simplificar libre locomoción de las personas y fuerza laboral de un país a otro, logrando avanzar hacia la siguiente etapa de la integración económica, que sería el mercado común. La Constitución de Guatemala establece en su Ar-tículo 145 que todos los ciudadanos por nacimiento de las repúblicas que formaron parte de la Federación de Centroamérica serán considerados como ciudadanos guatemaltecos... Guatemala también reconoce el mismo derecho a los ciudadanos por nacimiento de Belice (Constitución Política de la República, Artículo 19). Una disposición importante de la Constitución de Guatemala de acuerdo con el Artículo 87, Guate-mala reconoce la necesidad de ho-mologar los programas de estudio de las escuelas y universidades en Centroamérica. Este es un paso muy importante para avanzar en su inte-gración, ya que facilita el reconoci-miento de los títulos o certificacio-nes, y aumenta la cooperación entre las diferentes escuelas y universida-des de la región.

Disposiciones similares se presentan en otras constituciones de Centroamérica. La Constitución de El Salvador establece que “...los nativos de los demás Estados que constituyeron la República Federal de Centroamérica, quienes, teniendo domicilio en El Salvador, declaren ante las autoridades competentes su voluntad de ser salvadoreños, sin que se requiera la renuncia a su nacionalidad de origen” (Constitu-ción, Artículo 90). Interesante, tam-bién menciona que los temas co-merciales como “disposiciones de comercio, industria y servicios pe-queños son patrimonio de los salva-doreños por nacimiento y los cen-troamericanos nativos (Artículo 115). Los nicaragüenses dan a los cen-troamericanos una disposición simi-lar, y también les otorgan el derecho a una doble nacionalidad (Constitu-ción Política de la República de Ni-caragua, Artículo 17). Al igual que en los otros dos países, Nicaragua solo requiere que los centroamerica-nos residan en Nicaragua para solici-tar la nacionalidad (Constitución, Artículo 17). Costa Rica también establece el mismo derecho básico, aunque con ciertos requisitos adicio-nales (Constitución Política de la República de Costa Rica, Artículo 24). Honduras se diferencia de los otros cuatro países de Centroaméri-ca en esta materia. A pesar de que proporciona derecho a la nacionali-dad a otros ciudadanos centroameri-canos, este derecho no es tan am-plio. Proporciona el estatus de hondureños de origen, pero sola-mente por naturalización, no por nacimiento (Constitución Política de la República de Honduras, Artículo 24). Asimismo, el Artículo 237 esta-blece como uno de los requisitos para ser presidente, que la persona que dirija la presidencia tiene que ser un hondureño por nacimiento. Además, ningún no-hondureño pue-de ser elegible para ser nombrado Secretario o Subsecretario de los doce departamentos del Estado. Tampoco ningún no-hondureño pue-de ser elegible para postularse al Congreso (Constitución, Artículos. 246-249).

Análisis de los pasos futuros

que Centroamérica debe tomar para alcanzar un mayor nivel

de integración

Según William J. Davey, hay dos requisitos básicos y fundamenta-les para la construcción de una inte-gración económica exitosa: en pri-mer lugar, es necesario que existan instituciones fuertes con poder ne-cesario para promover la integración (William J. Davey, 1993); en segun-do lugar, que los países dispuestos a integrarse deben tener “algún grado mínimo de concordancia de intere-ses (económicos, ambientales, so-ciales, etc.)… (Davey, 1993)”. Como se ha analizado anteriormente, los países centroamericanos han cons-truido durante los últimos sesenta años, el marco jurídico para la crea-ción de la Unión Económica Cen-troamericana. Se suponía que el Consejo Económico y Ejecutivo promoverían y harían cumplir las

reglas para una integración econó-mica. Sin embargo, estas entidades no eran fuertes, y no tenían el poder suficiente para promover la integra-ción y la estabilidad. El PARLACEN y la CCJ también son los dos pilares institucionales notablemente no re-conocidos por todos los Estados miembros y con muy pocas posibili-dades de actuar. Estas dos institu-ciones deben fortalecerse conside-rablemente. En cuanto al segundo requisito establecido por William Davey, Centroamérica tiene un enorme grado de interés en común, los países de Centroamérica com-parten no solo una historia común, sino también un lenguaje, una cultu-ra hispana, y religión. También tie-nen intereses, retos y desafíos eco-nómicos, ambientales, sociales, y políticos, así como oportunidades similares para lograr la prosperidad y el desarrollo, debido, entre otras cosas, a su riqueza natural, cultural, su fuerza laboral y humana, su espí-ritu luchador y su privilegiada posi-ción geográfica. El mejor ejemplo de un exitoso proceso de integración económica es la Unión Europea, UE. Con los valores jurídicos y democrá-ticos similares con la UE, los países centroamericanos podrían seguir su exitoso proceso de integración. Para hacerlo, Centroamérica debe hacer una auto evaluación y auto crítica de las instituciones ya formadas, a manera de lograr fortalecerlas y que puedan alcanzar avances más significativos en el proceso de integración.

Mercado Común

Los cinco países en la región deben acelerar su proceso de inte-gración económica, pasando de la unión aduanera actual hacia una unión económica. Este experimento puede iniciarlo dos o tres países, para ser agregados los demás, una vez se sientan preparados. Hasta el momento, los países del CA-4, los cuales incluye Guatemala, El Salva-dor, Honduras y Nicaragua, son los únicos que han alcanzado un grado de nivel de Unión Aduanera. El obje-tivo principal será el de eliminar las barreras para la libre circulación de mercancías en toda la región. Hasta el momento, los países del CA4, según el SIECA, siguen imponiendo aranceles sobre determinados pro-ductos sensibles, como el azúcar y el café sin tostar (http://www.sieca, 2011).

Por otra parte, es muy impor-tante aprovechar el hecho que ya dentro de las constituciones cen-troamericanas se habla de otorgar el estatus de ciudadano por nacimiento para las personas nacidas en los otros cuatro países. Con esta base jurídica y marco institucional, los Estados debieran promover la libre locomoción de personas, tanto de paso como de trabajadores. Esto debiera traer consigo, la posibilidad de crear un pasaporte único para los centroamericanos. Asimismo, los Estados miembros deben trabajar también en una implementación

legislativa que permita eliminar las barreras para la libre circulación de servicios y capitales, con la finalidad de que cualquiera de los países del CA-4 o todos los Estados miembros puedan acelerar la creación de un mercado común. Es recomendable, tal y como lo han hecho otras regio-nes o Estados federados, armonizar sus leyes más importantes, tales como las comerciales y bancarias. Centroamérica sería definitivamente más atractiva con un Código de Co-mercio Centroamericano, el cual traería un conjunto uniforme de re-glas claras, lo que facilitará el co-mercio y promoverá el desarrollo empresarial en la región.

La creación de un Código de Comercio Centroamericano ha sido analizada en el pasado por diferen-tes abogados y economistas. El Presidente del Comité de Derecho Comercial del Instituto Centroameri-cano de Derecho de la Integración, Dr. Laureano Gutiérrez Falla, redac-tó en 1994 lo que debe contener un Código de Comercio Centroameri-cano. En su proyecto, el Dr. Gutié-rrez Falla define el Código de Co-mercio como “... un cuerpo de ley que regula el tráfico masivo de bie-nes y servicios en el mercado cen-troamericano (HeinOnline-39, 1995). Afirmó que esta ley no debería “aceptar las fronteras nacionales” (HeinOnline-39, 1995) y que sus disposiciones debieran prevalecer en todo el Istmo. (HeinOnline-39, 1995) Según su opinión, los conflictos no deben ser resueltos por los tribuna-les de los Estados miembros, sino por un tribunal de arbitraje, de con-formidad con los principios de equi-dad (HeinOnline-1005, 1995). El capítulo cuarto de su anteproyecto de ley, establece las normas para el “... reconocimiento de las sucursales de las sociedades constituidas en cada uno de los países de Centroa-mérica con un mínimo de formalida-des (HeinOnline-1007, 1995). Tam-bién alienta al Código de Comercio para “... permitir la creación de em-presas centroamericanas y corpora-ciones multinacionales…” (HeinOnli-ne-1007, 1995). Este capítulo es de trascendental importancia, ya que incentiva a inversionistas regionales y extranjeros, así como crea las re-glas para promover la creación de empresas en toda la región. Muchos otros elementos se contemplan en un posible código de comercio re-gional, con disposiciones tales como finanzas, banca y seguros, es muy probable que mejore el desarrollo económico de todo el Istmo. Adicio-nalmente a este, los centroamerica-nos debiéramos pensar en crear el Registro de Comercio Centroameri-cano, el Registro Centroamericano de la Propiedad, el Registro Cen-troamericano de la Propiedad Inte-lectual, y demás registros para facili-tar el comercio en toda la zona común. La creación de un Tribunal de Arbitraje, tal como está redactado por el Dr. Gutiérrez Falla, debe ser considerado como una opción, pero no como condición. Los Tribunales de Comercio Centroamericanos, creados por la Corte Centroamerica-na de Justicia, y bajo su supervisión, deberían ser las entidades encarga-das de resolver cualquier controver-

sia relacionada con el comercio que afecte a más de un Estado.

Unión Económica y Monetaria

Como siguiente paso en la in-tegración económica, los países de Centroamérica deberían tratar de avanzar en su integración económi-ca lo cual podría crear un bloque económico entre ellos. El resto de los países del SICA y SIECA podrían permanecer siendo socios comercia-les con el bloque económico, en un menor grado de integración econó-mica. A esto habría que sumarle la posible creación de una moneda única. Los países miembros de la Unión Económica Centroamericana tendrían que armonizar sus políticas monetarias y fiscales entre ellos. De acuerdo con la Dirección General de Economía y Asuntos Financieros, con la creación de una moneda única, los países de un bloque eco-nómico verían una reducción de sus barreras comerciales, ya que el cos-to de la tasa de cambio sería elimi-nado (Fabienne Ilzkovitz, 2007). El establecimiento de una moneda única en Centroamérica implicaría la creación de un Banco Central Re-gional, y la eliminación de los bancos centrales de cada país miembro. Sin embargo, los países centroamerica-nos pudieran también optar por dola-rizar su economía en lugar de re-crear el Peso Centroamericano, por ejemplo.

Instituciones supranacionales

Las instituciones supranacio-nales deben actuar como uno de los pilares de la Unión Económica Cen-troamericana. Como fue analizado en la sección anterior, ya existen algunas instituciones creadas en virtud de los acuerdos suscritos por los países centroamericanos en sus esfuerzos por integrarse. Sin embar-go, estas instituciones necesitan ser modernizadas y se les debe otorgar el poder y el alcance para ser un brazo eficaz del proceso de integración.

El Parlamento Centroamericano

El principal objetivo del Parla-mento Centroamericano es trabajar por la integración de la región. Sin embargo, su poder es limitado y sus resoluciones no son obligatorias para nadie en la región. Además, no todos los países del Istmo son parte de este Parlamento. Es evidente que este debe modernizarse. En lugar de presionar a los que no son miembros para que ratifiquen el tratado que creó esta institución, sus miembros deben trabajar en modificarlo, con-cediéndole por medio de acuerdos multilaterales una mayor expansión de sus poderes. El Parlamento debe-ría poder aprobar leyes vinculantes relacionadas con el proceso de inte-gración de la región, especialmente las leyes de comercio. También de-

bería poder vetar cualquier ley de cualquier Estado que considere per-judicial para los fines de la integra-ción económica. Debe convertirse en la única institución con el derecho de aprobar cualquier acuerdo comercial internacional. Debe tener el derecho de confirmar o rechazar los nom-bramientos efectuados por el Conse-jo Ejecutivo a la cabeza de las de-más instituciones de la Unión Centroamericana y tener el control, junto con el Consejo Ejecutivo del presupuesto de la Unión Centroame-ricana. Por último, la estructura de votación no debe estar vinculada con el porcentaje de población del país, ya que podría ser un desincentivo para países con poblaciones más pequeñas.

Consejo Ejecutivo

El Consejo Ejecutivo podría continuar integrado como está en este momento. Sin embargo, los Estados miembros deberían consi-derar la posibilidad de otorgarle ma-yores poderes, para que su función vaya más allá del solo hecho de garantizar “el cumplimiento de las obligaciones establecidas” en el tratado y solucionar los problemas que la aplicación del tratado pueda ocasionar (Fabienne Ilzkovitz, 2007). El Consejo Ejecutivo tiene que ser visto por los Estados miembros co-mo el brazo ejecutivo de la integra-ción. El representante de cada uno de los países debiera ser su voz y tener la facultad de comprometer con su firma a su gobierno. El Con-sejo Ejecutivo, asimismo, debiera estar conformado por varias comi-siones a cargo de un tema específi-co. Un ministro de cada uno de los gobiernos nacionales de la Unión Centroamericana deberá ser, de igual forma, miembro de cada comi-sión de trabajo dentro del ámbito de su campo. La norma de la estructura de votación, en la mayor parte de los casos debe haber una mayoría simple.

La Corte Centroamericana

de Justicia, CCJ

Para lograr su éxito deseado, esta Corte debería ser reconocida por cada Estado, como condición para el ingreso al proceso de inte-gración, no solo en su carácter insti-tucional, sino también en su jurisdic-ción. Los Estados miembros deben dar a la Corte más facultades para juzgar todas las cuestiones relevan-tes a la unidad y a los poderes cen-trales de la integración centroameri-cana. Esta debe velar por la aplicación de los tratados y las leyes acordadas por los países o proce-dentes del Consejo Ejecutivo y del Parlamento Centroamericano. Tras el éxito que la Unión Europea ha tenido con sus instituciones (The European Union, p. 8), la CCJ debe-ría tener el poder para: resolver los conflictos entre los Estados miem-bros, así como entre las instituciones de la Unión Centroamericana, las empresas y los individuos cuando dirimen una controversia con los Estados (The European Union, p. 8) También debe tener la facultad de resolver cualquier reclamo relacio-nado con el comercio que afecte a

más de un Estado. En conclusión, cualquier controversia entre un Es-tado y una institución, o cualquier persona de negocios y un Estado o el Parlamento Centroamericano y el Consejo Ejecutivo, deben ser lleva-dos a la CCJ.

Beneficios de una completa

integración económica

Crecimiento económico a través del aumento del comercio

La integración económica im-plica, Tanto una unión aduanera como una de mercado, además de la integración monetaria y fiscal (McKay, p. 125). La eliminación de las barreras comerciales en la región aumentará el comercio, desde la frontera sur de México hasta la fron-tera norte de Colombia. Diferentes modelos económicos han demostra-do que la apertura al comercio au-menta el valor de la producción total de la economía de un país (Ricardo López, 2005). Como David Ricardo explicó en esta ley de la ventaja comparativa, se alentará a los paí-ses centroamericanos para producir “... aquellos productos en los que son relativamente más eficientes” (López, 2005). Por lo tanto, la elimi-nación de barreras estimulará el crecimiento económico en los Esta-dos miembros, ya que los países tendrán más incentivos para producir y vender sus productos no solo a los otros Estados de la Unión Económi-ca, sino también para competir a nivel internacional. Para poner en práctica la teoría, los siguientes son algunos ejemplos de cómo la elimi-nación de las barreras ha aumenta-do el comercio dentro y fuera de la zona en diferentes bloques de libre comercio.

Las Américas

En la década de los noventa los flujos comerciales cambiaron en América Latina. Según Barbara Sta-llings y Wilson Peres, dos aconteci-mientos importantes se produjeron en la región, relacionados con la integración regional: en primer lugar, la aplicación del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte, NAFTA, condujo a un aumento im-presionante de la participación de Estados Unidos, EE.UU., en las ex-portaciones e importaciones mexica-nas. “Después de que el NAFTA se puso en vigor, más del 85% de las exportaciones mexicanas estaban siendo compradas por los EE.UU (Barbara Stallings & Wilson Peres, 2000). Las exportaciones de América Latina a los EE.UU. aumentaron de 33% 50% desde 1965 hasta 1997 (Stalling y Pérez, 2000). En segundo lugar, dos bloques económicos dife-rentes se estaban formando en Amé-rica del Sur a un ritmo acelerado: el Mercado Común del Sur, MERCOSUR, y la Comunidad Andi-na. Estos dos procesos de integra-ción, según Barbara Stallings y Wil-son Peres, condujeron a un aumento del comercio dentro de la zona, lo que representó en el MERCOSUR y llevó a una parte cada vez mayor del comercio. MERCOSUR representó

el 7% del comercio internacional total del grupo en 1992 y 20 en 1998. El aumento paralelo de la Co-munidad Andina se incrementó tam-bién del 8 al 11% durante el mismo período de tiempo (2000).

El Caso del NAFTA

La UE y el MERCOSUR son los mayores mercados comunes que existen hoy. El NAFTA, por otra par-te, es la zona de libre comercio más grande del mundo, ya que represen-ta el mercado más grande del mun-do (Francisco Duina, 2006). Cuando se firmó, el objetivo principal del NAFTA era la eliminación de los aranceles y las barreras no arancela-rias para el comercio de bienes y servicios seleccionados (Duina, 2006). De acuerdo con la Oficina del Representante de Comercio de Es-tados Unidos, desde 1993 al 2007, el comercio entre México, EE.UU. y Canadá se triplicó de $297 mil millo-nes hasta $930 mil millones (Duina, 2006). Los países centroamericanos ya tienen en marcha un acuerdo de libre comercio; sin embargo, a la fecha, no han sido capaces de libe-rar todo el comercio, y eliminar todos los aranceles, especialmente los productos sensibles.

El caso del MERCOSUR

Al igual que Centroamérica los miembros del MERCOSUR tuvieron sus dificultades en el pasado, y to-davía se enfrentan a muchos desa-fíos para seguir adelante con su proceso de integración, principal-mente debido a las diferencias entre Brasil y Argentina. Este problema era, como se ha discutido previa-mente, generalizado en toda Améri-ca Latina, ya que había poca inter-dependencia económica entre los países vecinos (Duina). Pero, como se ha señalado por algunos econo-mistas, la interdependencia econó-mica y política crece proporcional-mente al nivel de los países de integración económica alcanza-dos (Duina). La creación del MERCOSUR se inició en 1986. El Tratado de Asunción, que es el do-cumento legal que establece las bases para la creación del MERCOSUR, se firmó en 1991 (Duina). Su objetivo era establecer un mercado común en 1995. Los Estados miembros acordaron esta-blecer el mercado común, pero con muchas excepciones, que llegaron a afectar el crecimiento del comercio dentro de la zona, según Duina. Él opina que; sin embargo, y a pesar de todas estas imperfecciones que este mercado tenía, entre 1991 y el 2000, cada Estado miembro incrementó sus exportaciones totales en un treinta y tres puntos. En total, el co-mercio dentro de la zona se incre-mentó hasta en cinco veces entre 1990 y 1997, de cuatro mil millones de dólares a veinte mil millones de dólares, según el economista Duina. En el mismo período de tiempo, el comercio dentro de la zona del MERCOSUR subió del 11 al 20% de su comercio total.

MERCOSUR y Centroamérica han estado en proceso de integra-

ción económica por algunos de los últimos veinticinco años. Se puede apreciar que actualmente y dada la literatura existente al respecto, MERCOSUR está llevando a cabo tres procesos de integración econó-mica distintos, con diferentes miem-bros: la zona de libre comercio, una unión aduanera y algunos elementos del mercado común, pero ninguno de estos tres están completamente consolidados. El proceso de integra-ción centroamericana tiene muchas similitudes con los esfuerzos por integrar del MERCOSUR. Por el momento, los países centroamerica-nos tienen en común una zona de libre comercio, con ciertas excepcio-nes. Algunos países ya han avanza-do para formar una unión aduanera, como en el caso del CA-4. Guatema-la y El Salvador están en el proceso de implementación de un mercado común.

El Caso de la Unión Europea, UE

Se considera que es el Acuer-do Comercial Regional más impor-tante en la existencia (Duina, p. 17). Es el proceso de integración y las instituciones supranacionales forma-das bajo esta unión que los países de Centroamérica deberían imitar. Es importante mencionar que el pro-ceso de integración de Centroaméri-ca comenzó alrededor de ese mismo tiempo, con cinco países originales. El Artículo 3 del Tratado de Roma, que creó la Comunidad Económica Europea, CEE, declaró que los obje-tivos de la creación del mercado común fueran algunos de los si-guientes: eliminar los derechos de aduana; suprimir los obstáculos de la libre locomoción de personas, la circulación de servicios y capitales; la adopción de una política común en la agricultura y el transporte; y, el establecimiento de un arancel adua-nero común (Tratado de Roma, Ar-tículo 3). Sin embargo, los aranceles externos comunes no se impusieron sino hasta 1968, y la eliminación del comercio no arancelario se estancó por dos décadas, para la frustración de muchos (Duina, p. 17). No fue sino hasta 1993 que las barreras no arancelarias para la circulación de bienes, el trabajo, el capital y los servicios comenzaron a ser imple-mentadas por los Estados. Hoy, la CEE se ha convertido en la UE, con más de veintisiete Estados miem-bros y cerca de 500 millones de per-sonas (The European Union, p. 3)

Es importante mencionar que Centroamérica recién firmó el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, lo que hará que ambos bloques puedan trabajar más cerca en los logros que Centroamérica busca para lograr su desarrollo eco-nómico, político, social, ambiental, cultural, entre otros. Es por eso que, los ejemplos anteriores deberían dar a los países de Centroamérica una mejor comprensión de la importancia de lograr el más alto nivel posible de integración económica en la región. A pesar de los muchos beneficios que la integración económica puede aportar a sus Estados miembros, los más importantes pueden ser los siguientes:

Aumento en el comercio

El NAFTA, el MERCOSUR y la UE han demostrado, como se analizó anteriormente, que los paí-ses miembros de estas unidades comerciales aumentaron considera-blemente su comercio dentro de sus regiones respectivas. Las cifras de las estadísticas muestran que los países de la UE pudieron apreciar, durante los primeros años de perte-necer a ella, un aumento en su co-mercio interno de más de veinte puntos porcentuales. Además, la integración económica reduce los precios de los bienes y servicios, mientras las barreras comerciales se disminuyen ( http://benefitof.net/benefits-of- economic-integration/ 2011). La re- ducción de los aranceles conduce a la creación del comercio, ganancia de los consumidores, y el aumento del bienestar nacional (Alan Matthews, 2003). Sin embargo, si Centroamérica no reduce su arancel externo, podría crear la desviación del comercio. Los países de Cen-troamérica, por lo tanto deben, favo-recer a la creación de comercio neto mediante la eliminación de las barre-ras arancelarias y no arancelarias, entre ellos, y esforzarse por aumen-tar su número de tratados de libre comercio con sus principales socios comerciales.

Eliminación de la tasa

de cambio

La unión económica completa requiere de una unión monetaria. Ya sea con los beneficios de la dolari-zación establecidos en el apartado de la unión monetaria o con la crea-ción de una nueva moneda, la cual sería única para la zona de la unión a manera de impulsar el desarrollo en la región. Mediante el estableci-miento de una unión monetaria, los gastos de múltiples monedas, así como de los riesgos involucrados en esta transacción de divisas, serán eliminados (Ilzkovitz, p. 23). Una moneda única en Centroamérica permitirá a los inversionistas y em-presarios, especialmente los que tratan de externalizar parte de su producción en Centroamérica, aho-rrar en los costos de transacción. Además, los movimientos del tipo de cambio y la inflación ya no afectarán a productores, distribuidores o co-merciantes. Por el contrario, la re-ducción de costos y la incertidumbre beneficiarán a la inversión directa tanto nacional, como extranjera (Stalling).

Aumento de la inversión

extranjera directa y el empleo

Como se expuso en el aparta-do “Importancia de los Acuerdos de Esquipulas” los países centroameri-canos aceptan la nacionalidad por nacimiento de los ciudadanos de otros países que eran parte de la original Capitanía General de Gua-temala. Por lo tanto, no debería ser difícil de implementar la movilidad laboral, cuando se forme la unión económica. La libre locomoción de personas y trabajadores por toda la región permitirá a los inversionistas y

productores contratar trabajadores con ciertas habilidades necesarias para un trabajo específico, en cual-quier país miembro de la unión. También es importante recordar que los factores primarios de producción son el capital, el trabajo y los recur-sos naturales (Szirmai, p. 69). Los países centroamericanos tienen los dos últimos factores en abundancia. Por lo tanto, con la atracción de capi-tal en una zona más atractiva para invertir, la producción se podría im-pulsar, reduciendo el desempleo y aumentando el nivel de desarrollo en la región.

Según el estudio del Banco In-teramericano de Desarrollo, BID, en el comercio y la integración, los mo-tivos para la inversión directa extran-jera multinacional en los países en desarrollo son cuatro: “buscar los recursos naturales, investigar nue-vos mercados, reestructurar las pro-ducciones extranjeras existentes a través de la racionalización; y exa-minar activos estratégicos relaciona-dos (BID, p. 116, 2003). El DR-CAFTA no ha traído por sí mismo, un aumento significativo de la inver-sión extranjera directa a la región de Centroamérica. El Salvador, Nicara-gua, Costa Rica y Honduras pueden no tener ninguna frontera con gran-des poderes económicos, pero toda la región centroamericana, sí. Hacia el norte, Centroamérica comparte fronteras con el NAFTA, y al sur, la región tiene acceso a MERCOSUR y la Comunidad Andina. Por otra parte, este estudio muestra que “La Inver-sión Extranjera Directa en busca de mercados se basa principalmente en una sola, la ventaja céntrica de ubi-cación... la pertenencia a una zona de libre comercio permite a los paí-ses que tienen mercados internos pequeños ampliar de hecho el tama-ño de su mercado. Los cinco países centroamericanos originales son miembros del DR-CAFTA (BID, p. 212). En noviembre de 2011, estos mismos países acordaron unificar y ratificar todos los tratados de libre comercio unilaterales que cada país tenía con México, en uno solo (BID, 2003). Por otra parte, los miembros de la SIECA (los cinco países origi-nales, más Panamá) firmaron el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Una Unión Económica Centroamericana haría que la región sea más atractiva para los inversio-nistas, ya que tendrán todos los be-neficios de una unión económica, además de acceso para algunas de las mayores economías del mundo.

Mejoramiento en el Sistema

de Institución

Según Douglas Norte, el con-cepto de instituciones no significa necesariamente organizaciones físi-cas. Las instituciones significan regla del juego, incluyendo la ley, las nor-mas sociales, costumbres y códigos no escritos de conducta, el gobierno, los partidos políticos, los sindicatos, etc. (Dam, pp. 10 y 11). Los inver-sionistas y el sector empresarial se beneficiarán de las reglas y regula-ciones claras y favorables para el comercio a lo largo de toda la unión. Las instituciones supranacionales, como la CCJ y el Consejo Ejecutivo

tendrán como objetivo proteger el comercio y las inversiones en todos los Estados miembros. Las leyes comerciales, como por ejemplo, un Código de Comercio uniforme para Centroamérica, serán garantizadas por las instituciones supranaciona-les. Ningún país podrá seguir siendo parte de la unión económica si ac-túan contrario a los principios de esta integración.

Conclusión

Los países centroamericanos tienen todas las herramientas nece-sarias, los acuerdos, el marco legis-lativo y el fondo constitucional para avanzar en su proceso de integra-ción económica. Por el momento, algunos países se están moviendo más rápido que otros, y quizás una de las razones por las que los países no han sido capaces de construir una unión fuerte y duradera, ha sido la falta de consenso regional. Si-guiendo el ejemplo de la UE, Cen-troamérica podría lograr un proceso de integración económica sostenible, iniciándolo con el grupo de los paí-ses que estén dispuestos a dar parte de su soberanía para crear institu-ciones supranacionales. Los niveles de crecimiento que los países, los miembros del NAFTA, el MERCOSUR y la UE, alcanzaron durante sus primeros años de formar parte de estas áreas de comercio, deben dar a los países en Centroa-mérica un indicio de los beneficios que podrían tener si formaran un grado más profundo de integración económica. Estos países deberían avanzar más rápido con el propósito de empezar a construir los pilares de una unión económica. Los otros países podrían unirse cuando sien-tan que están dispuestos a ser parte del bloque económico. Panamá y República Dominicana, y en cierto grado Belice, tendrán que aceptar el tratado ya en vigor, con la finalidad de formar parte de este proceso de integración.

Es muy importante entender que un proceso de integración sin el apoyo y la vigilancia de las institu-ciones supranacionales hacen débil la labor de la Unión Centroamerica-na. La historia muestra que si las instituciones supranacionales, como la Corte Suprema de Centroamérica y el Consejo Ejecutivo, hubieran tenido más poder, tal vez el proceso de integración en la década de los setenta no se hubiera estancado. Además, la región debe buscar orientación en las instituciones de la UE para aprender de sus errores y aciertos, así como lograr que Cen-troamérica, que ya ha pasado por el proceso de creación de instituciones similares, alcance y logre sobrepasar los desafíos naturales para poder tener éxito en esta misión.

Por último, es imposible pre-decir el nivel de integración que los países centroamericanos lograrán. Sin embargo, teniendo en cuenta el análisis anterior, parece recomenda-ble trabajar para una integración económica completa, con ciertos elementos políticos con el objetivo

de obtener el mejor resultado. Las instituciones supranacionales deben establecerse en el lugar, aunque sea en tres o cuatro países y no toda el Área de Libre Comercio e ir avan-zando poco a poco con los demás países, de la misma manera que lo han logrado los bloques económicos que han tenido éxito.

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