Tendencias de la Nueva
Gestión Pública para la
administración pública
centroamericana* Harys Regidor-Barboza*
BREVE REPASO POR LAS TENDENCIAS TRANSFORMADORAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA QUE MARCARON EL SIGLO XX Y, QUE HAN GENERADO TANTAS DISTORSIONES COMO AVANCES EN LA ADMINISTRACIÓN DE LO PÚBLICO. HACE HINCAPIÉ EN LAS TENDENCIAS MODERNAS DE LA NUEVA GESTIÓN PÚBLICA, COMO UN ENFOQUE INNOVADOR QUE PERMITE OXIGENAR EL CUMPLIMIENTO DE LAS TAREAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, A PARTIR DE HERRAMIENTAS E INSTRUMENTOS DIRIGIDOS A AUMENTAR LA EFICIENCIA, EFICACIA Y COMPETITIVIDAD.
PALABRAS CLAVES: ADMINISTRACIÓN PÚBLICA; NUEVA GESTIÓN PÚBLICA; CALIDAD TOTAL
KEY WORDS: PUBLIC ADMINISTRATION; NEW PUBLIC MANAGEMENT; CENTRAL AMERICA
** Politólogo. Máster en Diplomacia por la Universidad de Costa Rica. Egresado de la Licenciatura en Ciencias Políticas con énfasis en Políticas Públicas por la
de reformas administrativas
estatales: antecedentes
de la Nueva Gestión Pública, NGP
La segunda mitad del siglo XX, marcó la sucesión de al menos tres grandes corrientes de reformas
administrativas en el seno del Esta-do. Partiendo de las burocráticas, que modificaron las estructuras ad-ministrativas patrimoniales, hasta más recientemente las instituciona-listas, según consideraciones de diversos autores, han generado un legado de impactos positivos y nega-tivos en la administración de lo público.
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Universidad de Costa Rica. Actualmen-te es el Coordinador del Área de Ges-tión Pública del Instituto Centroameri-cano de Administración Pública, ICAP, Costa Rica.
Recibido: 9 de agosto del 2010.
Aceptado: 1º de febrero del 2011.
A modo de breve referencia contextual, se dirá que antes de que se hiciera presente la reforma bu-rocrática, la administración tenía un enfoque denominado patrimonial, también denominado preburocráti-co, caracterizado fundamentalmente porque denotaba una muy poca ca-pacidad para separar los beneficios privados de los de carácter social. En consecuencia, este modelo limi-taba el alcance de un orden adminis-trativo basado en la cooperación con nuevos actores, desarrollando por el contrario, uno que se fundamentó en los derechos y privilegios por lealtad, que generó a su vez una alta domi-nación política y el enriquecimiento económico a favor de clases gober-nantes. (Vargas; 2009:236; Fernán-dez; 2008:11)
En ocasión de los problemas suscitados ante el incumplimiento de principios fundamentales como igualdad e inequidad para la socie-dad, a partir del declive del modelo patrimonial, surgió una serie de re-formas centradas en una estrategia de crecimiento económico: la susti-tución de importaciones. Estas re-formas, propias de los modelos de industrialización basados en la pro-tección de los mercados internos, procuraban una transformación esta-tal orientada a la construcción de un Estado con tendencia liberal. Sin embargo, en la práctica, los modelos latinoamericanos y centroamerica-nos más específicamente, se acer-caron más a la construcción de un Estado más de tipo social democrá-tico, donde las entidades estatales dirigían una política social de bienes-tar. Como resultado, estas reformas dieron paso a un modelo burocrático (también conocido como “no patri-monial”, centrado en la racionalidad normativa), cuya direccionalidad se enfocaba en la racionalización de políticas y recursos, para la obten-ción justa y equitativa del ingreso. Este enfoque racional de burocracia, fortaleció estructuras verticales y una cultura clientelar.
Sin embargo, la crisis de los años ochenta y el consecuente debi-litamiento del Estado benefactor construido con el modelo burocrático (que no alcanza a desaparecer del todo, aún hoy día), facilitaron la apa-rición de otro grupo de reformas, conocidas como de “primera genera-ción”, las que, utilizando una política de liberalización económica, se orientaron a lograr un crecimiento económico que incluía una redefini-ción y reducción del tamaño del Es-tado, lo que generó una transferen-cia de algunas de sus más importantes responsabilidades al mercado. Es importante recordar que en América Central, dicho pro-ceso de reformas tuvieron una alta influencia internacional como resul-tado de políticas económicas inter-nacionales conocidas de la era de Reagan y Thatcher. (Vargas; 2009:239). Éstas, pretendían que el mercado funcionara eficientemente mediante la reducción de los costos de transacción y la modernización de la administración pública, con una consecuente reducción del rol del Estado en la administración de lo político.
Estas reformas, establecieron fuertes cambios de tipo macroe-conómicos, dirigidos a la apertura de las economías. La principal carac-terística de este modelo, fue la rees-tructuración de las economías a los países menos desarrollados, según los programas de ajuste estructural, donde se concebía como el principal obstáculo al Estado, porque genera-ba altos niveles de déficit fiscal. De tal manera que sus propulsores, buscaban la reducción de su inter-vención en la economía y la privati-zación de empresas del sector públi-co, entre otros aspectos.
No obstante, la desigualdad e inequidad generada por una distribu-ción injusta durante este modelo burocrático, no logró cumplir con las expectativas generadas, por lo que tal situación, dio paso a la aparición de las reformas llamadas de “segun-da generación”, aplicadas a partir de la década de los noventa, y las que procuraban desarrollar las institucio-nes estatales, mediante una gestión pública con impacto en el sistema político democrático, en el Estado de derecho y en la relación entre el Estado y la Sociedad. Es precisa-mente por esta condición que dicho grupo de reformas fue conocida co-mo “institucionalistas”. Sin embargo, (Fernández; 2008:25) es claro afir-mar que a este grupo de nuevas reformas no sería en principio co-rrecto llamarles de segunda genera-ción, al no identificarse un hilo con-ductor entre las de primera generación y éstas, que abogan por un modelo de nueva gestión pública, ya que por el contrario, estas últimas contienen más elementos divergen-tes del modelo neoliberal que a su favor.
Debe recordarse que preci-samente, la década de los ochenta constituyó un momento de particular atención en los períodos reformistas, pues se discutió si el modelo estaría basado en la “administración” o la “gerencia” de lo público. Como resul-tado, la discusión permitió una sana inclusión de un modelo basado en el desarrollo de organizaciones de gobierno según dos principios: efi-ciencia y eficacia (los cuales, eran propios de modelos del sector priva-do). Esta segunda generación con-llevó una etapa de la administración con una mayor descentralización de las decisiones, una flexibilización de los sistemas de administración, don-de las reformas se orientaron al de-sarrollo y perfeccionamiento de-mocrático institucional del sistema político burocrático. Con esta nueva etapa de administración pública ge-rencial, se trató de desligar el arras-tre de un modelo burocrático tradi-cional, con una orientación más hacia el control procesal.
En resumen, se puede men-cionar que a partir de la década de los años setenta, la preocupación por las ineficacias en forma de “fallos de intervención estatal”, favorecieron la pérdida de credibilidad en el sec-tor público, de su rol como gestor del bienestar ciudadano. Esto provocó en los años ochenta, límites de es-trategias económicas basadas en un activismo estatal y consecuentemen-te, en los noventa, un giro al desa-rrollo de estrategias orientadas casi
plenamente por las fuerzas del mer-cado. De esta forma, en el juego estructural propio de la Centroaméri-ca del siglo anterior, los procesos de reacomodo de los ámbitos de opera-ción y funcionamiento, tanto de los gobiernos (con la instauración de nuevas democracias), así como de mercados, (en el marco de Estados de derechos), afianzaron con mayor propiedad el dilema “Gobierno-Mercado” y “Estado-Economía”.
Solo resta mencionar que, como producto de este proceso re-formista del siglo pasado, la adminis-tración pública de la región se carac-terizó por un modelo tradicional, mantenido hasta épocas recientes, constituido por cuatro grandes elementos:
Considerando la crisis misma de este modelo tradicional (producto de la ilegitimidad, ineficiencia, in-flexibilidad y sobrecarga del Estado), es que se abordará la renovación institucional de la administración pública y el Estado en sus ámbitos de acción, donde la consecuente aparición de la Gobernanza, dio paso al surgimiento de un nuevo modelo de administración dirigido hacia la Gestión Pública.
Estado, Gobernanza y Nueva
Gestión Pública
El Estado, ha sido visto como la institución elemental que favorece el crecimiento y desarrollo económi-co de las naciones, pero a su vez, como la fuente de inestabilidad, es-tancamiento y declive de las eco-nomías. La dicotomía sobre el rol estatal, tiene una enorme relación con las reformas mencionadas ante-riormente, alimentadas por el dilema “gobierno-mercado”, y otras dico-tomías como “más gobierno, menos mercado” versus “más mercado, menos gobierno” en la definición de los modelos de desarrollo estatales.
Sin embargo, el objeto de este texto no se centra en observar el trasfondo de las dicotomías, sino por el contrario, lo que a partir de éstas ha sido posible construir. Por ejem-plo, si se consideran las reformas estatales mencionadas, es posible separar las tendencias que abogan por un mayor activismo estatal, de aquellas que procuran un papel más preponderante de los mercados y sectores privados, como extremos opuestos. Sin embargo, al menos en el discurso, ambos modelos refor-mistas estarían de acuerdo en men-cionar que la función elemental, básica o fundamental del Estado procuraría proveer las reglas del juego, así como los términos de competencia y cooperación, para mejorar las condiciones necesarias para la estabilidad económica y so-cial de las naciones.
De tal forma, una de las ense-ñanzas sobre estos dilemas, se ob-serva en las sociedades modernas, que asumiendo extremos opuestos, lejos de brindar soluciones reales, favorecieron el surgimiento de com-binaciones potenciales convenientes para el crecimiento de la instituciona-lidad. Recuérdese por ejemplo, que históricamente, la alternancia de las decisiones extremas en asuntos públicos, han marcado a las nacio-nes modernas intercalando, como ha sido visto en los modelos tradiciona-les reformistas del siglo anterior, opciones de acentuado activismo del Estado por una parte, y por el con-trario, una marcada inclinación hacia la iniciativa privada y del mercado. Ambas con resultados amplia-mente divergentes, pero igualmente débiles.
Por tal motivo, es que se re-flexiona sobre la importancia de los extremos opuestos para el descu-brimiento de puntos intermedios, ya que el viraje en los procesos refor-mistas en la actualidad, brinda nue-vas oportunidades para procurar la construcción de un mejor Estado. La “gobernanza”, se enfoca en una nueva manera de gobernar, que busca el desarrollo económico, so-cial e institucional a partir de un equi-librio: Estado, Sociedad Civil y Mer-cado. Joan Prats, al respecto de este término menciona:
“La eficacia y legitimidad del actuar público se fundamenta en la calidad de la interacción entre los distintos niveles de gobierno y entre éstos y las organizaciones empresariales y de la sociedad civil. Los nuevos modos de gobernar en que esto se plasma tienden a ser reconocidos como gober-nanza” (2005,s.n).
Este punto, que llamo inter-medio, es el que invita al Estado a replantear su acción institucional hacia esquemas que favorezcan la celebración de arreglos formales o informales para la toma de decisio-nes públicas y la ejecución de las mismas, que en términos de la ac-ción pública, comprende la participa-ción de nuevos actores sociales y políticos, en el marco de esta nove-dosa forma de gobernar. (OECD, 2005)
La presencia de una serie de cambios suscitados en la escena mundial, como por ejemplo los avan-ces tecnológicos, el crecimiento del papel político de la sociedad civil, la globalización económica y financiera y el auge de organismos no guber-namentales, han traído como resul-tado, una importante reducción en el rol o rectoría del Estado en materia de regulación política, que comparte con actores privados, públicos, na-cionales e internacionales, en el tema de definición de estrategias y capacidades. Los gobiernos, en este mismo marco de acción, han tenido que reducir su actividad frente a los ciudadanos en torno al desgaste producidos por la implementación de modelos, tanto intervencionistas como asistencialistas predominantes del siglo XX como ya ha sido men-cionado; empero no es menos cierto, que también han tenido que hacerlo debido al surgimiento de nuevos actores y dinámicas organizativas del sector externo al público, que de una u otra manera han reemplazado con éxito a algunas entidades esta-tales en la prestación de ciertos ser-vicios y con ello, han logrado legiti-marse a partir de la satisfacción de necesidades de los ciudadanos. (Navas; 2010:36).
En un entorno tan cambiante, donde la diversidad y complejidad en las relaciones interinstitucionales tiene diversas formas, la inclusión de algunas técnicas administrativas de organizaciones privadas pueden ser útiles para el desempeño de la fun-ción pública. Es precisamente ahí donde la gobernabilidad democrática encuentra una relación intrínseca con la gobernanza, mientras la poca capacidad de los modelos democrá-ticos de responder a las demandas de los ciudadanos, ha quedado cada vez más expuesta por los altos nive-les de disconformidad social, la go-bernanza intenta restablecer la pérdida de legitimidad y credibilidad, mediante el desarrollo de procesos de toma de decisiones incluyentes, el que resulta ser parte de un proce-so de cambio de paradigma de una administración pública tradicional a un modelo denominado Nueva Ges-tión Pública. Esto se muestra en la siguiente figura:
FIGURA 1
RELACIÓN ENTRE LA GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA
Y GOBERNANZA, EN LA CONSOLIDACIÓN
DEL MODELO DEMOCRÁTICO
Fuente: Elaboración propia:
Visto como parte del proceso moderno de reformas estatales, es importante mencionar brevemente que la NGP ha tenido en América Latina poco impacto, pues algunos aspectos del modelo tradicional aun no han logrado ser incluidos en los procesos de reforma de estos esta-dos, lo que impide el establecimiento de una cultura política basada en este modelo.
Son diversos los conceptos que sobre NGP se pueden estable-cer, no obstante, para los efectos de este texto resulta fundamental des-tacar dos: aquel que establece que la NGP incorpora instrumentos y prácticas gerenciales del sector em-presarial, que separan las funciones administrativas de las políticas, las actividades exclusivas del Estado y otros agentes, introduciendo la me-todología de reingeniería de proce-sos, sistemas de desempeño atados a incentivos y formas de rendición de cuentas, lo que requiere para su logro, que los procesos de formula-ción e implementación de las políti-cas públicas estén vinculados con las capacidades del Estado y su contribución al logro de la gobernabi-lidad democrática; y segundo, el que destaca que la relevancia de la NGP se centra en perseguir la creación de una gestión eficiente, eficaz, que satisfaga las necesidades reales de los ciudadanos, favoreciendo la in-troducción de mecanismos de com-petencia que a su vez, promuevan el desarrollo de servicios de mayor calidad (García, 2007).
Así, la inclusión de un nuevo modelo para gestionar lo público, no únicamente tiene relación con un cambio de paradigma, sino también, corresponde a la inclusión de recien-tes enfoques para gestionar lo públi-co. Se han reconocido al menos tres ámbitos en los que el modelo tradi-cional de administración es superado por la NGP, éstos son: los recursos y procesos; la rendición de cuentas y los controles; y finalmente, la cultura de la organización. Para comprender el ámbito específico de acción en que toma parte la NGP y sus aportes se muestra como ejemplo el siguien-te cuadro:
CUADRO 1
CAMBIO DE PARADIGMA: EL PASO DEL MODELO TRADICIONAL
DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA HACIA LA NGP
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Fuente: Pardo, María del Carmen. Transparencia y acceso a la información: presupuestos de la Gestión Pública moderna.
Al analizar el cuadro 1, es po-sible observar que estudiosos han establecido algunas orientaciones para determinar con mayor claridad los propósitos y beneficios que tendría la implementación de un modelo de NGP, dentro de los cua-les se destacan:
Nueva Gestión Pública
centroamericana: acción
específica regional del ICAP
Las empresas y organizacio-nes deben abocarse a la tarea de crear “valor público”, entendido como el bienestar colectivo que crean dife-rentes actores sociales, entre los que se destacan el Estado y otras entidades públicas. Este tipo de va-lor, al no ser apropiable a ninguna persona para su beneficio particular, permite que su resultado cubra amplios segmentos de la pobla-ción, propicie el bienestar humano, la gobernabilidad, el desarrollo económico y ambiental de los Esta-dos. (Vargas, 2009) ¿Por qué se hace referencia al valor público en este momento? Precisamente por-que la NGP, busca el fortalecimiento de los estados democráticos de de-recho, dirigido al fortalecimiento de la gobernabilidad institucional (satis-facción), asociada con la gobernan-za (inclusión de nuevos actores), ya que es la NGP como se ha mencio-nado, la que tiene como propósito aumentar la eficacia y eficiencia del Estado.
Anteriormente se estableció que la Gobernanza, busca el desa-rrollo económico, social e institucio-nal mediante un equilibrio entre el Estado, la Sociedad Civil y el Merca-do; posteriormente, que la NGP, perseguía la creación de una admi-nistración eficiente y eficaz, que satisfaga las necesidades de los ciudadanos. Consecuentemente, no es menos cierto entonces que aque-llos modelos que han sido destaca-
dos como incapaces de responder a las demandas de la sociedad (los llamados aquí extremos opuestos) requieren de una fuerte instituciona-lidad, para solventar sus deficiencias (el punto intermedio). Es aquí donde la acción del Estado y de las entida-des estatales, requieren de una abierta colaboración, y la NGP pre-senta una dinámica que lo hace posible.
Bajo estas premisas, el enfo-que de trabajo que desde hace más de dos años impulsa el Instituto Cen-troamericano de Administración Pública, ICAP, constituye una ruptu-ra del antiguo paradigma de adminis-tración burocrática, e intenta acer-carse a las tendencias modernas de la NGP como un modelo eficiente y eficaz de administración. Esto por cuanto el enfoque institucional del ICAP se dirige, tanto a impulsar el mejoramiento de la capacidad de respuesta de las instituciones estata-les mediante la preparación y forma-ción de los funcionarios públicos; así como el desarrollo y acompañamien-to en la aplicación de herramientas de la gestión empresarial, adaptadas al manejo de los asuntos públicos.
El Área de Gerencia Social del ICAP, ha puesto en marcha una serie de proyectos dirigidos al mejo-ramiento y fortalecimiento de las capacidades humanas de las admi-nistraciones públicas centroamerica-nas, basado precisamente en la implementación de programas para el mejoramiento continuo, la efectivi-dad en la resolución y demandas, así como para la inclusión de actores sociales en la toma de decisiones. Recientemente, ha tomado parte la implementación de un proyecto pilo-to basado en los Sistemas de Ges-tión de la Calidad, para potenciar el desarrollo de funcionarios públicos con un enfoque de “gestores de la calidad”.
El programa regional “gesto-res de la calidad en la función públi-ca”, constituye uno de los más claros ejemplos que desarrolla el ICAP, bajo la tendencia de la NGP. Este programa, tiene como objetivo desarrollar en los funcionarios del sector público, conocimientos, herramientas y destrezas utilizados tradicionalmente en el ámbito de las empresas, con la finalidad de que sean aplicadas en la prestación de servicios para que sea precisamente la institucionalidad estatal por medio de sus funcionarios, con estas nue-vas herramientas, los que asuman la responsabilidad de liderar asuntos concernientes a la reforma interna de procesos y procedimientos, que impliquen una mejora continua ba-sados en estándares de calidad, que a su vez den como resultados, un aumento en la calidad de los servi-cios y productos que se ofrece.
Para lograr lo anterior, las herramientas y conocimientos que se comparten, se basan en los mo-delos de gestión de la calidad, como ha sido mencionado. El programa piloto pretende conformar equipos de trabajo intrainstitucionales (gesto-res de calidad), con la capacidad de identificar, medir, analizar, definir y solucionar problemas críticos basa-dos en la autogestión. Un gestor de calidad en la función pública enton-
ces, llevará a cabo las funciones para las cuales ha sido contratado con una visión diferente sobre servi-cio público, que va más allá de lo que le ha sido encomendado y por su propia iniciativa, podrá realizar actividades en que mida la situación actual, analice las causas raíz de los problemas, proponga mejoras según las condiciones de su entorno, diseñe sistemas de control y, a partir de una combinación de sesiones teóricas y de campo durante la eje-cución del programa, pueda tomar las decisiones en torno a las mejores opciones estudiadas para la resolu-ción del problema especificado. La inclusividad en los procesos de toma de decisiones, y el enfoque basado en el cliente, constituyen los ejes transversales de acción, de manera que, los funcionarios gestores de calidad, habrán comprendido la im-portancia de contar con información fiable de los usuarios o clientes, y demás grupos afectados, por consi-derarse uno de los aspectos centra-les para la ruptura del paradigma sobre el modelo tradicional: las deci-siones deben tomarse con la inten-ción de resolver de la manera más adecuada los requerimientos de la sociedad civil.
Tal y como lo plantea la NGP, el modelo en que inspira la propues-ta regional del ICAP busca reformu-lar los modelos organizacionales, gerenciales y de liderazgos públicos, en tanto el enfoque de la gestión de la calidad se base en un sistema de rendición de cuentas y transparen-cia, tanto a lo interno de la institu-ción, como a lo externo de la misma. Este enfoque, permite concentrar los esfuerzos en la atención de los pro-cesos y garantizar que la administra-ción brindará servicios eficientes, eficaces y adecuados para la ciuda-danía (Navas, 2010).
La figura 2, muestra la forma en que el ICAP brinda su “valor público” a la región centroamericana. Considerando que a partir de los mandatos estatales producto del convenio constitutivo firmado por los Gobiernos de los Estados Centroa-mericanos, el ICAP da asesoría y acompañamiento a los procesos de modernización en las administracio-nes públicas de estos Estados; es precisamente mediante actividades como el programa “gestores de la calidad en la función pública”, que habilita la creación de un valor públi-co mayor, el fortalecimiento de la gobernabilidad, ya que, al mejorar las capacidades resolutivas de los funcionarios ante las demandas y requerimientos de la sociedad me-diante la profesionalización y conti-nua capacitación, éstos podrán reconocer soluciones reales, acep-tadas e implementadas en un tiempo menor, que traducidos en servicios de excelencia a la sociedad civil, se incrementará la legitimidad y credibi-lidad de los sectores sociales sobre la capacidad institucional de los go-biernos de la región; que a su vez aumentará la confianza por parte de la ciudadanía en la institucionalidad como mecanismos eficiente para la resolución de demandas, gene-rando como resultado final, un impacto positivo de legitimidad sobre la gobernabilidad democrática centroamericana.
FIGURA 2
RELACIÓN ENTRE LA GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA
Y GOBERNANZA, EN LA CONSOLIDACIÓN
DEL MODELO DEMOCRÁTICO
Fuente: Elaboración propia a partir de documentos oficiales del ICAP, 2010.
En consecuencia, a medida de desafíos pendientes, resulta de gran valía destacar de este texto, tres argumentos que son centrales en torno al tema de las NGP y la labor regional del ICAP hacia el fortaleci-miento de este nuevo modelo de acción:
Sobre este enunciado, vale la pena mencionar que el ICAP ha hecho importantes esfuer-zos por coadyuvar con los go-biernos miembros, en el desa-rrollo de las habilidades y conocimientos necesarios pa-ra lograr la prestación de ser-vicios considerando los princi-pios de eficacia y eficiencia, basados en modelos de ges-tión por resultados, el enfoque en el cliente, aplicación de métodos seis sigma a servi-cios, así como la implementa-ción de herramientas de los sistemas de gestión de la cali-dad, entre otros aspectos, pa-ra impulsar en los funcionarios su liderazgo, su responsabili-dad en los procesos de toma de decisiones y su rol en la construcción de una sociedad más incluyente y democrática.
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