El Estado de la Región

en Desarrollo Humano

Evelyn Villarreal Fernández** Sostenible*

PRESENTA EL RESUMEN DEL INFORME ESTADO DE LA REGIÓN 2008, CON EL OBJETIVO DE QUE EL SERVIDOR PÚBLICO CONTEXTUALICE SU QUEHACER EN UN PANORAMA MÁS AMPLIO QUE SU ENTORNO NACIONAL. SE ENFOCA EN LA INTEGRACIÓN CENTROAMERICANA PARA ENFRENTAR LOS NUEVOS RETOS, LO QUE PASA POR REDESCUBRIR CENTROAMÉRICA DESPLEGANDO ACCIONES PARA ADMINISTRAR ACTIVOS COMUNES Y ENCARAR DESAFÍOS REGIONALES.

PALABRAS CLAVES: INFORMES; INTEGRACIÓN CENTROAMERICANA; DESARROLLO HUMANO; FUNCIONARIOS PÚBLICOS; CENTROAMÉRICA

Valoración general

de la región

* Documento-resumen del “Informe Esta-do de la Región 2008” presentado en el XV Foro de la Función Pública de Cen-troamérica, Panamá y República Domi-nicana “Compromiso con la innovación y la calidad en la gestión pública”, reali-zado en San José, Costa Rica del 14 al 16 de abril del 2010, organizado por el Instituto Centroamericano de Adminis-tración Púbica, ICAP y la Dirección Ge-neral de Servicio Civil, DGSC, de Costa Rica.

** Coordinadora de Investigación del Informe Estado de la Región, Costa Rica.

Recibido: 9 de abril del 2010.

Aceptado: 16 de julio del 2010.

Centroamérica enfrenta una nueva y más compleja situación internacional, sin haber logrado, en años recientes, avances acelerados

en su desarrollo humano e integra-ción regional. Los profundos cam-bios que experimentan las socieda-des del Istmo han sido insuficientes para superar los rezagos históricos, y tampoco son la plataforma necesa-ria para afrontar el nuevo contexto mundial. Este panorama plantea desafíos estratégicos que no sólo exigirán innovadoras y audaces res-puestas regionales y nacionales, sino mejoras significativas en la ca-pacidad colectiva de aplicarlas. Este Informe propone, como opción, en-carar estos desafíos en conjunto, redescubrir la región y la integración como fortalezas que complementen las acciones que cada Estado, inelu-diblemente, debe acometer para el bienestar de su población.

La situación internacional que afronta el Istmo se caracteriza por:

Una corrosiva geopolítica de seguridad vinculada al nar-cotráfico.

La creciente vulnerabilidad de la inserción económica inter-nacional de los países más rezagados del área.

Los altos precios internaciona-les de los hidrocarburos y los alimentos.

Ninguno de estos factores se había manifestado con claridad hasta hace muy poco tiempo. Por su magnitud, ningún país puede aten-derlos por separado; antes bien, se requiere una estrecha y efectiva colaboración entre ellos para resol-ver problemas prácticos.

Los nuevos desafíos se agre-gan a los rezagos históricos del Ist-mo, que no ha sido posible remover de manera sustancial debido al limi-tado desempeño económico y social de Centroamérica a partir de 1990 y al desaprovechamiento de los años de moderado crecimiento al inicio del siglo XXI. En términos generales, este desempeño fue inferior al pro-medio latinoamericano, un área que tampoco destacó en el plano mun-dial. Como lo señalaron los dos pri-meros informes regionales, muy pronto se agotó el dinamismo obser-vado luego del advenimiento de la paz en el Istmo. En la actualidad, Centroamérica enfrenta una nueva y más apremiante situación interna-cional con la carga de importantes deficiencias históricas: una mano de obra barata y no calificada, mayorías pobres, una alta población emigran-te, un medio ambiente degradado y débiles Estados de derecho. Este escenario reduce las opciones es-tratégicas para afrontar los nuevos desafíos. En cada uno de estos ámbitos Centroamérica, como re-gión, necesita dar pasos firmes.

El Informe Estado de la Re-gión reconoce que, desde múltiples perspectivas, la región no es lo que solía ser. Hoy Centroamérica está más poblada, es más urbana, posee economías abiertas al sistema inter-nacional y democracias electorales. Estas transformaciones son nota-bles. Sin embargo, la suma de los cambios sociales, demográficos, económicos y políticos no produce mejoras sensibles en el desarrollo humano, ni convierte al Istmo en un polo dinámico de crecimiento económico y progreso social. Además, estos cambios han amplia-do las profundas brechas entre paí-ses y las aun mayores dentro de los países.

Los desafíos actuales impo-nen una nueva manera de entender Centroamérica y convivir en ella. En los últimos veinte años la región exhibe logros que dan pie a un cau-teloso optimismo. Pese a tremendas dificultades y evidentes debilidades, consiguió avanzar en una triple tran-sición (de la guerra a la paz, de regímenes autoritarios a sistemas políticos democratizados, de eco-nomías de guerra a economías abiertas). Si hace dos décadas la región pudo iniciar su alejamiento del autoritarismo y el conflicto bélico, hoy, con más conciencia de sus necesidades y potencialidades, pue-de también encarar el dilema que significa impulsar una época de sig-nificativo progreso en desarrollo humano, en las nuevas y más estre-chas condiciones internacionales.

Para navegar en estas aguas, Centroamérica cuenta con induda-bles fortalezas:

1. La publicación de los resultados del censo de población de El Salvador, en abril de 2008, obliga a reestimar en cerca de 1,3 millones de personas menos la población regional; véase Capítulo 2.

Tiene ventajas de localización internacional.

Alberga un nodo del comercio mundial.

Posee una rica biodiversidad y un alto potencial de fuentes renovables de energía, cada vez más valoradas a la luz de los avances en el desarrollo científico y los efectos del cambio climático.

Ha logrado mayor estabilidad política.

Tiene una larga experiencia (no aprovechada plenamente) de integración regional.

Pero estas fortalezas no son fácilmente explotables. Se requerirá forjar acuerdos políticos nacionales y regionales, reformar las instituciones de la integración centroamericana, modernizar los Estados nacionales e

implementar políticas públicas coor-dinadas que permitan avanzar en acciones regionales al mismo tiempo que se promueven los intereses de cada país.

Centroamérica experimenta

rápidos cambios

Todas las sociedades cen-troamericanas viven profundos y rápidos cambios. Desde el punto de vista de la población, los 41,3 millo-nes de personas que habitaban el Istmo en el 2007 representan casi un 20% más que las registradas en 1995 (ocho millones más), pese a que, para el 2006, más de cuatro millones de centroamericanos habían migrado dentro o fuera de la región.1 Las sociedades son mayori-tariamente urbanas, lo que contrasta con la situación prevaleciente a lo largo de la historia, cuando la mayoría de las personas residía en el campo. En Honduras, el país don-de la urbanización ha sido menos intensa, el 47,8% de la población vive en centros urbanos.

Todas las sociedades experi-mentan, aunque en distinto grado, transiciones demográficas que han creado un beneficio conocido como “bono demográfico” (gráfico 1.1). Debido a la reducción en la tasa de fecundidad, la actual generación joven contará, a lo largo de su vida productiva, con la ventaja de tener una carga de dependientes relativa-mente baja (infantes y personas de la tercera edad), en comparación con períodos anteriores. Esto crea una gran oportunidad para el desa-rrollo humano: si esa generación joven se capacita, mejora su salud e incrementa su productividad, puede dar un fuerte impulso al desarrollo durante las siguientes décadas, como sucedió en Europa y Asia. Para El Salvador, Honduras, Nicara-gua y Guatemala, esta ventaja se prolongará por varias generaciones, mientras que para Costa Rica y Pa-namá esta será la última generación que disfrute de estas condiciones, por lo avanzado de sus transiciones demográficas. La amenaza reside en que, si tal cosa no se logra, estos grupos no tendrán las fortalezas y herramientas necesarias para impul-sar el progreso y podrían convertirse en una pesada carga para las guientes generaciones, que serán menos numerosas.

GRÁFICO 1.1

CENTROAMÉRICA: DISTRIBUCIÓN POR SEXO Y EDAD

DE LA POBLACIÓN

1980 Y 2008

Nota: La línea gris corresponde a los datos de 1980.

Fuente: Elaboración propia con información del Centro Latinoamericano de Demografía, CELADE.

En poco más de una década, la estructura y la orientación de la mayoría de las economías centroa-mericanas cambiaron notablemente. Todas ellas son más abiertas a la economía internacional que hace pocos años, situación que resulta evidente al observar el creciente peso de las exportaciones e impor-taciones dentro de su producción (coeficiente de apertura) y lo son mucho más si se consideran los procesos migratorios, el flujo de re-mesas familiares y la inversión ex-tranjera directa que reciben. La agroexportación tradicional tiene un peso mucho más reducido. El sector terciario, dinamizado por los servi-cios financieros, el turismo y el co-mercio, se ha convertido en el más importante dentro de la estructura productiva de la región; constituye, además, un dinámico generador de empleo y divisas, mientras que el sector primario, que agrupa las acti-vidades extractivas y agropecuarias, ha perdido importancia relativa y apenas supera el 10% del Producto Interno Bruto, PIB, regional. También todas las economías, algunas mucho más que otras, se han diversificado productivamente. En todos estos aspectos, Panamá y Costa Rica muestran los mayores progresos.

Luego de tener economías en crisis, afectadas por episodios de inestabilidad y recesiones en la década de los ochenta, las naciones centroamericanas han logrado una importante estabilidad macroeconó-mica. Este avance se ha conseguido mediante la aplicación de políticas públicas orientadas a combatir la inflación y mantener controladas las variables fiscales. En todos los paí-ses del Istmo, aunque con diversos grados de éxito, la inflación y las tasas de interés disminuyeron en relación con la década anterior, re-ducción en parte alentada por las condiciones prevalecientes en el entorno internacional. Esta situación permitió mejorar significativamente el clima de negocios en toda la región (los abruptos incrementos en los precios internacionales del petróleo y los alimentos en los últimos meses están generando, sin embargo, fuer-tes y preocupantes presiones infla-cionarias). Muy secundariamente, la estabilidad se ha debido a la mejora en los ingresos tributarios, que au-mentaron en todo el Istmo durante los últimos cinco años, pero que se encuentran lejos de los niveles re-queridos para financiar de manera sostenida el desarrollo. En promedio la recaudación creció de 11,5% del PIB en 1999, a 13,9% en el 2006.

Cabe señalar que los esfuer-zos para lograr niveles más elevados de recaudación fiscal se han visto afectados por las dificultades de los Estados para mejorar la calidad de los servicios públicos, así como la transparencia y la rendición de cuen-tas en la gestión gubernamental. En varias naciones las remesas que la población emigrante envía a sus familias son el principal factor que explica la estabilidad: su peso dupli-ca los ingresos por concepto de ex-portaciones en El Salvador y Hondu-ras. En este último país representan el 28% del PIB. Todo ello refleja un gran cambio con respecto a la situa-ción que imperaba a mediados de la década anterior. Sin embargo, aun-que las remesas financian la estabi-lidad, no son una fuente generadora de altos y sostenidos niveles de cre-cimiento económico.

Por último, la violencia política en Centroamérica se redujo de modo significativo (aunque sigue siendo inaceptablemente alta en al menos un país). La emergencia de demo-cracias electorales y de gobiernos civiles logró controlar la violencia sistemática que las fuerzas armadas, y en general los cuerpos de seguri-dad, ejercían contra las poblaciones. En consecuencia, las violaciones de los derechos humanos por los Esta-dos disminuyeron. Sin embargo, el ocaso de la violencia política no im-plicó el advenimiento de sociedades pacíficas, y en años recientes la violencia adquirió un perfil radical-mente distinto. Varios países expe-rimentan altos niveles de violencia social, entre los más elevados del mundo para sociedades sin conflic-tos militares, y en otros el fenómeno ha aumentado de manera notable. Esta violencia social está vinculada a distintas formas de criminalidad y a las reacciones, en muchos casos extralegales, ante la inseguridad ciudadana.

El problema es de tal grave-dad que, como se analiza en el ter-cer Informe, en varias naciones del Istmo la inseguridad constituye una amenaza al orden público y a la vi-gencia del Estado de derecho.

Mayor progreso en varios

frentes, pero inercial

e insuficiente

En otros ámbitos de la vida social, económica y ambiental, cla-ves para el desarrollo humano, los cambios han tenido desafortunada-mente un carácter inercial y resultan insuficientes para cumplir con la promesa del desarrollo humano, aunque debe reconocerse que son los más positivos que se haya do-cumentado en los informes regiona-les (cuadro 1.1). Todos los países mejoraron sus valores en el índice de desarrollo humano calculado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. PNUD, (véase la desagregación del IDH en el Com-pendio Estadístico). Costa Rica y Panamá ostentan los mejores índi-ces y se ubican en el grupo de na-ciones con alto desarrollo humano, en tanto que el resto de los países se inserta en el grupo de desarrollo humano medio.

CUADRO 1.1

CENTROAMÉRICA: INDICADORES SOCIOECONÓMICOS SELECCIONADOS

Y SU EVOLUCIÓN RECIENTE, POR PAÍS

Indicador

Belice

Costa Rica

El Salvador

Guatemala

Honduras

Nicaragua

Panamá

Centroamérica

Población total 2007 (millones

0,3

4,5

7,1

13,3

7,2

5,6

3,3

41,3

Distribución renglón al 2007 (porcentaje)

0,7

10,9

17,2

32,2

17,4

13,6

8,0

100,0

Crecimiento anual 2000-2007

2,3

1,9

1,8

2,5

2,0

1,3

1,8

2,0

Residentes en zona rural (2005) porcentaje

37

42

50

52

43

34

46

Territorio total (miles de Km2) 2006

23,0

51,1

21,0

108,9

112,5

131,8

75,5

523,8

Distribución renglón 2006

4,4

9,8

4,0

20,8

21,5

25,2

14,4

100,0

Densidad (personas por Km2) 2006

13

87

338

123

64

42

44

79

Producción 2006

(millones de dólares a precios corrientes)

1.202,3

22.229,2

18.653,6

30.636,9

10.850,9

5.300,8

17.133,8

106.007,5

Distribución regional 2006 (porcentaje)

1,1

21,0

17,6

28,9

10,2

5,0

16,2

100,0

Crecimiento anual 2000-2006

6,3

5,7

60

10,1

7,1

5,1

6,7

7,2

Índice de desarrollo humano 2005

0,778

0,846

0,735

9,689

0,700

0,710

0,812

0,729

Posición entre 177 países

80

48

103

118

115

110

62

102

Tendencia 2000-2005

Mejoró

Mejoró

Mejoró

Mejoró

Mejoró

Mejoró

Mejoró

Gasto social percápita 2004-2005

772

120

100

120

90

724

230

(dólares del 2000)

Prioridad macroeconómica (porcentaje del PIB)

17

6

6

12

11

17

12

Prioridad fiscal (porcentaje del gasto público)

36

31

54

53

48

40

40

Tendencia 2000-2005

Aumento

Aumentó

Aumentó

Aumentó

Aumentó

Aumentó

Aumentó

Pobreza por ingresos-incidencia

34

19

48

60

72

69

31

55

(porcentaje) 2006

(2002)

(2002)

Tendencia 2000-2006

Disminuyó

Disminuyó

Disminuyó

Disminuyó

Disminuyó

Disminuyó

Disminuyó

Desigualdad (coeficiente de Giti hacia 2006)

0,530

0,478

0,493

0,543

0,587

0,579

0,548

(1999)

Incidencia 2000-2006

Aumentó

Disminuyó

Disminuyó

Aumentó

Disminuyó

Aumentó

Fuente: Trejos, 2007, con base en CEPAL, 2007; PNUD, 2005 y 2007, Proyecto Estado de la Región, 1999.

En el período 2003-2007, el crecimiento económico de los países y del Istmo fue el mejor desde la década de los sesenta y representó la mayor tasa promedio de Centro-américa en el largo plazo. Este período coincide con una era de fuerte expansión de la economía de los Estados Unidos. Sin embargo, este crecimiento ha sido elusivo, cuando menos, para la región en su conjunto. Desde 1995, el PIB por persona ha tenido un aumento mo-derado y volátil: la tasa media regio-nal de su crecimiento ha sido del 1,6% anual. No obstante, los valores son muy diversos y con muy impor-tantes altibajos en la mayor parte del área. En términos generales, los desempeños fueron mucho más favorables en las dos naciones de mayor ingreso (Panamá y Costa Rica). Por sus diversos puntos de partida y la disparidad del crecimien-to, las brechas del producto por per-sona entre países subsisten o se han ampliado. En cuanto al PIB per cápita real, buena parte de los paí-ses que tenían pendiente recobrar sus máximos históricos alcanzó esa meta en estos años (salvo Nicara-gua), pero sólo dos lograron recupe-rar su senda de crecimiento histórico (nuevamente, sólo Panamá y Costa Rica), aunque sin diferenciarse mu-cho de la tendencia latinoamericana (gráfico 1.2).

En el último decenio Centro-américa ha progresado en varios frentes sociales, si bien de manera inercial e insuficiente. Así por ejem-plo, las coberturas educativas mejo-raron en todos los niveles y en la mayoría de los países. En educación primaria, las tasas netas de matrícu-la se acercaron o mantuvieron por encima del 90% durante el período 2000-2006 (con la excepción de Belice, donde la información dispo-nible indica cierto retroceso). Las tasas netas en educación secundaria mejoraron en todos los países, es-pecialmente en Guatemala, aunque a partir de una situación inicial muy baja en el 2000. Un progreso similar se registró en la educación preesco-lar durante el período mencionado. No obstante, cabe anotar que en la mayoría de los países del Istmo to-davía no se logra la universalización de la educación primaria (salvo Pa-namá y Costa Rica); las coberturas en secundaria y preescolar, pese al progreso, son bajas, en términos generales inferiores al 60% con las excepciones ya indicadas. Desde un punto de vista internacional, en Cen-troamérica los indicadores educati-vos más agregados tienden a ser claramente insuficientes.

La esperanza de vida al nacer se incrementó en dos años (prome-dio para el Istmo) y la mortalidad infantil se redujo a veintitrés por ca-da mil nacidos vivos (promedio re-gional), la cifra más baja en la histo-ria. Sin embargo, en ambos temas se mantienen importantes disparida-des dentro y entre los países. El panorama de morbi-mortalidad está siendo transformado por las mejoras en las condiciones de abastecimien-to de agua y saneamiento y los cambios en los estilos de vida, que han contribuido a que las naciones del área se encuentren en distintas

GRÁFICO 1.2

CENTROAMÉRICA: PRODUCTO INTERNO BRUTO PER CÁPITA

1965-2006

DÓLARES CONSTANTES DE 2000

Fuente: Elaboración propia con base en Banco Mundial, BM, 2006 y 2007.

fases de un proceso de transición epidemiológica. Por su parte, las coberturas de las vacunas básicas (BCG, DTPE, HepB3, HibB3) tendie-ron a aumentar durante el período 2000-2006, alcanzando o mante-niendo niveles iguales o superiores al 85% en todo el Istmo.

En esta década la desnutrición se redujo, pero de manera lenta y desigual, y sigue afectando a am-plios grupos de población, entre ellos los habitantes de las zonas rurales, niños, indígenas y adultos mayores. Durante los últimos años la región ha logrado una disponibilidad superavi-taria de alimentos. Sin embargo, esto se ha debido a la importación de alimentos y no a su producción, especialmente en lo que concierne a granos básicos, cuyo cultivo más bien fue desestimulado. La depen-dencia de alimentos importados en la actual escalada de los precios internacionales supone un serio de-safío para la seguridad alimentaria de Centroamérica.

De modo especial debe des-tacarse la mejora relativa de los ni-veles de pobreza en el Istmo, pues en el período 2002-2007 ésta dismi-nuyó cinco puntos porcentuales (promedio regional), hasta alcanzar un mínimo histórico. Aun así, la po-breza afecta a más del 40% de las y los centroamericanos y, en términos absolutos (número de personas), creció.

En general, en todos los paí-ses las políticas públicas sociales tienen un financiamiento mayor que hace cinco años. En varios de ellos, sin embargo, los niveles de la inver-sión social siguen estando entre los más bajos de América Latina, y las brechas en el gasto social per cápita entre las naciones del Istmo llegan a ser de más de siete veces, lo que se refleja en las disparidades en desa-rrollo humano. La evidencia que aporta el Informe (2008) permite concluir que la baja inversión en salud y educación afectó las posibili-dades de elevar la calidad de la ma-no de obra de la región, tema al que todas las economías exitosas han asignado una prioridad estratégica.

En todo el Istmo se admite hoy la inspección de los derechos de los trabajadores, aunque ésta sigue siendo débil y aplicada sólo en cier-tos centros urbanos. Asimismo, en todos los países se han creado insti-tuciones de defensa de los consumi-dores como instrumentos de protec-ción de los derechos ciudadanos.

Desde los años ochenta, Cen-troamérica ha hecho grandes es-fuerzos para desarrollar esquemas tendientes a proteger y conservar su biodiversidad. En la actualidad, más del 10% del territorio del Istmo está bajo alguna categoría de protección. También se registran avances en la legislación ambiental en casi todos los países. No obstante, las capaci-dades institucionales para garantizar la conservación del patrimonio son exiguas, como lo documenta este Informe, y varios ecosistemas están prácticamente desprotegidos (por ejemplo los humedales). La agenda ambiental establecida en la Alianza

para el Desarrollo Sostenible, Alides, suscrita por los gobiernos a inicios de la década anterior, en la práctica y en la asignación de recursos públi-cos, ha sido relegada.

En otros frentes la falta

de progreso es una

vulnerabilidad estratégica

En otros ámbitos sociales y económicos, la falta de progreso de Centroamérica es un lastre para su lanzamiento como un polo dinámico de desarrollo.

El Informe Estado de la Re-gión no puede consignar cambios importantes en los niveles de desigualdad social en la región, pese al mayor crecimiento económico y la reducción de la pobreza experimen-tada durante el período 2002-2007. En El Salvador la evidencia muestra una cierta disminución de este fenómeno, mientras que en Costa Rica éste ha aumentado. Es impor-tante hacer constar, sin embargo, las dificultades para una buena medi-ción de la desigualdad.

Tampoco se pueden reportar mejoras en la segmentación de los mercados laborales. La mayoría de los ocupados en Centroamérica con-tinúa inserta en sectores de baja productividad e ingreso. El autoem-pleo de baja productividad, medida de aproximación al sector informal, genera el 41% del empleo regional. La posibilidad de acceder a puestos de trabajo de calidad se ve limitada por la baja calificación de la mano de obra, pero también por la desarticu-lación entre la oferta y la demanda laboral. Sólo el 28% de los trabaja-dores disfruta de empleo con ciertas garantías sociales. Esta situación no cambió pese al progreso económico de los últimos años.

Igualmente nulo es el progre-so en la capacidad de la región para retener a sus habitantes. La emigra-ción, principalmente hacia Estados Unidos y como resultado de la falta de oportunidades laborales, sigue afectando a Centroamérica. Más aun, debido a la importancia de las remesas familiares para la estabili-dad macroeconómica de varios paí-ses de la región, y su efecto asocia-do de disminuir la incidencia de la pobreza, la emigración se ha conver-tido en una necesidad estructural del funcionamiento de algunas eco-nomías y sociedades del Istmo.

En vista de la favorable situa-ción demográfica que se vive en el área, la rigidez de los altos niveles de desigualdad, la segmentación de los mercados laborales y la persis-tencia de la emigración configuran una seria vulnerabilidad estratégica para una región que necesita pro-gresar rápidamente en su desarrollo humano. En efecto, en los próximos años los países requerirán fuertes incrementos en la productividad de la población trabajadora, para apro-vechar la positiva relación de depen-dencia que implica el “bono de-mográfico”. Para ello deberá aumentar el ahorro y la inversión (tanto privada como, especialmente,

pública) con el propósito de dedicar recursos a elevar la calidad de la mano de obra, mediante la universa-lización de la educación secundaria, académica y técnica, y la generación de oportunidades laborales y empre-sariales, entre otras acciones. La escolaridad de las personas prueba que sigue siendo el principal movili-zador social (gráfico 1.3). No obstan-te, la emigración supone una sangría de la fuerza laboral, la persistencia del sector informal perpetúa la baja productividad y afecta la recaudación tributaria, y los altos niveles de desigualdad bloquean el acceso de amplios segmentos de la población a las oportunidades de desarrollo so-cial y económico.

2. Capítulo 10.

Las capacidades de gestión de la rica diversidad biológica del Istmo, un recurso estratégico para la región, son exiguas, y las mejoras recientes en este tema han sido marginales. Es cierto que el presu-puesto asignado para los entes rec-tores en materia ambiental (ministe-rios del ramo) pasó de 70,4 millones de dólares corrientes en el 2002 a 152,4 millones en el 2006. Sin em-bargo, este aumento no implicó un cambio importante en las prioridades públicas: el peso de este presupues-to dentro del gasto de consumo final de los gobiernos centrales pasó de 0,9% a 1,6% en esos años. Esto representó un gasto anual per cápita que, en el mejor de los casos (Pa-namá), alcanzó apenas 8,1 dólares (la Agencia de Protección Ambiental

de los Estados Unidos invierte anualmente cerca de $24).

La protección ambiental y el uso racional de los recursos natura-les son débiles e incapaces de con-trarrestar la tendencia a lesionar el patrimonio natural.2 Algunos ejem-plos: el número de especies en ries-go crítico pasó de 94 a 220 entre el 2002 y el 2007 para la región en su conjunto, y las catalogadas como “en peligro de extinción”, de 257 a 389 en los mismos años. La emisión de toneladas de gases contaminantes a la atmósfera (dióxido de carbono y sustancias que agotan el ozono) aumentó de manera considerable entre el 2003 y el 2005, período para el cual se tiene la última información. El consumo de fertilizantes y pestici-das, poco regulado, mostró un in-cremento importante en el período 2003-2006 para la región en su con-junto, aunque con notables dispari-dades en los volúmenes y ritmos según los países. Si bien son nece-sarios para las actividades agrope-cuarias, los fertilizantes y pesticidas, usados sin los controles adecuados, pueden representar amenazas para la salud pública; ejemplo de ello son los frecuentes episodios de contami-nación de fuentes de agua en diver-sas localidades. Cabe señalar que, aunque el consumo de fertilizantes por área sembrada (no hay informa-ción para pesticidas) ha tendido a aumentar en la región, se encuentra todavía muy por debajo de los nive-les reportados en Brasil y Chile.

Finalmente, no hay duda de que la democratización de los regí-

menes políticos es uno de los mayo-res logros de Centroamérica. Hoy en todos los países se llevan a cabo reñidas competencias electorales. Sin embargo, la pérdida de dina-mismo y, en algunos casos, el es-tancamiento del proceso de demo-cratización, son preocupantes. En al menos un caso (Nicaragua), la ins-tauración plena de la democracia electoral es una tarea pendiente. En Guatemala la campaña electoral del 2007 se caracterizó por elevados niveles de violencia política (más de cincuenta asesinatos). En varias naciones, el requisito básico de la inclusión ciudadana universal no se ha cumplido, pues las personas que experimentan distintas modalidades de exclusión social tienden a partici-par menos en la política, incluyendo las elecciones nacionales.

GRÁFICO 1.3

CENTROAMÉRICA: POBLACIÓN ENTRE 15 Y 64 AÑOS DE EDAD,

EN CONDICIÓN DE POBREZA,

SEGÚN AÑOS DE EDUCACIÓN ACUMULADOS

2006

Fuente: Elaboración propia con base en las encuestas de hogares de cada país.

Con mucho, el ámbito en que la democratización ha progresado menos es el de la instauración de Estados democráticos de derecho y el marco institucional para garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y el buen manejo de los recursos públicos. La actualización del diagnóstico efectuado hace cinco años por el Segundo Informe Estado de la Región en Desarrollo Humano Sostenible arroja pocos cambios. En varios países existe un control parti-dario sobre el Poder Judicial, que cuenta con escasos recursos para operar (el gasto judicial per cápita es menor a $10 anuales en tres paí-ses); además hay desbalances pro-cesales importantes derivados de la extrema debilidad de las defensas públicas, en naciones donde una gran cantidad de personas, si no la mayoría, es pobre. Las diferencias entre Costa Rica y el resto de la región son aquí, quizás, más pro-nunciadas que en cualquier otro tema. Por otra parte, pese a los avances normativos, en todo el Ist-mo los órganos encargados de fisca-lizar la gestión pública tienen seve-ras limitaciones. En general, los países centroamericanos están entre los peor calificados en los índices internacionales de combate a la co-rrupción, y el mejor caso (Costa Ri-ca) apenas logra una puntuación intermedia.

Las dificultades de Centro-américa para consolidar el funcio-namiento de Estados democráticos de derecho constituyen una barrera para asegurar la plena vigencia de los derechos de las personas, atraer inversión extranjera directa y lograr la reinversión local de las utilidades, acciones vitales para el desarrollo del Istmo en virtud de su escasez de capital.

Desafíos emergentes plantean

una nueva situación estratégica

En los últimos años (y al mo-mento de escribirse el tercer Infor-me) una serie de eventos está cam-biando dramáticamente el contexto internacional y, con ello, ha hecho emerger complejos desafíos estraté-gicos para Centroamérica. En térmi-nos generales, la región enfrenta márgenes de maniobra más estre-chos debido a una convergencia de factores que penalizan severa-mente sus debilidades en desarrollo humano.

En el terreno económico, el In-forme plantea que la mayoría de las naciones centroamericanas impulsó un programa relativamente sencillo y unilateral de apertura comercial y financiera, basado en la utilización de una mano de obra barata y en el aprovechamiento de las ventajas de localización del Istmo en relación con el principal mercado del mundo. Es preciso reconocer que, finaliza-das las guerras civiles y al interrum-pirse los flujos de ayuda internacio-nal, los países tampoco tenían muchas alternativas. A esta situación objetiva se adicionó una subjetiva: la creencia de que la apertura econó-mica era una condición suficiente para inducir mejoras sostenidas y rápidas en el desarrollo humano.

Si no se hubiera llevado a ca-bo este proceso, probablemente la región estaría hoy en peores condi-ciones económicas y sociales. Sin embargo, en la actualidad es claro que la apertura económica en su etapa fácil, la que se desentiende del reto de crear sistemas productivos más competitivos, no es suficiente siquiera para lograr metas estricta-mente económicas, y menos aun un rápido desarrollo. Pero, además, la apuesta de inserción internacional basada en la utilización de mano de obra barata y no calificada ha sido afectada, de manera radical, por la irrupción en los mercados mundiales de China, India y Vietnam, países que tienen mucha más capacidad y productividad y menores costos de producción que las naciones cen-troamericanas. Esta situación ame-naza a sectores enteros de los apa-ratos productivos del Istmo.

A esto se agrega, además, una situación coyuntural adversa: a diferencia del resto de América Lati-na, todas las naciones centroameri-canas, sin excepción, han experi-mentado un deterioro sistemático y significativo en los términos de inter-cambio (gráfico 1.4). Tienen que dedicar cada vez más recursos para adquirir igual o menor cantidad de productos y servicios del exterior que en el pasado. Las mediciones reali-zadas para el tercer Informe indican que una buena parte de la oferta exportable del Istmo ha perdido competitividad.

En el terreno político, Centro-américa enfrenta un grave y multi-facético problema de inseguridad ciudadana. Como se dijo anterior-mente, en varios países la violencia social y delictiva se encuentra entre las más altas del hemisferio. En otros, este fenómeno, aunque me-nor, están en ascenso. En todos cunde la sensación de inseguridad y las personas invierten cada vez más sus recursos, muchos o pocos, en sistemas de protección.

A este punto, la inseguridad ciudadana es un problema de orden público que cuestiona la autoridad legítima de los Estados. Constituye un factor de desarticulación social, pues afecta las relaciones de con-fianza y reciprocidad dentro de las comunidades. Es, asimismo, un obstáculo al crecimiento económico, pues implica costos más altos de operación para los sectores produc-tivos. Los niveles actuales de crimi-nalidad afectan, deprimiéndolo, el apoyo ciudadano a los sistemas políticos y han creado climas de opinión que, en el mejor de los ca-sos, toleran las soluciones extralega-les al problema.

En materia de energía, el de-safío emergente está asociado a la alta dependencia de hidrocarburos importados, que representan el 45% del consumo energético total, y a patrones de uso poco eficientes (en este ámbito la región está a la zaga en América Latina). El consumo de petróleo se debe mayoritariamente al sector transporte y a la generación eléctrica, en tanto que el empleo de leña, segunda fuente de energía en la región (38%), corresponde sobre

GRÁFICO 1.4

CENTROAMÉRICA: EVOLUCIÓN DE LOS TÉRMINOS

DE INTERCAMBIO EN COMPARACIÓN CON AMÉRICA LATINA

2000-2006

(ÍNDICE AÑO 2000= 100)

Fuente: CEPAL, 2007.

todo al sector residencial de las zo-nas rurales. La alta dependencia de los hidrocarburos se agrava en un marco internacional complejo, de altos precios y perspectivas de ago-tamiento petrolero, lo que reduce la competitividad, dispara la inflación y ensancha el déficit comercial de economías cuyo crecimiento está fuertemente ligado al uso de energía. Al cierre de edición del In-forme del 2008, el precio del petróleo superaba los 138 dólares por barril y entre el 2000 y el 2006 la factura de los países del Istmo por este con-cepto se había duplicado, hasta lle-gar a representar más del 7% del PIB regional.

Finalmente, otro complejo de-safío que ha surgido en el frente internacional es el de la seguridad alimentaria y nutricional. Hasta hace poco, el relativo dinamismo de eco-

nomías emergentes como las de China e India, y los bajos precios en los mercados mundiales hicieron viable para los países centroameri-canos la opción de abastecer el con-sumo nacional con alimentos impor-tados, que estuvieron disponibles de manera creciente en los últimos años. Este panorama ha cambiado en forma abrupta, debido a un fuerte incremento de la demanda y de los precios internacionales en este ru-bro. Esta situación se deriva de una relativa inestabilidad en la produc-ción de alimentos, asociada a su vez a recurrentes eventos hidrome-tereológicos y a variaciones en las precipitaciones por efecto del cambio climático, pero también está siendo influida por el uso de productos ali-menticios para la elaboración de biocombustibles, como una alternati-va para enfrentar la crisis petrolera. En una región con una alta depen-dencia de alimentos importados, en muy corto plazo ello podría transfor-marse en una amenaza y generar escenarios de inseguridad relacio-nados con problemas de desabaste-cimiento alimentario y una agudiza-ción de las carencias nutricionales que sufre la población más pobre.

Oportunidades para la acción

regional

Centroamérica puede obtener beneficios de la nueva situación internacional si logra identificar las ventajas y oportunidades que ésta ofrece y aprovecharlas para relanzar la acción regional como vía para atender desafíos comunes. La ac-ción regional no sustituye la respon-sabilidad que cada Estado tiene con su población, pero ciertamente, en condiciones tan difíciles como las actuales, puede contribuir a generar mayores oportunidades. Para esto, sin embargo, se requerirá audacia y pensamiento innovador.

En materia energética es po-sible que el amplio potencial de ge-neración a partir de fuentes renova-bles incentive las inversiones regionales, y que la escasez y los altos precios de los hidrocarburos, a su vez, estimulen el desarrollo de estrategias comunes para transfor-mar los sistemas de transporte y los hábitos de consumo.

Al enfrentar el problema de la inseguridad ciudadana, en Centro-américa se ha oscilado entre la “ma-no dura” y la inacción, respuestas que no han rendido frutos y han te-nido implicaciones sociales y políti-cas negativas. Ante tal situación, el tercer Informe hace un llamado a la sensatez: la cooperación regional puede ayudar al cuidadoso diseño de intervenciones, de diversa com-plejidad y naturaleza, para incidir sobre una multiplicidad de factores de riesgo, en un contexto de institu-ciones fortalecidas del Estado de derecho.

Las tendencias recientes del mercado internacional de alimentos podrían albergar oportunidades para Centroamérica. La disponibilidad de suelos fértiles y agua, especialmente en la zona central del Istmo, junto

con una larga tradición agrícola, podrían ser factores favorables para relanzar la producción agrícola, aun-que para cristalizar una iniciativa en ese sentido se requeriría robustas políticas públicas. Esto abre posibili-dades para que, desde la acción regional, se impulse el desarrollo rural y se procure solventar el rezago socioeconómico de casi la mitad de la población pobre que vive en esa zona.

Ver oportunidades donde hay amenazas no es un optimismo in-fundado. Hace dos décadas, bajo condiciones extremas, Centroaméri-ca puso en marcha acciones decisi-vas y conjuntas para abrir paso a transiciones en materia de paz, de-mocracia e inserción internacional. Al cabo de veinte años, de nuevo la región está obligada a rechazar cier-tas tentaciones y atreverse a hacer lo que no se ha intentado antes.

El Informe Estado de la Re-gión plantea con claridad que “más de lo mismo” es un curso de acción que compromete el futuro del Istmo. Mantener bajos los niveles de inver-sión en educación y salud, o recor-tarlos en tiempos de menor creci-miento de la producción o de merma de la recaudación fiscal, como los que se pueden avecinar, agudizaría los problemas. Abandonar los es-fuerzos por proteger el bosque e incrementar el uso de leña para sos-layar los precios crecientes de la energía amenazaría el patrimonio natural, una de las grandes ventajas de la región en el escenario interna-cional. Recurrir a la “mano dura” y a la erosión de la institucionalidad democrática para combatir la insegu-ridad ciudadana puede crear severos problemas de estabilidad política.

Enfrentar los nuevos retos pa-sa por redescubrir Centroamérica, ese espacio común, un tanto relega-do de las prioridades mundiales lue-go de haber protagonizado el último conflicto de la guerra fría, para entrar en el juego global. No es posible excusarse, ni esconderse. Tampoco actuar en solitario. Ningún país de la región puede darse el lujo de pres-cindir de sus vecinos. Nadie es tan potente o autosuficiente.

Redescubrir Centroamérica es más que “estar” en Centroamérica. Significa, en particular, desplegar acciones comunes para administrar activos comunes (biodiversidad, ventajas de localización, nodo del comercio mundial) y encarar de-safíos comunes (geopolítica de la seguridad, la dependencia energéti-ca de los hidrocarburos y la crisis alimentaria).

La institucionalidad regional puede ser una valiosa herramienta para esa acción. El Sistema de Inte-gración Centroamericana, SICA, fue remodelado en el contexto de la reconstrucción posbélica. Sin em-bargo, las condiciones y necesida-des actuales son distintas. El Infor-me advierte que el proceso de integración del Istmo se encuentra en una disyuntiva: hacerse útil o ser abandonado. Hoy en día existen fuertes y diversos estímulos para la acción conjunta. La tarea prioritaria

es construir un acuerdo político que permita la doble articulación del pro-yecto regional con los intereses de cada país, en una serie de temas estratégicos. Para ello será necesa-rio que los Estados nacionales, las partes del proceso integracionista, superen su tradicional indisciplina con respecto a Centroamérica, la casa común.

El Informe Estado de la Re-gión (2008) se presenta a las socie-dades centroamericanas en momen-tos en que resulta central fijar rumbos, emprender caminos y con-tar con información pertinente, veraz y oportuna, que sirva para evaluar las consecuencias de las acciones y de las omisiones de hoy. Éstas, fi-nalmente, se proyectarán en la cali-dad de vida de los y las habitantes del Istmo a lo largo de mucho tiem-po. Resulta claro, entonces, que la ausencia de información afecta la calidad de las decisiones, a los que toman decisiones y, por supuesto, a quienes quedan relegados de, o por las decisiones.

Dilemas estratégicos del Istmo

Centroamérica se adentra en un nuevo y difícil período histórico. La convergencia de rezagos históri-cos (sociales, institucionales y económicos) con un contexto inter-nacional cada vez más complejo, obliga a reconsiderar las estrategias que han seguido los países, tanto para alcanzar su desarrollo como para impulsar una región más próspera e integrada. Por ser un informe centroamericano, el análisis se concentra en el ámbito regional, sin desconocer que muchas de las posibilidades de desarrollo humano dependen de acciones a lo interno de los Estados nacionales. Aun en esta dimensión regional, la principal conclusión es que seguir “haciendo lo mismo” puede tener serias conse-cuencias para el futuro del Istmo.

Con el propósito de contribuir a un debate centroamericano sobre las opciones y estrategias que el Istmo tiene ante sí, el Informe desa-rrolla, como novedad, un enfoque prospectivo mediante el cual se examinan “dilemas estratégicos” del desarrollo humano en la región, las tendencias actuales, escenarios y alternativas de acción. Específica-mente se analizan dos de estos di-lemas, que fueron investigados por mandato del Consejo Consultivo del Informe. El primero de ellos se rela-ciona con las posibilidades de pro-veer, en democracia, un bien público fundamental: un orden público que, basado en el respeto a los derechos y libertades de las personas, garan-tice la seguridad ciudadana. En cuanto al segundo dilema, frente a la conjunción de rezagos históricos y un contexto internacional más com-plejo, se valoran las posibilidades de reorientar los estilos de inserción de las naciones centroamericanas en el sistema económico internacional, para generar crecimiento y rápidos progresos en el desarrollo humano y la equidad social.

La situación actual de la (in)seguridad ciudadana y las vulne-rabilidades de la inserción interna-cional generan importantes amena-zas y riesgos para la región, las que tienen un carácter estratégico por-que, en mayor o menor grado, afec-tan al Istmo en su conjunto y blo-quean severamente su potencial de desarrollo humano y avance de-mocrático. Son dilemas porque re-solverlos implica superar disyuntivas, reales o percibidas, entre objetivos deseables pero difíciles de conciliar en la práctica.

En el índice del Informe los di-lemas coronan el estudio, pues son sus capítulos finales. Sin embargo, en esta “Sinopsis” se presentan an-tes que los demás. La razón de tal proceder es que los dilemas anudan los complejos desafíos económicos, políticos, ambientales, sociales e institucionales tratados en el resto del Informe y, por tanto, ofrecen un contexto para interpretar los resú-menes de los otros capítulos que se presentan más adelante.

Dilema estratégico

de la seguridad de las personas

y el Estado democrático

de derecho3

3. Capítulo 12.

Resumen de situación

Al finalizar la primera década del siglo XXI Centroamérica experi-

menta un grave problema de seguri-dad ciudadana. Este, sin embargo, no afecta de manera homogénea a todos los países. Se pueden distin-guir al menos tres grupos de países que presentan situaciones estratégi-cas de seguridad ciudadana distin-tas. Esas tres situaciones tienen en común una percepción generalizada de alta inseguridad ciudadana, pero se diferencian por los niveles de violencia existentes, la respuesta gubernamental y el grado de institu-cionalidad del Estado de derecho.

La primera situación estratégi-ca es la más grave y se caracteriza por una alta violencia social y delicti-va, combinada con debilidades insti-tucionales y la aplicación de políticas de “mano dura”, tal como sucede en el norte de Centroamérica. En la segunda situación estratégica tam-bién hay debilidad institucional pero, a diferencia de la anterior, en la últi-ma década ha habido renuencia a aplicar políticas de “mano dura” y los indicadores de violencia social y delictiva son bajos, aunque con ten-dencia al alza. Los países que más se aproximan a este prototipo son Nicaragua y, en menor medida, Pa-namá. La tercera situación estratégi-ca coincide con el segundo grupo de países en cuanto a la más baja vio-lencia social y delictiva, y la resisten-cia a la aplicación de políticas de “mano dura”, aunque ello no implica que se estén ejecutando políticas de prevención consistentes. La principal diferencia con las anteriores es la fortaleza del Estado de derecho. El país que más se acerca a este proto-tipo es Costa Rica.

En las tres situaciones es-tratégicas la articulación entre las políticas de seguridad y el Estado de derecho está condicionada por una serie de factores regionales que sobrepasan las particularidades de los países y, en algunos casos sus capacidades de actuar, tales como la inmersión de Centroamérica en la geopolítica del narcotráfico, las acti-vidades delictivas de las maras, la debilidad de los Estados de derecho y el fácil y generalizado acceso de la población a armas ligeras.

Escenarios

De no acometerse acciones que modifiquen las condiciones ac-tuales, las tres situaciones estratégi-cas tienen el potencial para engen-drar profundas fracturas económicas y políticas en el Istmo, que obstacu-lizarán aun más el desarrollo huma-no y la integración regional. Al 2020, en la primera situación estratégica, el escenario más grave llevaría a los países a un alto riesgo de desestabi-lización política, con una violencia delictiva superior a la actual y aso-ciada a acciones extralegales de grupos irregulares y a “guerras” en-tre bandas rivales. La institucionali-dad del Estado de derecho sería más débil.

En la segunda situación es-tratégica se produciría una “balcani-zación” del orden público territorial; es decir, lo más probable es que la inseguridad ciudadana ponga en riesgo el orden público democrático, pero sin llegar a desestabilizarlo del todo. Bajo este escenario, las débi-les instituciones del Estado lograrían mantener niveles moderados de violencia social en la mayor parte de sus territorios, pero habrían entrega-do el control de otras áreas a diver-sos actores del crimen organizado.

Finalmente, en la tercera si-tuación estratégica el escenario iner-cial más probable es aquel en el que coexistirían democracias con niveles ampliados de violencia. Los focos de mayor violencia social y delictiva estarían concentrados en “bolsones” urbanos de pobreza. En varias re-giones de los países ocurrirían epi-sodios, todavía poco frecuentes, de violencia extralegal (“limpieza so-cial”) que contarían con la conniven-cia de la población y algunas autori-dades policiales.

Los escenarios analizados no son, sin embargo, inevitables. Son proyecciones lógicas cuyo punto de partida es el supuesto de que las condiciones actuales se mantendrán relativamente estables en el tiempo. Estas condiciones, sin embargo, son modificables. La experiencia interna-cional muestra que, aun en situacio-nes muy complejas, la seguridad ciudadana puede ser mejorada en forma duradera. Esta es una base objetiva para la esperanza. La clave radica en el diseño y puesta en mar-cha de intervenciones públicas que, de manera simultánea y desde múltiples frentes, modifiquen los factores de riesgo.

CUADRO 1.2

CENTROAMÉRICA: SITUACIONES ESTRATÉGICAS PROTOTÍPICAS

DE INSEGURIDAD CIUDADANA Y ESTADO DE DERECHO

2007

Situación prototípica

Países que se aproximan

Resultados del ejerci-cio de escenario a mediano plazo

Alta violencia social y delictiva, intensa inseguridad ciudadana, frágiles o incipien-tes Estados de derecho y aplicación de “mano dura”.

Guatemala, Hondu-ras y El Salvadora/

Muy alta probabilidad de amenazas severas al orden democrático.

Baja violencia social y delictiva, inseguri-dad ciudadana en aumento, frágiles Esta-dos de derecho y poca o nula aplicación de “mano dura”.

Nicaragua y Pa-namáa/

Alta probabilidad de amenazas severas al orden democrático.

Baja violencia social y delictiva, inseguri-dad ciudadana en aumento, robusto Esta-do de derecho y nula aplicación de “mano dura”.

Costa Rica

Baja probabilidad (pero no despreciable) de amenazas severas al orden democrático.

a/ Son los casos que muestran al menos una diferencia importante con los otros que han sido agrupados en la misma categoría.

Fuente: Elaboración propia.

Planteamiento

Para modificar los cursos de evolución más probables, el Informe hace un llamado para abandonar las políticas de “mano dura”, que no sólo han probado ser ineficaces, sino que parten de supuestos falsos y erosio-nan las instituciones del Estado de derecho. Asimismo, se critica la in-acción pública frente a los serios problemas de inseguridad o la adop-ción acrítica de experiencias inter-nacionales.

El Informe apuesta por la sen- satez en la política pública de seguri- dad ciudadana. Ello permitirá encon- trar soluciones introduciendo vías de compromiso y equilibrio entre dos valores hasta ahora enfrentados: la protección social y el respeto de las garantías procesales. Desde esta perspectiva pueden plantearse dos grandes objetivos: por una parte, uno de contención, orientado a evitar el empeoramiento de la situación en todos los países, especialmente en

aquellos que padecen un importante deterioro de su seguridad (primera situación estratégica); por otra parte, un objetivo de desarrollo, dirigido a mejorar las condiciones existentes en los casos más agudos o, in-cluso, a modificar el escenario que enfrentan.

El Informe formula propuestas de intervenciones de carácter gene-ral y específico. Entre las primeras destacan las siguientes:

Determinar, en forma consen-suada y socialmente acepta-da, los lineamientos de las políticas públicas de seguridad ciudadana de mediano y largo plazo.
Crear una estructura organiza-tiva básica (o la revisión y me-jora de la existente) con el propósito de ampliar las capa-cidades institucionales.
Mejorar los actuales sistemas de captación de información.

Las propuestas específicas se asocian a la atención de factores de riesgo, mediante acciones como las siguientes:

Prevenir los homicidios y las violaciones, por medio del for-talecimiento de las investiga-ciones policiales, la adopción de leyes más restrictivas de control de armas y programas de sensibilización popular.

Disminuir los asaltos, robos y hurtos en determinadas zonas
(principales causantes del sentimiento de inseguridad) a través de intervenciones de prevención situacional, parti-cularmente con programas que involucren a niños, niñas y jóvenes en riesgo, así como a sus familias.

Reducir la incidencia del nar-cotráfico con una mayor y más adecuada presencia e inter-vención de la policía (y, si es necesario, de las fuerzas ar-madas), tanto en las zonas ac-tualmente dominadas por nar-cotraficantes como, con fines preventivos, en aquellas en las que hay proyectos de de-sarrollo económico con un fuerte impacto regional (puer-tos, carreteras, etc.).

Mejorar la inteligencia policial y el mantenimiento de los pa-trullajes conjuntos, tanto entre los países del Istmo como con Estados Unidos.

Fortalecer los valores cívicos, indispensables en una socie-dad democrática. En particular se recomienda poner atención al tratamiento de la violencia delictiva por parte de los me-dios de comunicación.

Finalmente se sugieren accio-nes puntuales relacionadas con el sistema penal, con el doble propósito de fortalecer el control del delito y aumentar la confianza ciudadana en él. Se proponen intervenciones, tan-

to para reforzar la aplicación efectiva de la ley (con el propósito de reducir la impunidad) como, en especial, para ampliar la protección de las víctimas de delitos. El Consejo Con-sultivo del Informe consideró rele-vante agregar la consideración sobre la importancia de desarrollar políti-cas de reinserción laboral para ex-convictos.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

3. Empleo

Economía subterránea y blanqueo de capitales gene-ran empleos informales.

4. Salud

Alta violencia social y criminalidad causan pérdida de vidas y se convierten en un problema de salud pública.

6. Migración

Redes de “coyotes” ilegales vulneran derechos de migrantes y penetran instituciones públicas.

7. Democracia

Presiones sobre las instituciones del Estado de dere-cho y dificultades para garantizar un orden público.

8. Corrupción

Penetración de narcotráfico en sistemas de justicia y sistemas políticos.

9. Gobiernos locales

Actores ilegales son poderes locales y más recursos que las municipalidades.

10. Patrimonio natural

Operación de narcotráfico en áreas protegidas.

12. Seguridad ciudadana

13. Inserción internacional

Altos niveles de inseguridad y violencia afectan la inversión y la producción.

Nota: No se documentaron implicaciones del dilema de seguridad ciudadana sobre la seguri-dad alimentaria (Capítulo 5) y la energía (Capítulo 11).

Fuente: Elaboración propia.

Dilema estratégico

de la inserción internacional

en Centroamérica4

4. Capítulo 13.

Resumen de situación

A partir de 1990 todos los paí-ses del Istmo promovieron una ma-yor integración a la economía internacional, mediante políticas explícitas de promoción de exporta-ciones, disminución de las barreras arancelarias y no arancelarias a las importaciones, apertura de la cuenta de capitales y, más recientemente, la suscripción de acuerdos de libre comercio con sus principales socios comerciales.

Hoy en día, sin embargo, la inserción internacional de Centro-américa encara serios desafíos, pues sus resultados económicos y sociales no han sido los esperados. En comparación con otros países del mundo, que también han experimen-tado procesos de apertura y promo-ción de exportaciones, las naciones del Istmo han mostrado menos ca-pacidad para “sacarle el jugo” a este dinamismo exportador y traducirlo en tasas de crecimiento más altas y sostenidas, como vía para mejorar el bienestar social de sus poblaciones.

Dado que las economías cen-troamericanas son pequeñas y sus mercados internos reducidos, la inserción económica internacional

es, sin duda, conditio sine qua non para el crecimiento y el desarrollo en la región. Pero la inserción per se no garantiza el desarrollo. El dilema que enfrenta Centroamérica en este te-ma es: ¿cómo lograr una inserción ventajosa en la economía interna-cional? En otras palabras, ¿cómo aprovechar esta inserción para po-tenciar las oportunidades de creci-miento económico y desarrollo humano? La experiencia mundial muestra que la relación entre apertu-ra, inserción, crecimiento y desarro-llo no es automática. Las vinculacio-nes entre estos factores dependen críticamente del aprovechamiento de las condiciones del entorno interna-cional y la optimización de los recur-sos propios.

Pese a la existencia de facto-res comunes a todos los países de la región, como su ubicación estratégi-ca, la cercanía al canal de Panamá y la suscripción de tratados comercia-les multilaterales, el Informe plantea la tesis de que en Centroamérica es posible distinguir con claridad dos estilos de inserción en la economía internacional.

La primera situación combina:

Una inserción internacional de bajo nivel tecnológico, basada en la agroexportación y la in-dustria de maquila textil.

Altos volúmenes de emigra-ción y flujo de remesas.

Poca capacidad de atracción de inversión extranjera directa.
Nivel exportador bajo o inter-medio, con un fuerte peso del mercado centroamericano.

Magros resultados económi-cos y sociales.

La segunda situación estraté-gica combina:

Una inserción internacional basada en una mayor incorpo-ración tecnológica, sea a la exportación de productos no tradicionales, a la industria o a los servicios.

Bajos o nulos volúmenes de emigración y de flujos de remesas.

Mayor capacidad de atracción de inversión extranjera directa.

Alto nivel exportador, orien-tado a mercados extrarre-gionales.

Resultados económicos y sociales intermedios.

Escenarios

Para cada una de estas situa-ciones estratégicas el Informe plan-tea escenarios que toman como referencia el 2020 y que describen el curso de evolución más probable, si se mantienen constantes las tenden-cias y condiciones observadas du-rante los últimos años. En la primera situación estratégica, el escenario más probable es el de una inserción internacional vulnerable, sin desarro-llo humano. A mediano plazo se habría profundizado la apertura de la economía, pero no el desarrollo humano de la sociedad ni la produc-tividad de los factores. Esta última se mantendría en niveles similares a los observados en la actualidad. En la segunda situación estratégica el escenario más probable es que la inserción internacional haya obtenido logros sub-óptimos en desarrollo humano. Aunque se habrían gene-rado mayores niveles de desarrollo humano, tanto los logros como su progresión estarían significativamen-te por debajo de los resultados obte-nidos por los nuevos países indus-trializados (NIC).

La principal conclusión de los escenarios es que la etapa fácil de la apertura y la inserción internacional en Centroamérica ha concluido. Los próximos pasos en este proceso se darán en un contexto en el que se han estrechado los márgenes de maniobra de las pequeñas eco-nomías del Istmo, debido a la com-petencia cada vez mayor de otras regiones del mundo y los altos pre-cios del petróleo y los alimentos.

Los escenarios analizados no son, sin embargo, inevitables. Son proyecciones lógicas cuyo punto de partida es el supuesto de que las condiciones actuales se mantendrán relativamente estables en el tiempo. Estas condiciones son modificables. La experiencia internacional muestra que, aun en situaciones muy com-plejas, cambios en los estilos de inserción generan mejoras significa-

tivas en el desarrollo humano de los países.

Planteamiento

En Centroamérica se suelen pregonar “soluciones mágicas” para el logro de una inserción internacio-nal ventajosa; se desestima la com-plejidad de los problemas y se reco-mienda un programa relativamente sencillo de política pública. Frente a la incapacidad de tales estrategias para inducir rápidas mejoras socia-les, se ha generado una reacción contraria: la negación de que la exis-tencia de economías abiertas sea una necesidad y que, por tanto, Cen-troamérica puede vivir en lo funda-mental de sus propios recursos, gracias a su vocación agropecuaria.

La creación de condiciones para una inserción internacional ventajosa en la región parte de una serie de realidades difíciles de igno-rar: restricciones importantes para obtener resultados sociales y económicos significativamente mejo-res, notables brechas en los niveles de desarrollo económico y social entre los países, “apuestas” comer-ciales cada vez más divergentes, falta de un liderazgo económico evi-dente en el Istmo y carencia de commodities estratégicos.

Una mirada realista a las con-diciones actuales identifica no sólo las restricciones sino también los intereses comunes que tiene Cen-troamérica en su conjunto, pese a la diversidad de los países que la com-ponen. Estos intereses son de carác-ter ofensivo, es decir, de creación de condiciones para una nueva fase de la inserción internacional, y defensi-vo, para evitar que las debilidades se conviertan en obstáculos para lograr una inserción ventajosa.

Desde el punto de vista ofen-sivo, el principal interés regional es aprovechar sus ventajas de localiza-ción en el sistema económico inter-nacional para crear una plataforma de producción y un portafolio de bienes y servicios para socios extra-rregionales. Existen varias condicio-nes iniciales que posibilitan plantear-se este objetivo. Por una parte, el canal de Panamá (y su ampliación en curso) es una de las principales rutas del comercio internacional. Por otra, dentro de la misma región hay experiencias exitosas de atracción de inversiones y desarrollo de nue-vos sectores productivos (Panamá y Costa Rica).

En los últimos diez años se han planteado diversas propuestas para aprovechar la localización es-tratégica de Centroamérica. Todas ellas coinciden al señalar la necesi-dad de que los países pongan en marcha acciones comunes para:

Fortalecer la institucionalidad y las políticas de integración regional.

Impulsar políticas regionales para el urgente y rápido mejo-ramiento de la calidad de la mano de obra (“capital humano”).
Promover los encadenamien-tos productivos, de empleo, salarios y consumo.

Aprovechar de manera ade-cuada y sostenible los recur-sos ambientales.

El Informe Estado de la Re-gión tiene importantes coincidencias con estos planteamientos. Además propone otras acciones que per-mitirían avanzar con rapidez hacia el objetivo de convertir a Centroaméri-ca en una plataforma internacional para la producción y el comercio:

Creación de una personería jurídica centroamericana, con un registro único, de manera que las empresas que cum-plan con los requisitos puedan hacer negocios de pleno dere-cho en todos los países y con-solidar sus operaciones y sus contabilidades.

Desarrollo de una infraestruc-tura regional en materia de transportes, electricidad y comunicaciones.

Ampliación de un sistema regional de protección de la biodiversidad, que permita crear estándares comunes de conservación, prospección y uso racional de recursos de al-to valor para la biogenética.

Diseño de un marco común de incentivos a la inversión ex-tranjera directa ligados a re-quisitos de productividad, ge-
neración de empleo califica-do y localización en zonas prioritarias.

Desde el punto de vista de-fensivo, el principal interés de Cen-troamérica es la creación de enca-denamientos productivos y sociales, tanto dentro como entre países, para evitar que las desigualdades intra-rregionales fracturen el Istmo y es-trangulen la posibilidad de establecer la plataforma extrarregional de bie-nes y servicios. Algunas acciones que podrían contribuir a ello son:

En el ámbito nacional, aumen-tar la recaudación tributaria a niveles cercanos o superiores al 20% del PIB, mediante la eliminación de exenciones fis-cales a los sectores más dinámicos y mejores esfuer-zos de cobro, junto con el for-talecimiento de los mecanis-mos de transparencia y rendición de cuentas sobre el gasto público.

En el ámbito regional, crear fondos de cohesión cuyo ac-ceso estaría condicionado por los progresos que los países realicen en materia tributaria. El financiamiento principal es-taría basado en la captación de recursos de cooperación internacional producto de una gestión conjunta.

Desarrollar programas masi-vos de capacitación de la fuerza de trabajo y de alfabeti-zación acelerada hasta nivel
básico de educación (noveno año), utilizando los recursos generados por una mayor re-caudación tributaria. El Conse-jo Consultivo del Informe sugi-rió promover alianzas público-privadas para incrementar programas de capacitación laboral.

Poner en marcha un programa regional de producción de alimentos básicos: mediante inversiones regionales se re-convertirían zonas agrológi-camente aptas para la pro-ducción de granos (trigo, maíz, arroz) que están en abandono o utilizadas en otros cultivos. En estas zonas habría un esfuerzo deliberado para involucrar a las pequeñas y medianas unidades produc-tivas, así como para lograr mejores niveles de productivi-dad y calidad del producto.

La pregunta, sin embargo, es por qué países que históricamente han estado centrados en sus in-tereses de corto plazo, nacionales o incluso más específicos, habrían de cooperar con la implementación de una propuesta regional. En otras palabras, cuáles serían las razones por las que países que históricamen-te han sido indisciplinados en lo que concierne a las acciones de carácter regional, y que han aprovechado la primera oportunidad para desertar con la finalidad de obtener ventajas sobre sus vecinos, encontrarían necesario y deseable modificar sus patrones de conducta. Para las na-ciones mejor posicionadas del Istmo, Panamá y Costa Rica, una fractura regional entre un “sur” más desarro-llado y un “centro-norte” estancado es problemática. La capacidad de atracción de flujos ampliados de inversión pasa por tener un “vecinda-rio” que no conspire contra esa in-tención. Para los países más reza-gados, una vez concluida la etapa fácil de la inserción internacional, no existen muchas otras opciones para relanzar el desarrollo.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

3. Empleo

Estilo de inserción internacional es determinante del dinamismo y la estructura de la demanda laboral.

4. Salud

Poca tributación por parte del sector exportador afecta la capacidad de inversión social.

5. Seguridad alimentaria

Apertura unilateral del sector agropecuario afectó a productores.

Altos precios internacionales limitan acceso a alimentos.

6. Migración

Falta de oportunidades sociales y económicas impulsa flujos migratorios.

7. Democracia

Inserción internacional ventajosa requiere baja insegu-ridad y violencia.

9. Gobiernos locales

Instalación de sectores dinámicos puede mejorar ingresos municipales.

11. Energía

Creciente demanda energética para sostener el dina-mismo exportador.

12. Seguridad ciudadana

Inserción internacional ventajosa requiere orden públi-co y vigencia del Estado de derecho.

13. Inserción internacional

Nota: No se documentaron implicaciones del dilema estratégico de inserción internacional sobre la lucha contra la corrupción (Capítulo 8) y sobre las áreas naturales protegidas (Capítulo 10).

Fuente: Elaboración propia.

Desafíos del desarrollo

humano sostenible

El Informe Estado de la Re-gión (2008) da seguimiento a los desafíos del desarrollo humano ana-lizados en las ediciones anteriores. A lo largo de nueve capítulos se actua-liza la información y se profundiza en temas abordados previamente. Además, producto de las rondas de consulta preliminares, se incluyeron en el análisis temas nuevos cuya consideración es producto del cam-bio en las circunstancias desde la fecha de publicación del Segundo Informe (2003). En la selección de los desafíos que estudió el Informe subyace el símil de una Centroamé-rica como un ser vivo, cuyas necesi-dades podrían ser satisfechas con mayores niveles de desarrollo humano en toda la región.

El desafío regional de ofrecer

trabajo a los habitantes5

5. Capítulo 3.

Resumen

Los mercados de trabajo en Centroamérica han mejorado su capacidad para ofrecer oportunida-des laborales a la población. Durante el último quinquenio aumentaron los empleos formales, mejoró el perfil educativo de la fuerza de trabajo y se registraron algunos avances en la inspección laboral como medio para

asegurar el cumplimiento de la legis-lación en esta materia.

Pese a estas evoluciones po-sitivas, los mercados de trabajo muestran severos problemas estruc-turales: persiste el claro predominio del empleo en actividades de baja calidad y productividad (autoempleo y micronegocios), una proporción significativa de la fuerza de trabajo no ha logrado completar la primaria, lo que reduce sus posibilidades de acceder a empleos de calidad y me-jorar sus ingresos, y las mujeres enfrentan claras desventajas, aun-que su participación laboral ha au-mentado y tienen en promedio ma-yor calificación que los hombres. A esto se suman debilidades en la tutela y ejercicio de los derechos laborales; los órganos de inspección laboral siguen teniendo importantes limitaciones técnicas y materiales, con matices según el país y la zona. Por otra parte, se registra un ex-tendido desconocimiento, por parte de las y los trabajadores, acerca de sus derechos laborales y los me-dios que prevé la legislación para defenderlos.

Existe una amplia heteroge-neidad entre países en las carac-terísticas y el desarrollo de sus mer-cados de trabajo. Guatemala, Honduras y Nicaragua son los de menor desempeño, Costa Rica y Panamá muestran los mejores resul-tados y El Salvador está en una po-sición intermedia. Este panorama revela un ensanchamiento de las brechas entre las naciones, particu-larmente entre los trabajadores más

calificados y los que, por falta de calificación, sólo tienen las opciones de insertarse en puestos de baja calidad o emigrar.

Para una región que se en-cuentra en un proceso de transi-ción demográfica, este desequilibrio podría significar que la ventaja aso-ciada a contar con una creciente proporción de población en edad productiva se traduzca en una gran frustración, en términos de sus resul-tados económicos y sociales. Este es un costo demasiado alto para un grupo de naciones que requieren potenciar las oportunidades del mer-cado laboral y, por esta vía, dismi-nuir la pobreza, mejorar los ingresos y reducir la desigualdad. La eviden-cia recogida por el Informe muestra que los esfuerzos por elevar la califi-cación de la fuerza laboral no están siendo correspondidos en todos los países con nuevos proyectos pro-ductivos y más puestos de trabajo de buena calidad.

Hallazgos más relevantes

del Informe Estado

de la Región (2008)

La fuerza de trabajo centroa-mericana es relativamente jo-ven (el 29% no supera los 25 años), está creciendo (a tasas cercanas al 3% anual) y tiene una participación cada vez mayor de la mujer (38% de la fuerza laboral).
El 42,3% de los nuevos pleos generados durante el período 2001-2006 correspon-dió a actividades no agrope-cuarias de alta productividad.

Los trabajadores con algún nivel de educación postsecun-daria sólo representan el 12% de la fuerza de trabajo del Istmo (24% en Panamá y 6,5% en Guatemala).

Los trabajadores con estudios postsecundarios reciben un ingreso que resulta entre cua-tro (Costa Rica) y casi ocho veces (Panamá y Honduras) el ingreso percibido por un trabajador sin educación alguna.

El autoempleo (especialmente en actividades de baja produc-tividad) es responsable del 41% del empleo regional. En el 2006 sólo cerca de la mitad de los ocupados (55%) fueron asalariados.

Se observan profundas bre-chas entre los países en los ingresos laborales promedio ($397 en Costa Rica versus $146 en Nicaragua) y entre géneros (los hombres ganan de un 2% a un 61% más que las mujeres en Honduras y Guatemala, respectivamente).

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

3. Empleo

4. Salud

Autoempleo y subempleo reducen cobertura de la seguri-dad social.

5. Seguridad alimentaria

Empleos de baja calidad generan ingresos insuficientes para garantizar seguridad alimentaria y nutricional.

6. Migración

Falta de oportunidades de empleo y bajos salarios incenti-van la emigración.

7. Democracia

Debilidad en protección de derechos laborales afecta representación política.

Desempleo y subempleo limitan la inclusión ciudadana.

10. Patrimonio natural

Baja productividad agrícola genera presiones negativos sobre las áreas protegidas.

12. Seguridad ciudadana

Jóvenes sin empleo o subempleados son población en riesgo de caer en la delincuencia.

13. Inserción internacional

Baja calificación de la mano de obra limita la inserción internacional ventajosa.

Nota: No se documentaron implicaciones de la dinámica del empleo sobre la lucha contra la corrupción (Capítulo 8), los gobiernos locales (Capítulo 9) y la energía (Capítulo 11).

Fuente: Elaboración propia.

Valoraciones de los informes

regionales de 1999 y el 2003

El principal problema de la región es el subempleo.

Predomina la inserción laboral en el sector informal (carac-terizado por bajos ingresos, exclusión de la seguridad social, poca calificación labo-
ral y casi nula incorporación tecnológica).

Con las excepciones de Costa Rica y Panamá, los países del área tienen poblaciones mayo-ritariamente pobres, someti-das a carencias nutriciona-les y educativas que limitan su desempeño en el mundo labo-ral moderno.
En la actualidad el Istmo expe-rimenta el “bono demográfico”. Por varias décadas los países tendrán una proporción muy favorable de personas en edad productiva con respecto a la población dependiente (personas menores de quince años y mayores de sesenta y cuatro).

Para sacar el máximo prove-cho del “bono demográfico” se requieren mejoras sustantivas en la calidad y cobertura de la educación, la salud y las polí-ticas de empleo.

El desafío regional de contar

con personas saludables6

6. Capítulo 4.

Resumen

Desde 1999, las condiciones generales de salud de la región cen-troamericana han mejorado: la espe-ranza de vida se ha incrementado para ambos sexos en más de dos años, la mortalidad infantil ha dismi-nuido y ha crecido el abastecimiento de agua potable y el acceso a servi-cios de saneamiento. Además, du-rante la presente década las eco-nomías de los países se expandieron y la región logró reducir la población pobre en cerca del 5%. No obstante, esta positiva evolución resulta insuficiente para revertir los rezagos históricos y cerrar las bre-

chas entre y dentro de los países en materia de salud.

El panorama de morbi-mortalidad de la región está determi-nado por las condiciones de pobre-za, los comportamientos sociales y los estilos de vida. Las mejoras en el abastecimiento de agua y los servi-cios de saneamiento han contribuido a que los países se encuentren en distintas fases de un proceso de transición epidemiológica, en las que coexisten el patrón de las enferme-dades infecciosas, nutricionales y las relacionadas con el embarazo, con los padecimientos crónicos como las neoplasias y las enfermedades del sistema circulatorio. Además, llama la atención la alta mortalidad debida a causas externas como homicidios, accidentes de tránsito y lesiones producto de la violencia. La inciden-cia del VIH-SIDA y los problemas para controlar el dengue y otras en-fermedades reemergentes son lla-madas de alerta sobre la eficacia de las políticas para atacar problemas de salud pública.

La pobreza como determinan-te social de la salud está presente en todos los países y condiciona dispa-ridades entre grupos de población y sus posibilidades de mejorar su es-tado de salud y calidad de vida. Afecta especialmente a la niñez, los habitantes de zonas rurales, la po-blación indígena y las mujeres. Estas disparidades llegan a ser alarman-tes, como en el caso de Honduras, donde la tasa de mortalidad infantil es cuatro veces el promedio nacional en algunos departamentos, o en el

de Panamá, donde el 86% de la población indígena vive en pobreza extrema, lo que equivale a un retro-ceso de casi una década en la ex-pectativa de vida al nacer con res-pecto al promedio nacional.

Garantizar una mejor situación de salud en el Istmo cobra mayor relevancia ante el imperativo de aprovechar el “bono demográfico”, ese beneficio asociado al período en que los países experimentan una tasa de dependencia decreciente, propia del proceso de transición demográfica que vive la región. La población en edad productiva de la que dependerá Centroamérica en el próximo medio siglo, enfrenta el reto de financiar un sistema de salud que requerirá cada vez más recursos para atender a una mayor proporción de habitantes envejecidos, que ne-cesitarán mayores y más complejos servicios, y que además, en su gran mayoría, no cotizan en ningún sis-tema de pensiones.

La cobertura de los servicios de salud y el gasto público en este rubro, pese a un relativo crecimiento, resultan insuficientes para garantizar el acceso universal y oportuno, prin-cipalmente en las zonas rurales e indígenas. Con excepción del siste-ma de salud de Costa Rica, que cuenta con distintos esquemas de aseguramiento para toda la pobla-ción, y de Panamá, donde la cober-tura asciende al 65%, los demás países tienen sistemas de seguridad social que abarcan a menos del 20% de la población. Cerca del 70% de las y los centroamericanos carece de seguro social. La población pobre sin acceso a los sistemas públicos de salud debe pagar de su bolsillo ser-vicios privados. Se estima que alre-dedor de un 25% de la población (diez millones de personas) no cuen-ta con un acceso razonable a estos servicios.

La inversión social per cápita ronda los $700 anuales en Panamá y Costa Rica, mientras no sobrepasa los $200 en los demás países. La inversión específica en salud ha sido en promedio del 2,1% del PIB en los últimos años y alcanza el 4% si se incluye el gasto en seguridad social. En el 2004 el gasto social per cápita promedio en salud para la región fue de $114; sólo Costa Rica y Panamá superaron esa cifra por más del do-ble, en tanto que en El Salvador el monto rondó los $75 y en el resto del área fue menor de $50.

Hallazgos más relevantes

del Informe Estado

de la Región 2008

En el 2007 la tasa de mortali-dad infantil para la región se redujo a veintitrés por mil na-cidos vivos, pero en algunas zonas rurales y poblaciones indígenas es hasta cuatro ve-ces mayor que los promedios nacionales de los respectivos países.

La esperanza de vida al nacer ha aumentado en toda Cen-troamérica. En Belice, Costa Rica y Panamá es mayor de
setenta y cinco años (prome-dio para ambos sexos).

Entre 1980 y el 2008 dismi-nuyó la proporción de perso-nas menores de veinte años (de 56% a 47%), aumentó la población de veinte a cincuen-ta y nueve años (de 39% a 46%) y la mayor de sesenta años (de 4,9% a 6,5%).

El gasto público en salud por habitante fue de $114 en pro-medio para la región (2005). En Costa Rica y Panamá es de más del doble.
Las instituciones de seguri-dad social, salvo en los casos de Costa Rica y Panamá, cu-bren a menos del 20% de la población.

En Guatemala y El Salvador el gasto privado equivale a más del 50% del gasto en salud, y en Belice, Honduras y Ni-caragua representa entre el 40% y el 50%. La mayor parte se dedica a la compra de medicamentos.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

3. Empleo

Baja cobertura de los servicios de salud limita la productividad de la mano de obra.

4. Salud

5. Seguridad alimentaria

En hogares pobres, los gastos en salud (en au-sencia de seguridad social) compiten con crecien-tes gastos en alimentación.

6. Migración

La población migrante tiene dificultad para acce-der a servicios de salud durante el desplazamiento y en los lugares de destino.

7. Democracia

Bajo financiamiento del derecho a la salud aumen-ta la exclusión social, que a su vez incide sobre la exclusión política.

13. Inserción internacional

Falta de acceso a servicios la salud impide apro-vechar el “bono demográfico”.

Nota: No se documentaron efectos de la situación en salud sobre la lucha contra la corrupción (Capítulo 8), los gobiernos locales (Capítulo 9), las áreas protegidas (Capítulo 10), la energía (Capítulo 11) y la seguridad ciudadana (Capítulo12).

Fuente: Elaboración propia.

Valoraciones de los informes

regionales de 1999 y el 2003

7. Capítulo 5.

En la década de los noventa en toda la región mejoraron indicadores clave como la es-peranza de vida y la tasa de mortalidad infantil.

Cuatro brechas de equidad obstaculizan las oportunida-des para disfrutar una vida larga y sana: inequidades en el acceso a los servicios de salud, en la disponibilidad de agua potable y servicios de saneamiento, las desigualda-des que experimentan los pueblos indígenas y la morbi-mortalidad asociada a la po-breza y la violencia.

La focalización de intervencio-nes sanitarias de alta efectivi-dad hace que la situación epi-demiológica de los países más rezagados del Istmo sea pare-cida a la de las naciones que exhiben un mejor nivel de de-sarrollo económico y social.

La violencia, el sida y el sur-gimiento de grupos urbanos socialmente excluidos han contribuido a disociar la otrora estrecha relación entre ingre-so nacional y salud.

El desafío regional

de garantizar alimentos

a los habitantes7

Resumen

Los avances generales que ha experimentado la región en los indi-cadores sociales han contribuido, en relación con épocas anteriores, a una mayor seguridad alimentaria y nutricional (SAN). Sin embargo, esta mejora es insuficiente. Persiste una alta vulnerabilidad alimentaria y nu-tricional de amplios contingentes de la población, debido a la desigualdad social, la pobreza y la fragilidad en la oferta de alimentos.

Hasta ahora, la disponibilidad de alimentos no había sido un pro-blema en Centroamérica. Sin em-bargo, por efecto de los estilos de inserción económica internacional se desentendió el sector agropecuario, particularmente en los rubros rela-cionados con la producción de ali-mentos para el mercado interno. En parte ello se debió a la reasignación de los factores productivos a la agri-cultura no tradicional de exportación; como resultado, creció la dependen-cia de los alimentos importados, sobre todo de los granos básicos. En un contexto de precios internaciona-les de alimentos baratos esto no fue un problema. Pero la situación se ha tornado compleja por el acelerado incremento que han tenido estos precios recientemente, entre otras cosas por el uso de productos ali-menticios para la generación de biocombustibles.

Este panorama constituye una amenaza para Centroamérica, una región en la que una proporción sig-nificativa de la población es pobre y tiene bajo poder adquisitivo. Los niveles de subnutrición y desnutri-ción de las poblaciones rurales e indígenas son sustancialmente ma-yores a los del resto de los habitan-tes de la región (mapa 1.1). Pese a los avances alcanzados durante las últimas décadas, la subnutrición afecta a cerca de una quinta parte de las y los centroamericanos.

Las acciones emprendidas por los países para mejorar la SAN evi-dencian cierto dinamismo en la ge-neración de proyectos, estrategias, políticas, nueva legislación y marcos institucionales. Pese a ello, las inicia-tivas han tenido una articulación débil y poseen limitadas coberturas e insuficientes mecanismos para la evaluación de sus impactos. En al-gunos países los programas depen-den fuertemente de los fondos de cooperación internacional, lo que limita su sostenibilidad financiera y el desarrollo y mejora de las capacida-des institucionales públicas para su continuidad. Los ciclos políticos difi-cultan la continuidad de muchas de estas iniciativas.

La coyuntura actual de altos precios internacionales de los pro-ductos agrícolas podría constituir una oportunidad para superar los rezagos y potenciar el desarrollo rural de Centroamérica, a partir de estrategias productivas enfocadas a potenciar las ventajas de contar con suelos fértiles, fuerza laboral con experiencia agrícola y condiciones climáticas que viabilizan la produc-ción durante la mayor parte del año. Ello podría ampliar las oportunidades de desarrollo humano para la pobla-ción pobre de las zonas rurales del Istmo.

En este contexto, mejorar la capacidad de producción interna de alimentos es un asunto estratégico. Después de más de dos décadas, la apuesta por la apertura comercial sin atender los encadenamientos pro-ductivos y el mercado interno ha evidenciado sus debilidades. Conso-lidar los avances alcanzados y en-frentar los nuevos retos requiere, además de acciones intersectoriales, una clara voluntad política para op-timizar los esfuerzos y recursos dis-ponibles alrededor de las alianzas y estrategias que ya han comenzado a gestarse. El riesgo de que un contin-gente de población joven experimen-te inseguridad alimentaria es un costo demasiado alto, para una re-gión que necesita aprovechar las oportunidades que le ofrece su ac-tual transición demográfica para impulsar su desarrollo humano sostenible.

MAPA 1.1

CENTROAMÉRICA: DESNUTRICIÓN CRÓNICA EN ESCOLARES

A NIVEL MUNICIPAL

VARIOS AÑOS

Fuente: INCAP. Sistema de Información Geográfica. Unidad de vigilancia, monitoreo y evalua-ción de la seguridad alimentaria y nutricional.

Hallazgos más relevantes

del Informe Estado

de la Región 2008

Entre 1990 y el 2005, las tie-rras sembradas de arroz, frijo-les, maíz y sorgo se redujeron a la mitad, mientras que las dedicadas a cultivos no tradi-cionales de exportación se duplicaron.

En todos los países aumentó la disponibilidad agregada de alimentos básicos, a costa de una mayor dependencia de las importaciones, principalmente de granos básicos. En el período 1990-2003 el compo-nente importado del trigo y el arroz alcanzó más del 80% de la disponibilidad total en el período.

El costo de la canasta básica alimentaria creció en toda la
región entre el 2003 y el 2006. En este último año representó más del 70% del salario míni-mo agrícola, excepto en Nica-ragua y Honduras.

Un aumento del 15% en los precios mundiales de los ali-mentos podría incrementar en 2,5 millones la cantidad de pobres extremos en Centro-américa, lo que afectaría prin-cipalmente a Honduras y Guatemala.

La anemia por deficiencia de hierro sigue siendo un pro-blema de salud pública en todos los países del área, especialmente en niños de edad preescolar. La prevalen-cia de esta deficiencia nutri-cional supera el 30% en Pa-namá, Guatemala, Honduras y Nicaragua.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

3. Empleo

Inseguridad alimentaria afecta a la mayoría de los hogares con población laboral poco calificada.

4. Salud

Inseguridad alimentaria y nutricional afecta la salud y el desarrollo de capacidades de las personas.

5. Seguridad alimentaria

6. Migración

Limitaciones en el acceso a los alimentos puede incentivar desplazamientos internos y externos.

10. Patrimonio natural

Baja productividad y prácticas agrícolas inadecua-das generan invasión y presionan los recursos de áreas protegidas.

11. Energía

Tierras destinadas al cultivo de alimentos compi-ten con agricultura para la producción de biocombustbles.

13. Inserción internacional

Crecientes precios de los alimentos generan vulnerabilidad en la inserción económica inter-nacional.

Notas: No se documentaron implicaciones de la seguridad alimentaria sobre la estabilidad democrática (Capítulo 7), la lucha contra la corrupción (Capítulo 8), los gobiernos locales (Capítulo 9) y la seguridad ciudadana (Capítulo 12).

Fuente: Elaboración propia.

Valoraciones de los informes

regionales de 1999 y el 20038

8. Tema nuevo, no se abordó en los infor-mes anteriores.
9. Capítulo 6.

El desafío regional de no

expulsar a los habitantes9

Resumen

Hoy en día viven fuera de sus países de origen poco más de

cuatro millones de centroamerica-nos, aproximadamente el 10% de la población regional. La mayoría de los migrantes viven en Estados Uni-dos. Esta situación es el resultado de intensos movimientos emigrato-rios experimentados en el Istmo durante los últimos treinta años.

La alta población migrante ha generado un flujo considerable de remesas familiares, que en el 2006 representaron cerca del 10% del PIB regional. Las remesas constituyen la principal fuente de ingresos de va-rios países del área, donde permiten enjugar los crecientes déficits de la balanza comercial y apuntalar la estabilidad del tipo de cambio.

Las remesas han sido utiliza-das por las familias principalmente para atender sus necesidades de consumo y paliar la pobreza. El peso de este financiamiento en el ingreso de los hogares es mayor en El Sal-vador y Honduras (cerca del 37%) que en el resto de la región; sin em-bargo, es en Guatemala donde más contribuye a aliviar la pobreza. En ausencia de remesas, los hogares pobres en ese país aumentarían en 5,2 puntos porcentuales.

El impacto económico de las migraciones no sólo se manifiesta en los flujos de remesas, sino que tam-bién incide en las dinámicas socio-productivas en los lugares de origen y destino de los traslados a través del intercambio promovido por acti-vidades como el comercio nostálgico y los encomenderos. No obstante, la creciente expulsión de población, en su mayor parte en edad productiva y con algún nivel de educación, ero-siona la capacidad productiva de los países.

Pese a la suscripción de di-versos instrumentos legales interna-cionales y nacionales, la protección de los derechos de las personas migrantes es aún débil. Los avances que se han logrado con la promulga-ción de leyes no han implicado una ampliación de las capacidades y la cobertura institucional necesarias para garantizar su aplicación efecti-va. Ello ha sido acompañado por un endurecimiento de los mecanismos de regulación y control de la migra-ción en los Estados Unidos, principal destino de las migraciones centroa-mericanas. Esto evidencia una nota-ble tensión entre los incentivos económicos al libre flujo de capitales y tecnología, y el fortalecimiento de las barreras para el libre tránsito de las personas y la integración de los mercados laborales.

El endurecimiento de los con-troles migratorios, junto con la ope-ración de actores ilegales como los coyotes y los traficantes, genera un escenario de mayor vulnerabilidad para los migrantes que, en no pocas ocasiones, resulta en graves riesgos para su integridad física y patrimo-nial. De ello dan cuenta cerca de 300.000 centroamericanos deporta-dos de los Estados Unidos durante el período 2004-2006.

En los últimos años han surgi-do numerosas organizaciones socia-les que, a lo largo de las principales

rutas de tránsito y en los lugares de destino, brindan protección, asesoría legal y otro tipo de asistencia a las y los migrantes. Ellas han venido a llenar vacíos institucionales, y han ido ampliando su ámbito de acción hacia la incidencia política y la co-hesión social, especialmente en los lugares de destino.

Los esfuerzos regionales en materia de protección de derechos de los migrantes son aún incipientes, lo que pone de manifiesto una impor-tante brecha entre las capacidades institucionales y las acciones de integración real de las poblaciones.

Hallazgos más relevantes

del Informe Estado

de la Región 2008

La mayoría de los países cen-troamericanos son expulsores netos de población. Los úni-cos que tuvieron saldos migra-torios positivos durante el período 1995-2005 fueron Costa Rica y Panamá.

En el 2007 las remesas fami-liares ascendieron a 12.180 millones de dólares, casi cua-tro veces más que en el 2000.
La participación de Honduras y Guatemala en el total más que se duplicó durante ese lapso (pasó del 29% al 56%).

Los jefes de hogares recepto-res de remesas tienen una ta-sa de desempleo mayor que la de los jefes de hogares no receptores.

En ausencia de remesas, el número absoluto de hogares en condición de pobreza en todo el Istmo se incrementaría en 239.509, lo que implicaría un aumento del 2,7% en la in-cidencia de la pobreza a nivel regional.

La protección de los derechos de la población migrante es débil. Los grupos más vulne-rables son las mujeres y los jóvenes.

Existe un alto subregistro de las violaciones a los derechos de personas migrantes. Ello está relacionado con el des-conocimiento de los mismos migrantes acerca de sus derechos y el temor a denun-ciar por su condición de in-documentados.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

3. Empleo

Migración reduce la oferta de mano de obra con alguna calificación.

Recepción de remesas modifica la inserción laboral de los hogares.

4. Salud

Las remesas generan ingresos adicionales para sufragar gastos privados en salud.

5. Seguridad alimentaria

Una parte importante de las remesas se destina a consumo, especialmente de alimentos.

6. Migración

7. Democracia

La migración limita el ejercicio de la ciudadanía y la participación democrática.

8. Corrupción

Migrantes son víctimas de corrupción en pues-tos fronterizos y rutas de tránsito.

10. Patrimonio natural

Migraciones internas hacia zonas de coloniza-ción presionan áreas protegidas.

12. Seguridad ciudadana

Flujos internacionales de migrantes propician el tráfico ilegal de personas.

13. Inserción internacional

La migración es una característica estructural de la inserción internacional en el Istmo.

Nota: No se documentaron implicaciones de la migración sobre los gobiernos locales (Capítulo 9) y la energía (Capítulo 11).

Fuente: Elaboración propia.

Valoración del informe

regional 1999

En el período 1970-1999, los movimientos migratorios en la región centroamericana se in-crementaron y diversificaron dramáticamente.

A los flujos migratorios históri-cos en zonas transfronterizas se agregaron dos fenómenos novedosos: los movimientos forzados de amplios sectores de la población y un aumento marcado de la emigración extrarregional.

El principal desafío que en-frenta la región en materia mi-gratoria es reforzar el derecho de las personas a elegir entre permanecer en sus lugares de origen o migrar hacia otros países, dentro o fuera de la región, sin amenazas a su in-tegridad y patrimonio.

El desafío regional

de la estabilidad democrática10

10. Capítulo 7.

Resumen

La democratización de los regímenes políticos sigue siendo el mayor logro político de las últimas décadas en Centroamérica. La ma-yoría de los sistemas políticos de la región son democracias electorales.

Sin embargo, por diversas razones la democratización de los regímenes es una tarea inconclusa como objeti-vo regional, tal como muestra la situación observada en algunos paí-ses. Esto impone algunas amenazas y riesgos a la estabilidad en el Istmo.

Ciertamente en todas las na-ciones del área existen elecciones libres y competidas, que constituyen el mecanismo indisputado para la escogencia de las autoridades na-cionales y locales. Asimismo, los niveles de participación ciudadana son similares a los del resto de Amé-rica Latina. No obstante, desde un punto de vista funcional en el Infor-me detectó problemas importantes: la falta de regulaciones y transpa-rencia en el financiamiento político en todos los países y, con excepcio-nes, la escasa independencia de las autoridades electorales. Además, en el caso de Nicaragua se observaron defectos en el diseño institucional de los sistemas electorales, que gene-ran ventajas indebidas en favor de partidos políticos (y gobiernos). En dos países (Guatemala y, nueva-mente, Nicaragua), la conformación y la dinámica de los sistemas de partidos crean amenazas a la estabi-lidad democrática.

Las debilidades de los Esta-dos democráticos de derecho, y la lentitud de los avances en este tema, configuran el ámbito de menor pro-greso en la democratización del Ist-mo. Las barreras para el acceso ciudadano a la justicia se agravan por las fuertes restricciones presu-puestarias y la falta de transparencia

y rendición de cuentas en varios poderes judiciales. Esta es una seria amenaza a la democracia que, en al menos un país (Nicaragua), ha ge-nerado turbulencia social en años recientes.

11. Por su importancia estratégica, este tema es analizado en profundidad en el Capítu-lo 12 del presente Informe.

Uno de los hallazgos más re-levantes del Informe es la constata-ción de que la inclusión ciudadana es un proceso todavía incompleto. En varios países del Istmo, importan-tes segmentos de la población que, de acuerdo con las respectivas cons-tituciones políticas, son ciudadanos, en la práctica no están habilitados como tales, pues carecen de los documentos que los identifiquen o enfrentan barreras para ejercer su derecho al sufragio. Este hecho está asociado a la exclusión social. En Guatemala, El Salvador y Nicaragua, las personas que sufren esta condi-ción tienden a no estar formalmente incluidas como ciudadanas.

Los países donde la inclusión ciudadana es más baja son los que gastan menos en el financiamiento de derechos sociales (gráfico 1.5). Los bajos ingresos tributarios de los Estados minan sus capacidades para promover y proteger los dere-chos de las personas.

Pese a las dificultades de las democracias centroamericanas para generar progreso económico-social para las mayorías, no existe un clima ciudadano favorable a una ruptura

del sistema democrático. Sin embar-go, ha surgido un difuso (no susten-tado por fuerzas específicas) pero mayoritario apoyo al advenimiento de un líder “milagroso”, con poderes especiales para enfrentar los pro-blemas del país. Esta propensión es preocupante pero, en la medida en que no ha sido articulada por fuerzas políticas específicas, no ha generado riesgos de corto plazo a la estabili-dad democrática.

En el ámbito de la convivencia ciudadana, la amenaza proviene de la compleja situación de inseguridad que vive la región.11

Hallazgos más relevantes

del Informe Estado

de la Región 2008

Problemas en la gestión elec-toral han generado cuestio-namientos a la limpieza de los resultados electorales en Centroamérica.

La falta de regulaciones, transparencia y fiscalización hace que el financiamiento de los partidos políticos sea un factor de riesgo para las democracias.

La carga tributaria es baja y no garantiza el cumplimiento del creciente número de dere-chos ciudadanos reconocidos legalmente en la región.

GRÁFICO 1.5

CENTROAMÉRICA: DISTRIBUCIÓN DEL GASTO PÚBLICO SOCIAL,a/

POR QUINTILES DE INGRESOb/

CIRCA 2004

DÓLARES

a/ Sectores que incluye: E=educación. S=salud. SS=seguridad social. AS=asistencia social. V=vivienda. SAN=saneamiento y O=otros. Para Costa Rica los datos son del 2004 e inclu-yen los sectores E, S, SS y AS. Para El Salvador los datos son del 2002 e incluyen E y S. Para Guatemala los datos son del 2000 e incluyen los sectores E, S, SS y AS. Para Hondu-ras los datos son del 2004 e incluyen los sectores E, S, SS y AS. Para Nicaragua los datos son del 2005 e incluyen los sectores E, S, AS, V, SAN y O. Para Panamá los datos son del 2003 e incluyen los sectores E, S, SS y AS.

b/ Para calcular el monto del gasto en cada quintil se multiplicó la proporción del gasto social en cada quintil por el gasto per cápita correspondiente a cada país. Por lo tanto, el gasto en cada quintil está dividido entre la población total del país.

Fuente: Elaboración propia a partir de Fuentes, 2007.

Persisten serias limitaciones para el funcionamiento de los sistemas de justicia y la ga-rantía de seguridad jurídica; es desigual el acceso a la jus-ticia asociado al debido proce-so y el derecho a la defensa.

En varios países el narcotráfi-co y las “maras” socavan la autoridad legítima del Estado sobre el monopolio del uso de la fuerza.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

3. Empleo

Inestabilidad política afecta el crecimiento económico y la generación de empleos.

4. Salud

La limitada habilitación ciudadana está asociada al bajo financiamiento de los derechos (salud).

5. Seguridad alimentaria

Fragilidad institucional puede afectar la aplica-ción de políticas oportunas para garantizar la seguridad alimentaria.

6. Migración

Inestabilidad política es factor de expulsión de población.

7. Democracia

8. Corrupción

Inestabilidad política debilita o impide el desarro-llo de instituciones del Estado de derecho.

9. Gobiernos locales

Inestabilidad política debilita o impide la descen-tralización y la democratización local.

12. Seguridad

Inestabilidad política es fuente de inseguridad.

13. Inserción internacional

Inestabilidad política impide una inserción inter-nacional ventajosa.

Nota: No se documentaron implicaciones de la estabilidad democrática sobre las áreas prote-gidas (Capítulo 10) y la energía (Capítulo 11).

Fuente: Elaboración propia.

Valoraciones de los informes

regionales de 1999 y el 2003

La fortaleza y el arraigo del nuevo impulso democratizador de Centroamérica es una con-quista duramente conseguida y un compromiso regional (Primer Informe, 1999).

El impulso democratizador perdió dinamismo en relación con la última década del siglo XX (Segundo Informe, 2003).

El poco avance en el desarro-llo de las instituciones del Es-tado democrático de derecho es la principal debilidad de la democratización regional.

La rendición de cuentas y los sistemas de administración de justicia de Centroamérica ope-ran sobre una exigua base presupuestaria y sujetos a los embates de otros poderes del Estado y actores de la sociedad.

El reconocimiento y la protec-ción del derecho de petición y rendición de cuentas es una asignatura pendiente.

12. Capítulo 8.

El desafío regional

de la lucha contra la corrupción12

Resumen

La corrupción, entendida co-mo “el abuso en el poder para obte-ner un beneficio propio”, constituye un reto para las democracias cen-troamericanas. En el Istmo, la ges-tión pública es muy vulnerable a las prácticas corruptas, incentivadas por débiles sistemas de control y rendi-ción y petición de cuentas. En este ámbito se mantienen las serias limi-taciones institucionales que se apun-taron en el Segundo Informe (2003) sobre los mecanismos de accounta-bility o rendición de cuentas, con las excepciones también señaladas en ese Informe con respecto a Costa Rica y Panamá, y en algunos casos incluso empeoraron.

Sin embargo, el tema de la corrupción política ha sido posicio-nado con especial fuerza en el deba-te público en todo el Istmo. Además, se ha incrementado la participación ciudadana por medio de la denuncia, incentivada por la creación de cana-les institucionales, un periodismo investigativo en auge y el trabajo de organizaciones civiles dedicadas a este asunto. La ratificación de con-venios internacionales y compromi-sos en la materia también ha sido abundante; por ejemplo, todos los países centroamericanos son parte de la Convención Interamericana Contra la Corrupción, CICC, y en el 2007 los presidentes firmaron la Declaración de Guatemala contra la Corrupción.

La mayor petición de cuentas por parte de la ciudadanía y los me-dios de comunicación no encuentra contraparte en la institucionalidad estatal de control y lucha contra la corrupción. En varios países ésta más bien actúa como un cuello de botella que desacelera lo avanzado en los planes normativo y de con-cienciación ciudadana. Las principa-les instancias en la lucha contra la corrupción, el Poder Judicial y las cortes de cuentas o contralorías, tienen serias dificultades para inves-tigar y sancionar a funcionarios co-rruptos. Aún en Costa Rica, donde el desarrollo de esas entidades se ini-ció hace más de cincuenta años, y en Panamá, donde se cuenta con una contraloría general de las más fuertes del área, las capacidades institucionales limitan la fiscalización y el seguimiento de la corrupción.

El tercer Informe identifica a dos instituciones que están llamadas a jugar un papel fundamental en la lucha contra este problema: los ombudsman y las defensorías del consumidor. En el primer caso se documentaron debilidades en su desempeño.

Aunque no es posible cuantifi-car la extensión de la corrupción o la magnitud de sus costos e impactos, sí se pudo constatar que en tres áreas específicas (contratación pública, servicios de salud y trámites empresariales) tiene efectos negati-vos sobre la calidad de los servicios y limita el acceso de la ciudadanía a ellos. En el área de contratación pública el impacto es fuerte por lo cuantioso de las pérdidas y lo que significan en comparación con los exiguos presupuestos públicos. En el caso de los servicios de salud, resul-ta perjudicada buena parte de la población más vulnerable, que no puede costear servicios privados de salud. En cuanto a los trámites a cargo de entidades públicas, los países donde el soborno tiene mayor presencia registran costos más altos y tiempos más prolongados para el otorgamiento de permisos e inscrip-ciones, con las consecuencias que ello tiene en el clima para la instala-ción de empresas y la inversión.

Hallazgos más relevantes

del Informe Estado

de la Región 2008

Los indicadores internaciona-les sobre corrupción y victimi-zación colocan a la mayoría de los países centroamerica-nos en una posición preocu-pante, aunque por encima de las naciones africanas.

Las encuestas de opinión y reportes de casos nacionales muestran una situación más grave que la reflejada en los indicadores internacionales, en virtud de una extendida percepción de corrupción en todo el aparato estatal.

Los medios de comunicación han sido un canal privilegiado para la denuncia de la corrup-ción en la función pública. Sus
limitaciones están dadas por la concentración de la propie-dad de los medios, persisten-tes obstáculos legales para la libertad de expresión e incluso amenazas a la integridad físi-ca de las y los periodistas.

Se han presentado escánda-los de corrupción dentro de las
entidades de control por lo menos en tres países cen-troamericanos.

Los nombramientos de los jerarcas de las entidades de control siguen siendo influidos por los partidos políticos que ostentan el poder.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

4. Salud

Debilidades de control y fiscalización favorecen corrupción en los sistemas de salud.

7. Democracia

Corrupción debilita el Estado democrático de derecho y favorece la intromisión de actores ilega-les en la política.

8. Corrupción

9. Gobiernos locales

Poca transparencia debilita el desarrollo de la institucionalidad de los gobiernos locales.

10. Patrimonio natural

Corrupción genera vulnerabilidad en la aplicación de los principios de comando y control en las áreas protegidas.

12. Seguridad

Abuso de autoridades públicas (judiciales) favore-ce la penetración de actores ilegales.

13. Inserción internacional

Altos niveles de corrupción afectan la atracción de inversión externa.

Nota: No se documentaron implicaciones de la corrupción sobre el empleo (Capítulo 3), la seguridad alimentaria (Capítulo 5), la migración (Capítulo 6) y la energía (Capítulo 11)

Fuente: Elaboración propia.

Valoraciones de los informes

regionales de 1999 y el 2003

Los controles sobre la admi-nistración pública son débiles, tanto por vacíos en el marco jurídico como por las limitadas capacidades de los entes es-pecializados (cortes de cuen-tas, fiscalías, ombudsman, etc.).

En varios países las cortes de cuentas o contralorías enfren-tan el triple desafío de la es-casez de recursos, potestades contraloras débiles e intentos por cooptarlas políticamente.

En varios países se han susci-tado pugnas entre el Ejecuti-vo, el Legislativo y las entida-des de control, que han producido cambios en la auto-nomía política y la organiza-ción institucional de estas últimas.

Escándalos de corrupción política en algunos países han afectado sus relaciones inter-nacionales.

Existe evidencia de tolerancia ciudadana hacia ciertos actos de corrupción pública.

13. Capítulo 9.

El desafío regional

de fortalecer los gobiernos

locales13

Resumen

Casi veinte años después de haber sido planteada en el Istmo centroamericano, la descentraliza-ción de recursos y competencias públicas a favor de los gobiernos locales no termina de materializarse. Es evidente el desequilibrio entre el discurso político a favor de la des-centralización, la estructura institu-cional y la gestión pública realmente existente. Asimismo, la democratiza-ción de los regímenes políticos municipales no ha tenido avances sustantivos durante la primera déca-da del siglo XXI. Los impulsos des-centralizadores y democratizadores de los gobiernos locales experimen-tados en los años noventa han disminuido de manera sensible su intensidad.

La debilidad financiera y ad-ministrativa de los ayuntamientos constituye la principal barrera para la descentralización. En los últimos diez años las municipalidades cen-troamericanas experimentaron un deterioro de sus recursos propios, debido a su creciente dependencia de las transferencias de los gobier-nos centrales. Este hecho se agrava por la inexistencia de una política de descentralización de los ingresos que incentive la generación de nue-vas fuentes de recursos. Además, el marco de competencias y potesta-

des municipales no ha sufrido mayo-res transformaciones, lo mismo que su estructura tributaria.

Pese a la ralentización de la descentralización y de la democrati-zación de los gobiernos locales, es preciso reconocer algunos avances puntuales entre 1999 y el 2007. Por una parte, las reformas legales en-caminadas a proporcionar a los go-biernos locales mejores instrumentos para la administración municipal, así como a definir obligaciones para que las autoridades rindan cuentas sobre su gestión, fueron la base para una mayor apertura democrática en el plano local. Por otra parte destaca la tendencia regional a aprovisionarse de un mayor número de mecanismos de democracia directa, que facilitan el traslado de decisiones políticas municipales a la ciudadanía.

Hallazgos más relevantes

del Informe Estado

de la Región 2008

La densidad promedio de po-blación por municipio en Cen-troamérica es de 314 habitan-tes por kilómetro cuadrado.
El 90% de los 1.194 pios sobre los que se dispone de datos se ubica en la cate-goría de desarrollo humano medio.

Hay países cuyos territorios son relativamente homogé-neos en cuanto a logros, sean éstos favorables o no, y otros muestran profundas fracturas internas en sus niveles de de-sarrollo humano.

En el cuatrienio 2002-2005, el promedio de transferencias estatales como porcentaje de los ingresos totales de los ayuntamientos pasó del 26% al 30%.

En el período 1993-2004 los ingresos per cápita de los go-biernos locales centroameri-canos crecieron a un ritmo anual promedio del 5,4%.

El ingreso tributario per cápita promedio de los ayuntamien-tos de Costa Rica, Nicaragua y Panamá, en el cuatrienio 2002-2005, fue de $14,5, mientras en Honduras y El Salvador fue de $5,3.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

7. Democracia

Gobiernos locales débiles limitan la presencia institucio-nal del Estado en el territorio.

Nuevos mecanismos de participación local favorecen el desarrollo democrático.

8. Corrupción

Una base tributaria frágil genera financiamiento inesta-ble y débiles mecanismos de rendición de cuentas.

9. Gobiernos locales

Nota: Los temas de este capítulo son específicos y tienen poca relación con el resto de los capítulos del Informe. También influyen las limitaciones de las fuentes de información.

Fuente: Elaboración propia.

Valoración del informe

regional de 1999

14. Capítulo 10.

La descentralización se posi-cionó en los años noventa como la aspiración central pa-ra transformar radicalmente la situación de las municipalida-des centroamericanas.

En Centroamérica, descentra-lización y democracia local no necesariamente se dan juntas, ni avanzan al mismo ritmo. Los pasos para consti-tuir democracias locales, me-diante la elección de las auto-ridades locales, se han dado más rápido que los de la des-centralización.

Existen considerables limita-ciones en la existencia, dispo-nibilidad y homogeneidad de la información para todos los países de la región, sobre la temática de los gobiernos locales.

El desafío regional

de proteger el patrimonio

natural14

Resumen

Centroamérica es una región de enorme riqueza natural. En los últimos años ha desarrollado es-quemas territoriales para la protec-ción y el resguardo de su biodiversi-

dad, de sus variados ecosistemas y de los valiosos bienes y servicios ambientales que éstos generan para la población y para el conjunto de los seres vivos (mapa 1.2). Estos es-quemas, sin embargo, se desarrollan y gestionan en un marco condicio-nado por la amplia presencia de población pobre, pocos recursos y capacidades técnicas y financieras para gestionar su patrimonio prote-gido, así como prácticas de uso de los recursos naturales y de la tierra poco sostenibles y favorables para el ambiente. En consecuencia, la po-blación, la demanda de recursos y las actividades productivas poco reguladas generan fuertes presiones sobre las áreas protegidas. El marco formal, pese a significativos avan-ces, no evita la presencia de amena-zas dentro y fuera de estas áreas, y es débil para armonizar las acciones de conservación con las demás di-mensiones del desarrollo humano sostenible.

MAPA 1.2

CENTROAMÉRICA: ÁREAS PROTEGIDAS

CON DECLARATORIA OFICIAL Y PROPUESTAS

2007

Fuente: TNC, 2008.

Durante la última década, es posible acreditar avances destaca-bles en materia de gestión de áreas protegidas en la región. Se cons-truyó un marco legal, institucional y de políticas que permite impulsar diferentes procesos de gestión, en una variada y compleja realidad so-cioambiental, con el concurso del sector privado, pueblos indígenas, comunidades rurales y agencias de cooperación internacional.

Sin embargo, los países aún exhiben enormes carencias, que se reflejan en el estado de situación de los respectivos sistemas nacionales de protección. En primer lugar, eco-sistemas de gran importancia no están adecuadamente representa-dos dentro de las áreas protegidas. En segundo lugar, la mayor parte de las tierras del sistema centroameri-cano de áreas protegidas está dedi-cada a formas de uso sostenible de los ecosistemas, y muy poca super-ficie está sometida a conservación estricta. Además persiste una débil institucionalidad que carece de res-paldo político efectivo, lo que da como resultado presupuestos y per-sonal insuficientes para combatir las amenazas, mitigar impactos ambien-tales y controlar las actividades ilíci-tas en áreas protegidas. Como una respuesta ante estas limitaciones, desde los años noventa se han im-pulsado en todo el Istmo mecanis-mos de participación de la sociedad civil en el manejo de estas áreas.

Asimismo, la gestión de la biodiversidad se ve condicionada por la estructura social de tenencia de la tierra, el crecimiento de la población, las migraciones internas y la pobre-za, así como por prácticas producti-vas (principalmente agrícolas) que han generado pérdida, degrada-ción y fragmentación de hábitats, sobreexplotación de recursos natura-les, contaminación y degradación ambiental.

Pese a lo mucho que ha cala-do el discurso del desarrollo sosteni-ble, es notorio que Centroamérica ha centrado su atención en otras priori-dades de orden socioeconómico, relegando lo ambiental. Esto, ante el crecimiento de la demanda por re-cursos naturales, lleva a prever pro-blemas más serios en el futuro y el surgimiento de nuevas presiones sobre las áreas protegidas y su gobernabilidad.

Hallazgos más relevantes

del Informe Estado

de la Región 2008

El Sistema Centroamericano de Áreas Protegidas, SICAP, cuenta con 669 áreas protegi-das y una extensión de 124.250 km2 (23% del territo-rio), aproximadamente. Entre el 2000 y el 2007 el área tuvo un incremento del 5%, luego de un crecimiento significativo en las décadas de 1980 y 1990.

El 34,2% del SICAP está de-dicado a modalidades de protección estricta de los ecosistemas.
El 83% de las áreas protegi-das presenta tamaños meno-res a 15.000 hectáreas. Sólo un 4% es mayor de 100.000 hectáreas.

Los bosques húmedos son el hábitat con mayor representa-ción en el SICAP (67,4%), se-guidos por los sistemas agrí-colas (13,4%). Apenas un 1,6% de los bosques de man-glar está representado en el sistema.

En Nicaragua y Guatemala, los fondos de la cooperación internacional equivalen al 50%
del total de ingresos que reci-ben las áreas protegidas.

En los últimos quince años se ha logrado proteger más de medio millón de hectáreas de tierras privadas en la región.

Por concepto de transaccio-nes y proyectos dirigidos a respaldar los sistemas de pa-go de servicios ambientales, específicamente en los mer-cados de secuestro de carbo-no y protección, Centroaméri-ca tan solo registra un monto cercano a 14,5 millones de dólares.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

3. Empleo

Protección y uso sostenible del patrimonio natural puede generar nuevas oportunidades de ingreso y trabajo.

5. Seguridad alimentaria

Restricciones en el uso del suelo en áreas protegi-das impiden ampliación de la frontera agrícola.

6. Migración

Mal uso del patrimonio natural en zonas agrícolas y limitaciones para el uso de los recursos de las áreas protegidas provocan desplazamientos de población.

9. Gobiernos locales

Protección del patrimonio natural puede generar nuevas fuentes de ingresos a las municipalidades.

10. Patrimonio natural

11. Energía

La protección del patrimonio natural restringe el aprovechamiento de fuentes de energía renovable.

13. Inserción internacional

El rico patrimonio natural del Istmo es una ventaja estratégica en el sistema internacional.

Nota: No se documentaron implicaciones de la protección de áreas sobre la salud de las per-sonas (Capítulo 4), la estabilidad democrática (Capítulo 7), la lucha contra la corrupción (Capítulo 8) y la seguridad ciudadana (Capítulo 12).

Fuente: Elaboración propia.

Valoraciones de los informes

regionales de 1999 y el 2003

En 1996 la cobertura forestal de la región era, de 181.233.790 hectáreas (35% del territorio). Alrededor de trece millones de hectáreas de terrenos de aptitud forestal están siendo subutilizados en otras actividades.

15. Capítulo 11.

La vida silvestre se ve amena-zada por la pérdida de su hábitat natural y por la sobre-explotación, muchas veces apoyada en el tráfico legal e ilegal de especies.

El SICAP contaba en 1996 con un total de 704 áreas pro-tegidas, de las cuales 391 tenían declaratoria oficial y 313 eran propuestas. Estas áreas eran vulnerables debido a la escasez de recursos económicos para su gestión.

Si bien el discurso sobre la gestión del riesgo y la gestión ambiental se modificó con ra-pidez después del huracán Mitch, las prácticas y las insti-tuciones lo han hecho más lentamente.

La generación de información actualizada y homogénea en-tre los países en el tema am-biental sigue siendo un reto pendiente.
A inicios del siglo XXI la región continúa exhibiendo la marca de dos huellas de origen económico y social: la huella ecológica de las actividades en esos ámbitos y la huella humanitaria, por las recurren-tes pérdidas de vidas huma-nas, bienes públicos e infraes-tructura que han dejado los desastres ocasionados por fenómenos naturales.

El desafío regional de contar

con energía para producir15

Resumen

Centroamérica enfrenta serios problemas para garantizar el abaste-cimiento de energía necesario para impulsar el crecimiento económico y ampliar las oportunidades de desa-rrollo humano sostenible para su población.

Los principales factores que determinan esta situación son la alta dependencia de hidrocarburos im-portados, que representan el 45% del consumo energético total, y pa-trones de uso poco eficientes. Esta dependencia resulta en condiciones que aumentan la desigualdad y las brechas con otras zonas del mundo, entre los países y dentro de ellos (el 52% de la energía primaria mundial está concentrado en cinco países, mientras Centroamérica representa una parte poco significativa de su uso).

El consumo de petróleo se debe mayoritariamente a los secto-res de transporte y de generación eléctrica, en tanto que el empleo de leña, segunda fuente de energía en la región (38%), corresponde sobre todo al sector residencial y a las zonas rurales. A lo largo del Istmo se observan condiciones desiguales: más de 7,8 millones de centroameri-canos no reciben servicio eléctrico en sus hogares, y hay poco acceso a fuentes limpias y tecnologías eficien-tes y baratas que reduzcan los im-pactos en su salud y en el costo de la vida.

GRÁFICO 1.6

CENTROAMÉRICA: INTENSIDAD ENERGÉTICA

1995 Y 2006

BARRILES EQUIVALENTES DE PETRÓLEO/1.000 DÓLARES

Fuente: Elaboración propia con datos de la Organización Latinoamericana de Energía, OLADE.

Estos usos intensivos de hidrocarburos y leña también causan desequilibrios, pues generan gran-des cantidades de desechos y un fuerte impacto ambiental. Esto se expresa en una mayor emisión de gases de efecto invernadero, degra-dación del recurso hídrico, defores-tación y otros fenómenos que inci-den directamente sobre la calidad y disponibilidad futura de los recursos naturales.

La alta dependencia de los hidrocarburos se agrava en un mar-co internacional complejo, de eleva-dos precios y perspectivas de ago-tamiento petrolero. El aumento de la factura petrolera (132% en el perío-do 2000-2006) reduce la competitivi-dad, dispara la inflación y ensancha el déficit comercial de economías cuyo crecimiento está fuertemente ligado al uso de energía. La presión inflacionaria, a su vez, afecta los ingresos reales de la población y el acceso a este recurso, en espe-cial para los sectores de menores ingresos.

Hallazgos más relevantes

del Informe Estado

de la Región 2008

La capacidad por desarrollar en fuentes renovables supera tres veces la demanda de
energía eléctrica del Istmo. Ese potencial estimado en recursos hidroeléctricos es de 22.068 MW, en recursos geotérmicos de 2.928 MW y en recursos eólicos de 2.200 MW. Sólo se aprovecha un 17% en hidroelectricidad y un 15% en geotermia.

La capacidad instalada eléctri-ca del 2006 (9.321 MW) se in-crementó en 125% desde 1990.

La participación de las fuentes renovables en la generación de electricidad bajó del 70% en 1990 al 55% en el 2006; entre tanto, la generación térmica a base de fuel oil y diesel pasó del 30% al 45% en el mismo período.

El consumo de hidrocarburos para generación eléctrica au-mentó un 557% entre 1990 y el 2006.

El índice de electrificación en el Istmo varía desde 60% en Nicaragua hasta 98,3% en Costa Rica, ambas cifras correspondientes al 2006.

El sector transporte utiliza el 66% del consumo total de de-rivados de petróleo.

CONEXIONES DOCUMENTADAS CON OTROS CAPÍTULOS

Capítulo

Implicaciones de los hallazgos

3. Empleo

Altos costos energéticos reducen el dinamismo económico e inciden en la creación de nuevos pues-tos de trabajo formal.

Precios del petróleo generan inflación y deterioro de los salarios reales.

4. Salud

Uso intensivo de combustibles fósiles y leña provoca contaminación y deteriora la salud de las personas.

5. Seguridad alimentaria

Auge de los biocombustibles genera fuerte incre-mento en los precios de los alimentos.

10. Patrimonio natural

Uso extendido de la leña como fuente de energía presiona los bosques.

Expansión de áreas de cultivo para la producción de biocombustbles amenaza las áreas protegidas

11. Energía

13. Inserción internacional

Dependencia de combustbles fósiles y baja eficien-cia energética afectan la balanza de pagos y limitan una inserción internacional ventajosa.

Nota: No se documentaron implicaciones de la energía sobre la migración (Capítulo 6), la estabilidad democrática (Capítulo 7), la lucha contra la corrupción (Capítulo 8), los go-biernos locales (Capítulo 9) y la seguridad ciudadana (Capítulo 12).

Fuente: Elaboración propia.

Valoración del informe regional

de 2003

Entre 1996 y 1998, el aumento promedio en el consumo de energía comercial y electrici-dad en el Istmo fue de 3,2% y 4,5% anual, respectivamente. Muchos países no pudieron satisfacer estas altas tasas de crecimiento, lo que ocasionó problemas de racionamiento,
irregularidad de voltaje y apagones.

Las ciudades son centros funcionales para el desarrollo económico, social, cultural e industrial y son consumidoras de crecientes volúmenes de recursos naturales (agua, le-ña, alimentos) y energéticos (electricidad, derivados de petróleo).

La integración regional

El presente Informe apuesta por la integración regional como un valioso instrumento para realizar acciones conjuntas en temas de importancia estratégica para las naciones centroamericanas. Para ello se requiere no sólo un acuerdo sobre esos temas estratégicos, sino también un marco normativo fortale-cido y una institucionalidad capaz de responder a los desafíos que se le planteen.

16. Capítulos 11 y 5.

17. Capítulo 13.

18. Capítulo 10.

19. Capítulo 2.

20. Capítulo 3 y 13.

21. Capítulo 12.

No todo tema relevante para el desarrollo humano sostenible del Istmo es, sin embargo, un tema de integración regional. Por ejemplo, el fortalecimiento de las instituciones del Estado democrático de derecho es de interés objetivo para el conjun-to regional, pues permite afianzar democracias de más alta calidad, pero es una tarea que, al menos por ahora, debe ser asumida principal-mente por las ciudadanías en el marco de sus Estados nacionales. Este Informe ha identificado varios temas estratégicos en los que la acción conjunta es urgente, a saber:

Las estrategias para enfrentar las nuevas condiciones sur-gidas por el alza en los pre-cios internacionales de los
hidrocarburos y los alimentos básicos.16

El establecimiento de cadenas productivas regionales y el desarrollo de infraestructuras de transporte y comunicacio-nes conjuntas, orientadas a la conformación de una plata-forma regional de producción de bienes y servicios dirigida a socios extrarregionales.17

El manejo regional de las áreas protegidas18 y el uso ra-cional de recursos comparti-dos, como el agua.19

El establecimiento de estánda-res sociales mínimos en las áreas de salud y educación, con base en fondos de co-hesión cuyo acceso dependa, al menos en parte, del esfuer-zo de los Estados miembros. Asimismo, conviene desarro-llar políticas regionales para el mejoramiento de la calidad de la mano de obra.20

El enfrentamiento a la geopolí-tica del narcotráfico.21

La acción conjunta de carácter regional puede efectuarse mediante estrategias distintas. En algunos ámbitos, puede basarse en relacio-nes de cooperación interguberna-mental más activas y eficaces; este pareciera ser el caso de los estánda-res sociales mínimos en salud y educación, así como lo que con-cierne a la geopolítica del narcotráfi-

co. En otros asuntos la acción con-junta requiere formas de coordina-ción más complejas, que se concre-tan a través de instituciones regionales. Esta estrategia puede ser más adecuada para fomentar la producción y distribución de energía limpia e incentivar programas regio-nales de producción alimentaria. Finalmente, en otras áreas será ne-cesaria la creación de regímenes especiales, cuya normativa e institu-cionalidad impliquen algún grado de supranacionalidad. Este enfoque sería el apropiado para los casos en que haya bienes públicos regionales (las áreas protegidas y la infraestruc-tura de transportes, por ejemplo).

Por otra parte, la apuesta por la integración regional demanda un remozamiento del Sistema de Inte-gración Centroamericana, SICA. El SICA comprende un amplio y diverso entramado institucional que cubre una gran cantidad de temas. De acuerdo con el Protocolo de Teguci-galpa (1991), su máximo órgano político es la Reunión de los Presi-dentes de los Estados miembros. A la vez, su brazo ejecutivo es la Se-cretaría General (con sede en El Salvador), cuyas capacidades coor-dinadoras no incluyen a dos de las principales entidades de la integra-ción: la Secretaría de Integra-ción Económica Centroamericana, SIECA, y el Banco Centroamericano de Integración Económica, BCIE. En los últimos años, el SICA y el BCIE se han caracterizado por su dina-mismo y por el abordaje de una vas-ta gama de temáticas, en buena parte debido a la mayor disponibili-dad de fondos de cooperación inter-nacional (especialmente de origen europeo).

La institucionalidad regional exhibe notables debilidades de di-verso orden. En parte son de carác-ter burocrático, derivadas de las dificultades para el desarrollo de suficientes capacidades técnicas. Sin embargo, los problemas no son puramente técnicos, ni se circunscri-ben a la burocracia regional. Los órganos de conducción política de la integración presentan disfunciones, que van desde el desequilibrio en las relaciones entre ellos mismos, hasta la poca preparación para la toma de decisiones. Esta situación resta cali-dad a los mandatos de la Reunión de Presidentes, ya que propicia un crecimiento no planificado de la agenda de integración, crea proble-mas de seguridad jurídica por falta de un orden procesal y afecta la previsibilidad de los mandatos en-comendadas a las instituciones de la integración.

Por diez años se ha discutido, de modo intermitente, un proceso de reforma institucional del SICA. A la fecha no se han aplicado las trans-formaciones propuestas en 1997 por el Banco Interamericano de Desarro-llo, BID, y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL. En su lugar se han adopta-do cambios más acotados, centra-dos en corregir las debilidades en el nivel gerencial-administrativo del Sistema. Las principales reformas durante el período 2003-2007 son las siguientes:

Reglamento de actos normati-vos del SICA, que brinda ma-yor seguridad jurídica por cuanto ordena los diversos ti-pos de decisiones que pueden emanar de los órganos de de-cisión política: la Reunión de Presidentes y los Consejos de Ministros.

Reglamento de funcionamien-to del Comité Ejecutivo del SICA, cuya instalación se llevó a cabo en febrero de 2008, quince años después de la en-trada en vigencia del Protoco-lo de Tegucigalpa.

Creación del Organismo de Control Superior del SICA, que fiscalizará la gestión fi-nanciera del Sistema.

Realización de estudios para la elaboración del sistema de financiamiento automático para las instituciones de la integración.

Decisión de formular el estatu-to para la carrera administrati-va en los órganos del SICA y preparar el estudio correspon-diente, que está en proceso.

Fundación de la Dirección de Planificación en la Secretaría General del SICA.

Establecimiento del sistema de seguimiento de las cumbres presidenciales.

Elaboración del plan de traba-jo conjunto y activación de la Comisión de Secretarías del SICA, bajo la convocatoria de la Secretaría General.

Los cambios aprobados por la Reunión de Presidentes no han in-cluido reformas a los procedimientos para la toma de decisiones políticas, ni a las relaciones entre órganos y el mejoramiento de la seguridad jurídica.

En los últimos años ha habido un creciente reconocimiento sobre la necesidad de llevar a cabo una pro-funda reforma institucional del siste-ma de integración. En la práctica no se ha logrado resolver los problemas de acción colectiva que han dificul-tado el avance del proceso, en parti-cular la falta de un acuerdo político sobre el contenido y los alcances de la integración y sobre las caracterís-ticas deseables de la estructura regional.

Las dificultades para arribar a acuerdos se originan no sólo en intereses discordantes de los Esta-dos centroamericanos, sino también en distintas corrientes de pensa-miento (recuadro1.1).

RECUADRO 1.1

DOS ENFOQUES DE LA INTEGRACIÓN REGIONAL

En Centroamérica existen divergencias en la forma de concebir el proceso de integra-ción regional. En un extremo están quienes pregonan el “minimalismo inter-gubernamentalista”, es decir, la idea de limitar la integración al establecimiento de relaciones de cooperación entre países, a propósito de ciertos intereses comunes. En el otro extremo están quienes propugnan el “maximalismo comunitario”, el establecimiento de un bloque regional con robustas instituciones supranacionales. De estas posiciones se derivan dos corrientes de pensamiento, una de corte pragmático y otra normativa1 las que a su vez gene-ran parámetros para evaluar la institucionalidad regional y su desempeño, que no necesaria-mente coinciden entre sí.

En la corriente pragmática se utiliza como parámetro de evaluación/comparación el di-seño mismo del marco institucional y jurídico del SICA contemplado en el Protocolo de Tegu-cigalpa. Se pregunta primero: ¿es y funciona la institucionalidad tal como fue diseñada?, y segundo: ¿es este el esquema institucional que necesita y debe tener el proceso centroameri-cano de integración?

En la corriente normativa el principal parámetro de medición es el marco comunitario de la Unión Europea, UE, en su expresión actual. Con este enfoque, el análisis asume como cierto que el esquema institucional que tiene Centroamérica no es el que se necesita. Para avanzar se requiere un modelo menos intergubernamental, con más rasgos de supranaciona-lidad, con mayor autonomía e iniciativa de las instituciones regionales, tal como sucede en la UE. Por lo tanto, los cambios en las instituciones se valoran de acuerdo con el parámetro: ¿se acerca o se aleja la integración centroamericana del modelo europeo? (cfr. Caldentey, 2004; Herdocia, 2008 y BID-Cepal, 1997).

1. A la primera corriente se le denomina pragmática por su énfasis en las posibilidades que se derivan del estado actual de la integración centroamericana, que se considera no sólo como punto de partida sino como horizonte. Dicho estado se toma como una realidad dada, que expresa los equilbrios políticos y económicos, así como la voluntad política de los Estados, sin predeterminar un modelo por seguir. En este sentido, rescata la especificidad de la expe-riencia centroamericana y busca su independencia conceptual con respecto a otras expe-riencias de integración en el mundo. A la otra corriente se le denomina normativa por cuanto parte del análisis del deber ser, utilizando como punto de partida y de llegada, la teoría y ex-periencia de la integración europea, que considera el modelo más avanzado y exitoso de in-tegración que se conoce en el mundo contemporáneo.

Fuente: White, 2008.

Mientras estos dos requisitos se cumplen, el acuerdo político y el avance de la reforma institucional, el presente Informe logró identificar, con el concurso de expertos, al me-nos siete puntos de decisiones con-cretas esenciales para mejorar la institucionalidad regional. Éstas podrían adoptarse en el corto plazo, sin necesidad de reformas jurídicas complejas. Las primeras cinco reco-mendaciones tienen como propósito lograr un mayor ordenamiento nor-mativo y procesal de los órganos directivos de la integración regional. Las últimas dos recomendaciones se orientan a la búsqueda de definicio-nes conjuntas de política regional. Específicamente se propone:

Adoptar procesos abiertos, competitivos y ponderados pa-ra el nombramiento de las au-toridades de los principales órganos ejecutivos del SICA.

Diseñar un instrumento que regule el proceso de toma de decisiones en la Reunión de Presidentes y otro que regla-mente la figura de la Presi-dencia Pro Tempore.

Crear un paso previo de ase-soría jurídica directa a la Reu-nión de Presidentes, que vele por la consistencia legal e ins-titucional de las decisiones que se someten a considera-ción de este órgano.

Decretar un período de auste-ridad (mora) en la adopción de
nuevas temáticas y mandatos, y concentrar todos los esfuer-zos de los órganos políticos e instituciones del SICA en cumplir, en el plazo de un año, todo el universo de acuerdos presidenciales que están pen-dientes, tanto los que compe-ten a las instituciones regiona-les como los gobiernos nacionales.

Concentrar los esfuerzos del SICA en el funcionamiento del Comité Ejecutivo y los pro-gramas que se encuentran en marcha.

Establecer, de común acuerdo entre los países y con base en objetivos estratégicos míni-mos, orientaciones para la cooperación internacional de carácter regional.

Organizar conferencias regio-nales para discutir acciones específicas en temas con po-tencial para generar escena-rios de multiamenazas: el abastecimiento y la eficiencia energética, la carestía de granos básicos, la inseguri-dad ciudadana y el crimen organizado.

En los próximos años, ¿podrá Centroamérica redefinir los temas, instituciones y acciones de integra-ción regional para enfrentar los nue-vos y los viejos desafíos? Este In-forme no puede, naturalmente, arriesgar una respuesta, aunque con

toda certeza asume que tal redefini-ción no sólo es posible, sino necesa-ria. Sin embargo, sí puede dejar claro que, en la actualidad, le ha llegado la hora a la integración re-gional. Si ésta no logra convertirse hoy en una herramienta valiosa para promover el desarrollo humano en el Istmo, será difícil que tenga una nueva oportunidad