Carta Iberoamericana
de Calidad en la Gestión
CLAD** Pública*
ESTABLECE LOS OBJETIVOS, PRINCIPIOS, DEBERES Y DERECHOS DE LOS CIUDADANOS PARA ACCEDER A UNA GESTIÓN PÚBLICA DE CALIDAD, ADOPTADOS EN LA XVIII CUMBRE IBEROAMERICANA DE JEFES DE ESTADO Y GOBIERNO EN SAN SALVADOR, EL SALVADOR, DEL 29 AL 31 DE OCTUBRE DEL 2008, MEDIANTE LA RESOLUCIÓN No. 25 DEL “PLAN DE ACCIÓN DE SAN SALVADOR”.
PALABRAS CLAVES: CALIDAD / GESTIÓN PÚBLICA / CLAD / CUMBRES PRESIDENCIALES
Preámbulo
* Aprobada por la X Conferencia Iberoa-mericana de Ministros de Administra-ción Pública y Reforma del Estado. San Salvador, El Salvador, 26 y 27 de junio de 2008.
Autorización del CLAD para publicar la Carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión Pública, tal como figura en la página http://www.clad.org.ve/
documentos/declaraciones/carta-iberoamericana-de-calidad-en-la-gestion-publica
** Centro Latinoamericano de Administra-ción para el Desarrollo, CLAD.
Recibido: 16 de marzo del 2009.
Aceptado: 25 de marzo del 2009.
Al final de los años setenta del Siglo XX, la crisis económica mun-dial dificultó la viabilidad del modelo de Estado de bienestar construida por los países industrializados y post-industrializados después de la segunda guerra mundial. Frente a
dicha crisis, surgió una propuesta de corte neoliberal-conservador que perseguía restablecer el equilibrio fiscal y de la balanza de pagos de los países en crisis. Para ello se promovió la reducción del tamaño del Estado y su sustitución por el mercado como instrumento predo-minante del desarrollo. Contrario a lo que se afirmó, años después de la aplicación de las medidas neolibera-les, los problemas de desarrollo se agudizaron en la región, los merca-dos nacionales se debilitaron, no hubo crecimiento económico, la po-breza se expandió, la gobernabilidad decayó y el Estado que había sido desmantelado perdió su capacidad de respuesta a los nuevos desafíos.
En consideración a lo anterior, el Consejo Directivo del CLAD, reu-nido el 14 de octubre de 1998, aprobó el documento doctrinario Una Nueva Gestión Pública para América Latina, en el que se declara la nece-sidad de reconstruir el Estado para enfrentar los nuevos desafíos de la sociedad post-industrial, un Estado para el siglo XXI, que además de garantizar el cumplimiento de los contratos económicos, debe ser lo suficientemente fuerte como para asegurar los derechos sociales y la competitividad de cada país en el escenario internacional. Con ello, se reconoce que el Estado es un ins-trumento indispensable para el desa-rrollo económico, político y social de cualquier país, y que en la región tiene que orientarse a la atención de tres grandes problemas: la consoli-dación de la democracia, la necesi-dad de retomar el crecimiento económico y la reducción de la des-igualdad social, garantizando la in-clusión social. Para abordar dichos desafíos, los Estados iberoamerica-nos deben adecuar su organización y funcionamiento a las nuevas reali-dades, aprendiendo de los errores y aciertos de las diversas experiencias recientes y adoptando un nuevo modelo de gestión pública que recu-pere la capacidad de las Administra-ciones Públicas iberoamericanas como instrumentos útiles y efecti-vos al servicio del bien común o interés general de sus respectivas sociedades.
La XIII Cumbre Iberoamerica-na de Jefes de Estado y de Gobier-no, realizada en el 2003, incluyó en su Declaración de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, una resolución en la que los altos mandatarios de los 21 países expresaron su compromiso para avanzar en la profesionaliza-ción de la función pública de los países de la región y respaldaron los principios y orientaciones de la “Car-ta Iberoamericana de la Función Pública”, que fue preparada por el CLAD y adoptada por la V Conferen-cia Iberoamericana de Ministros de Administración Pública y Reforma del Estado. En dicha Declaración los Mandatarios iberoamericanos expresaron:
“Reiteramos nuestro empeño en el fortalecimiento institucio-nal del Estado, en lograr ad-ministraciones públicas más eficaces y transparentes y en promover los instrumentos ne-cesarios para una mayor parti-cipación de la sociedad civil en el proceso de toma de deci-siones. Los Estados Iberoa-mericanos fortalecerán en sus agendas gubernamentales las políticas de reforma de la Ad-ministración Pública.”
De igual manera, dos Cum-bres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno, la XVI reali-zada en el 2006 en Montevideo, República Oriental del Uruguay, y la XVII efectuada en el 2007 en San-tiago de Chile, respectivamente, respaldaron las iniciativas del “Códi-go Iberoamericano de Buen Gobier-no” y de la “Carta Iberoamericana del Gobierno Electrónico” con el propósito de promover la mejora de la gestión pública en la región.
Por su parte, los Ministros de Administración Pública y de la Re-forma del Estado y los Jefes de De-legación de los Gobiernos iberoame-ricanos, reunidos los días 31 de ma-yo y 1° de junio de 2007, en Pucón, Chile, en ocasión de la IX Conferen-cia Iberoamericana de Ministros de Administración Pública y Reforma del Estado renovaron su compromi-so con la Reforma del Estado, el fortalecimiento de sus instituciones públicas y, en especial, con la racio-nalización de sus mecanismos de gestión al sostener que:
“Teniendo en consideración que el objetivo de toda política pública es el bienestar de las personas, se requiere fortale-cer las capacidades institucio-nales públicas para dar satis-facción a los requerimientos ciudadanos de integración y pertenencia. A tal efecto, es necesario impulsar criterios de universalización que atiendan la diversidad y complejidad de dichos requerimientos, así como fortalecer la calidad de la gestión pública para que sea un real instrumento al ser-vicio de la cohesión social”.
Bajo dicho mandato, y conti-nuando con el esfuerzo sostenido en esta área por la Comunidad Iberoa-mericana, se elabora la presente “Carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión Pública”, que se inscribe en la propuesta de adecuar el fun-cionamiento de las Administraciones Públicas iberoamericanas para ga-rantizar que sean instrumentos úti-les, efectivos y confiables al servicio de sus respectivas sociedades. En tal sentido, la presente Carta Ibe-roamericana vincula la calidad en la gestión pública con dos propósitos fundamentales de un buen gobierno democrático: 1. Toda gestión pública debe estar referenciada a la satis-facción del ciudadano, ya sea como usuario o beneficiario de servicios y programas públicos, o como legítimo participante en el proceso de formu-lación, ejecución y control de las políticas públicas bajo el principio de corresponsabilidad social. 2. La ges-tión pública tiene que orientarse para resultados, por lo que debe sujetarse a diversos controles sobre sus ac-ciones, suponiendo entre otras mo-dalidades la responsabilización del ejercicio de la autoridad pública por medio del control social y rendición periódica de cuentas.
La adopción de estrategias de innovación, racionalización y mejora de la gestión pública, orientadas por la calidad, permitirá a las Adminis-traciones Públicas iberoamericanas posicionarse favorablemente frente a la incertidumbre, reforzar su influen-cia en un entorno dinámico y com-plejo y acometer el necesario desa-rrollo organizativo para la gestión del cambio y la formulación de solucio-nes de mejora creativas, con el fin de cumplir al máximo las expectati-vas de la ciudadanía, proporcionan-do un instrumento para lograr la coherencia en la dirección estratégi-ca a seguir.
La presente Carta Iberoameri-cana promueve el establecimiento de un enfoque común acerca de las nociones de calidad y de excelencia en la gestión pública, a partir del cual se adopte un conjunto de principios y orientaciones que sirvan de referen-cia a las diferentes Administraciones Públicas iberoamericanas en la for-mulación de sus políticas, planes, modelos y mecanismos que permi-tan la mejora continua de la calidad de su gestión pública. La implemen-tación de los principios y orientacio-nes deberá adaptarse a la diversidad de las condiciones de las naciones iberoamericanas, al igual que la adopción de las correspondientes acciones e instrumentos sugeridos para la mejora continua de la calidad en la gestión pública.
Cabe señalar que, en Ibero-américa existen modelos de calidad con una perspectiva global e inte-gral, como son los establecidos por varios Premios Nacionales a la Cali-dad y normas especificas para el sector público como es el caso de Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Portugal. Además existen modelos internacionales como el Modelo Ibe-roamericano de Excelencia en la Gestión de la Fundación Iberoameri-cana para la Gestión de la Calidad, FUNDIBEQ, y el Modelo de Evalua-ción, Aprendizaje y Mejora desarro-llado por la Agencia Estatal de Eva-luación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios de España, experiencias que han nutrido los contenidos de la presente Carta Iberoamericana y constituyen refe-rencias válidas a seguir.
Resulta particularmente rele-vante, el reconocimiento que se hace en la presente Carta Iberoame-ricana del derecho de los ciudada-nos a una gestión pública de calidad, estableciéndose unos contenidos mínimos que pueden ser incremen-tados por los ordenamientos jurídi-cos nacionales. La importancia de este reconocimiento es el conse-cuente empoderamiento a los ciuda-danos iberoamericanos que les per-mita exigir a sus Administraciones Públicas la mejora continua de la gestión pública en su propio benefi-cio, así como participar directamente en ella.
La presente Carta procurará aplicarse a cualquier persona natural o jurídica que requiera relacionarse con una Administración Pública ibe-roamericana y se encuentre en el territorio del correspondiente país iberoamericano o posea el derecho a hacerlo aunque esté fuera de dicho país.
La presente Carta parte del establecimiento de cuatro objetivos fundamentales, que son desarrolla-dos en el Capítulo Primero. Segui-damente, en el Capítulo Segundo, define los principios inspiradores de una gestión pública de calidad. A continuación, el Capítulo Tercero establece los derechos y deberes de los ciudadanos para una gestión pública de calidad.
Para dar respuesta a los prin-cipios inspiradores de una gestión pública de calidad y a los derechos de los ciudadanos, el Capítulo Cuar-to propone nueve ejes u orientacio-nes estratégicas, y sugiere la aplica-ción de diversas acciones e instrumentos para lograr una gestión pública de calidad centrada en el ciudadano y para resultados, cuya utilización concreta dependerá del grado de avance y de las caracterís-ticas particulares de cada Adminis-tración Pública y de su correspon-diente entorno.
Por último, el Capítulo Quinto recoge las consideraciones finales para la optimización en el desarrollo de las orientaciones, acciones e instrumentos de calidad propuestos. En definitiva, la presente Carta cons-tituye un marco de referencia que posibilita el desarrollo de procesos de reforma y racionalización en la Administración Pública iberoameri-cana mediante el uso de técnicas y herramientas de gestión de calidad en el sector público, las cuales de-berán adecuarse a la idiosincrasia de los países iberoamericanos, a las particularidades de sus Administra-ciones Públicas y a la naturaleza propia del ámbito público.
CAPÍTULO PRIMERO
FINALIDAD DE LA CARTA
Y NOCIÓN DE CALIDAD
EN LA GESTIÓN PÚBLICA
Objeto
1. La Carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión Públi-ca persigue los objetivos siguientes:
c. Proponer la adopción de instrumentos que incenti-ven la mejora de la cali-dad en la gestión pública, que sean flexibles y adaptables a los dife-rentes entornos de las Administraciones Públi-cas iberoamericanas y a sus diversas formas organizativas.
Servir como guía para el dise-ño, regulación, implantación, desarrollo, mejora y consoli-dación de planes de calidad y excelencia en la gestión públi-ca, que le permitan a las diferentes Administraciones Públicas de los Estados ibe-roamericanos potenciar sus capacidades y utilizarlas ple-namente para acometer los re-tos y desafíos del desarrollo integral de sus respectivas so-ciedades y lograr el bienestar de sus ciudadanos.
Concepto de calidad
en la gestión pública
2. La calidad en la gestión públi-ca constituye una cultura transformadora que impulsa a la Administración Pública a su mejora permanente para satis-facer cabalmente las necesi-dades y expectativas de la ciudadanía con justicia, equi-dad, objetividad y eficiencia en el uso de los recursos públicos.
La calidad en la gestión públi-ca debe medirse en función de la capacidad para satisfacer oportuna y adecuadamente las necesidades y expectativas de los ciudadanos, de acuerdo a metas preestablecidas alinea-das con los fines y propósitos superiores de la Administra-ción Pública y de acuerdo a resultados cuantificables que tengan en cuenta el interés y las necesidades de la sociedad.
La concepción de la calidad ha ido evolucionando e incorpo-rando nuevos aspectos hasta conformar una aproximación holística e integradora de la gestión, donde cobran espe-cial importancia todas las par-tes interesadas en sus diferen-tes formas de relación, así como la sostenibilidad y la co-rresponsabilidad social.
La calidad en la gestión públi-ca puede y debe ser constan-temente mejorada, buscando elevarla a niveles de excelen-cia, es decir obtener resulta-dos sostenibles, con tenden-cias crecientes de mejora, y que tales resultados se com-paren favorablemente con los más destacados referentes nacionales e internacionales.
Contenido finalista
de la gestión pública
de calidad
3. Una gestión pública se orien-tará a la calidad cuando se encuentre referenciada a los fines y propósitos últimos de un Gobierno democrático, esto es, cuando se constituya en:
La calidad en la gestión públi-ca implica la práctica del buen gobierno, mediante una formu-lación de políticas públicas convenientes a toda la socie-dad, dentro de parámetros equilibrados de racionalidad política, técnica y económica.
La calidad en la gestión públi-ca contribuirá a facilitar el de-sarrollo económico y crear condiciones adecuadas y sos-tenibles para la competitividad y productividad nacional.
La calidad en la gestión públi-ca tiene sentido si su fin último es alcanzar una sociedad del bienestar, con justicia y equi-dad, garantizando el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, la cohesión social y la garantía del cumplimiento efectivo e integral de los dere-chos humanos. En especial, asegurando a todas las perso-nas, el acceso oportuno y uni-versal al disfrute de informa-ción, prestaciones y servicios públicos de calidad.
La adopción de enfoques, mo-delos, acciones e instrumentos de calidad en la gestión públi-ca iberoamericana contribuye a la legitimidad y consolida-ción de la democracia y al lo-gro del desarrollo económico y social de forma sostenible, con la mejora de la cohesión social.
CAPÍTULO SEGUNDO
PRINCIPIOS INSPIRADORES
DE UNA GESTIÓN
PÚBLICA DE CALIDAD
Principio de servicio público
4. Las Administraciones Públicas iberoamericanas están al ser-vicio de los ciudadanos y, en consecuencia, darán preferen-cia a la satisfacción de sus necesidades y expectativas.
La orientación a la calidad en la gestión pública supone maximizar la creación de valor público, por lo que tiene que responder al principio de ges-tión para resultados. Ello su-pone un esfuerzo para optimi-zar la dirección efectiva e integrada del proceso de crea-ción de valor público, para asegurar la máxima eficacia, eficiencia y efectividad de su desempeño, la consecución de los objetivos de gobierno y su mejora continua.
Principio de legitimidad
Democrática
5. Una gestión pública de calidad tiene que estar inspirada en valores democráticos y, en tal sentido, constituirse en una garantía y protección de las li-bertades públicas consagra-das a los ciudadanos.
La legitimidad democrática de la gestión pública proviene de la elección popular de las au-toridades políticas y de la par-ticipación y control de la ciu-dadanía sobre los asuntos públicos.
También, es una fuente de le-gitimidad el ejercicio indepen-diente de una función pública profesional, seleccionada bajo los principios de igualdad, mérito y capacidad, al servi-cio de un programa de gobier-no resultante del proceso democrático.
Transparencia y participación ciudadana
6. Las Administraciones Públicas tienen que ser transparentes en su gestión, abiertas al es-crutinio público, tolerantes a la crítica y permeables a las propuestas de mejora y de cambio provenientes de la ciudadanía.
Principio de legalidad
7. Una gestión pública de calidad implica el sometimiento de la Administración Pública al Es-tado de Derecho, bajo cuya orientación se organiza y actúa con racionalidad y objetividad.
El principio de legalidad con-tribuye a la calidad de la ges-tión pública, por ser una orde-nación consciente de las competencias públicas atribui-das a los órganos y entes de la Administración Pública, a través de normas jurídicas.
La calidad en la gestión públi-ca iberoamericana requiere la formalización de los enfoques, modelos, acciones e instru-mentos de calidad, mediante la adopción de normas jurídi-cas que la regulen.
Principio de coordinación
y cooperación
8. Para lograr una gestión públi-ca de calidad se requiere que todos los órganos y entes de la Administración Pública con-tribuyan a la prestación de servicios al ciudadano.
A tales efectos, las Adminis-traciones Públicas iberoameri-canas preverán la asignación de competencias, relaciones, instancias y sistemas de coor-dinación de sus entes y órga-nos, para prestar servicios de forma integral al ciudadano.
La coordinación interadminis-trativa resulta clave en aque-llos Estados con modelos descentralizados y con dife-renciación competencial a ni-vel territorial.
Principio de ética pública
9. Una gestión pública de calidad implica la observancia de valo-res éticos que la orientan, ta-les como la vocación de servi-cio público, la probidad, la honradez, la buena fe, la con-fianza mutua, la solidaridad y la corresponsabilidad social, la transparencia, la dedicación al trabajo, el respeto a las perso-nas, la escrupulosidad en el manejo de los recursos públi-cos y la preeminencia del In-terés público sobre el privado.
Principio de acceso universal
10. La calidad en la gestión públi-ca comprende el esfuerzo por lograr la universalización y el más amplio y fácil acceso espacial y temporal de los ciu-dadanos a servicios públicos de igual calidad, con indepen-dencia de la ubicación geográ-fica de los ciudadanos y del momento en que éstos los requieran.
Principio de continuidad
en la prestación de servicios
11. Los servicios públicos se pres-tarán de manera regular e inin-terrumpida, previendo las me-didas necesarias para evitar o minimizar los perjuicios que pudieran ocasionarle al ciuda-dano en las posibles suspen-siones del servicio.
Principio de imparcialidad
12. En una gestión pública de calidad, la atención a todos los ciudadanos se realiza con im-parcialidad, asegurando que serán tratados con igualdad, sin discriminación por motivos tales como el género, edad, raza, ideología, religión, nivel económico, situación social o localización geográfica.
Por causas objetivas, la Admi-nistración Pública podrá esta-blecer discriminaciones positi-vas para proteger a los ciudadanos que lo puedan re-querir. En todo caso, corres-ponde a la Administración Pública la defensa del interés general frente a los intereses particulares.
Principio de eficacia
13. La calidad en la gestión públi-ca comprende cumplir con el principio de eficacia, entendido como la consecución de los objetivos, metas y estándares orientados a la satisfacción de las necesidades y expectati-vas del ciudadano.
Principio de eficiencia
14. La gestión pública debe seguir el principio de eficiencia, com-prendido como la optimización de los resultados alcanzados por la Administración Pública con relación a los recursos disponibles e invertidos en su consecución.
Principio de economía
15. La calidad en la gestión públi-ca dependerá de que se cumpla con el principio de economía, esto es, que el fun-cionamiento de la Administra-ción Pública propenda a la uti-lización racional de los recursos públicos.
La asignación de recursos a la Administración Pública se ajustará estrictamente a los requerimientos de su funcio-namiento para el logro de las metas y objetivos previstos.
Principio de responsabilización
16. Una gestión pública de calidad es aquella en la que existe responsabilización, esto es, en la que hay rendición de cuen-tas por el desempeño de las autoridades, directivos y fun-cionarios públicos frente a los ciudadanos, y control social sobre la gestión pública.
Principio de evaluación
permanente y mejora
continua
17. Una gestión pública de calidad es aquella que contempla la evaluación permanente, inter-na y externa, orientada a la identificación de oportunida-des para la mejora continua de los procesos, servicios y pres-taciones públicas centrados en el servicio al ciudadano y para resultados, proporcionando in-sumos para la adecuada ren-dición de cuentas.
CAPÍTULO TERCERO
DERECHOS Y DEBERES
DE LOS CIUDADANOS
PARA UNA GESTIÓN PÚBLICA
DE CALIDAD
Contenidos del derecho
a una gestión pública de calidad
18. Los ciudadanos tienen dere-cho a una gestión pública de calidad, que estará reconocida por los ordenamientos jurídicos nacionales. En consecuencia, los ciudada-nos podrán:
19. Por su parte, el ciudadano debe participar en la mejora de la calidad de la gestión pública, en consecuencia:
20. La Administración Pública facilitará el ejercicio de los de-rechos de los ciudadanos y velará por el cumplimiento de sus deberes como partícipes del sistema social y político.
CAPÍTULO CUARTO
ORIENTACIONES, ACCIONES
E INSTRUMENTOS PARA FORMULAR POLÍTICAS
Y ESTRATEGIAS DE CALIDAD
EN LA GESTIÓN PÚBLICA
Decisión política
y perspectiva sistémica
Calidad institucional
22. La calidad institucional atañe tanto a las acciones políticas y programas como a las activi-dades vinculadas a la racio-nalización del gasto, la co-municación de resultados alcanzados, la transparencia y responsabilidad pública y la rendición de cuentas a la so-ciedad. Este enfoque de cali-dad institucional tiene que ser coherente y estar perfecta-mente integrado con la calidad en el servicio.
Nueve ejes estratégicos
23. La presente Carta Iberoameri-cana propone a continuación nueves ejes u orientaciones estratégicas, y sugiere el uso de diversas acciones e instru-mentos para lograr una ges-tión pública de calidad centra-da en el ciudadano y para resultados. La aplicabilidad y la decisión respecto al uso de cada uno de dichos instru-mentos dependerá del grado de avance y de las caracterís-ticas particulares de cada Ad-ministración Pública y de su entorno.
Sección I.
Orientaciones para formular
políticas y estrategias
de calidad en la gestión
pública
Para una gestión pública
al servicio de la ciudadanía
24. El reto de la calidad en la ges-tión pública es su orientación al servicio de las necesidades y expectativas de la ciudadan-ía y su compromiso en alcan-zar una sociedad de bienes-tar. La capacidad de innovar y adaptarse continuamente a los requerimientos sociales permi-tirá a la Administración Pública incrementar la credibilidad y confianza de los ciudadanos sobre las diversas prestacio-nes y variados servicios que suministra.
25. La Administración Pública buscará la satisfacción equili-brada de las diversas necesi-dades y expectativas presen-tes en la sociedad, de conformidad con el interés ge-neral. Por ello, la Administra-ción Pública expondrá en todo momento sus políticas al de-bate de los diferentes sectores sociales.
La participación de la sociedad organizada en todas sus for-mas garantiza que las Admi-nistraciones Públicas atien-dan las aspiraciones de los ciudadanos.
Hacia una gestión pública
para resultados
26. Todo proceso de gestión pública debe perseguir la creación de valor público, lo que tiene que reflejarse en re-sultados e impactos, cuanti-ficables, que permitan eva-luar el rendimiento en todas sus dimensiones.
Para la objetiva determinación de resultados, se requiere analizar la evolución del desempeño y el nivel de al-cance de las metas, trazadas con sistemas de información para el seguimiento, evalua-ción y control rigurosos y opor-tunos, que fundamenten la toma de decisiones y medidas correctivas.
La gestión pública para resul-tados requiere la implementa-ción de sistemas de monito-reo, medición y control que permitan un adecuado control, y la toma de decisiones.
Compromiso social y ambiental
27. Los órganos y entes de la Administración Pública, en su compromiso de servir a la so-ciedad, promoverán esfuerzos para contribuir al desarrollo social, económico y ambiental de forma sostenible, además de sus atribuciones legales, siempre que no sean incompa-tibles con las mismas.
Responsabilidad directiva,
liderazgo y constancia
de objetivos
28. La gestión pública de calidad exige una alta cualificación de los directivos, que deberán destacar por sus elevadas competencias para la conduc-ción de los órganos y entes públicos, su especial vocación por el servicio público y una concepción ética del ejercicio de sus funciones. Asimismo, deberán rendir cuentas y so-meterse a control por los re-sultados obtenidos, e impulsar activamente el cambio, defi-niendo visión, misión, objeti-vos y metas, de conformidad con la ley. También, deberán reforzar y ser impulsores de la calidad en las prestaciones y servicios públicos ofrecidos a los ciudadanos, poniendo en marcha los procesos y siste-mas que se requieran para tal propósito; y motivar a los fun-cionarios públicos, apoyán-dolos, facultándolos y otorgándoles el reconocimien-to merecido.
29. Los niveles político y directivo deben integrar en el ejercicio de sus funciones aspectos ta-les como la calidad del servi-cio, la sostenibilidad y equili-brio en los objetivos con respecto a los diferentes in-tereses implicados, ética en su comportamiento, respeto a la legalidad y los derechos humanos, así como la búsqueda continua del bien-estar social.
Gestión por procesos
30. Los órganos y entes públicos orientarán sus actividades al desarrollo de una estrategia en términos de procesos, ba-sada en datos y evidencias, definiendo objetivos, metas y compromisos a alcanzar. La adopción de una gestión por procesos permite la mejora de las actividades de la Administración Pública orien-tada al servicio público y para resultados.
A los efectos de la calidad en la gestión pública, los proce-sos constituyen una secuencia ordenada de actividades, inter-relacionadas, para crear valor añadido.
31. La gestión por procesos en la Administración Pública debe tener en cuenta que el ciuda-dano es el eje fundamental de la intervención pública, lo cual requiere adoptar enfoques y diseñar los procesos de pres-tación del servicio desde la perspectiva del ciudadano, usuario o beneficiario, y no desde la perspectiva de la Administración Pública.
Desarrollo de capacidades
de los empleados públicos
32. La calidad la construyen las personas y el éxito de una Administración Pública depen-de del conocimiento, habilida-des, creatividad innovadora, motivación y compromiso de sus autoridades, directivos y demás funcionarios públicos. Valorar a los funcionarios públicos, significa que la alta dirección se comprometa con su satisfacción, desarrollo y bienestar, estableciendo además prácticas laborales de alto rendimiento y flexibili-dad para obtener resultados en un clima laboral adecuado.
33. Para el desarrollo de capaci-dades resulta de gran impor-tancia realizar, entre otras, las actuaciones siguientes:
Participación de los empleados
públicos para la mejora
de la calidad de la gestión
34. Las Administraciones Públicas facilitarán la participación de sus empleados, promoviendo mecanismos y cauces ade-cuados para el diálogo con ellos y sus representantes para la mejora de la gestión pública
Proceso continuo
de aprendizaje, innovación
y mejora de la calidad
35. El aprendizaje y la innovación son determinantes para la me-jora de la calidad y la sosteni-bilidad en el cumplimiento de los objetivos de la Administra-ción Pública.
Por otra parte, la mejora continua y la innovación facili-tan el desarrollo de nuevos servicios, nuevos procesos para la gestión, así como su racionalización, simplificación y normalización.
La mejora continua sólo es posible con una perspectiva correctiva y orientada al futuro, alentando a las personas a identificar y reconocer errores propios y ajenos, y proponer mejoras para superarlos.
Relaciones de colaboración
y cooperación orientadas
a la mejora de la calidad
36. Las Administraciones Públicas identificarán aquellas organi-zaciones públicas o privadas con las cuales colaborar y cooperar, con el propósito de:
Sección II.
Acciones e instrumentos
para la calidad en la gestión
pública
37. Los Estados Iberoamericanos promoverán el desarrollo nor-mativo que facilite la aplica-ción de acciones, técnicas e instrumentos para la calidad en la gestión pública de las di-ferentes Administraciones, órganos, entes y unidades administrativas.
A continuación, se recomien-dan algunas acciones, técni-cas e instrumentos básicos de calidad, en los que los órga-nos y entes públicos pueden apoyarse para la implementa-ción de la calidad en la gestión pública.
La dirección estratégica
y el ciclo de mejora
38. La dirección estratégica supo-ne un enfoque flexible, que se anticipa y adapta a las necesi-dades de la sociedad. Permite analizar y proponer solucio-nes, para orientar a la Admi-nistración Pública a una visión u horizonte en un plazo de-terminado. Dicha visión de fu-turo supone dotarla de capaci-dad para dar respuesta a los requerimientos de las diferen-tes partes interesadas. Para ello, los órganos y entes de la Administración Pública desa-rrollarán políticas, estrategias, planes, objetivos, metas, es-tructuras, sistemas y procesos críticos orientados a la conse-cución de los objetivos.
39. La dirección estratégica se basa en el ciclo de mejora: es-tablecimiento de objetivos y planificación, desarrollo de forma sistemática y a través de procesos de las actuacio-nes planificadas, comproba-ción de los resultados obteni-dos con respecto a los objetivos establecidos y adap-tación continua de la planifica-ción estratégica.
La repetición sucesiva del ci-clo de mejora permite alcanzar la mejora continua de la cali-dad del servicio al ciudadano y, por ende, una Administra-ción Pública en transformación y actualizada.
Prospectiva y análisis
de la opinión ciudadana
40. El uso de técnicas de prospec-tiva y estudio del entorno ge-neral y específico se orienta a la identificación de los princi-pales retos y necesidades de la sociedad, así como las oportunidades o amenazas derivadas de factores del en-torno, y la identificación de buenas prácticas aplicadas en otras organizaciones.
41. La realización de encuestas de opinión persigue la identifi-cación de las necesidades y expectativas, así como el nivel de satisfacción del ciudadano respecto a los servicios.
Para la elaboración de dichas encuestas, se deben identifi-car los atributos de calidad que caracterizan el servicio prestado, y la importancia otorgada a cada uno. Su obje-tivo será obtener información sobre las expectativas del ciu-dadano y acerca del nivel de satisfacción con el servicio recibido.
El análisis comparado entre las expectativas del ciudadano y su nivel de satisfacción per-mitirá identificar potenciales áreas de mejora de la calidad del servicio.
Participación ciudadana
para la mejora de la calidad
42. La Administración Pública desarrollará mecanismos de participación ciudadana, a lo largo de todo el ciclo de las políticas públicas. En particu-lar, a través de comités con-sultivos, o grupos de trabajo con ciudadanos y representan-tes de la sociedad, foros, en-cuentros, jornadas de inter-cambio de experiencias con otras instituciones o Adminis-traciones Públicas y activida-des similares, o las encuestas de opinión y sistemas de re-cogida de sugerencias de me-jora y atención de reclamos.
Adopción de modelos
de excelencia
43. La adopción de modelos de excelencia, integrales u holís-ticos, facilita la comprensión de las dimensiones más rele-vantes de la realidad de los órganos y entes públicos y permite establecer unos crite-rios orientadores, homogéne-os, tanto para el análisis sis-temático y riguroso como para lograr la acción coherente.
Premios a la calidad
o excelencia
44. Los premios a la calidad o premios a la excelencia res-paldados por modelos de ex-celencia constituyen instru-mentos valiosos de estímulo para la mejora, aprendizaje y reconocimiento de la gestión, resultando de gran utilidad para el intercambio y difusión de las mejores prácticas.
La gestión por procesos
45. La gestión por procesos impli-ca el desarrollo de las actua-ciones siguientes:
Los equipos y proyectos
de mejora
46. La instauración de estructuras internas para la ejecución de proyectos de mejora de la ca-lidad, tanto a cargo de grupos o equipos de mejora, consti-tuidos a tal efecto por funcio-narios públicos para abordar un proyecto de mejora concre-to, como de unidades estables de calidad, que tengan asig-nadas funciones de apoyo a la mejora de la calidad, de forma estable y continuada en el tiempo.
Tendrán encomendadas tare-as de identificación, análisis y resolución de aspectos sus-ceptibles de ser mejorados, para la óptima orientación a resultados y a la satisfacción de los usuarios.
Cartas Compromiso
o de Servicios al Ciudadano
47. Las Cartas Compromiso o Cartas de Servicios al Ciuda-dano son documentos públi-cos con los cuales un órga-no o ente público expresa sus compromisos asumidos en la prestación del servicio, es-pecificando plazos de ejecu-ción, estándares de calidad para el sistema de informa-ción y comunicación y los mecanismos de participación ciudadana.
48. Las Cartas Compromiso o Cartas de Servicios tienen que complementarse con un sis-tema de seguimiento y eva-luación del cumplimiento de los compromisos expresados en las mismas, y estar sujetas a revisión, actualización y me-jora continua. Asimismo, con-templar medidas de repara-ción o compensación en el caso de incumplimiento de los compromisos.
Mecanismos de difusión
de información relevante
para el ciudadano
49. La Administración establecerá mecanismos adecuados para la comunicación y la difusión de información relevante para los ciudadanos.
Dicha información incluirá los servicios que presta la Admi-nistración Pública y la forma de acceder a ellos, así como los derechos y deberes de los ciudadanos como destinata-rios. Entre los posibles instru-mentos, se pueden contemplar los siguientes: formularios, gu-ías de servicios, publicacio-nes, folletos divulgativos, hojas de instrucciones, circula-res, páginas de información sobre la organización y sus servicios ubicadas en Internet, puntos automáticos de infor-mación y consulta, u otros medios.
La mejora de la normatividad
50. La mejora de la normatividad persigue el establecimiento de un marco normativo sencillo que facilite la eficacia, eficien-cia, agilidad y adaptabilidad de los procesos y procedimientos, y, por ende, la mejora en la prestación del servicio a los ciudadanos, así como la pro-ductividad nacional.
Será tarea permanente de los órganos y entes de las Admi-nistraciones Públicas iberoa-mericanas la mejora de la ca-lidad en la elaboración de normas y el análisis de impac-to normativo, la agilización y la simplificación de los trámites administrativos, siempre de conformidad con el interés general.
El gobierno electrónico
51. De conformidad con la “Carta Iberoamericana de Gobierno Electrónico”, la Administración Pública buscará la optimiza-ción de las tecnologías de la información y la comunicación, para la mejora y acercamiento del servicio a las necesidades ciudadanas, así como de la propia gestión pública, mejora de la atención, trámites en línea, participación y transpa-rencia. Para ello, tratará de fa-cilitar múltiples modalidades de acceso y realización de trámites, así como el inter-cambio documental y de in-formación en ambos sentidos Administración-ciudadano.
En particular, se propiciará la interconexión entre las diferen-tes Administraciones orientada a la simplificación de trámites para el ciudadano.
Medición y evaluación
52. La evaluación de la eficacia, eficiencia y efectividad de la estrategia se realiza a través del seguimiento de indicado-res, la revisión del cumplimien-to de los objetivos y planes es-tablecidos, además de la opinión extraída de los diferen-tes grupos de interés, o como resultado de la realización de evaluaciones y auditorías.
53. La adopción de estándares de calidad y la comparación de los indicadores de gestión con respecto a los estándares y objetivos estratégicos estable-cidos, permite analizar el nivel de cumplimiento y la orienta-ción a resultados, facilitando la adopción de decisiones y la mejora continua de la calidad.
54. La instauración de una cultura y hábito de medición y evalua-ción dentro de la Administra-ción Pública, como instrumen-to de obtención de información crítica para la mejora continua de la calidad de la gestión pública. La medición permite la identificación continua de posibles aspectos a mejorar para una óptima orientación de la organización a la satis-facción de los diferentes gru-pos de interés y al cumpli-miento de sus objetivos.
55. Los diagnósticos, evaluacio-nes externas, auto-evaluaciones o revisiones de los sistemas de gestión, tienen que realizarse de forma sis-temática, integrándose como elementos clave dentro del sistema de gestión de la Ad-ministración Pública, a fin de medir avances e identificar puntos críticos en los procesos y, en general, en la gestión pública.
Sugerencias, quejas
y reclamos de los ciudadanos
56. El desarrollo de procesos sis-temáticos y organizados para obtener información a través de sugerencias, quejas y re-clamos de los ciudadanos con respecto al servicio prestado, y la capacidad de escucha y de respuesta efectiva y eficaz. Dichos sistemas estarán for-malizados y tendrán definido un procedimiento específico, en el que se asignen encarga-dos, y estarán integrados en un proceso de evaluación, re-visión y mejora continua de la calidad del servicio.
Sistemas de gestión
normalizados
57. La adopción de sistemas de gestión normalizados facilitan el desarrollo de un proceso de evaluación y mejora continua. En dicho sentido, se reco-mienda la adopción de mode-los que contemplen la gestión integrada de la calidad, el me-dio ambiente y la salud y se-guridad laboral.
La certificación externa de los servicios públicos, puede pres-tigiarlos ante la sociedad.
La gestión del conocimiento
58. La gestión del conocimiento requiere:
g. La generación de valor entre distintos grupos de personas relacionadas con la gestión pública, el trabajo colaborativo, así como la interacción entre los funcionarios que inte-gran la Administración Pública, grupos de interés, grupos formales o bien grupos de naturaleza es-pontánea que surgen según las dinámicas natu-rales de trabajo y la pues-ta en común de conoci-mientos y experiencias.
Comparación e intercambio
de mejores prácticas
59. La comparación e intercambio de información con otras or-ganizaciones públicas o priva-das, sobre sus experiencias, la participación en foros interad-ministrativos y redes de inter-cambio, así como la identifica-ción de las mejores prácticas, permite generar aprendizaje y promover la mejora continua de la calidad.
Aportaciones y sugerencias
de los funcionarios públicos
60. Los empleados públicos son el principal y más valioso capital con que cuenta la Administra-ción Pública, y su experiencia y conocimiento es clave en la aportación a través de suge-rencias para la mejora conti-nua de la calidad de la gestión pública. En dicho sen-tido, es conveniente disponer de sistemas que regulen y promuevan su participación.
CAPÍTULO QUINTO
CONSIDERACIONES FINALES ACERCA DE LA EFICACIA
DE LA CARTA
61. La transformación y mejora de la calidad en la gestión pública deben abordarse siguiendo un proceso bien estructurado a corto, mediano y largo plazo, teniendo en cuenta que los cambios sustanciales y soste-nibles se lograrán en el largo plazo.
62. Se reitera la gran utilidad de optar por modelos de excelen-cia en la gestión, establecidos como respaldo de Premios Nacionales a la Calidad y del Premio Iberoamericano de la Calidad, respaldado por la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.
63. La estrategia de calidad en las Administraciones Públicas ibe-roamericanas tiene que ser anticipativa y adaptativa, siempre atenta a los cambios del entorno dinámico, lo que dotará a los órganos y entes públicos de mayor capacidad de respuesta.
64. Para la óptima aplicación de los diferentes principios, orien-taciones, acciones e instru-mentos contenidos en la pre-sente Carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión Pública, resulta de vital impor-tancia un fuerte liderazgo y compromiso público de las au-toridades políticas y del nivel directivo de la Administración Pública.
65. Se consideran fundamentales los esfuerzos de sensibiliza-ción sobre la importancia de la calidad en la gestión pública, y de capacitación sobre instru-mentos y metodologías de la calidad, además de técnicas de gestión pública.
66. Se considera importante que, en los procesos de mejora, la evaluación de la calidad abar-que la evaluación de la ges-tión, del servicio y de la cali-dad institucional o del buen gobierno de las Administracio-nes Públicas.
67. La implementación de la presente Carta implica la adecuación de la normativa interna, la eficiencia de los procesos y estructuras y la madurez organizacional, con-tribuyendo a fortalecer el de-sarrollo institucional.
68. La optimización de las reco-mendaciones y enfoques en el desarrollo de procesos de me-jora de la calidad en la gestión de las Administraciones Públi-cas iberoamericanas requiere la cooperación entre los paí-ses de la Comunidad Iberoa-mericana, que favorezca el in-tercambio de experiencias y metodologías.
San Salvador, El Salvador
31 de octubre del 2008
Argentina Juan Manuel Abal
Medina
Secretario de la Gestión Pública
Jefatura de Gabinete de Ministros
Brasil Marcelo Viana Estevão de Moraes
Secretario de Gestão
Ministério do Planeja-
mento, Orçamento e Gestão
Chile Edgardo Riveros Marín
Subsecretario General de la Presidencia
Colombia Fernando Grillo Rubiano
Director General Depar-tamento Administrativo de la Función Pública
Costa Rica Roberto Gallardo Nuñez
Ministro de Planificación Nacional y Política Económica
Ecuador Galo Larenas Serrano
Embajador del Ecuador en El Salvador
El Salvador Eduardo Ayala Grimaldi
Secretario Técnico
Presidencia de la
República
España Elena Salgado Méndez
Ministra de Administra-ciones Públicas
Guatemala Luis Fernando Mack
Gerente
Instituto Nacional de Administración Pública
Honduras Marcio Sierra Discua
Subsecretario de
Estado
Despacho Presidencial
México Salvador Vega Casillas
Secretario de la Función Pública
Panamá Augusto A. Cedeño
Secretario General
Ministerio de Economía y Finanzas
Paraguay Rubens Cabral
Asesor Legal del Gabi-nete Civil
Presidencia de la República
Perú José Elice Navarro
Viceministro Secretario General
Presidencia del Consejo de Ministros
Portugal Rui Afonso Lucas
Presidente do Conselho Directivo
Instituto Nacional de Administraçao
República Ramón Ventura Camejo
Dominicana Secretario de Estado
de Administración
Pública
Uruguay Ana María Santestevan
Subdirectora
Oficina Nacional del Servicio Civil
Venezuela Pedro Olveira
Viceministro de Planifi-cación y Desarrollo
Institucional
Julio César Fernández Toro
Secretario General
CLAD