Tendencias e instrumentos actuales de la gestión
pública frente a la Globalización y el Cambio Climático.
Investigador:
Ricardo Sancho[1]
Resumen
El propósito de este documento es
identificar las tendencias e instrumentos en curso en el sector público de los
países en desarrollo y confrontarlos con estándares de eficiencia y eficacia.
Una transición en el rol del Estado se está produciendo en un contexto
caracterizado por el cambio climático y la globalización económica, por lo que
algunas presiones sistémicas arrastran a las organizaciones públicas hacia
nuevos motores de cambio, nexos institucionales y acuerdos más allá de la
lógica clásica de la administración pública. Las tendencias actuales de la
gestión pública patrocinadas por la Nueva Gestión Pública (NPM) y el Nuevo
Servicio Público (NPS) muestran un conjunto de instrumentos prácticos
caracterizados por la cooperación activa del sector privado, la gobernanza
abierta, digital y ambiental, así como la innovación financiera y Instrumentos electrónicos y herramientas en manos de
personas.
Palabras Clave
Estado, Nueva Gestión Pública, cambio climático,
gestión económica.
Abstract
The purpose
of this paper is to identify ongoing tendencies and instruments in public
sector of developing countries and confronting those with efficiency and
effectiveness standards. A transition in the State´s role is taking place in a
context characterized by climate change and economic globalization therefore
some systemic pressures drag public organizations toward new drivers of change,
institutional nexuses and arrangements beyond the classic public administration
rationale. Current trends of public management sponsored by the New Public
Management (NPM) and the New Public Service (NPS) display a set of practical
instruments characterized by active cooperation of the private sector, open,
digital and environmental governance, as well as innovative financial and
electronic instruments and tools on people hands.
Key words
State, New Public Management, Climate Change, Economic Management.
Recibido: 16 de octubre de
2018.
Aprobado: 9 de noviembre de
2018
Introducción
Estamos presenciando
una transformación acelerada del ambiente y de las realidades económicas,
sociales y políticas en nuestra sociedad del Siglo XXI con mayores impactos en
los países en desarrollo que presentan más vulnerabilidad estructural en el
seno de sus Estados. La matriz productiva se transforma y evoluciona al llamado
de la cuarta revolución industrial[2] generando constantes
fricciones entre el sector público y las expectativas que se ciernen sobre su
rol. En lo político y en el marco del Estado como concepto amplio, parecen
existir avances y retrocesos y los cambios son más lentos y dependen mucho más
del diálogo político, del apoyo informado de los electores y de los acuerdos
legislativos, que de la inercia del movimiento económico.
En un espectro de
mayor especificidad, el sector público se queda rezagado en el avance y posee
una naturaleza muy resistente al cambio frente a presiones sistémicas multi-causuales del entorno y requiere constantemente de un
nuevo alineamiento que asegure su eficiencia y eficacia las cuales deben
responder a determinadas necesidades sociales. La eficiencia la entendemos como
el tiempo y recursos requerido para producir un resultado esperado y la
eficacia como la adecuación de los medios por los que se emprenda para
lograrlos. De allí que en el desarrollo de este trabajo se colija la
integración de ambos conceptos se identifique el término “creación de
capacidades” en el sector público[3].
Los pilares
fundamentales del Estado, la soberanía, el poder y el territorio han venido
experimentando hitos transformacionales en cada una de los grandes eras de la producción
y de la evolución de la sociedad. El Estado no presenta caracteres constantes
en el tiempo y no es ni inmutable ni invariable[4].Hoy en día, la
convergencia de las tecnologías digitales, físicas y biológicas con la
globalización económica y el cambio climático incrementa las transformaciones en
las estructuras de poder político y en la burocracia pública por lo que es
esperable que esta tendencia continúe con nuevas transformaciones que retan los
propios cimientos de la naturaleza del Estado.
Más allá de la
utilización de un marco teórico del Estado sobresale la realidad de las
administraciones publicas hoy sometidas a presiones sistémicas como las
causadas por el medio ambiente y las que devienen del influjo de la
transformación productiva que experimentamos en el primer cuarto de siglo XXI.
Es la opinión del autor que las presiones actuales están moldeando nuevos
“drivers” o motores de cambio mediante nexos institucionales en aras de una
mayor eficacia y eficiencia del sector público. La capacidad de reacción de las
administraciones públicas en el nuevo rol que, frente a estas presiones, a la
que se suma la socialización de las tecnologías de información (TICS) aun
contando con nuevos instrumentos de gestión, está a prueba y es un punto de
partida en el presente análisis y por lo tanto no está exento de avances y
resistencias.
Los instrumentos
actuales con los que contamos para comprender la actuación de la organización
administrativa del sector público son superiores en calidad y amplitud a las
soluciones remediales que surgieron en los años ochenta en varios países bajo
la etiqueta de la llamada reforma del Estado cuyo núcleo duro fue el recorte de
personal o “downsizing”. El concepto de la
administración pública clásica quedó superado por nuevas tendencias como la
Nueva Gestión Pública (NGP) y el Nuevo Servicio Público (NSP). En perspectiva,
este instrumental actual converge con la aceleración de una economía
globalizada y las improntas presiones del cambio climático.
El presente trabajo
tiene como propósito identificar las tendencias actuales que caracterizan al
sector público en términos de su eficacia y eficiencia en su gestión entendida
como creación de capacidades. Para el logro de este propósito se han definido
cuatro secciones. En la primera sección se identifica primeramente y como marco
general, las transformaciones en curso que identifican nuevos roles del Estado
en la sociedad globalizada y cuyo punto de partida es medular
para caracterizar las tendencias de actuación del sector público. En la segunda
sección se realiza un recuento preliminar de cuatro presiones sistémicas que actúan
sobre el Estado en el presente entorno de globalización económica, el cambio climático,
la urbanización, y las crisis financieras internacionales. En ésta misma
sección y asociado a las presiones anotadas se identifican tres nexos que se
articulan como “drivers” o motores de cambio en la institucionalidad pública y
que rediseñan la calidad de su actuación de eficiencia y eficacia. En la cuarta
sección, primeramente y bajo la perspectiva de la Nueva Gestión Pública (NGP) y
el Nuevo Servicio Público (NSP) se identifican las tendencias de cambio
institucional presentes en la academia y en la visión de las administraciones
públicas en la actual coyuntura y posteriormente se tratan las tendencias
respecto a los instrumentos para el logro de la eficiencia y eficacia del
sector público como los vehículos financieros, la gobernanza ambiental, el
gobierno digital, gobierno abierto, la gestión de la ciudad y la reforma fiscal.
Finalmente se aportan una sección de conclusiones y anexos, respectivamente.
Sección 1. Roles en transición
del Estado.
El Estado moderno se
caracteriza por varias transiciones que transforman constantemente su rol como
entidad que mantiene los equilibrios entre los poderes públicos, el territorio
y los individuos. La Ciencia Política, el Derecho y la Administración Pública
como disciplinas complementarias que convergen en la tutela del poder, el
derecho de la Constitución y el funcionamiento de la burocracia pública, han
venido evolucionando un poco más despacio que la realidad y el conflicto
presente en las sociedades contemporáneas, especialmente en la segunda mitad
del Siglo XX con el afianzamiento de la democracia electoral, la
descolonización de los años 60´s, el período de la Guerra Fría que culminó a
finales de los 80´s y durante la creación de nuevos países. En la actualidad el
terreno sigue fértil para las transiciones por cuanto el ciudadano tiene en sus
manos un instrumento súper poderoso como lo es la digitalización y las
tecnologías de la información y comunicación que continúan sacudiendo los confines
del Estado.
Para el propósito de
este trabajo es esencial referirse a la transición del Estado entre finales del
SXX y la época que estamos viviendo, por cuanto la gestión pública del Gobierno
no está aislada del Estado como entidad corporativa de servicio público en el
sentido de hacer realidad la pluralidad política organizada corporativamente,
en las palabras de Harold Laski, como “ética del Estado para lograr una máxima
eficiencia en la administración pública[5].
Investigadores como
Douglas North[6]
con el neo-institucionalismo y James Buchanan[7] con la teoría de la
elección pública (“public choice”)
han permitido con sus aportes crear bases sólidas para un análisis de este
período histórico del Estado, permitiendo una mejor explicación y comprensión. En
el análisis que se desarrolla en este trabajo se identifican cuatro elementos
bien definidos respecto al rol del Estado transicional en la última mitad del
Siglo XX y en los inicios del Siglo XXI.
1.1.
Estado Benefactor a Estado Regulador.
La primera transición
se refiere a la llamada crisis del Estado Benefactor a un Estado
fundamentalmente regulador. Ya Buchanan había profundizado en este tema,
identificando esta transición de un papel benefactor-transferidor a uno
regulador-redistribuidor[8]. Esta transición que tuvo su auge en los
años 80´s compromete la gestión pública desde el punto de vista de lo que el
Estado hace o deja de hacer, si existe un mayor o menor control del gasto
fiscal, si se procede o no a privatizar actividades sobre las que el Estado
tiene control, o si existen o no normas constitucionales para regular el gasto
social y en educación. En la condición de Estado Benefactor se privilegia el
principio de bienestar y responsabilidad del Estado frente al ciudadano
mientras que en el Estado regulador-transferidor se movilizan objetivos de
desarrollo donde el centro de la acción estatal es la de generar condiciones
económicas de” trickledown” hacia los sectores
sociales menos beneficiados. Para algunos, los países más pobres son los más
afectados porque se condena a las generaciones existentes y venideras a la
dependencia económica y, por qué no, cultural del centro del sistema de
aquellos que tienen el poder para influir en asuntos propios de la soberanía
nacional.[9]
Las condiciones socio
económicas de muchos países en desarrollo han pospuesto esta transición pues no
es posible subsistir con niveles bajos de desarrollo caracterizados por
economías primarias y secundarias, una mala distribución del ingreso y
profundas contradicciones sociales con niveles de pobreza inclusive superiores
al 50% de la población. Aun así, instituciones de Bretton Woods como el BIRF y
al IFM impulsaron reformas estructurales para dejar atrás en forma no tan
voluntaria el Estado Benefactor en muchos países. Los resultados fueron mixtos
y en general los programas de ajuste estructural (PAE o SAP por su acrónimo en inglés)
no resolvieron certeramente el desempeño macroeconómico y más bien sucumbieron
ante resultados aún peores que los esperados.
1.2.
Administración Pública a Política Pública.
La segunda transición
va de una visión de la Administración Pública clásica a los nuevos conceptos de
política pública (public policy)
desarrollados especialmente en los anos noventas. En los países en desarrollo comúnmente
no se aprecia esta diferencia no solo conceptual sino practica en la gestión pública,
dando como resultado un sector público departamentalizado en ministerios y
agencias con poca o nula coordinación interinstitucional bajo la utopía de que,
por ejemplo, los problemas de la educación se resuelven bajo la tutela del
Ministerio de Educación o que la salud es un asunto de los hospitales y de la
seguridad social exclusivamente.
Mientras
que la Administración Pública clásica está basada en la visión Weberiana[10] de burocracia racional, efectivista,
de calculabilidad y
reglamentación, en la idoneidad del empleado público bajo un régimen en
teoría neutro electoralmente, vertical “top down” e
incorruptible, lo cierto es que ninguno de los éstos supuestos se cumple
enteramente en la realidad aunque en su momento fue modernizadora y progresista
al “romper con la lógica clientelar y jerárquica del Estado absolutista [11] En
administraciones públicas con débil profesionalismo y ausencia de un robusto régimen
de servicio civil y en sistemas
políticos donde reina el clientelismo político y el cambio de funcionarios en
todos los niveles debido al ciclo político electoral las premisas Weberania no se confirman.
Por su
parte, una política pública es “una serie de decisiones o de acciones,
intencionalmente coherentes, tomadas por diferentes actores, públicos y a veces
no públicos –cuyos recursos, nexos institucionales e intereses varían- a fin de
resolver de manera puntual un problema políticamente definido como colectivo.
Este conjunto de decisiones y acciones de lugar a actos formales, con un grado
de obligatoriedad variable, tendentes a modificar la conducta de grupos
sociales que, se supone, originaron el problema colectivo a resolver
(grupos-objetivo), en el interés de grupos sociales que padecen los efectos
negativos del problema en cuestión (beneficiarios finales)”[12]. La
trazabilidad de este enfoque permite que éstas políticas públicas se configuren
alrededor de tres ejes básicos: desarrollo económico, ordenación del territorio
y servicios a las personas tal y como lo expresa Subirats en el caso de los
gobiernos locales[13].
1.3.
Estado Directivo a Estado Consultivo.
La tercera transición se caracteriza por
un Estado consultivo y no directivo en el cual las redes sociales y todas las
plataformas informáticas vienen produciendo cambios en las demandas sociales y
comunitarias. Los actores en demanda no son únicamente los sindicatos de
trabajadores o las cámaras empresariales constituidos bajo estatutos jurídicos
asociativos. Las actuales demandas son menos difusas y requieren niveles de
consulta pública cuya naturaleza o no siempre está regulada.
La consulta como instrumento de gestión
pública se ha generalizado en la naturaleza Estatal dando paso a la
participación fuera de la consuetudinaria vida parlamentaria que continúa siendo
representativa pero que debe escuchar la opinión también de las instituciones
legitimadas de la sociedad civil. En paralelo, los sistemas de gestión pública
poseen la fiscalización de entes como el Ombudsman, u organismos de justicia
que exigen la consulta de acuerdos y decisiones vinculantes. Particularmente,
en el caso de Costa Rica se identifican artículos constitucionales que reconocen
el derecho de las y los ciudadanos de participación política pero no así de
participación ciudadana en la administración pública ni tampoco el deber del
Estado de fortalecerla y defenderla. Por su parte, también en Costa Rica el
Código Municipal sí establece como principio “el fomento de la participación
activa, consciente y democrática del pueblo en las decisiones del gobierno
local, el fortalecimiento de las consultas populares (plebiscitos, cabildos y
referendos)” (Código Municipal, 1998) [14]
1.4.
Estado Centralista a Estado “in proximitate”.
La tercera transición
que observamos es la de un Estado centralista a uno “in proximitate”.
Los gobiernos locales están emergiendo como los grandes “champions”
en la atención de los problemas climáticos y esto determina un cambio profundo
en las estructuras estatales convencionales caracterizadas por un centralismo
casi siempre impulsado por las capitales nacionales en detrimento de ciudades
intermedias y regiones fronterizas. Un Estado más próximo a la gente como lo
define Joan Subirats y en sus palabras “el bienestar está dejando de ser una
reivindicación global para convertirse cada vez más en una demanda personal y
comunitaria, articulada alrededor de la vida cotidiana y en los espacios de proximidad[15].
1.5.
Estado Autosuficiente a Estado Asociativo.
La cuarta transición
proviene de un sentido de autosuficiencia del Estado a una condición de
asociatividad. La zona de confort del Estado nacional lograda mediante la
política fiscal se ha derrumbado frente las necesidades de inversión publica
cada vez menos factibles vía impuestos como para dotar a la sociedad de
infraestructura, energía, agua y acceso al comercio. La autosuficiencia estatal
está siendo sustituida por modelos asociativos público-privados y un set de
instrumentos financieros de desarrollo y cooperación.
La desconfianza que
tiene el Estado sobre el sector privado, sin embargo, no ha disminuido al menos
en América Latina, frente a la corrupción y la larga lista de escándalos que
caracterizan a diferentes gobiernos. Los efectos sobre la administración de justicia,
en los entes de fiscalización y en el propio parlamento, ha sido más bien la de
restringir o regular esta asociación. Pero el Estado autosuficiente, ya caducó
en sus aspiraciones de proveerlo todo y de ser el único actor encargado de
gestionar el bienestar de las personas.
Sección 2. Presiones sistémicas y nuevos motores de cambio en el sector público.
El sector público de
los países emergentes está sujeto a muchas presiones que se expresan y
canalizan en un flujo de cambios institucionales promovidos por los actores del
sistema político. Siguiendo a North,
las instituciones son las reglas de juego en una
sociedad o, más formalmente, los constreñimientos u obligaciones creados por
los seres humanos que le dan forma a la interacción humana; en consecuencia,
éstas estructuran los alicientes en el intercambio humano, ya sea político,
social o económico y los “arreglos institucionales cuentan en la explicación de
la vida social, económica y política (North, sf, p.19
en Dimaggio y Powell, 1991)
En consecuencia, bajo
esta lógica, North (Ibid) afirma que las
instituciones constituyen soluciones relativamente eficientes a los problemas
de la acción colectiva, puesto que las rutinas nacen sobre todo para reducir
los costos en las transacciones entre individuos y grupos, y así aumentar la
eficiencia.
Las instituciones
estructuran y guían el comportamiento, determinan las normas sociales y
establecen los parámetros en los cuales se soporta una sociedad. Los fenómenos
que inciden sobre el sector público sin embargo han tenido una respuesta
institucional rígida mediante la acción vertical de ministerios y agencias en
la visión clásica de la Administración Pública. Hoy sabemos que para procesar
esas presiones se requiere de un enfoque más transversal como se ha argumentado
en varias secciones de este trabajo y con un enfoque de políticas públicas.
Las presiones sobre el
sector público son claramente sistémicas porque derivan de condiciones
vertebradas de fenómenos globales e internos caracterizados por la
multicausalidad. En esa inteligencia, las presiones aquí identificadas
coinciden con variables comúnmente utilizadas por la academia y los organismos
multilaterales: el riesgo de desastres y variabilidad climática, la carencia de
ordenamiento territorial y el sobrepoblamiento y la
deficiente gobernabilidad fiscal y rendición de cuentas.
Las presiones
sistémicas no son excluyentes de otras presiones para el sector público, pero
al menos las que se han mencionado en este trabajo nos permiten identificar
tres motores de cambio o “drivers” (aparte 2.4) que arrastran al sector público
a gestionar sus acciones de manera integrada quiérase o no por cuanto la interacción
sus tres principales cadenas de valor o
nexos institucionales sin cuya interacción se hace imposible la creación de
capacidades de eficiencia y eficacia del sector público. Son nexos emergentes
porque su posibilidad de ascenso a un reconocimiento tácito de los tomadores de
decisiones y en general de la sociedad. Además, constituyen motores de cambio
(drivers) en la institucionalidad del sector público por el dinamismo con el
que cruzan todas las materias que le son propias a la función estatal.
2.1.
Variabilidad climática y riesgo de
desastres.
La variabilidad
climática y el riesgo de desastres asociado éste a la vulnerabilidad del
territorio, los ecosistemas y poblaciones está generando presiones sobre el sector
público para poner en marcha regulaciones, acciones, o intervenciones que
prevengan el riesgo y así reduzcan las pérdidas humanas, económicas y
concretamente el gasto social..Atender el cambio climático en todos sus alcances de corto, mediano y
largo plazo no debería ser, ni optativo, ni un tema exclusivamente ambiental y
mucho menos una acción basada en el altruismo de los líderes políticos y
empresariales.
El sector
público terminará tarde o temprano incorporando plena e integralmente en la
matriz productiva y en el quehacer institucional su respuesta a la variabilidad
climática más allá de las agencias de protección civil responsables de la
atención de emergencias y riesgo de desastres. No obstante, continúa siendo un
tema sectorial de primer impacto que incide en forma sistémica en el incremento
de la pobreza, la producción, la transmisión de enfermedades, la
infraestructura pública y en general en el bienestar de la población.
La
variabilidad climática presiona a los países en desarrollo que constantemente
experimentan fenómenos hidrometereológicos así como
altas precipitaciones que a su vez causan, inundaciones urbanas, pérdida de
infraestructura, deslaves y generan destrucción de viviendas, escuelas e
instalaciones sanitarias lo que aumenta la pobreza. En el caso de América
Latina, la CEPAL (2014) ha estimado que los costos económicos estimados del cambio climático, con un alto nivel
de incertidumbre, se sitúan entre el 1,5% y el 5% del PIB regional,
fundamentalmente proveniente de pérdidas en sector agropecuario cuyos efectos
colaterales, son retrasar el cumplimiento de la meta de reducción de la pobreza
o desafíos en materia de seguridad alimentaria. Estas estimaciones son
conservadoras y es muy probable que el valor final sea superior.
En el caso de la
región latinoamericana como un todo y en todas las subregiones se prospectan
como futuras tendencias climáticas, aumentos de la temperatura, temperaturas y
precipitaciones extremas, sequías, elevación del mar y consecuentemente una
transformación de las zonas productivas agrícolas, presiones urbanas por agua y
energía y el aumento de enfermedades producidas por vectores.
El sector
público ha venido desarrollando respuestas climáticas en virtud de las
Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC) del acuerdo de París
pero también viene creando lentamente modelos de gestión generalmente
percibiendo lo ambiental como “cuarto adjunto” y no como el “core business” de su actividad.
La respuesta en muchos países ha sido en el nivel de las políticas y
estructuras de la política internacional, la de crear grupos
interministeriales, puntos focales, comités regionales de cambio climático y
consultas ciudadanas[16].
Sin embargo, las respuestas indefectiblemente tendrán que abarcar la dinámica
de las instituciones, sus procedimientos y acceso a la información. Por
ejemplo, en relación con los recursos hídricos muchos países requieren de
reformas constitucionales y legales; en materia de gestión de riesgo de
desastres todavía existe un largo camino que recorrer para lograr los objetivos
del Marco de Sendai. Igualmente ocurre en la necesidad de ajustar las
instituciones a responder a los temas de recuperación de la biodiversidad
marina, manglares, así como en investigaciones necesarias para la seguridad
alimentaria. Todo esto solamente se puede hacer con transformaciones del sector
público de forma eficiente y eficaz.
2.2.
Sobrepoblación y ordenamiento del
territorio.
El sector público
experimenta una segunda presión sistémica claramente identificada en relación
con el crecimiento de la población y el que esta población habitara en ciudades
en niveles superiores al 70 %. Son los conglomerados urbanos, las ciudades capitales
de los países en desarrollo las que albergan a más personas por cuanto es allí
donde se encuentran las oportunidades de empleo, educación y salud. Sin embargo,
es allí donde la presión por agua, saneamiento, energía, transporte e
infraestructura se traduce en nuevas estructuras de gobernanza que responda en
forma eficiente y eficaz para frenar el caos urbano. Apenas en el año 2010 se rompió
la tendencia de crecimiento poblacional en favor de las zonas rurales y hoy se
consolida la sobrepoblación de las ciudades en las que habita un 60% de la población,
acercándose esa cifra a un 75% proyectando que 7 de cada 10 personas vivirán en
ciudades. Solamente en Centroamérica hoy con una población calculada en 44
millones de habitantes habrá un crecimiento poblacional al año 2030 de once
millones adicionales y más allá, en el 2050, se proyecta un aumento de 25
millones de habitantes más[17]. Todo esto indica que la
población urbana de la región se duplicara en tamaño a mitad del siglo XXI,
dando la bienvenida a casi 25 millones de habitantes urbanos con demanda de
infraestructura, servicios y participación laboral en la actividad económica
(Banco Mundial, 2016) [18]. Esta crítica situación está
acompañada por la carencia de planes de ordenamiento territorial o en el
escenario más irónico, planes en fricción entre municipios vecinos que aumentan
la conflictividad por el territorio y los recursos disponibles.
La urbanización y el sobrepoblamiento
generan enormes demandas a los gobiernos nacionales y locales para proveer los
servicios esenciales y buscar formas de asociación innovadoras que abandonen
las viejas burocracias ineficientes. La gestión pública sea en las entidades
del gobierno central o de los municipios, debe venir acompañada por inversión, proyectos
de infraestructura y modelos de gestión del riesgo que aseguren riesgos
evitados y por lo tanto el blindaje de la inversión pública y privada. Según datos
de la CEPAL el 81% del PIB de la región LAC se concentra en ciudades donde casi
un 30% de los ciudadanos viven en zonas marginales y además es en las ciudades donde
se encuentra el 75% de los activos en riesgo por desastres naturales.
La respuesta del
sector público al crecimiento de la población y a la concentración urbana ha
sido históricamente débil en regiones como América Latina donde generalmente se
presenta un conflicto de competencias entre el gobierno central, los municipios
capitalinos y principales ciudades. Generalmente las políticas urbanísticas
están en manos de ministerios sectoriales como vivienda, sin embargo, los
trámites de construcción son fundamentalmente municipales o existe un conflicto
competencial entre ambos.
El fortalecimiento
institucional para ordenar el territorio implica mejora de las capacidades
tanto del Gobierno Central como de los municipios pues bajo el argumento de
fortalecer lo local no estaríamos en ninguna circunstancia apostando a un
debilitamiento del gobierno central para la implementación de su mandato
nacional. El tema de la territorialidad también implica un fortalecimiento de
la cooperación intermunicipal y coordinación con el gobierno central para
distribuir nuevas funciones urbanas del sector público. Sin un cambio radical
en los modelos de gestión pública es esperable un retroceso que se tornará invariable
con el agravamiento del caos y el debilitamiento de la eficiencia y la eficacia
en la gestión y prestación de servicios.
2.3 Crisis
financieras y gobernabilidad fiscal.
La
globalización económica que experimentan las economías de países en desarrollo
y las propias economías del G-20 llevan asociadas crisis financieras
nacionales, regionales ó con dimensiones globales.
Esta constituye una presión sobre el sector público que obliga a ajustar su
gestión en diversas áreas como el tamaño de la planilla estatal, el gasto
social y sanitario, educación y en general el grado de intervencionismo
estatal. Esto ha sido una nota común en las tres grandes recesiones acontecidas
en el último siglo (1929,1973 y 2008)[19] y
en las crisis financieras ocurridas en España, Grecia y Portugal en época más
reciente.
La respuesta del sector público, aún en la tesitura
ideológica más neoliberal que proclama un reducido intervencionismo estatal es,
al contrario, más intervención regulatoria, mayor endeudamiento público, mayor
presencia en la actividad productiva, más protagonismo en la provisión de
prestaciones sociales y redistribución de rentas, tarea generalmente asignada
al mercado[20].
Ante el desequilibrio fiscal inminente el sector público se enfrenta en
paralelo a una tendencia de envejecimiento de la población que requerirá más
gasto sanitario y social, pensiones y adecuación del aparato productivo a una
nueva realidad etaria en la que se pone en juego su eficiencia ante el volumen
de gasto y su eficacia de satisfacer las demandas de los ciudadanos sin
turbulencia social.
La fiscalidad, “ceteris paribus”, sin crisis
financiera, es una que se basa en tributos progresivos y lleva al sector
público a un rol relativamente pasivo. Sin embargo, los “crashes”
financieros como el del 2008 cuyas consecuencias en la economía mundial todavía
se sienten, al igual que la crisis de 1929 y 1973, producen cambios en el
sector público, es más, en mayor o menor medida, han provocado una
reestructuración del intervencionismo estatal, de suerte que remodelación
económica y cambios en el Sector Público han evolucionado de forma paralela[21]
2.4
Tres “drivers” que determinan nuevos arreglos institucionales para la
eficiencia y eficacia en la gestión pública.
Los nexos emergentes
que se identifican en la gestión pública son interdependientes, inevitables y
están concatenados a cadenas de valor institucionales que implican una
transformación de las unidades administrativas, un ajuste al menos o una
fusión. La creación de capacidades ya no depende de un ministerio específico
sino de la sinergia institucional o coordinación interinstitucional que se
logre a lo largo de toda la cadena.
Figura 1. Motores de cambio (drivers) empuja nuevos arreglos
institucionales
Fuente: Elaboración propia
2.4.1. Nexo Agua-energía-alimentos:
La producción agrícola
y las cadenas de distribución de alimentos producidos en esta representan un
gasto del 70% de la producción de agua en el mundo. Asimismo, un 30% de la
producción y transporte de los alimentos abona por un 30% del consumo
energético mundial. Bajo estas circunstancias, el nexo físico a un nexo institucional
de política pública.
El IPCC concluye con
un nivel de confianza medio que la producción alimentaria y la calidad de los
alimentos disminuirán debido a una serie de factores climáticos que incluyen a
las precipitaciones y las temperaturas extremas.[22]
Los países emergentes
todavía poseen una base de producción agrícola asociada a los recursos
naturales con escasa o ninguna regulación sobre el recurso hídrico y ya se
muestran fricciones entre la producción de alimentos y el uso del agua para
consumo humano. Por su parte, la matriz energética de los países emergentes,
con algunas excepciones, depende de la importación y en pocos casos de la producción
de hidrocarburos: una dinámica sobre las administraciones públicas que tarde o
temprano implicara una acción reguladora tarde o temprano. Trabajos recientes
de la CEPAL identifican este nexo con suficiente grado de especificidad como es
el caso de la Cuenca del Río Reventazón en Costa Rica[23], lo que indica que este
nexo requerirá de nuevos arreglos institucionales como es en éste
caso la organización de cuenca a través de la COMCURE (Comisión de la Cuenca
Alta del Río Reventazón) creada mediante ley de la República No. 8023. En al
año 2000 y que consisten en una entidad articuladora de proyectos y diálogo
institucional entre actores claves responsables del agua, la energía y la
producción de alimentos.
La coordinación y el
dialogo entre los responsables públicos de la política alimentaria y la industria,
las administraciones a cargo del agua y la energía será determinante para asegurar
la sostenibilidad del recurso al mismo tiempo que el crecimiento vegetativo en
el consumo de alimentos. Todo esto causara indefectiblemente nuevos arreglos
institucionales, nuevas entidades coordinadoras-ejecutoras de las políticas
alimentarias, energéticas e hídricas.
2.4.2. Nexo
Territorio-Infraestructura-Resiliencia.
La gestión del
territorio que realice el Estado y concretamente los gobiernos locales es
esencial para el desempeño económico, el empleo, la seguridad, y crucial para amortiguar
el crecimiento poblacional y la proliferación de anillos de miseria en zonas
marginales. Constituye además una forma de asegurar la movilidad sin que se
generen deseconomías urbanas, más emisiones de GEI, mejores niveles de
eficiencia en el consumo de los recursos como el agua y energía. La gobernanza
del territorio como unidad fragmentada por múltiples factores sociales,
económicos, ambientales, institucionales, geofísicos y culturales se torna
crítica en los asentamientos urbanos metropolitanos de los países en desarrollo
los cuáles generalmente no cuentan con
sólidas bases de planificación urbana, ó están
sujetas a ciclos político-electorales que no garantizan la continuidad de obras,
proyectos de infraestructura o finalmente porque se mantiene una fricción sobre
las competencias del gobierno central vs. el gobierno local. El sector privado
desarrolla su función económica y social bajo el reclamo de reglas claras ante
el conflicto competencial.
Una débil
planificación del territorio resulta en graves rezagos en la infraestructura
vegetativa que debe responder al influjo de más personas, más empleos y más
requerimientos de transporte, vivienda, vías de acceso y otros. A su vez la
carencia de capacidad física o infraestructura reduce la capacidad de resiliencia[24] o capacidad de absorción
o utilización de los cambios en el ambiente que son producto de los desastres.
El sector público de
los países en desarrollo está crecientemente desarrollando marcos regulatorios
orientados a las alianzas público-privadas que permitan llenar los vacíos en
materia de infraestructura los cuales son agravados por las crisis fiscales.
Estas alternativas de gestión, así como la activación de procesos de reducción
del riesgo de desastres auspiciados por el Marco de Sendai[25], determinan un cambio de
curso en la gestión pública, de una atención de la emergencia a una prevención
del riesgo. En el ordenamiento del territorio, los gobiernos locales son
actores de primera línea, al igual que en lo referente a la construcción de infraestructura
vial, sanitaria, recreativa, habitacional y comercial por cuanto las
autorizaciones de construcción si bien mantienen algunas regulaciones
nacionales, los permisos finales generalmente son locales. Actualmente se está
desarrollando un concepto conocido como Blindaje Climático[26] por parte de entidades de
desarrollo y cooperación como el Instituto Centroamericano de Administración
Pública (ICAP) con el apoyo del Banco Centroamericano de Integración Económica
(BID) y el Centro de Coordinación para la Prevención de Desastres Naturales en
América Central (CEPREDENAC). En esta iniciativa, por ejemplo, que consiste en
una metodología de ocho pasos aplicada a ocho municipios[27] de Centroamérica,
contiene un área en política pública y gobernanza que se refiere precisamente a
la puesta en marcha de mecanismos de eficiencia y eficacia en la gestión
municipal para la resiliencia asociada a la infraestructura, al ordenamiento
territorial y a la variabilidad climática.
2.4.3. Nexo Población-Costo Social-fiscalidad.
Las sociedades de los países en desarrollo mantienen
altas tasas de crecimiento de la población con tendencias al bono demográfico
en las décadas previas al 2050, pero simultáneamente se dirigen a un
envejecimiento de la población que es un factor que va a disparar el gasto del
aparato público y la presión del envejecimiento sobre los presupuestos se intensificará
a partir de 2020. Ya existen datos documentados que muestran que, en un país
desarrollado típico, el gasto público relacionado con la edad aumentará en
torno al 10 por ciento del PIB entre 2010 y 2050 (Standar&Poors
2011)[28].
Ya en los países desarrollados el gasto en
pensiones, atención sanitaria y cuidados de larga duración representan niveles
superiores al 25% en países como España, Alemania, Suecia, Brasil, Japón y
Rusia. Para los países en desarrollo las finanzas del sector público son inciertas
pues la presencia del Estado en programas de desarrollo social es importante,
las demandas de los ciudadanos incrementarán el gasto con una menor recaudación
fiscal. Este cruce de variables está implicando cambios en el abordaje de los
programas sociales y sanitarios y desde luego en el cálculo de las pensiones,
sea reduciéndolas o aumentando la edad de jubilación. Las implicaciones sobre
la eficiencia y eficacia del sector pública están a la vista y una prueba de
fuego en la gestión de las instituciones encargadas.
En el ámbito de este nexo, la modernización del sector
público se traduce en la aplicación de un conjunto integrado de principios,
prácticas y técnicas de gestión que permiten incrementar el impacto externo y
la eficiencia interna de los programas y proyectos sociales.
Algunos de esos principios han gozado de amplio consenso
a lo largo del tiempo, tales como la «equidad» que consisten en atender a la
población de necesidades más urgentes; la «focalización» dirigida a concentrar
los recursos disponibles en aquellas personas que presentan la carencia que el
programa pretende atender con el uso significativo de bases de datos
documentadas y actualizadas. Otro principio es el «impacto» que permite medir y
analizar la magnitud del cambio en las condiciones de bienestar de la población
objetivo.
Otros, resultan de las recientes orientaciones que los
gobiernos han adoptado para satisfacer las necesidades públicas. Entre ellos
están la «participación ciudadana» (durante la formulación, gestión y
evaluación de los programas y proyectos), la «articulación» (gestión de redes
con otros organismos gubernamentales y no gubernamentales), y la «flexibilidad»
(adaptación de las formas de organización del trabajo a las características de
la prestación de los servicios sociales). A ellos hay que sumar las prácticas y
técnicas para la modernización de la gestión social que introducen «mecanismos
de mercado» en los servicios sociales[29].
Un
elemento fundamental para el buen desarrollo de las políticas públicas es la
obtención de recursos financieros que permitan solventar las actividades del
sector público necesarias para la implementación de las políticas públicas, y
para el cumplimiento de las funciones públicas[30].
Se
han enunciado cinco grandes tareas o principios, que hoy día siguen plenamente
vigentes:[31]
continuar o completar la tarea de consolidación de las cuentas públicas;
mejorar la productividad (o calidad) del gasto público; asentar mecanismos cada
vez más transparentes en la gestión pública; promover grados crecientes de
equidad distributiva; y todo ello en un ambiente democrático y participativo.
Dado que las implicaciones políticas de un pacto fiscal van mucho más allá de
lo que podría derivarse de convencionales reformas tributarias o
presupuestarias, se requiere alcanzar consensos mínimos sobre el papel del Estado
y las estrategias que las autoridades tratan de promover.
Finalmente,
el pacto fiscal no es la solución óptima, si no se asocia estrechamente al
diseño explícito y consensuado de una ruta de navegación de mediano y largo
plazo, es decir de la planificación del desarrollo, que se exprese en un diseño
integral de las políticas públicas. Esta planificación debe contar con una
visión estratégica de mediano y largo plazo; alianzas entre agentes, y una
nueva relación entre el Estado, el mercado y la ciudadanía; que considere como
base fundamental la apropiada provisión de las demandas de los ciudadanos.
Sección IV. Tendencias e instrumentos en la eficiencia y eficacia del sector público.
4.1.
Tendencias
del cambio institucional: la respuesta de la Nueva Gestión Pública (NGP) y el
Nuevo Servicio Público (NSP).
Tanto la Nueva Gestión
Pública (BGP) como el Nuevo Servicio Público (NSP) constituyen corrientes de
análisis administrativo del sector público que mantienen zonas de traslape y
desde luego no deben observarse como tendencias excluyentes. Al contrario,
todas las escuelas administrativas cohabitan en la gestión del sector público
de los países en desarrollo.
La
Nueva Gestión Pública (NGP) representa no uno sino un conjunto de instrumentos
de gestión que fueran desarrollados principalmente en los años ochenta por la
academia norteamericana. Corrientes significativas de la Nueva Gestión Pública
son: la desregulación, la agencialización, la gerencialización, la privatización, la externalización
(servicios públicos gestionados por organizaciones privadas con y sin ánimo de
lucro), la ética en la gestión pública, la participación ciudadana, etc. todo
ello intentando vertebrar un nuevo paradigma que se ha denominado “postburocrático” (Barzelay, 1998)
[32] o
según Schröder, [33] cinco, a
saber. a) dirección orientada a la competencia haciendo una distinción entre
prestadores de servicios y financiadores, b) enfoque de efectividad, eficiencia
y calidad del cumplimiento de tareas fundamentalmente mediante identificación
de procesos, tema que fue parte del concepto de reingeniería de los años
noventa, c) separación entre la dirección estratégica la dirección operativa, d) trato igualitario
de prestadores de servicios privados y públicos e) impulso a la innovación en
los servicios prestados.
La
NGP persigue la creación de una administración eficiente y eficaz, es decir,
una administración que satisfaga las necesidades reales de los ciudadanos al
menor coste posible, favoreciendo para ello la introducción de mecanismos de
competencia que permitan la elección de los usuarios y a su vez promuevan el
desarrollo de servicios de mayor calidad. Todo ello rodeado de sistemas de
control que otorguen una plena transparencia de los procesos, planes y
resultados, para que, por un lado, perfeccionen el sistema de elección, y, por
otro, favorezcan la participación ciudadana.
El objetivo de esta nueva forma de actuar es la
consecución de un sector público que opere exclusivamente en aquellas áreas
donde no exista un proveedor más adecuado y lo realice de forma eficiente y
eficaz. La NGP utiliza la gerencia de negocios tal cual se desarrolla en el
sector privado dirigiéndose a la obtención de resultados. Para ello, compite, emula o colabora con el
sector privado, allí donde es posible, con el objetivo de satisfacer las
necesidades públicas, otorgándoles a sus ciudadanos un papel cada vez más
activo en el campo público. Realizando, además, reestructuraciones internas
encaminadas a eliminar la burocracia, a la adopción de procesos más racionales,
a una mayor autonomía en la gestión, etc.
Así, la NGP se puede ver como un mezcla de cambios,
que incluyen entre otros: cortes de presupuesto, establecimientos de contratos
para la prestación de servicios públicos, el concepto del cliente, la
competencia externa o interna como mecanismo para motivar a servidores públicos
y a la organización, la flexibilidad para los funcionarios públicos, la
separación de la política y la administración, la descentralización, rendición
de cuentas, incorporación de instrumentos de gerencia financiera para las
reformas del presupuesto, planeación estratégica y estilos de liderazgo en el
papel de la gerencia, el uso de la tecnología de información, y una
participación más activa del ciudadano en los asuntos públicos[34].
Por otra parte, el Nuevo Servicio Público o New Public Service es una
corriente de pensamiento que se consolida en los años noventa y que se mostró
desde sus inicios muy crítica con la corriente dominante en aquel momento en el
seno de las administraciones públicas, el New Public
Management. La obra de Denhardt y Denhardt (2000, 2011) supuso un punto de inflexión dentro
de esta corriente y el inicio e inspiración de un importante número de
trabajos posteriores. De éstos autores, The New Public Service. Serving not Steering, se deslinda la
principal rivalidad teórica de ambas perspectivas y la nueva visión de NSP, al
afirmar que “un gobierno no debería administrarse como un negocio, debería
administrarse como una democracia” Denhardt y Denhardt (2011: 3) y “los servidores públicos no entregan
el servicio al cliente, ellos le entregan democracia”[35].
La aplicación de estas perspectivas teóricas en las
administraciones públicas de los países en desarrollo no se hicieron esperar como tendencias dirigidas a la eficiencia y eficacia,
especialmente las opciones de NGP se presentaron en la política pública como la
necesidad de arrastrar los éxitos de la gerencia del sector privado, al sector
público. En estricta teoría no era necesario distinguir entre administración
pública y administración de negocios por cuanto la gerencia, cultura
financiera, rendición de cuentas, métodos de evaluación podrían será emuladas
en ambos campos. Sin embargo, la mayoría de los cuestionamientos que se le
imputan están situados en el “excesivo peso del enfoque intra-organizativo y de
orientación al mercado”[36] y al
modelaje implícito que eventualmente realiza el sector privado en la
implementación de políticas y servicios públicos. Otros críticos de NGP apuntan
al sesgo hacia el mercado y la intrusión de intereses particulares en la
prestación de servicios. No obstante, la ola de aplicación de principios de NGP
todavía está en la superficie de muchas organizaciones públicas y la influencia
en la región latinoamericana fue clara en países como Chile, Colombia, El
Salvador en los años noventa, México y Brasil.
El NSP es todavía una tendencia en desarrollo y se muestra
traslapada con los principios de la NGP. Sin embargo, la primera en definitiva
se alineó con las influencias de las redes sociales y de la teledemocracia
[37], por
cuanto rescata la concepción del ciudadano en democracia la cual dista mucho de
la simple perspectiva de cliente en el mercado demandando los servicios del
sector público. La tesis central del NSP es “serving,
not steering” (servir, no
dirigir), y se propuso en un ensayo seminal publicado en la Public
Administration Review (Denhardt y Denhardt, 2000), lo
que indica es que la gobernanza es más democrática y colaborativa.
Esta realidad en la que subyacen ambos paradigmas reseña no el
fracaso de la NGP sino su transición hacia estrados de mayor participación de
los ciudadanos y al rescate de lo público como un acervo de las reglas de la
democracia plural. No obstante, para algunos como Valenzuela[38]
“transcurridas varias décadas de la implementación de la NGP, la evaluación de
sus resultados es poco alentadora”.
4.2.
Instrumentos de
gestión económica.
Para los efectos de este trabajo se han
escogido una serie de instrumentos actualmente en implementación en muchos
países en desarrollo, especialmente en América Latina, región donde la reorientación estatal venida con las crisis
políticas y económicas ha estado acompañada por la emergencia de reformas neo-gerenciales,
muchas veces dispersas o temporales, que han procurado flexibilizar el
ejercicio administrativo y eficiente en el sector público.[39].
Indudablemente en los últimos treinta años las reformas en la región han estado
acompañadas de un mayor profesionalismo, entidades reguladoras y de
fiscalización, sistemas de calidad certificados y acreditados, evaluación de
los programas gubernamentales, ranking institucional y de una mayor interacción
entre los administradores y los administrados, clientes y usuarios de los
servicios públicos. No existe, sin embargo, un modelo de instrumento ni tampoco un marco
legal uniforme en cada uno de los países, ni tampoco una jerarquía.
4.2.1.
Vehículos financieros de economía mixta. Alianzas público-privadas.
Portafolio de proyectos
Un
elemento básico para una buena gestión pública es la disponibilidad de recursos
materiales necesarios para el funcionamiento correcto de las instituciones y el
desarrollo de los programas de desarrollo. Estos recursos materiales
financieramente se describen como los bienes y servicios que están asociados a
gastos corrientes aprobados en los presupuestos públicos. Sin embargo, la débil
fiscalidad de muchos Estados ha promovido por parte de los organismos
multilaterales nuevos esquemas de ejecución basados en las alianzas
público-privadas (APP) más allá de las convencionales reglas de tipo
concesionario. Si bien éste se presenta en muchos Estados como un tema
controversial, también es claro para los líderes de gobierno que no es posible
vía presupuesto público financiar las obras requeridas por la sociedad. El
sector público de muchos países en desarrollo ha optado por “Project Finance” como alternativa de recuperación de flujos de
inversión. Otros países, con marcos regulatorios aprobados han desarrollado
alianzas público-privadas de lo que da cuenta el Grupo Banco Mundial: existen
reglas en la Unión Europea, Europa Central y del Este y en casi cincuenta
países y en el caso de América Latina en México, Chile, Guatemala, Perú, Brasil,
Argentina y Colombia [40].
La
eficiencia y eficacia de la gestión pública asociada a las APP se encuentra en
la capacidad del Estado de regular, fiscalizar y recurrir el desempeño de los
servicios que éste esquema pretende brindar a la
sociedad. Asimismo, dos variables indiscutibles en las APP son por un lado, los estudios
ambientales previos a las obras o servicios que aseguren un daño ambiental
evitado o reduzcan el impacto. Por otro lado, la consulta y aprobación de los
ciudadanos y comunidades en las que inciden los proyectos y servicios.
4.2.2.
Gobierno Abierto.
El término Gobierno abierto no es nuevo.[41], a fines de los años 70
del siglo XX se usó por primera vez en el espacio político británico y en su
concepción original, trataba diversas cuestiones relacionadas con el secreto de
Gobierno e iniciativas para “abrir las ventanas” del sector
público hacia el escrutinio ciudadano, con el objeto de reducir la opacidad
burocrática. En la actualidad, se ha posicionado como un nuevo eje articulador
de los esfuerzos por mejorar las capacidades del Gobierno y modernizar las
administraciones públicas bajo los principios de la transparencia y apertura, la participación y la colaboración.
El Gobierno Abierto es aquel que entabla
una constante conversación con los ciudadanos con el fin de oír lo que ellos
dicen y solicitan, que toma decisiones basadas en sus necesidades y
preferencias, que facilita la colaboración de los ciudadanos y funcionarios en
el desarrollo de los servicios que presta y que comunica todo lo que decide y
hace de forma abierta y transparente.[42].
Por otro lado, la promoción de leyes sobre
el derecho de acceso a la información pública[43] y la implementación de diversos dispositivos
institucionales para potenciar los niveles de transparencia, probidad y
participación ciudadana en los asuntos públicos ha ido ganando espacio en la
agenda política en todo el mundo a partir de una oleada de legislaciones que se
orientan a regular su aplicación.
Ello ha sido fundamental en los esfuerzos desplegados
por crear una nueva cultura de apertura y ajustar la mentalidad (y los
paradigmas) que hacían de los asuntos públicos algo ajeno al ciudadano,
permitiendo nuevos y generosos espacios para el accountability
(o rendición de cuentas), la transparencia y el control de la corrupción
que, por otro lado, presionan de manera insistente por una nueva actitud, nuevas
prácticas y una disposición lejana a la que actualmente se percibe en los
servicios públicos y los Gobiernos.
Parte de la eficiencia y la eficacia de los servicios
del sector público se centra en el instrumental del Gobierno Abierto, aún cuando debe reconocerse que los avances aún son lentos
en muchos países en desarrollo como resultado de los cambios de dirección
política, la falta de reglas del juego para la participación ciudadana o la
precariedad de los recursos financieros requeridos para la interacción.
4.2.3.
Gobierno Digital
En la última década los gobiernos
se han enfrentado crecientemente a movimientos ciudadanos que demandan una
mejor satisfacción de sus necesidades y mejores servicios públicos.[44]
Por ello, se han visto en la necesidad de agilizar, optimizar, flexibilizar,
transparentar y abaratar procesos y/o actividades del sistema público, para lo
cual han recurrido a utilizar en forma creciente y acelerada las tecnologías de
información y comunicación (TIC) para potenciar las capacidades de las
administraciones públicas en el logro de sus metas y entregar eficientemente
sus servicios a los ciudadanos. El significativo desarrollo de las TIC ha
abierto nuevos e interesantes canales, tanto para la provisión de servicios a
la sociedad, como para mejorar la calidad y oportunidad de la información a la
que los ciudadanos pueden acceder.
Desarrollar aplicaciones de
gobierno electrónico beneficia a las instituciones públicas en el control
interno y externo, mejorando los procesos, aportando transparencia,
disminuyendo sus costos al compartir recursos, colaborando a la
descentralización al acercar el gobierno a los ciudadanos y facilitando la
participación ciudadana en los procesos de tomas de decisiones.
Es decir, las reformas a la
gestión pública apoyadas en las TIC no solamente han afectado la operación
interna de las organizaciones públicas, sino que también han generado una serie
de externalidades que van desde fomentar el uso de internet por parte de los
ciudadanos, hasta impulsar la aplicación de transformaciones gerenciales que
tienden a eliminar trabas burocráticas, simplificar procedimientos
administrativos y reducir la cantidad de documentos.
Esto ha sido posible, en gran
medida, gracias a la rápida expansión de la Internet en los países de la región
y en el mercado emergente en el uso de aplicaciones TIC por las empresas, el
gobierno y los individuos.
La utilización de las TIC en la
gestión pública constituye un pilar fundamental para la modernización y
eficacia del Estado. El mejoramiento del desempeño del sector público, a través
de la adopción del gobierno electrónico como herramienta hacia la modernización
y buen gobierno, a través de la oferta integrada de información y servicios en
línea para la ciudadanía y el fortalecimiento de los elementos participativos,
han impulsado la formulación de estrategias nacionales y locales de gobierno
electrónico, para lograr una administración pública más transparente, eficaz y
democrática, adaptando sus servicios a las necesidades de la ciudadanía y las
empresas y fortaleciendo las relaciones con éstos.
La revolución digital
iniciada a mediados del Siglo XX vino a generar un nuevo paradigma
institucional marcado por mayores interacciones entre el sector privado
fundamentalmente compuesto por TNCs y el influjo de
las telecomunicaciones y la digitalización de los acuerdos corporativos en
todos los niveles de negocio. Esto obligó al sector público a transformar sus
plataformas informáticas dando paso a mercados electrónicos y a una mayor
información técnica sobre los bienes y servicios que se prestan por parte del
Estado, la firma digital, las compras electrónicas y la reducción de trámites
duplicados.
Actualmente
la mayor parte de las empresas en las economías emergentes son Pymes, por lo
que su flexibilidad, capacidad de ajustes a las externalidades económicas y
constante flujo de innovación exigen por parte exigen por parte del sector
publico nuevas regulaciones y adaptaciones al dialogo de negocios, así como a
la contratación administrativa. Además exigen un clima
de negocios abierto a la negociación y a la atención eficaz a consumidores cada
vez más informados y con mayor acceso a la tecnología robótica que caracteriza
a la cuarta revolución industrial. Los instrumentos de gerencia llegan al no
tener distinción si la empresa es pública o privada.
A pesar de que muchos puestos de trabajo
de carácter público van a automatizarse por la vía de la robótica y de las
tecnologías de la información, los servicios públicos siempre van a reclamar un
volumen muy elevado de mano de obra que ni las tecnologías de la información ni
la robótica pueden substituir[45]. Siempre harán falta, por ejemplo, una
enorme cantidad de docentes, de médicos, de policías, de personal
penitenciario, etc. (ramio)
4.2.4.
Gobernanza Ambiental.
Sin duda, uno de los principales rasgos de la idea de
desarrollo sustentable es advertir los límites del actual modelo de desarrollo,
basado en la racionalidad económica y en el uso de los recursos naturales.
Supone cambios principalmente en los sistemas de producción y consumo en las
tecnologías dominantes, en la regulación, normatividad, organización
institucional del sector público y en la percepción cultural de la sociedad.
La idea de tener en cuenta la interacción entre la
sociedad y la naturaleza, requiere la articulación de planes y programas de
todos los sectores de la administración pública para responder a los retos del
presente e ir al día y a la vanguardia del desarrollo sustentable. La
administración pública debe dar paso a este nuevo paradigma, al considerar de
una vez, efectivamente, la influencia recíproca, evidente, entre leyes de la
naturaleza y regulaciones políticas, económicas y sociales.
El sector público de los países en desarrollo ha
tenido el influjo de la cooperación multilateral y del sistema de Naciones
Unidas como principales socios en el desarrollo de la gobernanza ambiental,
esto sin dejar de lado agencias de cooperación técnica a nivel global. Las
bases de la gobernanza se establecen desde a) la cooperación internacional; b)
el fortalecimiento e las leyes e instituciones nacionales,
regionales y locales por cuanto se requiere, a partir de las Convenciones de
Río 92 de sistemas legislativos, políticos y jurídicos fuertes; c) el
desarrollo sostenible a nivel a nivel regional y nacional y d) acceso al
conocimiento científico. Según el Programa de Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente (PNUMA) la participación de interesados directos en la gobernanza es
clave en el éxito de la sostenibilidad.
El sector público debe adquirir un alto grado de
conciencia acerca de la transformación de los sistemas económicos de mercado,
para incluir en ellos nuevas concepciones sobre los derechos individuales y
sociales; debe incorporar en su perspectiva profesional oportunidades
económicas y de bienestar social para quienes desarrollan su vida con base a
procesos de aprovechamiento de los recursos naturales, cuyo valor está en sus
raíces de sustentabilidad más que en sus características de competitividad en
una economía internacional globalizada.
Asimismo dimensionar los niveles de degradación de los
recursos naturales, en muchos casos su agotamiento en considerables regiones
del planeta; la emisión de gases de efecto invernadero y sus implicaciones
sobre los climas; la magnitud de los residuos industriales no degradables y la
contaminación de aguas y océanos, que no podrán detenerse, ni revertirse sin
cambios profundos en los valores sociales y en las reorientaciones de las políticas
de desarrollo, a cargo de gobiernos eficaces, con visión de sustentabilidad.[46]
Por contraste, los recursos naturales se han vuelto
más escasos lo mismo los minerales y los energéticos que las tierras
laborables, las áreas verdes, el agua y el aire limpios. Lo cierto es que los
grandes núcleos poblacionales, a quienes los beneficios del crecimiento y el
empleo llegan a cuentagotas, han visto empeorada su situación.
4.2.5.
Gestión de la Ciudad y
el Municipio.
Los conglomerados urbanos
caracterizan la vida de los ciudadanos en todo el planeta. Las ciudades y
comunidades de hoy reaparecen como una estructura de gobierno por sí mismo, en
la que la clásica administración del municipio no prevé aspiraciones de mucha
eficiencia, por lo menos esa había sido la realidad en América Latina.
En los países en
desarrollo y como ejemplo la América Latina, la gestión de los centros urbanos
por parte de los municipios, individual o regionalmente es medular respecto a
la eficiencia y eficacia de los servicios y competencias del sector público. La
vida laboral, familiar, empresarial y cualquier actividad que se realice
relacionada con la salud, la educación, los servicios de agua, energía,
saneamiento dependerá de la gestión de la ciudad y no simplemente de un
paradigma nacional. Estamos presenciando la estimulación de los gobiernos
locales para una agenda de políticas urbanas superando el planteamiento
“ministerial” o sectorial de los problemas con que se enfrentan “para ir
situando en el centro los problemas desde su complejidad, integralidad y
territorialidad”[47].
La activación de asociaciones de municipios tal es el caso de Centroamérica
donde funcionan entidades en todos los países, el intercambio de mejores
prácticas y la forma en que se ha comprendido la dimensión local, por ejemplo con las “smart cities” o ciudades digitales, indica que es posible una
mayor eficiencia y eficacia desde el contexto local.
Cuadro 1. Incidencia de los instrumentos de gestión en
los drivers o motores de cambio identificados.
Nexos/instrumentos |
Vehículos Financieros |
Gobierno Abierto |
Gobierno Digital |
Gobernanza Ambiental |
Gestión de la Ciudad |
Agua-Energia-Alimentos |
Alto |
Medio |
Bajo |
Alto |
Medio |
Territorio-Infraestructura-Resiliencia |
medio |
Alto |
Medio |
Alto |
Alto |
Población-Gasto Social-Fiscalidad |
Alto |
Medio |
Alto |
Bajo |
Bajo |
Fuente: Elaboración propia
Conclusiones
Una primera conclusión se
desprende del concepto
multidimensional del desarrollo y concomitantemente del desarrollo sostenible.
Desde los primeros días de la Comisión Brundtland a finales de los ochentas a
la época actual los parámetros del desarrollo sostenible no se han movido de
los ejes sociales, económicos y sociales. Lo que esto indica es que las
definiciones y políticas allí han estado como hojas de ruta pero que lo puede haberse rezagado ha sido la gestión
pública eficiente y eficaz en la acción cotidiana y concreta frente al
ciudadano: un derecho humano por cuanto de ello depende el aseguramiento de
muchos derechos como la seguridad, el agua, la salud, la educación.
En segundo lugar, la multidimensionalidad de la
administración pública y las multicausalidades de las presiones que le
impactan, dificultan acelerar su eficiencia y eficacia por lo que es esencial
diseñar nuevos arreglos institucionales energizados por perspectivas como las
que se han analizado en este trabajo, concretamente la Nueva Gestión Pública
(NGP) y el Nuevo Servicio Público (NSP). En esa inteligencia, la propuesta que
se hace en este trabajo en la que se privilegian tres “drivers” o motores
cambio institucional es piedra angular para decidir sobre qué nexos podrían
facilitar la gestión del sector público frente a la sociedad ya no solo como
“administrada” sino como parte decisoria en el ámbito de sus competencias.
La tercera conclusión tiene que ver con la modernización
de la administración pública como un proceso permanente y no como la aplicación
en tiempo y espacio de un paradigma o metodología. Las tendencias NGP y NSP así como lo han sido los ejes de reforma del Estado en
muchos países, o la reingeniería, ó la gestión por
resultados tienen asegurado el fracaso si no van de la mano de una visión de
política pública que atraviesa varias instituciones y agencias. Un Estado orientado al desarrollo tiene la
capacidad de formular e implementar estrategias para alcanzar metas económicas
y sociales, apoyándose sobre instituciones públicas eficientes y eficaces que
minimizan la burocracia y operan con probidad, transparencia y un alto grado de
rendición de cuentas, dentro del marco del Estado de derecho.
En cuarto lugar, el trabajo ha arrojado una
serie de instrumentos cuyo abordaje está cifrado en la decisión política y no
únicamente en una técnica. Las administraciones públicas no van a tomar por sí
solas la decisión de una Alianza Público-Privada o de un Gobierno Abierto;
éstos son temas del liderazgo político y es por ello crucial que los paradigmas
sean “amigables” con los “policy makers”
y no sus principales detractores. El sector público no navega solo, requiere de
funcionarios electos que, en el ejercicio democrático y temporal, puedan
agilizar los compromisos del servicio público.
Finalmente, lo local se convierte en esta época en la
unidad de gestión, independientemente del paradigma que utilicemos para su
abordaje. Esta realidad está profundamente ligada a las presiones ambientales y
la capacidad de reacción frente a ellas. De allí que la eficiencia y eficacia
está teniendo un sello local en un tiempo en lo que caracteriza la interacción
de la sociedad humana son fenómenos globales como el cambio climático y la
propia globalización económica.
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El Nuevo Servicio Público Propuesto para
un Gobierno Abierto. Instituto de Ciencias Sociales y Administración
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
[1] Asesor Regional en Regulación de Construcción y Ciudades Sostenibles de la
Corporación Financiera Internacional (IFC), Grupo Banco Mundial. Ha ocupado
diversos cargos en la administración pública, entre ellos: Consejero
Presidencial durante la Administración Monge Álvarez (1982 – 1986), Consejero
Presidencial durante la Administración Figueres Olsen (1994 - 1998), Diputado
de la Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica (1998 - 2002) y
Presidente Ejecutivo del Instituto Costarricense de Acueductos y
Alcantarillados (2006 - 2010). Candidato a Doctor por la Universidad Autónoma
de Madrid, cuenta con una Maestría en Administración Pública (John F. Kennedy
School of Government, Harvard University), Maestría en Ciencias Políticas
(Carleton University, Canada), Maestría en Desarrollo Internacional y
Cooperación (University of Ottawa, Canadá), Licenciado en Ciencias Políticas
(Universidad de Costa Rica), Licenciado en Derecho (Universidad de Costa Rica).
[2]En La Cuarta Revolución Industrial, Klaus Schwab, fundador del Foro
Económico Mundial, describe las características clave de la nueva revolución
tecnológica y resalta las oportunidades y dilemas que ésta plantea.2016
[3]Grindle
Merilee ed. Getting Good Government. Capacity Building in the Public Sectors of
Developing Countries. HIID. Harvard University. 1994. P. 7.
[4] El precursor de ésta teoría del Estado fue Hermann
Heller (1891-1933).
[5] Laski, Harold, en Grammar
of Politics 1967
[6]Primer
capítulo del libro de Douglass North Institutions, Institutional Change and Economic Performance.
[7]Buchanan,
James, “Politics without Romance: A Sketch on Positive Public Choice Theory and
Its Normative Implications”, página 11, en The Theory of Public Choice II.
[8] Opt. Cit. 6.
[9] El estado de bienestar en el marco del sistema
capitalista. ¿Tiene futuro o es inviable en el sistema globalizado actual?
Manuel Fernando Cabrera Jiménez. Suma de Negocios. El Sevier Doyma 2014
[10] Max Weber (1864-1920)
[11] Subirats, Joan. El poder de lo próximo. Catarata
2016. P 21
[12] Subirats Joan
y Knoepfel Peter. Gestión y Política
Pública ISSN: 1405-1079 alejandro.campos@cide.edu Centro de Investigación y
Docencia Económicas, A.C. México
[13] Opt, cit. Subirats,
p.29.
[14] Estado de la Nación. Auditoría Ciudadana sobre la
calidad de la democracia. Cap. XI. Informe del Estado de la Nación. 2000
[15] Opt. Cit. Subiras. P 29.
[16] Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático de
Chile. 2014
[17] Elaboración propia con Datos de
WorldPopulationReport. 2016.
[19]Crisis económica y Sector Público en los
países Desarrollados- Antonio GONZÁLEZ TEMPRANO. Facultad de Ciencias Políticas
y Sociología / Universidad Complutense de Madrid. Cuadernos de Gobierno y
Administración Pública
Vol. 1, Núm. 1 (2014) p.57.
[20]Idem.p.58.
[21] Antonio González Temprano Crisis
económica y Sector Público en los países desarrollados .Cuadernos de Gobierno y
Administración Pública ISSN: 2341-3808 Vol. 1, Núm. 1 (2014) 57-75.P. 57.
[22] IPCC (2014).
Cambio Climático 2014: Impactos, adaptación y vulnerabilidad. Resumen para
responsables de políticas (Recuadro de evaluación RRP.2, cuadro 1, p29).
[23] Ballestero, Maureen y López Lee Tania. El Nexo entre el agua, la energía la
alimentación en Costa Rica. El caso de la cuenca alta del río Reventazón.
CEPAL, Serie Recursos Naturales e Infraestructura No. 182 noviembre 2017.
[24] Holling 1973 introdujo el término como la capacidad
de un sistema complejo de absorber perturbaciones, reorganizarse y ajustarse a
la vez que mantener su identidad y funcionalidad. Citado por Andrés Schusshny.
CEPAL-ONU 2010 “Conversatorio: Evaluación de la sustentabilidad urbana”
[25] El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de
Desastres 2015-2030 fue aprobado en la Tercera Conferencia Mundial de las
Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres, celebrada del 14 al
18 de marzo de 2015 en Sendai, Miyagi ,Japón.
[26] https://icap.ac.cr/tag/blindaje-climatico/
[27] Los municipios de éste proyecto son: Puerto Barrios y
Taxisco en Guatemala; Zacatecoluca y Atiquizaya en El Salvador; Limón y Pococí
en Costa Rica; Anton y Pinogana en Panamá. La iniciativa se ha ampliado a tres
municipios más en Costa Rica: San Ramón, Cartago y Liberia con el apoyo del
IFAM.
[28] Carles Ramió Matas. Una Administración pública de
futuro sostenible económicamente e innovadora en el contexto de la
globalización. 2016Cuadernos de Gobierno y Administración Pública ISSN:
e-2341-4839
http://dx.doi.org/10.5209/CGAP.55083
[29] Para ver con más detalle los principios, prácticas y
técnicas de la gestión social: Cfr., "Notas para el estudio de la gestión
pública en el campo de las políticas sociales" (LC\R.1742), CEPAL, 1997
[30]El análisis más detallado del impacto del gasto
público, de la carga tributaria y su composición, la reciprocidad del
gasto como fundamento político de las
reformas tributarias, etc., puede consultarse en el Documento “Panorama
Fiscal de América Latina y El Caribe 2013”, CEPAL.
[31](CEPAL, 2014b).
[32] Ramió Matas,
Carles. Los Problemas de la Implantación de la Nueva Gestión Pública en las
administraciones Públicas Latinas: Modelo de Estado y Cultura Institucional.
Documento publicado en la Revista del CLAD Reforma y Democracia Nº21, Caracas,
Venezuela 2001
[33] Schröder, Peter. Nueva Gestión Pública. Aportes
para el buen gobierno. Fundación Friedrich Naumann.Oficina Regional
América Latina. 2008.
[34] (Groenning, 1998, Holmes y Shand, 1995).
[35]
López Pereira María y Jaráiz Gulías
Ericka. El Nuevo Servicio Público NSP) un paradigma para la construcción de
nuevos modelos metodológicos para el análisis de la administración pública.
UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA, ESPAÑA.
RIPS, ISSN 2255-5986. Vol. 14, núm. 2, 2015, 73-94
[36] Idem. p.77.
[37] Citado por Sergio Fabrinni, en el Ascenso del
Príncipe Democrático. Quien gobierna y
como se gobierna las democracias. Fondo de Cultura Económica. México 2009. Se
fundamenta en la relación que se establece entre los medios y la opinión de los
ciudadanos, así como también a ver de que manera esta última se manifiesta y se
organiza e n los sistemas políticos democráticos
[38] Valenzuela Mendoza, Rafael Enrique EL NUEVO SERVICIO
PÚBLICO PROPUESTO PARA UN GOBIERNO ABIERTO* Profesor investigador del Instituto
de Ciencias Sociales y Administración Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
[39]Centro Latinoamericano de Administración para el
Desarrollo, “Una nueva gestión pública para América Latina”, Venezuela, CLAD,
1998, http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/clad/unpan000161.pdf, p. 8
[40]Banco Mundial. (sf). Ley de Asociaciones
Público-Privadas - por país. Recuperado de http://ppp.worldbank.org/public-private-partnership/es/asociaciones-publico-privadas/acuerdos/ley-de-asociaciones-publico-privadas
[41] Richard A Chapman y Hunt (1987) Open Government (Public Policy Series).
[42]
(Calderón y Lorenzo, 2010). (Coords.) (2010). Open Government: Gobierno
Abierto.
[43] Un Gobierno abierto es ampliamente visto como una
característica clave de la práctica democrática contemporánea y ha estado a
menudo vinculado a la aprobación de marcos legales sobre libertad de
información, prensa, entre otros. Considerando lo expuesto antes, en su
acepción original está en directa relación con el concepto foi (Freedom of
Information): normas que garantizan el acceso a los datos en poder del
Estado. En ellas se establece un proceso legal para ejercer el derecho a
saber por el que se podrán hacer las solicitudes de información en poder
del Gobierno, para ser recibidas gratuitamente o a un costo mínimo, salvo
excepciones estándares. Desde que los Estados Unidos aprobara la Ley de
Libertad de Información (Free of Information Act-foia) en 1966, se han
multiplicado con rapidez los esfuerzos en otros lugares del mundo. Dinamarca y
Noruega aprobaron leyes equivalentes en
1970; Francia y los Países Bajos, en 1978; Australia, Canadá y Nueva Zelanda,
en 1982; Hungría, en 1992; Irlanda y Tailandia, en 1997; Corea del Sur, en
1998; Reino Unido, en 2000; Japón y México, en 2002; la India y Alemania, en
2005 (Ramírez-Alujas, 2010).
[44] Economía digital para el cambio estructural y la
igualdad (CEPAL, 2013c) http://www.cepal.org/Socinfo.
[45] Ramió Matas, Carles. Una Administración pública de
futuro sostenible económicamente e innovadora en el contexto de la globalización. 2016Cuadernos
de Gobierno y Administración Pública ISSN: e-2341-4839. Recuperado de http://dx.doi.org/10.5209/CGAP.5508.
[46] Rojas Orozco, Cornelio. (2003).
El Desarrollo Sustentable: Nuevo Paradigma par la Administración Pública. El
desarrollo sustentable: nuevo paradigma parala administración pública. Pág 230.
[47] Opt. Cit, Subirats. P 117.