Inseguridad alimentaria
en Centroamérica
y las cadenas de valor Rafael A. Díaz Porras**
de granos básicos* Donald Miranda Montes***
EN ESTE ARTÍCULO, SE ANALIZAN LAS CADENAS DE GRANOS BÁSICOS, COMO PARTE DE LA RESPUESTA QUE SE HA DADO EN CENTROAMÉRICA EN EL MARCO DE LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO (ODM), MEDIANTE LAS POLÍTICAS SAN. SE CONCLUYE QUE AUNQUE LA REGIÓN HA ENFRENTADO LA PROBLEMÁTICA CON DESARROLLOS EN LA INSTITUCIONALIDAD, PERSISTE UNA ALTA VULNERABILIDAD EN LAS POBLACIONES RURALES. LAS CADENAS DE GRANOS BÁSICOS MUESTRAN UNA FALTA DE INSTITUCIONALIDAD QUE AFECTA A LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES.
PALABRAS CLAVES: POLÍTICA SAN; CADENAS DE GRANOS BÁSICOS; SEGURIDAD ALIMENTARIA.
IN THIS ARTICLE, THE BASIC GRAIN CHAINS ARE ANALYZED AS PART OF THE RESPONSE THAT HAS BEEN GIVEN IN CENTRAL AMERICA IN THE CONTEXT OF THE MILLENNIUM DEVELOPMENT (MDGS) THROUGH FOOD SECURITY AND NUTRITION (SAN) POLICIES. IT IS CONCLUDED THAT IN SPITE OF ADVANCES IN SETTING UP AN INSTITUTIONAL AND POLICY FRAMEWORK, THERE IS A HIGH VULNERABILITY IN RURAL POPULATIONS TO SUFFER FAMINE WHEN FACING NATURAL DISASTERS, AFFECTING SUBSISTENCE PRODUCTION. BASIC GRAIN CHAINS LACK OF INSTIUTIONALITY WHICH AFFECTS SMALL GROWERS.
KEY WORDS: SAN POLICIES; GRAIN VALUE CHAINS; FOOD SECURITY
Introducción
** PhD en Economía. Académico del Centro Internacional de Política Eco-nómica para el Desarrollo Sostenible (CINPE) de la Universidad Nacional (UNA), Costa Rica.
La inseguridad alimentaria es un tema históricamente recurrente.
Desde antes de que se produjeran la crisis alimentaria y la crisis económi-ca del 2009, el número de personas que la padecen aumentaba lenta pero constantemente. Sin embargo,
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Correo electrónico:
*** Máster en Economía. Académico del Centro Internacional de Política Eco-nómica para el Desarrollo Sostenible (CINPE) de la Universidad Nacional (UNA), Costa Rica.
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Recbido: 10 de marzo del 2016.
Aceptado: 28 de marzo del 2016
el inicio de la crisis económica del 2009, provocó el incremento pronun-ciado del número de personas que padecían de hambre en el mundo. Como resultado de la crisis econó-mica mundial, los países en desarro-llo sufrieron disminuciones de las remesas, los beneficios de las expor-taciones, la inversión extranjera di-recta y la asistencia extranjera, lo que provoca la pérdida de empleos e ingresos, la que se complica por los precios de los alimentos, que siguen siendo relativamente elevados en los mercados locales de muchos países pobres. Como consecuencia, los hogares pobres se vieron obligados a consumir menos comidas y alimen-tos menos nutritivos, reducir los gas-tos sanitarios y de educación y ven-der sus bienes (FAO, 2009, pág. 2).
Pese a que se han realizado esfuerzos por disminuir la subali-mentación, la seguridad alimentaria a nivel mundial es un problema que sigue siendo importante, en la medi-da de que la disminución de la pro-porción de personas que padecen hambre entre 1990-92 y 2012-14 ha ido del 18,7% al 11,3% a nivel mun-dial y del 23,4% al 13,5% en los países en desarrollo. La mayor par-te de la población afectada vive en los países en desarrollo (FAO, FIDA, PMA, 2014, pág. 8).
Se reconoce que América La-tina y el Caribe, es la primera región en comprometerse públicamente a erradicar el hambre para el 2025. En general ya ha cumplido la meta de los Objetivos del Milenio (ODM) con-sistente en reducir a la mitad la pro-porción de personas subalimentadas para el 2015 (FAO, 2014, págs. 11-12).
En el caso específico cen-troamericano, región de análisis, durante los últimos 15 años se han presentado situaciones críticas de hambruna asociadas a la alta vulne-rabilidad en las regiones rurales. Los efectos de huracanes como el Mitch en 1998, tormentas tropicales en el 2011, sequías (2010 y 2014), combi-nados con problemas en la produc-ción de café, sea por bajos precios internacionales (años 1999-2004) o la enfermedad de la roya (2014) han puesto en evidencia situaciones graves que han llamado la atención internacional.1
En Centroamérica se han desarrollado programas de seguri-dad alimentaria, animados por estra-tegias de corte centroamericano en los órganos de la integración eco-nómica (Política Agrícola Centroa-mericana 2008-2017, Consejo Agro-pecuario Centroamericano (CAC), que han puesto en vigencia propues-tas de política que reconocen el ám-bito local como espacio, y en él a la agricultura familiar (Estrategia Cen-troamericana de Desarrollo Rural Territorial). En este documento se analizan dichas tendencias de políti-ca a la luz del papel que atribuyen a los mecanismos de vinculación a los
mercados, tanto locales, regionales e internacionales. En particular se analizan las cadenas de granos bá-sicos, que han sido consideradas en las respuestas políticas de SAN en Centroamérica. Para ello se tienen en consideración las políticas de seguridad alimentaria planteadas, y el papel que atribuyen a los sectores rurales en dicho proceso, bajo enfo-ques del intercambio, un tanto con-trapuestos del intercambio desigual y de las cadenas globales de mercancías.
El documento se organiza con la presentación de conceptos y en enfoques de análisis en la sección 2; luego en la sección 3 se realiza una revisión de las políticas SAN en Cen-troamérica. En la sección 4 se reali-za un análisis de cadenas de granos básicos en Centroamérica, incorpo-radas en el aspecto productivo de las políticas SAN, y finalmente en la sección 6 se proponen algunas reflexiones.
El concepto de Seguridad Ali-mentaria surge en la década de los setenta, centrado en la producción y disponibilidad alimentaria a nivel global y nacional. Posteriormente se le agrega el tema del acceso, en lo económico y lo físico. En la década de los noventa se incorpora la inocuidad y las preferencias cultura-les, y también la Seguridad Alimen-taria como un derecho humano (FAO, PESA, CENTROAMERICA, 2015, pág. 2).
Todo ello bajo el antecedente de la Declaración Universal de Dere-chos Humanos de 1948, que lo de-clara un derecho humano al estable-cer que "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación...". Conceptualmente especificó el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales en 1996 al puntualizarlo como " derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso la alimentación...", y determinando "el derecho funda-mental de toda persona a estar pro-tegida contra el hambre". Como de-recho fundamental el Estado tiene la obligación de asegurar, que las per-sonas no mueran de hambre. En la Cumbre Mundial de la Alimentación (Roma, 1996), que se refleja en la Declaración de la XIV Cumbre de Presidentes celebrada en Guatemala en 1993, en la cual se define “La Seguridad Alimentaria y Nutricional es un estado en el cual todas las personas gozan, en forma oportuna y permanente, de acceso físico, económico y social a los alimentos que necesitan en cantidad y calidad, para su adecuado consumo y utiliza-ción biológica, garantizándoles un estado de bienestar general que coadyuve al logro de su desarrollo” (Schejtman, 2006, pág. 47). Por otra
parte, la connotación de alimenta-ción adecuada refiere a que los ali-mentos sean culturalmente acepta-bles y ser producidos en forma sostenible para el medio ambiente y la sociedad (FAO, FIDA, PMA, 2014, págs. 2-3).
Los componentes de la SAN fueron definidos originalmente en la Cumbre Mundial de la Alimentación (CMA) de 1996 (FAO, FIDA, PMA, 2014, pág. 13) según se observa en la figura 1, con alcances en términos de disponibilidad, estabilidad, acceso y control, nutrición, cultura y prefe-rencias alimenticias, así como el fortalecimiento institucional que es un componente incorporado en los Programas de Seguridad Alimentaria (PESA), ejecutados por FAO y los Ministerios de Agricultura de Guate-mala, Honduras, Nicaragua y El Salvador.
La FAO ha promovido un enfoque de doble vía, que busca asegurar la satisfacción mínima de algunas ne-cesidades básicas y mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables. Se denomina de doble vía por incluir políticas para atender situaciones graves en el corto plazo y por otra parte acciones para atender los cambios estructura-les en los que radican las causas subyacentes de la problemática de la seguridad alimentaria. Las políticas de la primera vía se refieren a los sistemas de protección no contributi-vos, en especial las transferencias condicionadas y los programas de alimentación escolar (PAE). Las políticas de largo plazo refieren a aquellas que buscan revertir las de-sigualdades y asimetrías sociales, especialmente orientadas al trata-miento de la pobreza rural. Estas se concentran en la agricultura familiar, que ha llegado recientemente a ser reconocida por su rol en la produc-ción de alimentos y la erradicación de la pobreza. Por otra parte, se tienen las políticas orientadas hacia los trabajadores asalariados, que contrariamente han sido menos obje-to del tratamiento de las políticas, para superar el problema de bajos ingresos y calidad de los empleos rurales (FAO, 2014, págs. xv-xvi).
Asociado a las dinámicas de resolución del problema de salud y nutrición se tiene el concepto de soberanía alimentaria. Este ha sido promovido por Vía Campesina, al definirla como:
… el derecho de los pueblos, las naciones o las uniones de países a definir sus políticas agrícolas y de alimentos, sin ningún dumping frente a paí-ses terceros. La soberanía alimentaria organiza la pro-ducción y el consumo de ali-mentos acorde con las nece-sidades de las comunidades locales, otorgando prioridad a la producción para el consumo local y doméstico. Proporciona el derecho a los pueblos a elegir lo que comen y de qué
FIGURA 1
SAN: UN DERECHO HUMANO
Fuente: Elaboración propia con base en FAO-FIDA-PMA, 2014.
manera quieren producirlo. La soberanía alimentaria incluye el derecho a proteger y regular la producción nacional agro-pecuaria y a proteger el mer-cado doméstico del dumping de excedentes agrícolas y de las importaciones a bajo pre-cio de otros países. Reconoce así mismo los derechos de las mujeres campesinas. La gente sin tierra, el campesinado y la pequeña agricultura tienen que tener acceso a la tierra, el agua, las semillas y los recur-sos productivos así como a un adecuado suministro de servi-cios públicos. La soberanía alimentaria y la sostenibilidad deben constituirse como priori-tarias a las políticas de co-mercio” (FAO, PESA, CENTROAMERICA, 2015, pág. 3).
Este concepto fue propuesto con ocasión de la Cumbre Mundial
de la Alimentación en 1996, como alternativa a las políticas neolibera-les que priorizan el comercio inter-nacional, y no la alimentación de los pueblos (Mesa Campesina)
Beuchelt & Virchow (2012) ofrecen un balance útil de los con-ceptos de seguridad alimentaria y de soberanía alimentaria según el cual:
Entendida la seguridad ali-mentaria, en términos de los compo-nentes mostrados en la figura 1, las políticas requeridas enfrentan una problemática multifacética, pues esta, en primer lugar se refiere a la alimentación no solo en la ingestión de alimentos, sino satisfaciendo los requerimientos nutricionales para el desarrollo del ser humano. En las fases tempranas de la vida humana este aspecto tiene impactos trascen-dentes al resto de la vida.
Asociado a lo anterior, está la faceta de la disponibilidad, que im-plica la producción de alimentos por una parte (oferta) y por otra el acce-so asociado a la capacidad de com-pra en las economías de mercado.
La producción de alimentos involucra varios ámbitos, referidos a su localización. En efecto es una producción local, cuya orientación
hacia los centros de consumo gene-ra situaciones que impactan diferen-ciadamente en el acceso a los ali-mentos, según sea la circulación de la producción hacia el consumo en circuitos locales,2 nacionales o in-ternacionales.
2. Por ejemplo, los productos forestales orientados a mercados locales, constitu-yen fuentes de ingresos para pobladores rurales, muy vulnerables a los precios de los alimentos obtenidos en los mercados (FAO/ PMA / FIDA, 2011, pág. 16)
3. Gordillo de Anda (2004) plantea que en América Latina la mayor parte de las fami-lias en riesgo alimentario provienen de la agricultura familiar (Gordillo de Anda, 2004, pág. 82).
Se presentan opciones que van desde el auto-consumo hasta la producción para el mercado, de for-ma que el acceso a los alimentos sería determinado por el acceso a ingresos obtenidos en los circuitos de producción. En efecto al año 2014 se afirmaba que en América Latina la disponibilidad de alimentos era suficiente, el problema lo consti-tuye el acceso a ellos (FAO, 2014, pág. 26).
En este respecto los sectores con más fragilidad refieren al ámbito rural, con producción familiar alrede-dor del autoconsumo,3 pero también en los ámbitos urbanos para secto-res sumidos en la pobreza, en la medida que hay una asociación de la desnutrición con la desigualdad (Guardiola & González Gómez, 2010).
En este artículo se enfatiza en el tema de la inseguridad alimenta-
ria, en lo referido a la producción de granos básicos, en un contexto de la participación por parte del país en el comercio internacional, lo cual impli-ca que la generación de riqueza está vinculada a dinámicas exportadoras.
Schejtman (2006) realiza un análisis extensivo de las políticas de seguridad alimentaria realizadas en Centroamérica, excepto Costa Rica.
Al 2006, de acuerdo con Schejtman (2006), El Salvador y Nicaragua habían formulado políti-cas de Seguridad Alimentaria y Nu-tricional (SAN) y en Guatemala, Honduras y Costa Rica se promulga-ron posteriormente. De igual forma destaca que los componentes de SAN, los cuales han alcanzado un razonable nivel de desarrollo, son: la fortificación de alimentos, la produc-ción de alimentos de alto valor nutri-tivo y la homologación regional para el control de calidad e inocuidad de alimentos, y cierto avance en la promoción de estilos de vida saluda-ble. Por país se tiene el siguiente detalle:
Schejtman, 2006 (pág. 50) plantea que al 2006:
4. Entendida como: El estado de Guatemala define soberanamente la modalidad, épo-ca, tipo y calidad de la producción alimen-taria, en forma sostenida y con el menor costo ambiental y garantiza la seguridad alimentaria y nutricional de la población guatemalteca (Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional, 2008, pág. 19).
En el 2008, con el inicio de un nuevo Gobierno en Guatemala, se emite la Política de Seguridad Ali-mentaria y Nutricional. En esta se plantea que, a diferencia de las ante-riores propuestas, esta no tiene un enfoque sectorial, sino un carácter de integración y cohesión de las iniciativas anteriores (Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional, 2008, pág. 9). En esta se presenta una visión de Estado, cuyos princi-pios rectores son: Solidaridad, Sobe-ranía Alimentaria,4 Tutelaridad (res-ponsabilidad del Estado), Equidad, Integralidad, Sostenibilidad, Precau-ción, Descentralización y Participa-ción Ciudadana (Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional, 2008, págs. 18-20).
Los ejes transversales de la Política son: Ambiente, Priorizar a la población vulnerable, Salud, Vulne-rabilidad de desastres, Agua potable o apta para consumo humano y para la utilización de la producción de alimentos (Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional, 2008, págs. 20-21).
En el contexto guatemalteco se tiene una iniciativa de interés por parte de la Asociación Guatemalteca
de Exportadores, AGEXPORT, se-gún la cual se considera importante agregar al modelo de encadena-mientos empresariales en que traba-jan, dos ejes prioritarios: el de equi-dad de género visto como la promoción del liderazgo y participa-ción activa de la mujer rural y el apo-yo directo a la gestión de la seguri-dad alimentaria y nutricional (AGEXPRONT, 2012, pág. ii) . Se plantea que no basta con la genera-ción de empleo e ingresos para la promoción de prácticas de mejor calidad de vida para las familias rurales. Para ello se ha promovido una alianza estratégica institucional entre AGEXPORT, el Instituto de Nutrición de Centro América y Pa-namá (INCAP, Vital Voices Guate-mala, para el abordaje de los temas de generación de ingresos, seguri-dad alimentaria y nutrición y promo-ción del liderazgo de la mujer rural (AGEXPRONT, 2012, pág. 1).
Schejtman en su análisis, ubi-ca a El Salvador, hacia el 2006, con una oferta agregada suficiente para cubrir la demanda efectiva e incluso una política de acceso a la población sin recursos. Sin embargo, ello se hace a costa de niveles altos y cre-cientes de importación de alimentos que representan más del 50% del consumo alimentario. Se destaca que las importaciones de arroz y de maíz han alcanzado el 60% y el 50% respectivamente. Las diversas ac-ciones que inciden en la SAN se encuentran en las acciones estricta-mente alimentarias, que focalizan más en intervenciones nutricionales que en estrategias para afectar la estructura del sistema alimentario, a pesar de que en la “Política Nacio-nal de Seguridad Alimentaria y Nutri-cional”, manifiesta considerar las estrategias y acciones acerca de la disponibilidad, acceso, consumo y utilización biológica de los alimentos (Schejtman, 2006, pág. 48).
En el 2011 se emitió la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Garantizando el derecho a una alimentación saludable con inclusión y equidad 2011-2015 por parte del gobierno de turno, en el que se reconoce que a pesar de las intervenciones realizadas previa-mente, existe una grave deficiencia en la disponibilidad de y acceso a alimentos, y la persistencia de los problemas nutricionales, pero con nuevas facetas, por la malnutrición tanto por déficit por el exceso de alimentos de baja calidad nutricional. Se hace referencia a la crisis eco-nómica mundial y el aumento de los precios del petróleo y de los alimen-tos, que junto al esquema de deses-tructuración productiva provocaron mayores dificultades a las familias para enfrentar sus necesidades ali-mentarias y nutricionales (Gobierno de El Salvador, 2011, pág. 8) .
Se plantean en esta política intervenciones integradas para: au-mentar la producción y la disponibili-dad de alimentos; mejorar las condi-ciones de empleo e ingreso digno; enfrentar la pobreza y la desigual-dad; abordar los aspectos relaciona-
dos con los conocimientos y prácti-cas para un consumo de alimentos nutritivo y apropiado; y asegurar el acceso de calidad en salud y sa-neamiento básico, agua potable y otros servicios básicos. A estos as-pectos se agregan: el acceso a la tierra para producir alimentos, la ubicación de zonas de mayor vulne-rabilidad a la inseguridad alimenta-ria, los impactos del cambio climáti-co, los desastres naturales y la desigualdad estructural existente entre mujeres y hombres. Para ello se definieron cuatro dimensiones fundamentales: la disponibilidad de alimentos, el acceso a ellos, su con-sumo y su aprovechamiento y utili-zación biológica (Gobierno de El Salvador, 2011, pág. 9).
En el análisis desarrollado por Schejtman se plantea que la situa-ción de Honduras era crítica al 2006, a partir de lo que mostraban la ma-yoría de los indicadores de seguri-dad alimentaria, lo que hacía prever la necesidad de incrementos signifi-cativos para asegurar el acceso a los alimentos. La situación mostrada es una tendencia a disminuir la ya insu-ficiente producción alimentaria, que ha sido compensada con importa-ción especialmente de arroz y trigo. En ese contexto en 1996 dio una revisión y ajuste del Plan de Seguri-dad Alimentaria y Nutricional de Honduras para el período 1995-2000. La valoración de Schejtman es que al igual que los casos anterio-res la mayor parte de las acciones concretas corresponden a interven-ciones nutricionales, que por sí solas no constituyen una política nacional de SAN (Schejtman, 2006, pág. 52).
Posteriormente en el año 2010 se promulgó Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Honduras. Esta planteaba que asumía la política de estado aproba-da en el 2006 y mediante la cual se plantea que la solución implica la participación de todos los sectores. El primer paso lo constituye un De-creto Ejecutivo que declara la segu-ridad alimentaria como prioridad nacional (Secretaría de Estado en el Despacho Presidencial de Honduras, 2010, pág. ii).
Principios fundamentales de la estrategia refieren a: Ética y valores morales, dignidad, equidad, integra-lidad, singularidad, integración so-cial, focalización, complementarie-dad, gradualidad, simultaneidad, empoderamiento, innovación, des-centralización, corresponsabilidad, auditoria social, rendición de cuen-tas, replicabilidad, sistematización, sostenibilidad, comunicación inte-gral, desarrollo sostenible. Su diseño considera los siguientes objetivos transversales: Desarrollo humano integral con enfoque de familia; Re-forma del marco institucional para la gestión; y los pilares fundamentales son: disponibilidad, acceso, consu-mo y utilización biológica, y estabili-dad (Secretaría de Estado en el Despacho Presidencial de Honduras, 2010, pág. 17).
En el análisis de Schejtman se plantea que al 2006, Nicaragua pre-sentaba los niveles más precarios en términos de disponibilidad agregada de alimentos y aunque los niveles de inestabilidad de la oferta, no eran críticos sí mostraban una tendencia a incrementarse. En relación con la dependencia calórica el nivel se ha mantenido alrededor del 35%. Res-pecto a las importaciones de grano básicos, a diferencia de otros países las importaciones de arroz tendieron a estabilizarse en alrededor del 30% y las del frijol y maíz, a reducirse. El engranaje institucional tiene un ante-cedente en la creación, la Comisión Nacional para la Nutrición, en 1994, con un carácter interinstitucional, interdisciplinario e intersectorial. Se le asignaron las funciones de elabo-rar el “Plan Quinquenal de Acción para la Nutrición”, para dar cumpli-miento a los compromisos derivados de la Conferencia Internacional de Nutrición (CIN), destinados a reducir los niveles de desnutrición y adoptar medidas de prevención. Para la eje-cución de la política se ha creado la Comisión Nacional de Seguridad Alimentaria (CONASAN), y un Comi-té Técnico de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Schejtman, 2006, pág. 52).
En Nicaragua, en el 2009 se emitió una política sectorial desde el sector agropecuario. (MAGFOR-Nicaragua, 2009). En esta se plan-tean lineamientos de política produc-tiva no solo para la seguridad, sino para la soberanía alimentaria alre-dedor en relación con las cadenas de valor, de arroz, frijol, maíz, sorgo, la leche y derivados con énfasis en el uso sostenible de los seguros. Como objetivo general (MAGFOR-Nicaragua, 2009, pág. 27).
Los principios de la Política estratégica son: Garantía del dere-cho a una alimentación adecuada; Soberanía alimentaria; Precaución garantizando la inocuidad de la pro-ducción interna y de las importacio-nes y donaciones de alimentos; Respeto al saber hacer, a partir de lo local; Sostenibilidad ambiental y económica del sistema agro-alimentario nacional; Integralidad de las intervenciones, que deben consi-derar los cuatro pilares de la Seguri-dad y Soberanía Alimentaria Nutri-cional; Inclusión; Armonización y Alineamiento de las políticas vincu-ladas a la Seguridad y Soberanía Alimentaria Nutricional; Correspon-sabilidad de los actores para que sean gestores de su propio desarro-llo y se hagan cargo de su propio cuidado (MAGFOR-Nicaragua, 2009, pág. 29).
En Costa Rica se encuentra un antes y un después con el tema de la formulación de políticas SAN, con dos planes de desarrollo alrede-dor del Plan Nacional de Alimentos (PNA) y la Política Nacional de Se-guridad Alimentaria (PN SAN). Como antecedente, el Plan de Gobierno 2006 – 2010 en el cual el tema de la SAN no es tratado explícitamente, se
tienen elementos importantes, prin-cipalmente con políticas de atención a la pobreza, la nutrición y algunos rasgos sobre el desarrollo productivo regional y local.
Sin embargo, la situación mundial del encarecimiento del pre-cio de los alimentos obligó a las au-toridades gubernamentales a darle respuesta de política. Ello se concre-tó en el 2008 con el PNA que signifi-có darle nuevamente vigencia a la producción de granos básicos (arroz, frijoles, maíz amarillo) y al intento de recuperar la infraestructura de sopor-te que se había desmantelado. El enfoque quiso ser integral, desde la perspectiva de la producción, en tanto estar centrada en las institu-ciones del sector agropecuario, en respuesta a la problemática de ac-ceso a los alimentos por los sectores más vulnerables y mejoramiento de los ingresos de pequeños y media-nos productores agrícolas.
Seguidamente, dentro en la transición de dos ejercicios guber-namentales, se promulgó la PN SAN, que atendía desde la dinámica del sector salud, los temas de acce-so, disponibilidad, consumo, utiliza-ción biológica, de acuerdo con las definiciones y compromisos inter-nacionales.
Interesante resulta que en el PND 2011-2014, vuelve a observar-se el tratamiento sectorial de los aspectos relacionados con SAN, que en lo productivo se matiza con el planteamiento de desarrollo competi-tivo de la producción agropecuaria en manos de pequeños propietarios. Aunque en la política sectorial agro-pecuaria, al referirse a la agricultura familiar la reconoce en su aporte a la economía nacional, a la seguridad alimentaria, al desarrollo de las eco-nomías regionales y locales y a esti-los de vida saludables (MAG, 2010, pág. 30).
En el PND 2015-2018 hay un viraje importante, al incluir en su formulación explícitamente el tema del SAN, incorporando adicional-mente el tema de la soberanía ali-mentaria. En efecto desde el plan-teamiento del diagnóstico apunta la nutrición como condición para pre-servar y potenciar capacidades (Ministerio de Planficación Nacional y Política Económica, Costa Rica, 2015, pág. 33), lo cual trata de con-cretar en dos grandes líneas. Por una parte, al reconocer que se ha avanzado en relación con la SAN se la ubica por una parte de la propues-ta estratégica sectorial de salud, nutrición y deporte, tratando de darle enfoque integral (Ministerio de Planficación Nacional y Política Económica, Costa Rica, 2015, pág. 287). Por otra parte en la propuesta estratégica de desarrollo agropecua-rio y rural al plantear la aspiración de dignificar a las familias productoras del agro y de los territorios rurales, para lo cual se plantea privilegiar la producción nacional con el impulso de una política de Estado de seguri-dad alimentaria, que apoya la pro-ducción interna de frijol, maíz blanco, arroz, así como de papa, cebolla, leche, carnes de cerdo, res y otros productos, y elevar a rango constitu-cional la soberanía alimentaria (Ministerio de Planficación Nacional
y Política Económica, Costa Rica, 2015, pág. 291).
En el cuadro 1 se muestra sin-téticamente los antecedentes y esta-do actual de la política SAN en Cen-troamérica. Se puede apreciar, que las políticas tienen una trayectoria a partir de 1994 en Nicaragua y ade-más con diferencias interregionales en cuanto a enfoques.
CUADRO 1
CENTROAMÉRICA: SÍNTESIS DE LA POLÍTICA SAN SEGÚN PAÍS
Y ESTADO DE LA POLÍTICA
|
Enfoque SAN* |
Énfasis Política |
Desafío |
|
|
Anteceden-te Política |
Política Actual |
||
Guatemala |
Plan 2006: Enfoque sectorial |
Plan 2008 Enfoque integral |
Disponibilidad-Acceso-Consumo de alimentos y utilización biológica |
Pocos elemen-tos que den contenido a la política |
El Salvador |
Plan 2006: Enfoque nutricional |
Plan 2011 Enfoque inclusión y equidad |
Producción-Disponibilidad; mejorar empleo e ingresos; Pobreza-Desigualdad |
Coordinación interinstitucional |
Honduras |
Plan 2006: Enfoque nutricional |
Plan 2010 Enfoque integral |
Desarrollo humano integral-Reforma marco institucional; Disponibilidad-Acceso-Consumo y utilización biológica |
Coordinación institucional |
Nicaragua |
Plan 1994: Enfoque inter-institucional |
Plan 2009: Enfoque agropecua-rio |
Derecho alimenta-ción adecuada; Soberanía alimenta-ria; Inocuidad pro-ducción interna e importaciones |
Coordinación interinstitucional |
Costa Rica |
Plan 2006-2010: Enfo-que social |
Plan 2015-2018: Enfo-que sobe-ranía ali-mentaria |
Pobreza-nutrición y Desarrollo producti-vo regional y local |
Consolidar las perspectivas soberanía ali-mentaria y pro-ductiva |
Fuente: Elaboración propia con base en Scheitman, 2006.
En términos generales, se par-te de un enfoque centrado en lo nu-tricional hacia uno integral intersec-torial. En este sentido el énfasis de la política regional centroamericana se ha enfocado no solo en resolver los problemas producción-acceso-calidad de los alimentos sino que además parte de visiones con énfa-sis en lo social-productivo, a través de propuestas de desarrollo agrope-cuario y rural como es el caso costa-rricense. En este sentido es impor-tante recalcar, que uno de los principales desafíos que se enfrenta como región es la coordinación interinstitucional para cumplir con la política SAN.
Por otra parte, llama la aten-ción dos casos. Uno es el de Nica-ragua el cual inicia con un enfoque muy integral que se mueve hacia un enfoque más centrado en lo produc-tivo mientras que el resto de países de la región se centran en la integra-lidad intersectorial. Por otro lado tenemos el caso de Costa Rica don-de formalmente las políticas SAN se incorporaron a partir del 2010 con un enfoque productivo; antes de este año, los temas alimentarios eran tratados como parte de la política social de combate a la pobreza.
En esta sección se realiza un acercamiento a la magnitud del pro-blema de la SAN en Centroamérica, y la situación de esta en el comercio internacional agrícola, de forma que se aprecie en forma general entre los resultados de la SAN y la opción que se ha seguido respecto al papel de la producción agrícola.
En general, en América Latina la cantidad de personas subalimen-tadas ha ido en decrecimiento desde los años noventa, cuando alcanzaba a 60 millones de personas, en tanto que bajó a 29,5 millones en el 2012-2014. Comparativamente con otras regiones de países en desarrollo el porcentaje de personas sub alimen-tadas es bajo, siendo de 5,1%, mien-tras que en África era de 20,5% y 12,7% en Asia. (FAO, FIDA, PMA, 2014, pág. 8).
Si se compara la situación de Centroamérica de 1990–1992 con la del 2010, de acuerdo con PRESANCA II, 2011 (pág. 12) tanto El Salvador como Honduras y Nica-ragua han disminuido la cantidad de personas sub nutridas, mientras que Guatemala sí ha mostrado crecimiento.
Al analizar la relación de la prevalencia de la desnutrición y la extrema pobreza en América Latina, se encuentra el caso extremo de Guatemala que presenta altos nive-les de desnutrición, pero con niveles de pobreza menores que Honduras y Nicaragua, con lo cual aunque se acepte que la inseguridad alimenta-ria y el hambre son causa y conse-cuencia de la pobreza, ambos no siempre se presentan al mismo ritmo (FAO-PESA 2015, pág. 6).
En los sectores rurales la di-námica agrícola tiene impacto, tanto
en los niveles de pobreza como en la seguridad alimentaria. En Centroa-mérica ha habido un énfasis en la agricultura de exportación, que po-tencialmente debería ser generadora de ingresos en los sectores rurales. Sin embargo de acuerdo con la Co-misión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, la diná-mica de competitividad, de la agri-cultura de exportación no es clara. Al aproximarla por la productividad agrícola y la participación en el mer-cado, se tiene que por una parte el crecimiento de los rendimientos en los productos de exportación de los países centroamericanos es errática, y no siempre logran el ritmo interna-cional. Aunque se tiene diversifica-ción y aumento de las exportaciones de algunos productos agropecuarios, para el periodo 2000-2006 de veinti-cinco partidas arancelarias exporta-das por la región al mercado de Es-tados Unidos, no más del 32% y, en algunos casos, el 16% de los pro-ductos ganaron participación de mercado. Aún más, cerca de la quin-ta parte de los productos pierden participación en mercados dinámicos (CEPAL 2009, pág. 32).
En contraste, en el cuadro 2 se presenta el comportamiento de la producción, exportación e importa-ción de los granos básicos para cada uno de los países centroamericanos, según periodo. A nivel de región centroamericana, se observa un incremento en la producción de gra-nos básicos. Se destaca la produc-ción de arroz que mostró el mayor crecimiento durante los periodos seleccionados (33,4% de un periodo a otro). Contrariamente la produc-ción de frijol mostró una menor tasa de crecimiento, un 13% aproxima-damente, y la producción de maíz con un 19%. Los países que mues-tran un crecimiento importante en la producción de arroz son Nicaragua y Costa Rica. Es importante mencio-nar que Nicaragua es el país de la región con una mayor producción de granos básicos y junto con Honduras uno de los más pobres.
Sin embargo, tal como se ob-serva en el cuadro 3, se presenta una fuerte dependencia de los paí-ses centroamericanos de las impor-taciones de alimentos básicos. De los seis productos mostrados Gua-temala, Honduras, Nicaragua y Pa-namá importan en cinco de ellos más del 50% de los requerimientos internos.
CUADRO 2
CENTROAMÉRICA: COMPORTAMIENTO DE LA PRODUCCIÓN,
EXPORTACIÓN E IMPORTACIÓN DE GRANOS BÁSICOS
SEGÚN PERIODO, TM
|
Arroz |
Frijol |
Maíz |
|||
2004-2007 |
2008-2011 |
2004-2007 |
2008-2011 |
2004-2007 |
2008-2011 |
|
Producción (Mt) |
|
|
|
|
|
|
Costa Rica |
504 |
686 |
39 |
46 |
58 |
75 |
El Salvador |
77 |
90 |
311 |
311 |
2817 |
3178 |
Guatemala |
86 |
76 |
478 |
695 |
4796 |
6559 |
Honduras |
77 |
119 |
264 |
228 |
2050 |
2215 |
Nicaragua |
776 |
1041 |
735 |
785 |
1989 |
1926 |
Centroamérica |
1520 |
2012 |
1827 |
2065 |
11710 |
13953 |
Exportaciones (Mt) |
|
|
|
|
|
|
Costa Rica |
16 |
28 |
3 |
7 |
73 |
41 |
El Salvador |
8 |
20 |
13 |
12 |
273 |
325 |
Guatemala |
17 |
47 |
10 |
11 |
95 |
68 |
Honduras |
6 |
12 |
8 |
35 |
23 |
7 |
Nicaragua |
8 |
23 |
134 |
199 |
11 |
33 |
Centroamérica |
55 |
130 |
168 |
264 |
475 |
474 |
Importaciones (Mt) |
|
|
|
|
|
|
Costa Rica |
457 |
292 |
148 |
172 |
2272 |
2546 |
El Salvador |
241 |
251 |
94 |
121 |
2071 |
2080 |
Guatemala |
276 |
275 |
49 |
81 |
2834 |
2799 |
Honduras |
394 |
405 |
28 |
30 |
1428 |
1602 |
Nicaragua |
410 |
396 |
11 |
14 |
308 |
549 |
Centroamérica |
1778 |
1619 |
330 |
418 |
8913 |
9576 |
Fuente: FAOSTAT, 2015.
CUADRO 3
DEPENDENCIA DE LA OFERTA DOMÉSTICA
DE LOS PRINCIPALES PRODUCTOS AGROPECUARIOS
EN CENTROAMÉRICA
(en porcentajes)
País |
Arroz |
Carne |
Frijoles |
Frutas |
Hortalizas |
Maíz |
Costa Rica |
21,71 |
2,18 |
74,39 |
10,26 |
90,02 |
96,91 |
El Salvador |
83,53 |
9,43 |
41,96 |
31,76 |
63,69 |
44,4 |
Guatemala |
72,82 |
20,72 |
13,13 |
3,16 |
2,59 |
30 |
Honduras |
78,45 |
10,16 |
13,81 |
12,49 |
7,6 |
39,81 |
Nicaragua |
20,64 |
2,09 |
2,32 |
8,41 |
65,96 |
22,82 |
Panamá |
16,26 |
5,5 |
51,89 |
5,61 |
9,29 |
80,9 |
Fuente: IICA, 2013, p. 188, a partir de datos de FAOSTAT y COMTRADE 2013.
Dicha dependencia refiere a la falta de prioridad de la producción básica que se refleja en el rezago en los rendimientos agrícolas, como lo señala la CEPAL (2009, pág. 31).
La situación de los pequeños productores de granos básicos, fue aproximada en un exhaustivo análi-sis de Baumeister, E. (2009) quien estima que entre el 46 y el 47% de la producción de maíz, frijol y sorgo se destina al autoconsumo por las fami-lias que los producen. Con lo cual se estima que con dichas cantidades no se satisfacen las necesidades ali-menticias familiares, lo cual se co-rrobora que en alto porcentaje (30%) de los productores de granos bási-cos se encuentran en pobreza ex-trema (Baumeister, 2009, pág. 22).
En consecuencia en Centroa-mérica se presenta una situación de la SAN con disminución de la subnutrición, pero no por ello con problemas graves en la relación desnutrición y pobreza extrema. Problemática en la cual la estrategia exportadora de productos agrícolas y el aumento de la dependencia exter-na de granos básicos, junto a la fra-gilidad de la agricultura campesina se conjugan para la prevalencia de inseguridad alimentaria, por provi-sión de insuficientes ingresos y me-nor producción local.
La estrategia de vinculación en cadenas de valor se ha incorpo-rado como parte del instrumental de políticas. En este apartado se anali-zan los enfoque que sustentan di-chas propuestas, así como el análi-sis particular de las cadenas de granos básicos en Centroamérica, a efectos de clarificar las situaciones que presentan en tanto parte del enfrentamiento de la inseguridad alimentaria.
En esta línea se inscribe el en-foque de Global Harvest Initiative que plantea el desbloqueo del poder del comercio para desencadenar los beneficios del desarrollo y la seguri-dad alimentaria. La apertura y esta-blecimiento de reglas y sistemas regulatorios adecuados en los paí-ses es la clave. Esto refiere a (Global Harvest Initiative, 2013):
Sin embargo, el enfoque de cadenas de valor utilizado ya no en términos normativos sino en térmi-nos analíticos, se plantea que el enfoque encaja bien para entender cómo la población pobre de las áreas rurales de los países en desa-rrollo pueden vincularse o mejorar su participación en el comercio interno, regional o internacional (Mitchell, Keane, & Coles, 2009, pág. iv). Se pueden puntualizar como beneficios del análisis los siguientes (Ibidem):
En consideración a la efectivi-dad de las políticas surge la pregun-ta ¿Dónde ubicar los apoyos si se tiene ayuda para el Comercio? La producción agrícola en los países en desarrollo es sujeta de ayuda para el comercio, por parte de los países desarrollados y los organismos in-ternacionales, a efectos de superar limitaciones en infraestructura para mejorar su participación. Normal-mente esta va asociada con proce-sos de liberalización comercial.
En relación con la problemáti-ca de seguridad alimentaria este enfoque centraría más la opción para los trabajadores y pequeños productores de participar en la pro-ducción de bienes transables, que en contraparte crean ingresos y ca-pacidad de compra.
Sin embargo, si se consideran los centros de poder en las cadenas es interesante tomar nota de las consecuencias de la ayuda para el comercio sobre los pequeños pro-ductores y trabajadores pues los resultados en el desarrollo depende-rán fundamentalmente de la estruc-tura de la cadena de valor y del pun-to meta en la cadena al que se orienta la ayuda (Mayer & Milberg, 2013). Si el poder se concentra en la parte alta de la cadena, las rentas tienden a fluir hacia arriba. En estas condiciones si la ayuda se inserta en segmentos hacia adelante en la ca-dena respecto a la posición ocupa-das por los trabajadores y pequeños productores, la mayor parte de los beneficios también fluirán hacia arri-ba, quedando poco en la base. Si la ayuda se orienta a infraestructura y desarrollo de capacidades producti-vas, aunque necesarias, por sí mis-ma no necesariamente son suficien-tes para asegurar que los trabajadores, pequeños productores y comunidades locales capturen una parte justa de las ganancias, a me-
nos que se organicen simultánea-mente para ello (Mayer & Milberg, 2013, pág. 11).
Aunque la ayuda podría au-mentar el comercio, la presencia de una estructura asimétrica de los mercados a lo largo de las redes globales de producción, no hay cer-teza acerca del beneficio a los traba-jadores y a los pequeños producto-res en capturar las ganancias de la expansión del comercio. El enfoque de cadenas puede ayudar a orientar más efectivamente la ayuda. Si se orienta directamente a empoderar o mejorar la productividad de los traba-jadores y los pequeños productores sería más probable que haya conse-cuencias sostenibles para el desa-rrollo (Mayer & Milberg, 2013, pág. 15).
Al intentar descubrir el funcio-namiento de las cadenas de valor de granos básicos en Centroamérica, a partir de estudios recientes, llama la atención que se ha trabajado en varias líneas:
El mapeo focaliza en el peso de los actores: cantidad de ac-tores directos o indirectos por segmento de la cadena, y tipos de actividades (Consultoría RTC, 2012, pág. 86).
A partir de ellos, se deducen los siguientes elementos de las cadenas por país.
En el caso de Guatemala, los estudios disponibles permiten obser-var las cadenas de arroz, frijol negro y maíz. Estos productos son relevan-tes para el país, en la medida que el maíz tiene una presencia mayoritaria en la superficie agrícola, y por otra la producción de frijol posiciona a Gua-temala como segundo productor en Centroamérica.
Guatemala depende de impor-taciones de arroz en alrededor del 70%. Presenta una cadena regulada en precios e importación, mediante la presencia de la Asociación Gua-temalteca de Arroz (ARROZGUA) (Dutoit, Hernández, & Urrutia, 2010, págs. 35-37). En la cadena del frijol (García-Jiménez & Grandlgruber, 2014, págs. 36-37) hay un rasgo notable, que es la percepción de los productores de que es un producto rentable, pero que operan en una cadena con relaciones básicamente de mercado abierto, en el cual la gobernanza la ejercen los interme-diarios. En el caso del maíz, es el grano que históricamente significa
una mayor importancia social, cu-briendo un 67% de la superficie agrí-cola, siendo Guatemala el mayor productor del área centroamericana en el 2010 (Consultoría RTC, 2012, pág. 86). Los términos arancelarios son 0% en el contingente TLC, y fuera de él 35% en maíz blanco y 20% para el maíz amarillo. (Etten & Fuentes, 2004).
El Salvador depende de la im-portación de arroz, aunque en con-junto la producción de granos bási-cos constituye una quinta parte del producto interno bruto agrícola, (PIBA). Las cadenas muestran un funcionamiento de mercado fuerte, con poca intervención. Las cadenas son controladas por comercializado-res. (Superintendencia de la competencia, 2012). Respecto a las cadenas de frijol, maíz blanco (Ángel, 2008) y sorgo, son activida-des propias de pequeños producto-res y agricultura familiar, con auto-consumo entre el 21% (frijol) y el 28% (sorgo). De quince a veinte comerciantes dominan el mercado, e incluso en el caso de los frijoles con-trolan la importación. (García-Jiménez & Grandlgruber, 2014, págs. 17-19)
En Honduras, la cadena del arroz (SAG - IICA, 2015) muestra una cadena en crecimiento en la producción reciente, pero con poca organización. La producción la do-minan grandes productores, el pro-cesamiento lo dominan cuatro indus-trias con un 85% del mercado.
Por otra parte, la cadena de maíz blanco (García-Jiménez & Grandlgruber, 2014, págs. 22-23), tiene la presencia cuantiosa de pe-queños productores, con un alto aporte en la producción, en una ca-dena con regulación de precios e importación, que es dominada por productores medianos y grandes con capacidad de acopio, así como de comercializadores.
De Nicaragua, se dispone, en este estudio, de información de las cadenas de arroz (Dutoit, Hernández, & Urrutia, 2010, págs. 30-31) y frijol negro (García-Jiménez & Grandlgruber, 2014, págs. 36-37), ambos básicos en la dieta del país. La cadena del arroz, históricamente estuvo en manos de pequeños pro-ductores. Es un producto que man-tiene un grado importante de protec-ción, y de regulación del mercado mediante ANAR. La gobernanza de la cadena; sin embargo, la mantiene una empresa comercializadora que maneja el 80% del mercado.
La cadena del frijol negro ha sido muy competitiva en Centroamé-rica en razón de sus rendimientos agrícolas y bajos costos. Presenta una participación de pequeños pro-ductores que alcanza la mitad del área en producción. Curiosamente no es una cadena regulada, en la que la gobernanza está regida por comercializadores y empresas verti-calmente integradas. Es interesante que esta cadena en el comercio centroamericano no ha logrado desarrollar la fase de empaque que se realiza en los países comprado-res, tal como Costa Rica.
De Costa Rica, se tiene infor-mación de tres de sus cadenas de granos básicos. El arroz y el frijol son parte de la dieta diaria. La cade-na del arroz en el proceso de apertu-ra de la economía perdió producción y mercado local. Su estructura pro-ductiva incorpora pequeños y me-dianos productores. Es una cadena regulada mediante la presencia de la Corporación Arrocera Nacional de Costa Rica (CONARROZ). La go-bernanza de la cadena transita por una disputa entre CONARROZ y los comercializadores y supermercados, que mantiene un grado de protec-ción del 35% (Dutoit, Hernández, & Urrutia, 2010, págs. 30-31), con una aplicación reciente de la cláusula de salvaguarda. 1/5
5. Decreto Ejecutivo 14/08/13.
La cadena del frijol negro (García-Jiménez & Grandlgruber, 2014, págs. 22-23), es dominada por pequeños y medianos en la produc-ción, que sin embargo, a diferencia de la cadena del arroz, no tiene pro-tección arancelaria. La importación es regulada mediante estimación de necesidades y asignación de contin-gentes de acuerdo a compras a los porcentajes de compras a los pro-ductores locales. Este mecanismo lo concentran los comercializadores y
supermercados. Un caso similar de pérdida de la producción lo constitu-ye la cadena del maíz.
Síntesis de resultados y enfoques
En el cuadro 4 se presenta una síntesis, poniendo énfasis en dos aspectos de la cadena de valor: presencia de regulaciones en la co-mercialización y actores dominantes en la cadena. Llama la atención la falta de institucionalidad, principal-mente en cadenas donde hay gran participación de pequeños producto-res y agricultura familiar. En el caso del arroz hay presencia en tres paí-ses de organizaciones del sector que participan de la regulación del mer-cado, aunque en ellos se refleje la presencia de los grandes producto-res con integración vertical. En el caso del frijol se tiene casos extre-mos de comercialización plena de mercado como en Guatemala, y cierto nivel de regulación como en Costa Rica, pero sin llegar a la orga-nización sectorial alcanzada por el arroz. En varios países el tema de la trazabilidad de la producción para hacerla valer en el mercado local se ha planteado con mecanismos de coordinación en la cadena.
CUADRO 4
RASGOS DE LA GOBERNANZA EN CADENAS DE GRANOS BÁSICOS DE CENTROAMÉRICA
País |
|
Cadenas |
||
|
Arroz |
Frijol |
Maíz |
|
Guatemala |
Institucionali-dad |
ARROZGUA |
|
Protegido como sensible |
Actores domi-nantes |
Industriales |
Intermedia-rios |
|
|
El Salvador |
Institucionali-dad |
|
|
|
Actores domi-nantes |
Industriales |
Intermedia-rios |
|
|
Honduras |
Institucionali-dad |
|
Regulado |
Regulado por convenio |
Actores domi-nantes |
Industriales |
Comerciantes |
Productores medianos y grandes y co-mercializadores |
|
Nicaragua |
Institucionali-dad |
ANAR: precios al productor, importaciones |
|
|
Actores domi-nantes |
Industrias |
Intermedia-rios. Cadena desintegrada |
|
|
Costa Rica |
Institucionali-dad |
CONARROZ |
Regulado MAG: com-pras locales e importación |
|
Actores domi-nantes |
CONARROZ Industria Co-mercializadores |
Intermedia-rios |
|
Fuente: Elaboración propia con base en (Dutoit, Hernández, & Urrutia, 2010), (García-Jiménez & Grandlgruber, 2014), (Consultoría RTC, 2012), (Etten & Fuentes, 2004), (Superintendencia de la competencia, 2012), (SAG - IICA, 2015).
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