PROSPECTIVA

ENERGÉTICA EN

COSTA RICA:

ANÁLISIS DE

SITUACIÓN, RETOS Y

OPORTUNIDADES

Investigador*

Dr. José Rodrigo Rojas M.

Resumen

Se presenta un estudio de prospectiva energética cuyo objetivo

es exponer los principales esfuerzos, resultados y retos que en

frenta Costa Rica. Se han reunido y sintetizado publicaciones na

cionales e internacionales, así como una serie de documentos que

vinculan el ejercicio de la planificación con el desarrollo eléctrico,

proyecciones de demanda de energía y aportes que discuten el

modelo de planificación del sector. El punto central de este análi

sis es básico, cada desafío del país, en desarrollo sostenible, en el

cambio climático o impulsar la economía, es en esencia un desafío

energético. Será fundamental saber para dónde vamos, tener claro

cuál es la visión país y la imagen energética objetivo de las próxi

mas décadas. El reto de la prospectiva cobra especial relevancia en

una sociedad donde predominan dogmas y paradigmas energéti

cos, donde son escazas las propuestas de planificación de largo

plazo y difíciles los acuerdos entre sectores involucrados.

Palabras claves

Estudios de prospectiva, energía, planificación energética,

Costa Rica.

Abstract

The main goal of this research is to show the milestones of ener

getic foresight and the principal attempts, results and challenges

facing in Costa Rica. Has been brought together and synthesized

national and international publications, as well as a collection of pa

pers connecting the planning actions with electric growth, forecast

of energy demand and a compiling of contributions discussing the

model of the energetic sector. The central point of this analysis is

basic, without exception country´s challenge on sustainable deve

lopment, climate change and the economy impulse, is essentially an

energy demanding task. Urge invest in collective electric transport,

new sources of energy, smart grids, internet of things and stren

gthen initiatives on innovation and cutting edge energy technolo

gies. The challenge of foresight is especially important in a present

day society dominated by dogmas and energy paradigms, where

is common the limited course of action for long-term planning and

is complex to get agreements between sectors involved.

Key words

Foresight studies, energy, energy, planning Costa Rica

Introducción

Esta investigación tiene como objeto de estudio la

prospectiva del sector energético de Costa Rica, de

forma específica el proceso de planificación relacio

nado con la producción y administración, de mediano

y largo plazo, de la energía para generar electricidad y

la que se usa en transporte. Mediante revisión y análi

sis bibliográfico se analizan, resumen y contextualizan

varias décadas y diversos actores que han mantenido

en la agenda pública la necesidad de los planes ener

géticos futuros. La investigación propone dejar de

lado la inmediatez y el cortoplacismo y establece, con

carácter de urgencia, el desafío país por promover el

pensamiento prospectivo.

1. Ideas motor sobre el futuro y

el valor del pensamiento

de largo plazo

En 1957 Gastón Berger, crea la voz prospectiva en

oposición a la palabra retrospectiva, para llamar la

atención sobre la necesidad de mirar hacia adelante

cuando se toman las decisiones, especialmente aque

llas de alto impacto para instituciones, empresas o la

sociedad (Berger, 1957). Posteriormente, en 1959 Ber

ger decía que mediante la prospectiva se debía ob

servar lejos, ampliamente y profundamente, pensar en

el hombre y asumir los riesgos (Berger, 1959). Algunos

años después, en 1966 aparece la Sociedad del Mundo

Futuro (por sus siglas en inglés la World Future Socie

ty), una asociación básicamente norteamericana y sin

ánimo de lucro, cuyo objetivo era contribuir a la toma

de conciencia mundial sobre la necesidad de estudiar

y de prepararnos para el futuro (Rojas & Portilla, 2016).

Bell (1997), Von Nederveen (2000) y Godet (2007)

amplían la visión de la prospectiva en el estudio del

futuro y la exploración sistemática de los porvenires

posibles a fin de mantener y/o mejorar la libertad, el

bienestar y el desarrollo humano y sostenible, ahora y

en el futuro. Mediante este proceso de reflexión estos

autores desafían el intelecto con una serie de hipóte

sis sobre los hechos actuales, los escenarios posibles

según las diversas condiciones, los futuros alternativos deseables; y qué es lo que las personas individual y

colectivamente pueden hacer para evitar las conse

cuencias de un futuro no deseable. Por tanto, en su

propósito fundamental la prospectiva no repara en

predecir eventos específicos que puedan acaecer en el

futuro, más bien se trata de reflexionar para compren

der las consecuencias de determinadas situaciones o

bien crear alternativas contingentes a nuestras accio

nes y accesibles a nuestras escogencias, para percibir

mejor el rol que podemos desempeñar en el presente,

estas son las premisas que caracterizan los alcances de

la prospectiva.

1.1 La prospectiva en el mundo

Conocida como prospective en lengua francesa, fore

sight en inglés o prospecçao en lenguaje portugués,

es el término seleccionado para resumir el estudio

de ecosistemas (ambientales, políticos, económicos,

energéticos) que permiten conocer mejor la situación

presente, identificar tendencias, visualizar escenarios

futuros y analizar el impacto del desarrollo científico

y tecnológico en la sociedad (Godet, 2007 y Cordei

ro, 2016). Como lo plantean Medina & Rincón (2006) y

Cárdenas (2008), la prospectiva es un encuentro entre

la oferta científica y tecnológica con las necesidades

actuales y futuras de la civilización. Al mismo tiempo

y en interpretación de Georghious & Keenan (2004),

esta escuela de pensamiento moviliza a los diferentes

actores y redes sociales a forjar visiones comparti

das de futuro, orientar políticas de largo plazo y tomar

decisiones estratégicas en el presente, dadas las con

diciones y posibilidades locales, nacionales y globales.

Sin duda, la prospectiva avanza sobre un interesante

proceso de reflexión y madurez y es rica por su varie

dad de prácticas y formas que se alejan de dogmas,

paradigmas y del tradicionalismo histórico, teórico y

metodológico. Tal como lo señalan Medina & Ortegón

(2006) cada cultura ha generado su propio enfoque de

acuerdo con los problemas y características que ha en

frentado su contexto histórico e institucional (detalles

en Cuadro 1). Estos mismos autores destacan que en

Norteamérica la tendencia es hacia el pronóstico tec

nológico por escenarios e incentivar los “think tanks” o

tanques de pensamiento dentro de las organizaciones

que llevan el peso sobre la reflexión estructurada. En

Francia, se creó y desarrolló la prospectiva a lo largo

de tres generaciones, hoy las grandes instituciones públicas siguen liderando como agentes activos en la

transformación de metodologías y modalidades de

trabajo futurista (Godet, 2007). En el Japón, ha prima

do el pronóstico tecnológico, conducido de la mano

por el Ministerio de Industria y Tecnología, gracias al

interés de los grandes consorcios industriales (Cuhls,

2006). En Escandinavia, ha primado el trabajo en red,

con énfasis en los aspectos locales y regionales y los

estilos participativos. En la India, las universidades han

acaparado el foco de la reflexión prospectiva. En Aus

tralia, el núcleo de interés ha sido el sector educativo

y los centros de estudios del futuro, las universidades

han llevado a cabo una labor significativa (Porter, 2000

y Godet, 2007). En Costa Rica, existen las condiciones

para generar escenarios de planificación reposados en

análisis sistémicos, razonamientos disruptivos y semi

lleros con tanques de pensamiento que nos alejen de

los dogmas o paradigmas, en el tema energético este

es un reto con carácter de urgencia.

1.1 Alcances del estudio

El alcance de este estudio es un ejercicio de investiga

ción teórica que utiliza resultados de investigaciones y

lecciones derivadas de tres enfoques prospectivos. El

primero aplica prospectiva tecnológica (sensu UNIDO,

2005) para identificar tecnologías emergentes que

probablemente generarán mayores beneficios econó

micos y sociales para el país. Para aportar en la cons

trucción de las visiones de la ciencia y la tecnología y

su papel en la competitividad y el desarrollo de Costa

Rica, se incluye los resultados de la prospectiva es

tratégica (Medina & Ortegón, 2006) y finalmente para

priorizar aquellas acciones institucionales del país, se

utilizarán las recomendaciones sobre prospectiva de

las políticas públicas desarrollada por Jiménez (2009).

Cuadro 1: Resumen de enfoques sobre prospectiva.

País Enfoque Instituciones en vanguardia
Estados Unidos Desarrollo tecnológico e innovación de la agenda pública Tanques de pensamiento, universidades y centros de investigación
Francia Desarrollo territorial Empresas públicas, agencias gubernamentales
Japón Desarrollo tecnológico Ministerio de Industria y Comercio Exterior
Países Escandinavos Desarrollo sostenible a escala local y regional Gobierno y ciudadanos organizados
Australia Educación Centros de Estudio
India Reflexión sobre el desarrollo Universidades
América Latina Construcción de futuros Agencias y Ministerios de Planificación
Costa Rica Desarrollo sostenible, energías renovables, sociedades descarbonizadas Agenda pública, universidades, ministerios de planificación y de ambiente

Fuente: Modificado de Medina & Ortegón (2006)

2. Antecedentes: Sinopsis

histórica de la institucionalidad

en la construcción del futuro

energético.

Como punto de partida, en Costa Rica la planificación

de largo plazo y los análisis de la realidad nacional, se

gún la ley No. 5525 de Planificación Nacional, le corres

ponden al Ministerio de Planificación Nacional y Política

Económica (MIDEPLAN). Recientemente, este ministe

rio concluye que en los últimos años el país demanda,

con mayor frecuencia, la definición de horizontes de

desarrollo nacional basados en el largo plazo (MIDE

PLAN 2013, 2014). Escapar a la cotidiana gestión gu

bernamental, donde los resultados son exigidos con

inmediatez, es a juicio de esta institución, lo que im

pide percibir el progreso del país hacia objetivos de

desarrollo que, aunque urgentes no pueden aspirar a

una completa concreción de corta duración, el tema

energético no es la excepción. Siguiendo esa lógica,

la visión energética de largo plazo, así como cualquier

campo de la planificación, es necesaria para que nues

tras decisiones actuales nos permitan avanzar con me

nos incertidumbre y siguiendo propuestas robustas de

desarrollo.

Bajo esta premisa, un hecho histórico significativo

ocurrió en 1974, cuando la antigua Oficina de Planifi

cación Nacional (OFIPLAN) convocó a diferentes sec

tores a discutir sobre el futuro del país, incluyendo la

matriz energética. Los resultados fueron expuestos

en la obra Costa Rica 2000 (MIDEPLAN, 2013 y 2014).

Unos años después, en la Administración 2006-2010

y con el apoyo del PNUD, se desarrolló el Proyecto Bi

centenario, un ejercicio de identificación de objetivos,

metas e indicadores a los que el país podría aproxi

marse en ocasión del segundo centenario de vida in

dependiente. Le siguió la iniciativa Visión de Largo Pla

zo, desarrollada por MIDEPLAN en el 2011 con el apoyo

de la CEPAL, que arrancó de un proceso de consulta

pública para identificar áreas de prioridad nacional (MI

DEPLAN, 2013). La Auditoría Ciudadana de la Calidad

de la Democracia, del Proyecto Estado de la Nación,

el informe del Proyecto Costa Rica Siglo XXI, dedica

do al campo de la ciencia y la tecnología, el Acuerdo

para una Sociedad Inclusiva y Solidaria (CRISOL) de un

grupo de intelectuales y activistas, el informe Desafíos de la Democracia convocada por el PNUD y FLACSO

en 2006, recapitulan una serie de esfuerzos de pensa

miento prospectivo que convergen en la urgencia de

proporcionar una visión dinámica del país.

Sobre los avances de estas iniciativas, los resultados

demuestran que el pensamiento prospectivo es inci

piente, que existen una serie de cuellos de botella es

tructurales, de planificación y de gestión pública que

impiden la ejecución o puesta en marcha de solucio

nes a los grandes problemas nacionales, entre ellos el

energético. Hay desarticulación de acciones, impera el

cortoplacismo y falta de continuidad de los programas

y proyectos que ejecutan diferentes instituciones. En

general hay un desperdicio de recursos, un lujo que un

país pequeño como Costa Rica no se puede permitir.

Ante este escenario, el análisis a largo plazo adquiere

un papel fundamental en el proceso de planificación.

Planificar a largo plazo no significa dejar de lado las

acciones y los planes actuales del Gobierno, sino com

plementar, articular, concertar y dar sostenibilidad a las

soluciones duraderas de los grandes temas y retos del

país, que trascienden los períodos de gobierno. La in

clusión de la visión energética implica trazar una ruta

para Costa Rica, es un ejercicio necesario si se desea

mejorar el nivel de desarrollo y avanzar en la consoli

dación de una agenda para las políticas públicas en los

años venideros, lo que será posible en la medida en

que se cambie el paradigma actual del cortoplacismo

como referente principal de los gobiernos. Parece que

seguimos gobernando para administrar crisis y recur

sos escasos, atender necesidades básicas insatisfe

chas y resolver problemas urgentes. Pensar en pros

pectiva requiere alternativas importantes en la gestión

estratégica del Estado, nuevos liderazgos capaces de

interpretar las transformaciones globales en curso y el

cambio de la cultura política cortoplacista que ha im

perado en nuestro país.

3. Sobre la energía en Costa Rica:

Acciones del pasado consolidan

el presente y afirman el futuro.

Lo que Costa Rica está percibiendo actualmente en el

campo energético, según Godet (2007), es el resulta

do de una serie de acciones del pasado que desenca

denaron cambios técnicos, económicos, políticos, sociales y ambientales en la dinámica y direccionamiento

del país. El liderazgo que esta pequeña nación centro

americana ha logrado, es un ejemplo de la visión de

prospectiva que iniciaron un grupo de pioneros desde

finales del siglo XIX. Documentado en el libro “Un siglo

de actividad eléctrica” el cronista narra la historia del

Ing. Manuel Víctor Dengo y el señor Luis Batres, dos

hombres que fundaron la primera Compañía Eléctrica

de Costa Rica, ya de por si un hecho inusitado para

la región centroamericana (Fernández, 2000). Ambos

emprendieron y ejecutaron el primer proyecto de

electrificación del país, a solo dos años después de

que lo hiciera la ciudad de Nueva York. Aunque solo

fueron iluminados algunos cuadrantes del centro de

San José, lo relevante y significativo fue el impulso

energético del cual gozamos hoy y que arrancó la re

volución energética más importante que experimentó

esta nación desde finales del siglo XIX hasta la fun

dación de la Segunda República en 1948 (Fernández,

2000).

Poco tiempo después, en 1949, se fundó el Instituto

Costarricense de Electricidad (ICE), institución insigne

en la construcción de la soberanía energética que ac

tualmente disfrutamos. Dicha ordenanza constitutiva,

visionaria, oportuna, encomendó al ICE el aprovecha

miento de las fuerzas hídricas para la generación de

energía hidroeléctrica como ruta del fortalecimiento

de la economía nacional y la promoción del bienes

tar de sus habitantes (Amador, 2002). Adicionalmen

te, con el ICE se inició la planificación, construcción y

puesta en marcha de importantes obras de generación

utilizando geotermia, el viento, el sol, la biomasa y las

plantas térmicas de respaldo. Desde que se encendie

ron esas primeras 25 luminarias, ya hace 132 años, la

sociedad costarricense goza de un modelo energético

afirmado en la sostenibilidad, solidaridad, acceso igua

litario y con visión de futuro (Amador & Fallas 1993).

3.1 Sistema Eléctrico de Costa Rica

El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) está conformado

por la Generación, Transmisión y Distribución y orga

nizado en torno al Instituto Costarricense de Electrici

dad, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL, S.A.),

la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH,

S.A.), la Junta Administrativa del Servicio Eléctrico de

Cartago (JASEC, S.A.), las Cooperativas de Electrifica

ción Rural (COOPEGUANACASTE, R.L., COOPELESCA, R.L., COOPESANTOS, R.L. y COOPEALFARO, R.L.) y los

generadores privados (Jiménez, 2013). De acuerdo con

Jiménez (2009, 2010), todos están interconectados y

operados por el Centro Nacional de Control de Energía

del ICE, institución que funge como un administrador

y planificador de las necesidades del sistema eléctrico,

siendo además un comprador único y dueño de las

líneas de transmisión eléctrica. Tal modelo de electrici

dad, según Ventura (2012), está basado en el principio

de un monopolio estatal y regulado por la Ley 7593 del

09 de agosto de 1996. Actualmente es un monopsonio

donde el ICE produce y compra energía eléctrica para

venderla o usarla en el segmento de distribución de

forma directa o bien mediante empresas distribuidoras

o cooperativas de electrificación rural, cada una de los

cuales tiene una zona geográfica asignada, correspon

diéndole al ICE las regiones no concesionadas (Jiménez,

2012). Las tarifas son definidas por la Autoridad Regu

ladora de Servicios Públicos (ARESEP) con base en el

principio de servicio al costo.

Sobre la rectoría, el sector energía es competencia del

Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), y el encar

gado de elaborar el Plan Nacional de Energía (PNE) que

orienta las acciones de largo plazo, así como la expan

sión de la generación, transmisión y distribución eléc

trica. En el segmento de producción de electricidad

es donde se da mayor participación de actores, el ICE

es dominante y antes de las leyes 7200 (Generación

Eléctrica Autónoma o Paralela, 1990) y 7508 (1995),

no había limitación para que empresas de diverso tipo

pudieran participar, estas leyes restringieron y estable

cieron estímulos a la generación privada.

Respecto al Sistema de Transmisión, este se extien

de desde Peñas Blancas (frontera con Nicaragua) has

ta Paso Canoas (frontera con Panamá) y desde Puerto

Limón en el Caribe hasta Santa Cruz, en la Península de

Nicoya. Dispone de un total de 1 083 km de líneas de

transmisión de 230 kV y 727 km de 138 kV. La capaci

dad total de transformación de las 41 subestaciones del

sistema asciende a 7 606 MVA, con 2 633 MVA de ca

pacidad elevadora, 3 494 MVA de capacidad reductora,

1 399 MVA de auto transformación y 80 MVA en reac

tores. Desde 1996 el Sistema Nacional Interconectado

(SNI) abarca el 100% del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

3.2 Situación energética de Costa Rica

La Dirección Sectorial de Energía (DSE, 2016) y Herrera

(2016) coinciden que en el año 2015, el país registró

una oferta interna de energía primaria de 113 122 TJ, las

contribuciones más importantes provienen de la geo-térmica (48 654 TJ) con un 43%, seguida de la hidráulica

(31 542 TJ) la cual representa un 27,9%. La tendencia de

producción de energía primaria del país (Figura 1) tie

ne un incremento de 3,1% respecto al año anterior y un

crecimiento, de 2,06%, más acelerado que el promedio

registrado en los últimos 10 años.

Figura 1: Distribución de la producción de energía primaria por fuente en

Costa Rica. 2005-2015.

Tomado de Herrera (2016).

3.3 Consumo de energía

Datos de Herrera (2016) señalan que el consumo final

de energía en el año 2015 fue de 165 702 TJ, de los

cuales 27 198 TJ corresponden al aporte primario (16,4%)

y 138 504 TJ (83,6%) al secundario. El sector industrial

utilizó el 71,5% de la energía primaria durante el 2015. El

consumo registrado de energía sin transformar prove

niente de fuentes naturales 100% renovables disminuyó

un 1,9%, mientras que para la secundaria se registró un

crecimiento de 5,8% con respecto al año 2014 (Herre

ra, 2016). El balance energético de Costa Rica funda

mentalmente se centra en dos fuentes comerciales de

energía los hidrocarburos importados y electricidad

a partir de fuentes locales. Esta última basada en un

alto porcentaje en fuentes de energía renovable, con

una tendencia decreciente a expensas de una menor

generación termoeléctrica en los últimos años y nula

durante la mayor parte del 2016 (ICE, 2016 b y c).

Los hidrocarburos, principalmente diésel y gasolina, se

incrementan en el transporte vehicular. Esto hace que

la matriz energética siga siendo altamente dependien

te de los hidrocarburos y, por ende, vulnerable ante

las variaciones del precio del barril de petróleo en los

mercados internacionales. Se complementa el apartado

con la figura 2, que representa un diagrama Sankey so

bre el balance energético del transporte y electricidad

(DSE, 2015), en el se destacan los aspectos más rele

vantes tanto a nivel de sectores y actividades de la

cadena energética como de las diferentes fuentes de

energía primaria y secundaria.

Figura 2. Balance energético nacional de referencia, año 2010.

Fuente: Tomado de Dirección Sectorial de Energía, 2010

3.4. Matriz eléctrica

La matriz de generación eléctrica es la estructura de participación de las diferentes fuentes de energía en la

producción de electricidad. En el caso de Costa Rica, estas fuentes son tomadas en su mayoría de recursos na

turales renovables, que son transformados en electricidad mediante los diferentes tipos de centrales que operan

en el país (Herrera, 2016). En la figura 3 se resumen los componentes y participación de la generación eléctrica

del 2016.

Figura 3. Matriz eléctrica de Costa Rica.

Tomado de ICE 2016.

Uno de los logros del país más reconocidos a nivel mundial es el alto nivel de energía renovable utilizado para la

generación eléctrica que se ha mantenido a lo largo de su historia, como se puede observar en el Figura 4.

Figura 4. Tendencia de la participación de energía renovable.

Fuente: MINAE, 2015

De acuerdo con el ICE (2015a) el año pasado Costa Rica cerró con 99% de generación eléctrica renovable. El co

municado señala que del 01 de enero al 17 de diciembre se acumularon 285 días con generación 100% sin hidrocar

buros. La energía hidráulica aportó 75% de la electricidad, sumada a la geotermia, superaron 88% de la producción

con fuentes limpias y firmes. El viento, la biomasa y el sol representaron 11% de energías limpias variables. En la

figura 5 se resume la generación eléctrica por consumo nacional en 2015. En lo que respecta a 2016, el país lleva

150 días con electricidad 100% renovable, el comunicado de prensa emitido el 02 de setiembre (ICE, 2016c) indica

que el 16 de junio fue el último día en que necesario encender una planta térmica para respaldo.

Figura 5. Generación eléctrica por consumo nacional, 2015

Fuente. Tomado de ICE, 2016a.

Para mantener este modelo altamente renovable, Costa Rica cuenta con gran cantidad de recursos naturales

energéticos, como se ilustra en el Cuadro 2. La energía solar es teóricamente el recurso doméstico con mayor

potencial de aprovechamiento, su potencial teórico de 576 747 MW, seguido de la energía hidroeléctrica con 7

871 MW y, en menor proporción, la energía biomásica y geotérmica.

Cuadro 2. Potencial de recursos energéticos comerciales.

Fuente Potencial teórico técnico (MW) Potencial proyectos identificados (incluye instalado) (MW) Capacidad Instalada (MW) % (Instalado/ teórico-técnico) % (Instalado/ Identificado)
Hidroeléctrico 7 871 5689,5 1 768 22,4 31,0
Eólico terrestre 2400 894 144 6,0 16,1
Geotérmico 865 360 195 22,5 54,1
Biomasa 635 122 38 5,98 31,14
Solar 576 747 126 12,69 0,0022 10,0
Marino 2 032,7 0 0 0 0

Tomado de ICE, 2016.

4.Prospectiva energética: breve

escenario mundial

La prospectiva energética consiste en la determinación

y análisis de escenarios probables para un determinado

sistema energético (Rojas, 2016). Es una herramienta

que ayuda a identificar tendencias y necesidades fu

turas y lo inminente de la transformación del sistema

energético mundial hacia clústeres diversos, eficientes,

resilientes y de bajo costo (Mesa, 2010). La ciencia de

la prospectiva energética está en los balances y flujos

de energía, en ese contexto, Somoza & Álvarez (2005)

señalan que el 80% de la energía primaria que se utiliza

en el mundo fluye con la quema de carbón, petróleo y

gas natural, combustibles fósiles.

Nadie discute la insostenibilidad de un sistema ener

gético con base fósil, pero hay peso de evidencia

científica de que el mundo evoluciona hacia un nuevo

paradigma económico y que ofrecerá oportunidades

extraordinarias para aprovechar las fuentes de ener

gía renovables a costos casi marginales de cero. Los

promotores del cambio serán las nuevas generaciones,

el internet y un nuevo sistema de energía distribuida

captada del sol, el viento, la tierra y el agua (Riffkin,

2011). La revolución industrial impulsada por el petróleo, y otros combustibles fósiles, está llegando a su final

(Roberts, 2004). El sector energético se enfrenta a

un cambio de rumbo entre las formas de producción

energética tradicional y las alternativas renovables que,

además, permiten una mayor participación de la ciu

dadanía. Sin embargo la lucha se mantiene, el agota

miento de los combustibles fósiles baratos ha hecho

que la industria petroquímica mundial se embarque en

perpetuar la dependencia de los hidrocarburos y seguir

fomentando una in-cultura de despilfarro energético

(Roberts, 2004).

5. Prospectiva energética en

Costa Rica: una aproximación

Cada desafío que enfrenta Costa Rica (sobre desarro

llo sostenible, climático, económico) es en esencia un

desafío energético. El país se mueve gracias a la ener

gía y aunque se cuenta con una matriz eléctrica casi

100% renovable, en el sector transporte se depende de

energía primaria (70%) derivada de hidrocarburos. Sin

duda, se requiere de una verdadera economía nacional

descarbonizada, resiliente y baja en emisiones. Ante

este panorama, es ineludible la planificación y cons

trucción de un modelo de desarrollo nacional con vi

sión de prospectiva que responda a las aspiraciones de una sociedad energéticamente eficiente. Aunque se

han dado pasos incipientes en el diseño y planificación

estratégica de un modelo país eco-competitivo, que

cuenta con una norma nacional y un mercado domés

tico de carbono. A ocho años de la declaratoria de la

carbono neutralidad se fue lo seductor de convertir al

país en carbono neutro, los tiempos de efervescencia

y la agitación internacional, que generó la iniciativa, se

esfumaron (Rojas, 2016). Por lo tanto, el abastecimiento

y uso sostenible de la energía constituyen no solo un

elemento estratégico para el desarrollo país, sino tam

bién implicaciones ambientales, sociales y económicas.

El suministro energético constituye un elemento fun

damental para el funcionamiento del país, por lo tanto,

el uso de herramientas de prospectiva energética faci

litará la evaluación y modelación de diferentes escena

rios de precios, tendencias tecnológicas, de amenazas

y del efecto del ingreso o no de nuevos proyectos

para satisfacer la demanda de energía. En concordan

cia con lo que señala Mesa et al., (2010), es imperativo

anticiparse en la toma de decisiones correctas sobre

los recursos energéticos de Costa Rica. La compleji

dad creciente que está adquiriendo el sector impone la

necesidad de adoptar un enfoque sistémico que con

temple las fuentes, los usuarios, los costos, los impac

tos y las regulaciones.

Es urgente considerar la proyección de largo plazo,

de anticipar transformaciones estructurales, políticas,

económicas y ambientales que demanda la sociedad

costarricense en temas energéticos. Por lo tanto, el

ejercicio de la prospectiva requiere abandonar los ca

talejos del corto plazo. El futuro al que se aspira será

posible solo si se deja de ver el árbol, se mira hacia el

bosque y se anticipa en la construcción del país que se

desea en los próximos 50 o 100 años. Es necesario de

rribar el convencionalismo y la hegemonía del petróleo

y migrar hacia un nuevo ecosistema que fluya con el

aporte de energías renovables no convencionales (del

sol, del mar y/o bioenergías).

¿Está Costa Rica preparada para el salto prospectivo?

Se han hecho algunos intentos por anticipar el futuro,

sin embargo aún falta. Para ese salto, no son suficien

tes las aspiraciones (como el proyecto Costa Rica siglo

XXI), los informes (Estado de La Nación) o los planes

(Plan Nacional de Desarrollo, Plan Nacional de Energía).

Se requiere mucho más, es necesario desarrollar escenarios de prognosis y predicción científica sobre

el uso de los recursos energéticos. Será fundamental

saber para dónde se va, tener claro cuál es la visión

país y la imagen energética objetivo de las próximas

décadas. Dicha hoja de ruta necesita financiamiento,

precisa el apoyo de las instituciones del Gobierno, de

las universidades e institutos de investigación para

consolidar un portafolio de energías renovables con

vencionales y emergentes. Urge invertir en autonomía,

eficiencia y gobernanza energética, en redes inteligen

tes y en robustecer iniciativas de innovación y tecno

logías de punta. Se debe generalizar el uso de autos

y trenes eléctricos y en general la electrificación del

transporte. Es inminente el crecimiento exponencial del

uso de internet de las cosas, el incremento de siste

mas de generación distribuida, de la autogeneración y

con ellos la revolución de los prosumers como agentes

del cambio capaces de generar contenido, opiniones y

exigencias para un futuro energético sostenible.

En prospectiva, Costa Rica experimentará una profunda

transformación económica, social, demográfica, tec

nológica y ecológica. Por lo tanto, la planificación ener

gética de largo plazo no es una opción, es una obli

gación, es un desafío complejo que requiere diálogo

y acuerdos que trasciendan, incluso, los períodos de

Gobierno. No es una tarea sencilla, pero el costo de no

hacerlo alejaría el país de toda aspiración de avanzar

con sustentabilidad. Sin prospectiva, ineludiblemente,

el país quedará anclado y a merced de los dogmas

y paradigmas del cortoplacismo (Rojas, 2016). En los

siguientes apartados se presentan los instrumentos de

política más importantes con las que cuenta el país

para avanzar en prospectiva energética.

6. Plan Nacional de Desarrollo

2015-2018: visión de corto plazo

Es mandatorio hacer referencia del Plan Nacional de De

sarrollo (PND) 2015-2018, ya que marca el derrotero del

actual gobierno, del país y por lo tanto del sector ener

gético. Por su contenido e implicaciones resulta cita

obligatoria y condición ineludible para la correcta for

mulación de planes, programas y proyectos en la fun

ción de avanzar en las aspiraciones de una Costa Rica

energéticamente sostenible, resiliente e integralmente

desarrollada. El plan contempla una serie de pilares estratégicos, prioridades y objetivos indispensables, así

como una hoja de ruta sobre la gestión pública para

una sociedad cimentada en la equidad, el conocimien

to, la innovación, la competitividad, la transparencia y

el desarrollo energético renovable y limpio (PND, 2015).

La formulación del PND 2015-2018 enruta la visión de

desarrollo de corto plazo. Este referente de la realidad,

acompañado por orientaciones políticas emanadas

del Programa de Gobierno, es una base para las pro

puestas programáticas y la definición de la estrategia

establecida en el PND (MIDEPLAN, 2014). El análisis de

la realidad nacional científica, tecnología y de las tele

comunicaciones evidencia que además de los bajos

montos presupuestarios asignados, existen grandes

desafíos. La planificación prospectiva coadyuva en

esta tarea, ya que permite fortalecer la toma de de

cisiones públicas y fortalecer la gestión institucional.

La visión prospectiva sitúa el horizonte, más allá del

período de gobierno y establece una perspectiva de

análisis y de acción más estratégica, de mayor tem

poralidad, donde el tiempo de gobierno se convierte

en una fase necesaria y sustantiva, pero cuyo impacto

dependerá de prolongar resultados en el tiempo. Este

PND 2015-2018, intenso en planteamientos y acciones,

alcanza para una mirada de corto aliento.

7. VII Plan nacional de energía:

¿Cómo se visualiza Costa Rica en

el 2030?

El VII Plan Nacional de Energía 2015-2030 (PNE) pro

pone una mirada energética para las próximas décadas.

Está organizado en pos de un desarrollo energético

sostenible y bajo en emisiones. Sigue las orientacio

nes del Plan Nacional de Desarrollo 2015-2018 en dos

objetivos sectoriales: Objetivo sectorial 2: “Fomentar

las acciones frente al cambio climático global, median

te la participación ciudadana, el cambio tecnológico,

procesos de innovación, investigación y conocimien

to para garantizar el bienestar, la seguridad humana y

la competitividad del país” y el Objetivo sectorial 3:

“Suplir la demanda de energía del país mediante una

matriz energética que asegure el suministro óptimo y

continuo de electricidad y combustible promoviendo

el uso eficiente de energía para mantener y mejorar la

competitividad del país” (PND, 2015).

El PNE considera de manera unificada los sectores de

energía y transporte. Para el sector electricidad, las

principales orientaciones son:

Introducir cambios en el Sistema Eléctrico Nacio

nal para elevar la eficiencia energética, el ahorro y

lograr un mejor manejo de la demanda eléctrica.

electricidad y elevar la eficiencia de la gestión de

las entidades públicas del sector electricidad.

Relacionadas con el sector de transporte, la política

energética incorpora las siguientes orientaciones:

Promover sistemas eficientes de transporte co

lectivo que sean ambientalmente más limpios y

mitiguen los efectos del calentamiento global.

Promover el uso de combustibles alternativos en

el sistema de transporte para disminuir la depen

dencia de los hidrocarburos y la emisión de gases

contaminantes.

Mejorar las normas para la importación de vehícu

los nuevos y usados para estimular el rendimiento

energético y la reducción de la contaminación.

El PNE 2015-2030 se sustenta en una visión compren

siva e integrada de las dimensiones que impactan la

realidad energética nacional. El plan aspira a enfrentar

los retos más apremiantes en materia energética que

enfrenta actualmente el país y a provocar transforma

ciones profundas en los procesos de producción, dis

tribución y consumo de energía. Importante enfatizar

que este plan lanza el desafío de dar un salto cualita

tivo hacia un horizonte con predominancia de un bajo

nivel de emisiones en la economía nacional, el desarro

llo de procesos de generación y uso de energía más

respetuosos de los límites del entorno natural, la cons

trucción de una matriz energética capaz de sostener la

competitividad de las industrias nacionales y una ma

yor contribución del sector de energía a la calidad de

vida de la población.

Desde la visión de prospectiva, el nuevo PNE aspira a

que el país consiga:

Un nivel cualitativamente superior de eficiencia

energética, tanto en lo que respecta al consumo

de energía como a su generación, transmisión y

distribución.

Una economía nacional con un nivel de emisiones

de gases de efecto invernadero significativa

mente menor al actual, debido a la reducción de

la dependencia de los hidrocarburos para generar

electricidad

Aumento de la eficiencia energética de los vehí

culos movidos por hidrocarburos, así como la in

corporación de vehículos eléctricos e híbridos en

la flota vehicular

Una sociedad costarricense con mayor capacidad

para evitar y mitigar los impactos ambientales de

los procesos relacionados con los servicios de

electricidad y transporte.

Una matriz eléctrica nacional capaz de satisfacer

de manera sostenida el aumento en el tiempo de la

demanda de energía.

Un sector de electricidad en condiciones de apro

vechar y adaptar los cambios tecnológicos mun

diales para mantener y aumentar la participación

de las fuentes de energía renovables en la matriz

eléctrica nacional

tiva de los tiempos de transporte de personas y

mercancías, costos unitarios de transporte público

y privado y el aumento en la calidad de vida de

rivado de la mejora sustancial de los procesos de

transporte.

8. Plan de expansión eléctrica

2014-2035: Una hoja de ruta

fundamental

El Plan de Expansión de la Generación (ICE, 2014) es

el marco de referencia para los propósitos de planea

miento, de mediano y largo plazo, del sector eléctrico

del país (ICE, 2014). El PEG 2014-2035 esquematiza las

estrategias de desarrollo eléctrico, las posibilidades

tecnológicas y las necesidades de recursos en el futu

ro. Unifica a todos los participantes en el sector elec

tricidad, en temas tan amplios como determinación de

inversiones, fijación de tarifas y estudios de mercado

(ICE, 2014). Según se indica en ICE (2014), el PEG se

alinea con las políticas nacionales sobre energía en los

siguientes seis aspectos: Ambiente y Desarrollo, De

pendencia del Petróleo, Fuentes Renovables, Mercado

Eléctrico Regional, Inversiones en Generación y Costos

de la Energía.

El plan es un instrumento basado en prospectiva ener

gética, una apuesta de oferta eléctrica de las próximas

décadas. Cumple con una serie de criterios estadís

ticos, económicos y ambientales, dentro del marco

de las políticas nacionales e institucionales en materia

energética. Cubre el horizonte de planeamiento 2014–

2035, dentro del cual se diferencian tres períodos. El

primero es sobre obras en construcción y abarca hasta

el año 2017, ahí sobresale el proyecto hidroeléctrico

Reventazón de 305 MW, que entró en operación este

año. El período intermedio va del 2018 al 2025 y un

período de referencia que llega hasta el 2035 y cuyo

propósito es servir como guía sobre las necesidades

futuras de recursos energéticos (ICE, 2014).

Dentro de las novedades de Plan de Expansión reco

mendado resaltan la introducción del gas natural en

el 2025, para ser utilizado en ciclos combinados de

alta eficiencia. Adicionalmente, en el corto plazo (2019)

aparece la ejecución del proyecto geotérmico Pailas

II, de 55 MW, y la adición de nueva capacidad reno

vable del orden de 50 MW en el 2018. Es importante

destacar la nueva capacidad térmica en el 2021, para

minimizar el costo total de inversión y operación del

sistema. La capacidad térmica es necesaria para reducir

el costo de la energía, y para servir de primer paso para

la introducción del gas natural. Si el país decide avanzar

con el gas natural, estas plantas se usarán como base

para instalar un ciclo combinado y la infraestructura de

importación y almacenamiento del gas. Es importante

indicar que en todos los planes resalta el beneficio de

disponer de nueva capacidad geotérmica. Los tres pri

meros proyectos, Pailas II, Borinquen I y Borinquen II, se

encuentran fuera de parques nacionales y tienen estu

dios de factibilidad positivos. Posteriores desarrollos

requerirán estudios y en algunos casos, podrían no ser

ejecutables, por estar en zonas protegidas (ICE 2014).

9. Plan de electricidad

recomendado 2014-2035: Un

plan en prospectiva

En el cuadro 3 se presenta el plan de expansión re

comendado. Este corresponde al programa de obras para atender el escenario medio de demanda. El valor presente para el período 2014-2035 es $5 586 millones. El

crecimiento esperado de la capacidad instalada puede verse en la Figura 6. Hacia el final del período la capacidad

instalada alcanza los 6 124 MW, con una tasa de crecimiento anual del 4.0% entre el 2011 y el 2024. La generación

esperada del período 2014-2035, por fuente de energía, será 74% hidroeléctrica, 15% geotérmica y un 9% de fuen

tes eólicas, biomásicas y solares (Figura 7). El térmico, usado solo como complemento de las renovables, cubrirá

el 2% de la generación total (ICE, 2014).

Cuadro 3. Plan de Expansión Recomendado

Fuente: Tomado de ICE, 2014.

.

Fuente: Tomado de ICE, 2014.

Fuente: Tomado de ICE, 2014

10 Prospectiva y Transporte.

De acuerdo con Herrera (2016), para el año 2015 el parque vehicular del país ascendió a 1 255 360 unidades, de

las cuáles un 62,8% son vehículos particulares, las motocicletas y la carga liviana (17,4 y 13,5% respectivamente).

La flota ha crecido a una tasa promedio sostenida cercana al 7% (Figura 8), pero en los últimos 10 años las

motocicletas han aumentado a un porcentaje mayor (10%). La tasa de vehículos por cada 1 000 habitantes pasó

de 204 en 2011 a 262 en 2015.

En correspondencia con Koepff (2015), Costa Rica ne

cesita una nueva perspectiva de transporte público de

largo plazo. A pesar de la importancia que reviste para

la sociedad costarricense, la red de transporte público

no cumple con las necesidades de una ciudad que se

enfrenta al siglo XXI. El mal funcionamiento del trans

porte público, especialmente en la Gran Área Metropo

litana (GAM) y ciudades satelitales, genera una serie de

perjuicios para la salud pública, el turismo, el medioam

biente y también para el sector empresarial del país.

Las señales que aparecen sobre la planificación futura

del transporte, ensanchan la brecha que existe entre

las aspiraciones que tiene el país por liderar el desarro

llo y la sostenibilidad. Hay problemas serios debidos

a la burocracia, tramitología, financiamiento y decisio

nes políticas. Tal coctel de indecisiones ha paralizado

la visión de prospectiva que debe ejercer uno de los

ministerios más importante de la República.

Sin visión de planificación futura no es posible em

prender propuestas con el potencial de aliviar la si

tuación y hacer el sistema más eficiente. Sin rumbo,

están paralizadas iniciativas novedosas tales como la

electrificación del transporte masivo, la sectorización,

la reorganización de las paradas y la construcción de

un tren eléctrico. No contar con un buen sistema de

transporte público moderno, dinámico y eficiente, nos

empobrece, nos endeuda, perjudica el interés público,

bloquea una serie de beneficios turísticos, detiene el

crecimiento económico y aumenta los problemas en

la salud pública.

El sector transporte, por definición, está asociado con

un consumo intensivo de energía que es de naturale

za creciente y singularmente perjudicial para el medio

ambiente, debido al incremento de las emisiones de

gases de efecto invernadero, humo y ruido. Un servi

cio público con estas características, no sólo perjudica

la calidad de vida de quienes lo utilizan a diario, sino

que invita a las personas –que tienen opción– a buscar

en su vehículo particular el transporte cotidiano (Gon

zález, 2013 y Koepff, 2015).

Las políticas públicas en transporte emanan obra gris,

infraestructura y redes de conectividades. En un se

gundo plano está el imperativo de atender el mayor

desafío energético del país, reducir la factura petrolera,

las emisiones y las externalidades asociadas al uso in

discriminado de vehículos particulares. Este sector via

ja en dirección contraria a las pretensiones y objetivos

de desarrollo sostenible que ha marcado y caracteriza

do el rumbo del país. Como lo indica Abarca (2014) el

actual modelo es energéticamente “insostenible” y su

evolución está sujeta a trasformaciones estructurales

y de funcionamiento. El país no podrá desprenderse

del uso de hidrocarburos, por las necesidades del sec

tor transporte, en al menos tres décadas, por lo que la

clave es mejorar la calidad de los combustibles (Semi

nario Universidad, Octubre 2015).

Figura 9. Número de leyes por sub período según tipo de fuente

Fuente: Tomado de Betrano, 2015.

El marco normativo es la tercera tendencia, su conteni

do y evolución parecen limitar las aspiraciones país en

cuanto a incursionar en fuentes renovables emergen

tes. De un reciente estudio, presentado por Betrano

(2016), sobre 117 leyes en materia de energía aprobadas

entre 1950 y 2014, concluye que es recurrente la habi

litación legal por el uso de hidrocarburos e hidroelec

tricidad, y es menos prolijo en la promoción de otras

fuentes renovables, como la solar, eólica o biomasa

(Figura 9). El marco normativo crea un cuello de botella

que, combinado con los patrones de comportamiento

de la población, refuerzan al sector transporte como el

gran consumidor de combustibles.

Es claro que se han hecho esfuerzos por modificar el

sistema de transporte hacia uno más eficiente, soste

nible y bajo en emisiones. Sin embargo es necesario

incluir la prospectiva en el proceso de planificación

del transporte. Es urgente acoplar el transporte con

la demanda de energía. Es imprescindible satisfacer

permanentemente las necesidades básicas de la so

ciedad en términos de movilidad y accesibilidad. Una

red de infraestructura de transporte, individual y co

lectivo, correctamente planificada, es un prerrequisito

para cualquier sociedad que pretenda ahorrar energía

y garantizar el acceso a las actividades económicas y

servicios a nivel mundial.

En concordancia con el Foro Económico Mundial (2011),

la planificación futura del transporte reducirá el con

sumo de energía, bajará las emisiones de gases de

efecto invernadero y permitirá a los usuarios cumplir

en forma segura y a tiempo sus actividades. Planificar

el futuro de los sistemas de transporte es una condi

ción imperativa en el cometido de disminuir la factura

petrolera de nuestra matriz. Bajo esa premisa, el ejer

cicio de prospectiva contribuye con instrumentos de

análisis y estudios inter/multi-disciplinarios orientados

a pronosticar el comportamiento, a largo plazo, del

transporte de personas y bienes, con el fin de identifi

car aquellas opciones capaces de generar los mayores

beneficios económicos y sociales en un entorno ener

géticamente eficiente.

Allen (2011) señala que la prospectiva para el sector

transporte debe partir de un proceso de reflexión y

análisis de múltiples criterios. Destaca que la eficiencia

no es solo obra gris, sino de la energía que se requiere

para transitar eficientemente por buenas carreteras, en ahorrar tiempo y en crear condiciones de calidad de

vida de los actuales y futuros usuarios. Tal progno

sis lanza el desafío de que el sistema de transporte

futuro diversifique las opciones de movilización me

diante nuevos puentes, carreteras, túneles, puertos,

estaciones de ferrocarril y pistas de aeropuerto que

acorten distancias, tiempos y energía (Allen, 2011). Bajo

el marco prospectivo debe estimularse el transporte

colectivo (bicicleta y a pie), evitar el automóvil, el taxi

y la motocicleta.

El Plan Nacional de Transportes de Costa Rica 2011

2035 del MOPT, es un buen intento de planificar, a cor

to, medio y largo plazo, el desarrollo de infraestructura

vial. Es un avance hacia la modernización y adecuación

de las redes de transporte con las necesidades actua

les y futuras del país (MOPT, 2011). La política se ha

enfocado en invertir la mayor cantidad de dinero en

carreteras y vehículos. Sin embargo, es omiso de los

temas energéticos y ambientales. El plan no considera

factores relacionados con la quema de combustibles

fósiles, eficiencia energética o emisiones de gases de

efecto invernadero. Le falta acoplamiento con la reali

dad nacional respecto a la sostenibilidad ambiental. Por

lo tanto, no alcanza las pretensiones de ser la hoja de

ruta que requiere Costa Rica en transporte y eficien

cia energética. De acuerdo con González (2013), los y

las costarricenses merecen un sistema de transporte

público moderno y eficiente, que mejore las condicio

nes de uso actuales. La discusión pública debe estar

centrada en propuestas concretas; porque Costa Rica

tiene ideas, pero carece de compromisos y decisiones

políticas para mejorar el sistema de transporte público.

La prospectiva de modernización del transporte públi

co busca alternativas de movilidad, convenientes, có

modas y accesibles. Planificar el futuro del sistema de

transporte de personas, bienes y servicios proporcio

nará una variedad de beneficios, reducirá los impactos

ambientales, la congestión vehicular, la contaminación

sónica, el consumo de hidrocarburos y aprovechará

mejor la red vial existente (Mezger, 2016). Pensar en

prospectiva no es una opción es una obligación, el au

mento del parque automotor y el caos vial diario se

mueve en dirección contraria de la independencia del

petróleo, de la des-carbonización y de la meta país de

llegar a la carbono neutralidad. Es mandatorio moder

nizar e innovar el sistema de transporte en Costa Rica.

Es necesario implementar la sectorización y las rutas troncales para facilitar el traslado rápido en autobuses,

ejecutar la integración de los modos de transporte, las

tarifas unificadas y el cobro electrónico (Abarca, 2014).

10.1 Acciones de prospectiva para el transporte

público

Existen alternativas para mejorar el transporte en

Costa Rica. A continuación se resumen algunas inicia

tivas:

  1. Transporte eléctrico de personas (buses eléctricos)
  2. Electro-movilidad individual (carros eléctricos)
    1. Tren interurbano, metros, tranvías y trolebuses
    2. que conecten la Gran Área Metropolitana (GAM)
    1. Programa de Adquisición de Vehículos Eficientes
    2. (PAVE)
  3. Ciclo-vías que atraviesen la GAM.
    1. Incentivos como el impuesto selectivo de consu
    2. mo a los vehículos híbridos y eléctricos.
  4. Masificación de la infraestructura de operación,

mantenimiento y recarga de vehículos 100 % eléc

tricos.

  1. Sectorización e integración de rutas en la GAM
  2. Mejoramiento de la calidad de los combustibles
  3. Actualización de la legislación para favorecer el

uso de las mejores tecnologías automotrices. Por

ejemplo la “Ley de Incentivos y Promoción para el

Transporte Eléctrico, No. 19744.

    1. Mejoramiento de la infraestructura de transporte y
    2. almacenamiento de combustibles del país.
    1. Regulaciones estrictas, principalmente para la im
    2. portación de vehículos usados.
  1. Mejorar la gestión de las instituciones e implemen

tar un modelo tarifario que sustente las inversiones

empresariales.

11. Prospectiva de las energías

renovables no convencionales

De acuerdo con Jara (2006) las energías renovables

no convencionales (ERNC) son un conjunto de fuen

tes energéticas que por razones económicas, dispo

nibilidad, limitaciones tecnológicas o por barreras de

ingreso no forman parte de las opciones que tradi

cionalmente son incorporadas a escala significativa

en los sistemas de generación. Son una oportunidad

para la diversificación de la matriz energética, ya que permitirán reducir las necesidades y dependencia de

desarrollo de las fuentes convencionales. Actualmente,

existen diferentes grados de utilización y de conoci

miento acerca de estas fuentes, por lo que se requiere

planificar de manera integral su desarrollo (PNE, 2015).

Según Rojas & Portilla (2016), las crecientes necesida

des energéticas globales y la gravedad de los efectos

ambientales, económicos y sociales derivados del fe

nómeno de mega-escala del calentamiento global, exi

gen promover e impulsar en forma significativa nuevas

fuentes de energía renovable y sostenible que asegu

ren el suministro energético del planeta, de la mano con

la conservación. En los albores del siglo XXI la sociedad

reconoce el problema del uso de los combustibles fó

siles, de su inminente agotamiento y de los impactos

ambientales asociados. Por esta razón son cada vez

más los esfuerzos que se suman para evitar, reducir,

mitigar o compensar tales afectaciones.

Tal como lo indica Jara (2003, 2006), los países desa

rrollados han comenzado a inclinarse por una agenda

energética que promueva y fomente la expansión de

las ERNC, como uno de los pilares fundamentales, para

disminuir la dependencia energética de los combusti

bles fósiles y, a su vez, cumplir con sus cuotas de re

ducción de emisiones de gases de efecto invernadero

suscritas por la mayoría de naciones en el Protocolo

de Kioto y ratificadas en la COP21. Bajo el enfoque de

prospectiva, Cordeiro (2016) recomienda incentivar las

ERNC, su incorporación en la matriz energética acelera

el progreso y madurez tecnológica, canaliza la pre

ocupación general de la sociedad por los problemas

globales derivados por el uso de los hidrocarburos y

administra gradualmente la independencia energética.

Además y en concordancia con lo señalado por Jara

(2003 y 2006) las ERNC dinamizan encadenamientos

productivos, aumentan los beneficios económicos y

promueven nuevas oportunidades de empleo.

Rojas y Portilla (2016) señalan que el Instituto Costa

rricense de Electricidad (ICE) ha consolidado un plan

estratégico 2016-2035 una propuesta de planificación

visionaria de mediano y largo plazo. Su objetivo es

promover el estudio, investigación, innovación y apro

vechamiento de fuentes renovables no convencionales

para generación eléctrica, procurando su incorporación

escalonada al sistema eléctrico de Costa Rica, de modo

que contribuyan a la consolidación de la matriz elec

tro-energética nacional, a la sostenibilidad y a reforzar

las políticas nacionales contra el cambio climático.

En prospectiva, el plan estratégico constituye una reflexión sobre escenarios energéticos para los próximos

20 años. El plan operativo es un clúster de fuentes energéticas que refuerzan la voluntad y visión del país en

cuanto a fortalecer el actual modelo de desarrollo eléctrico, en su carácter solidario y sostenible, mejorándolo

y optimizándolo. El punto de partida son los potenciales que han sido identificados en las diversas fuentes no

convencionales (Cuadro 4). La energía solar, con 576 747 MW de potencial técnico, sin duda constituye por mu

cho el mayor recurso renovable disponible para Costa Rica. En segundo lugar la energía eólico-terrestre con 2

400 MW, incluso la energía marina (oleaje y corrientes) presenta un interesante potencial técnico de 2 032 MW

(Rojas & Portilla 2016).

Cuadro 4. Potenciales electro-energéticos de energías renovables no convencionales.
Fuente Potencial teórico bruto (MW) Potencial teórico técnico (MW)
Solar fotovoltaico 8 403 094 576 747
Eólico terrestre 1 226 400 2 400
Marino 2 111 2 032
Biomasa 15 643 635

Fuente: Tomado de Rojas & Portilla (2016).

Para las acciones de corto plazo hay un plan operativo 2016-2019 (Rojas & Portilla, 2016). Es una selección priori

zada de programas y proyectos que reúnen una serie de características para el impulso de este tipo de fuentes

de energía en el corto plazo. Actualmente el portafolio cuenta con 32 proyectos priorizados para ser ejecutados

entre el 2016 y el 2019. La calendarización considera el carácter estratégico, cierre de brechas, abundancia y

costos de energía. Rojas & Portilla (2016) concluyen que tanto el plan estratégico como el operativo resultan

instrumentos adecuados para la planificación, de mediano y largo plazo, de fuentes de energía renovable no

convencional de Costa Rica. Ambos constituyen mecanismos efectivos para ejecutar programas y proyectos

hacia la diversificación y consolidación de la actual matriz energética. El futuro electro-energético de Costa Rica

debe continuar siendo renovable. Los recursos con que contamos y las características de nuestra matriz actual

nos acerquen a las pretensiones de ser una sociedad energéticamente eficiente.

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