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Revista Centroamericana de Administración Pública (87) Julio / Diciembre 2024
venezolano también contradice la teoría de la trampa de la deuda. En 2019 a causa de la caída
en la producción de petróleo el gobierno venezolano no pudo cumplir con los envíos acordados,
como respuesta, los acreedores chinos pospusieron el pago del principal durante un periodo de
dos años, al tiempo que, continuaron comprando el petróleo venezolano, sin retener los ingresos
de la venta para el pago del crédito.
El caso de Sri Lanka, presentado como el tipo ideal de la trampa de la deuda, también da
cuenta de los límites del concepto (Singh, 2020). En 2017 el gobierno arrendó por 99 años una
participación mayoritaria en el puerto de Hambantota a la empresa China Merchants Port Holdings
(CMPort). Dicho puerto había sido financiado con crédito chino, y fue concesionado en medio
de una crisis de deuda, por lo cual, fue presentado por los medios de comunicación como un
ejemplo de la política expansionista china. No obstante, contrario a dicha narrativa, al momento
de realizar la concesión solo un 10% de la deuda externa se debía al capital chino, el grueso
de la deuda que generó el problema de insostenibilidad correspondía a capital de instituciones
financieras y bancos privados occidentales. Los ingresos obtenidos de la concesión no fueron
utilizados para pagar la deuda china, minoritaria en el conjunto de la deuda externa, sino, para
pagar los bonos soberanos internacionales.
Por otra parte, en materia de seguridad el gobierno de Sri Lanka mantiene el control sobre
el puerto. Aunque en este han desembarcado navíos militares chinos para abastecerse,
también naves militares de otros países han arribado con el mismo fin. Con respecto al modelo
concesionario, este tuvo la forma de una empresa conjunta (“joint venture”) en la cual el 70%
de las acciones corresponde a la empresa china y el 30% restante al gobierno, el cual tiene la
posibilidad de comprar un 20% adicional luego de los primeros 10 años de la concesión. No
obstante, Singh (2020) señala que, dentro del conjunto de inversiones chinas en el financiamiento
de puertos, este modelo concesionario es excepcional, no la regla. Bajo estas circunstancias,
el autor concluye que la teoría de la trampa de la deuda no logra explicar las características del
financiamiento chino.
Myers y Ray (2022) han llegado a conclusiones similares con respecto al concepto de “trampa
de la deuda”. En el contexto de la pandemia de COVID-19 las instituciones financieras chinas
acordaron reestructuraciones y suspensiones temporales de pagos en los Estados con mayores
dificultades para pagar la deuda, como en los casos de Ecuador y Venezuela. Para las autoras,
el capital chino no debe entenderse bajo el citado concepto, sino, como una forma de “patient
capital”, en los términos —referidos arriba— propuestos por Kaplan.
Finalmente, las condiciones contractuales del crédito chino han ocupado especial interés en la
literatura. Al igual que con la llamada “trampa de la deuda”, este tema permea los debates en la
esfera pública. Dentro de los estudios dedicados a este tema, el trabajo del equipo de investigación
de Gelpern et al. (2023) es destacable. Los autores analizan las prácticas de confidencialidad,
señoreaje y discrecionalidad presentes en los contratos para adquirir préstamos con instituciones
gubernamentales y bancos estatales chinos, fundamentalmente el Exim Bank y el BDC, a partir
de una muestra de 100 contratos acordados entre 2000 y 2017.
Estos fueron realizados con 24 países, ubicados principalmente en África y Latinoamérica,
aunque una parte correspondió a países asiáticos, de Europa del Este y de Oceanía. En total,
dichos préstamos suman 36.6 mil millones de dólares, equivalente a alrededor del 5% del total
del financiamiento chino durante el periodo. Para comparar las similitudes y diferencias entre
Revista Centroamericana de Administración Pública (87): 198 - 209 Julio / Diciembre 2024