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Innovación, políticas públicas y
procesos de transformación en la
Administración Pública.
Innovation, public policies and transformation
processes in Public Administration.
Manuel Aguilar Yuste1
Recibido: 21 de junio del 2024 / Aceptado: 10 de marzo del 2025 / DOI: 10.35485/rcap88_1
Como citar:
Aguilar, M. (2025). Innovación, políticas públicas y procesos de transformación en la Administración Pública. Revista
Centroamericana de Administración Pública, 88, 12 - 36. DOI: 10.35485/rcap88_1
Desde hace unas décadas la vorágine tecnológica, como los nuevos métodos de comunicación y
servicios, compiten en una carrera de tendencia creciente en todo el mundo. Los productos y su
eficiencia se desempeñan en el ámbito privado con exigencias y competitividades al que el sector
público no puede ser ajeno, por el contrario, la sociedad exige cada día más la eficacia y eficiencia de
la Administración Pública y la posibilidad del alcance de sus beneficios. Es la innovación pública una
tendencia creciente y necesaria para lograr la excelencia de las políticas públicas en la Administración en
los países de nuestro entorno, y en el ámbito latinoamericano. La ciudadanía y el contribuyente exigen
transparencia, eficiencia, servicios de calidad y políticas del Estado de Bienestar. Mejorar la calidad de
vida es la tendencia de los gobiernos democráticos, para que la sociedad, y con ella el individuo en acto
responsable y compartido, encuentre mayor bienestar, seguridad y libertad en el accionar cotidiano.
Para ello, estas innovaciones deben tener una mirada contenedora de todos los puntos de necesidad
de la sociedad, a cada uno lo que deba recibir, y por ende las políticas inclusivas tienen un alto proceso
innovador vinculadas a varias áreas, dando así transversalidad a la Administración Pública.
No solo la tecnología es innovación en la Administración Pública, son muchos y variados los
aspectos a tener en cuenta a la hora de innovar. La Administración Pública lidera y marca tendencia
desde sus propias innovaciones para un objetivo común como sociedad, con la posibilidad de un mayor
desarrollo social y económico para beneficio de todos y cada uno. La transparencia es la clave de una
exitosa y moralmente correcta administración en las instituciones públicas, para derribar la corrupción
1Universidad de Extremadura, Badajoz, España. Posee un Diplomado en Magisterio (Ed. Primaria), Licenciado en Antropología Social y Doctor en
Economía y Empresa. Universidad de Extremadura. España. Profesor del Área de Sociología de la Universidad de Extremadura (UEx) desde 2013 y
Profesor docente en el Programa de Doctorado en Gestión Pública y Ciencias Empresariales del ICAP. Autor de 5 libros y 29 artículos publicados en
revistas y libros internacionales. Experto en Consultoría Estratégica, Procesos de Descentralización, Responsabilidad Social, Gestión de Empresas y
Liderazgo. Email: maguilaryuste@gmail.com
Resumen
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y los procesos turbios que tanto daño y proyección de imagen negativa hicieron al funcionamiento de
las formas de administración en políticas públicas. Un gobierno que en sus distintas Administraciones
Públicas implemente laboratorios de innovación, podrán llevar a cabo la experimentación de técnicas
y procesos innovadores utilizando herramientas que faciliten los procesos de innovación dentro de los
distintos organismos de la propia Administración.
Con la finalidad de ahondar en este tema se ha realizado una exploración y revisión bibliográfica
en diversos repositorios científicos, académicos y técnicos, actividad metodológica que permitirá
la triangulación teórica entre la innovación, la integración territorial y la cooperación dentro de la
Administración Pública.
Palabras claves. ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, GOBIERNO, INNOVACIÓN, COOPERACIÓN
TERRITORIAL, PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN, MEJORA CONTINUA
For some decades now, the technological maelstrom, as well as new communication methods and
services, have been competing in a race of growing tendency all over the world. Products and their
efficiency perform in the private sphere with demands and competitiveness to which the public sector
cannot be alien, on the contrary, society increasingly demands the effectiveness and efficiency of the
Public Administration and the possibility of the scope of its benefits. Public innovation is a growing and
necessary trend to achieve excellence in public policies in the Administration in the countries around
us and in Latin America. Citizens and taxpayers demand transparency, efficiency, quality services and
Welfare State policies. Improving the quality of life is the trend of democratic governments, so that
society, and with it the individual in a responsible and shared act, finds greater welfare, security and
freedom in daily actions. For this, these innovations must have a containing look of all the points of need
of the society, to each one what they should receive, and therefore the inclusive policies have a high
innovative process linked to several areas, thus giving transversality to the Public Administration.
Not only technology is innovation in Public Administration, there are many and varied aspects to take
into account when innovating. Public Administration leads and sets trends from its own innovations for a
common goal as a society, with the possibility of greater social and economic development for the benefit
of each and every one. Transparency is the key to a successful and morally correct administration in
public institutions, to bring down corruption and shady processes that did so much damage and negative
image projection to the functioning of the forms of administration in public policies. A government that
implements innovation laboratories in its different Public Administrations will be able to experiment with
innovative techniques and processes using tools that facilitate innovation processes within the different
agencies of the Administration itself.
In order to delve deeper into this topic, an exploration and bibliographic review has been carried
out in various scientific, academic and technical repositories, a methodological activity that will allow
the theoretical triangulation between innovation, territorial integration and cooperation within the Public
Administration.
Keywords. PUBLIC ADMINISTRATION, GOVERNMENT, INNOVATION, TERRITORIAL COOPERATION,
PROCESSES OF TRANSFORMATION, CONTINUOUS IMPROVEMENT
Abstract
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Introduccion
Se utiliza el concepto de innovación cuando se refiere a “cambiar las cosas introduciendo novedades”.
¿Por qué cambiar las cosas? la realidad nos dice que cuando se requiere nuevos resultados,
solo se podrá obtenerlos cambiando las formas y los procesos. La Administración Pública ha ido
permaneciendo en un formato que ya no se obtienen los resultados que la sociedad desea, merece
y necesita. La innovación de la Administración Pública es requerida en todos sus ámbitos en la
actualidad, de ahí emanan las políticas públicas que impulsan los procesos de transformación de la
sociedad.
La Administración Pública es un bien común de la sociedad, por ende, no debe ser para beneficio
e intereses particulares de líderes, funcionarios, gestores y/o partidos políticos. El objetivo social
prevalece sobre el individual, pero llegando a este como un fin de una sociedad funcional.
Uno de los autores que más utilizó y trabajó el concepto de innovación fue Schumpeter (1934),
ofrecía con su concepto de innovación la posibilidad de cambio de un sistema viejo por uno moderno
y que propusieran mejores resultados, aplicando la creatividad y obteniendo mejores resultados;
fue quien colocó el concepto de innovación en el centro del modelo de su economía y a la literatura
económica. Definió la innovación como:
La introducción de un bien (producto) nuevo para los consumidores o de mayor calidad que los
anteriores, la introducción de nuevos métodos de producción para un sector de la industria, la
apertura de nuevos mercados, el uso de nuevas fuentes de aprovisionamiento, o la introducción
de nuevas formas de competir que lleven a una redefinición de la industria.
En 1981, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) definió la
innovación como pasos a seguir para el desarrollo, con el fin de entrar en el mercado exitosamente
obteniendo mejores y novedosos productos, equipos o servicios:
Todos los pasos científicos, comerciales, técnicos y financieros necesarios para el desarrollo e
introducción en el mercado con éxito de nuevos o mejorados productos, el uso comercial de nuevos
o mejorados procesos y equipos, o la introducción de una nueva aproximación a un servicio social.
En el 2004, el Departamento de Comercio e Industria del Reino Unido ofrecería una definición
clara y concisa, definiéndola como “la explotación de nuevas ideas” (Camblong, J., et al, 2018). La
Administración Pública en estos tiempos de procesos económicos, de constantes cambios, tanto en
lo industrial como en lo productivo; debe al menos igualar o mejorar el cambio para una sociedad que
lo demanda implícitamente.
Por ello, se puede afirmar que la innovación en la Administración Pública debería ser el proceso
convertidor para un cambio en los servicios públicos, a fin de mejorar su eficiencia, optimizando la
llegada a la ciudadanía, y cumpliendo en satisfacer las necesidades de la sociedad a través de sus
organizaciones e individuos particularmente.
Originalmente, Joseph Schumpeter, vinculó la innovación con la invención y el espíritu empresarial.
Más tarde, en la década de 1960, la innovación fue vista como un enfoque sistemático que podría
organizarse y programarse en un solo lugar, teniendo los recursos necesarios.
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Por lo tanto, la innovación es un fenómeno universal que implica tomar un riesgo y aceptar
un potencial de fracaso. También es un proceso de reforma, un proceso dinámico que cambia la
arquitectura general del gobierno, identifica problemas, desafíos, desarrolla nuevos procesos,
creativos, y selecciona e implementa nuevas soluciones.
Existen distintas teorías de la innovación, pero en todas ellas existe una conexión entre invención
e innovación, innovación y reforma, prácticas de gestión, proceso, estructura o técnica, que se
incorporarán en un nuevo modelo para los objetivos de una organización.
Y en el contexto de la innovación, principalmente desde la innovación organizacional, puede ocurrir
que, en el caso de productos, procesos o servicios, los conceptos asociados incluyan invención,
crecimiento, creatividad, diseño, reforma, cambio, fracaso, emprendimiento, cliente, conocimiento y
sociedad.
Así, la invención a menudo se mide como la capacidad de patentar una idea. El éxito o el fracaso
de una invención depende no solo de las ideas elegidas por la organización sino también de cómo se
gestiona su implementación.
Si un invento puede ser explotado y transformado en un cambio que agrega valor a un cliente,
entonces se convierte en una innovación. Ahora bien, ¿Cuántos inventos han fracasado? Seguro que
muchísimos, pero ¿cuántos “inventos políticos” han triunfado? La invención es a menudo la creación
de algo que aún no ha sido deseado por un cliente. Numerosos inventos no conducen a la innovación
porque no se han hecho realidad.
Si un invento puede ser explotado y transformado en un cambio que agrega valor a un cliente o
a la ciudadanía, entonces se convierte en una innovación, y, por tanto, la creatividad hace estado de
presencia.
La creatividad se considera como una base fundamental para la innovación y es una capacidad
inherente a todos los seres humanos, y, por lo tanto, la creatividad requiere un nivel de originalidad y
novedad que es esencial para la innovación.
Científicos de todo el mundo han realizado investigaciones académicas y han analizado el proceso
de innovación, pero el área donde el conocimiento existente es limitado.
Para promover la innovación se tiene que promover una mentalidad creativa. En el terreno de la
Administración Pública, el proceso de innovación es esencial para aumentar la eficiencia del sector
público y para ofrecer servicios públicos competitivos y de calidad.
La innovación de los procesos también aumenta el nivel de crecimiento en los niveles de gestión,
ya que la innovación, la innovación de procesos, la innovación en servicios y la innovación estratégica,
se gestionan y contribuyen a la exposición de resultados exitosos a largo plazo.
Con respecto a la innovación como resultado del cambio, debe tener un cierto grado de
conveniencia e intencionalidad (West y Farr, 1990). Cuando se analiza el resultado de la innovación y
el cambio, se hace evidente otra diferencia; esto se refiere al hecho de que el cambio puede tener un
impacto positivo o negativo en la organización, mientras que la innovación, por definición, debe ser
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positiva porque debe agregar valor al cliente.
Como un producto completamente nuevo o una nueva forma de ver un viejo problema, la
innovación constituye una discontinuidad radical con el pasado. Este concepto nos guía hacia la
diferenciación entre mejora e innovación. Si se consigue trasladar los modelos de innovación (Manual
Oslo 2 y Manual Frascati 3 ) a la gestión y administración pública, se tendrá una serie de patrones de
la Innovación de servicios públicos. Por lo tanto, en la Administración Pública, donde se pueden
clasificar las más notables formas de innovación, tales como:
• Innovación de productos o servicios: hace referencia a la introducción de un bien o un servicio
que es nuevo o ha mejorado significativamente en términos de sus características y su uso. Esto
incluye mejoras significativas en las especificaciones técnicas, componentes y materiales, software
incorporado, facilidad de uso u otras características funcionales (nuevas formas de identificación
personal).
• Innovación de marketing: indica la acción de implementar un nuevo método de marketing que
implica cambios significativos en el diseño del producto, es decir, de las políticas públicas y cómo se
traslada a la ciudadanía.
• Innovación organizacional: se refiere a la puesta en marcha de un nuevo método estructural y
de ordenamiento de la Administración Pública; es decir, organización laboral, estructura funcionarial,
cuadros de mando y relaciones con la ciudadanía.
• Innovación de procesos: llevar a la práctica un modo de producción o entrega significativamente
mejorado. Esto incluye cambios significativos en técnicas, recursos, equipos, capital humano y
desarrollo de las nuevas tecnologías aplicadas a la gestión pública.
• Innovación desde la tecnología: en esta clase de innovación se puede originar la incorporación
de un nuevo sistema o la mejora de uno que ya se empleaba, según las posibilidades del mercado
tecnológico, que a su vez ha dado un nuevo perfil a la Administración Pública que venció procesos
burocráticos de años con nuevas tecnologías operativas de fácil acceso al usuario para su funcionalidad
y mejora del servicio.
Involucra la incorporación de nuevos métodos tecnológicos en los procesos que ya se venían
realizando. Esto se viene empleando en la actualidad y se tienen numerosos ejemplos de esta aplicación
que es casi inevitable; como, por ejemplo: las tarjetas magnéticas de transporte, las tarjetas del
bono cultural, la gestión administrativa por medio del DNI electrónico, etc., que han permitido mayor
operatividad del sistema con solo realizar un proceso de rediseño y aplicación.
A la Administración Pública también le compete esta clase de innovación, dado que puede
aplicarlo en su oferta de servicios, teniendo en cuenta los nuevos productos y la caracterización de
la llegada a la sociedad.
En estos últimos tiempos se empezó a hablar de “medios de innovación” (Bekkers et al., 2011;
Castells, 1996) en donde se enfatiza la importancia del hecho de que la innovación no solo tiene lugar
2 Desarrollado por EUROSTAT (Oficina Estadística de la Unión Europea).
3 Desarrollado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
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en organizaciones específicas.
También es inevitable que las organizaciones estén disponibles para compartir recursos de vital
importancia, como son las ideas, la sabiduría, los recursos humanos y los fondos de colaboración
ciudadana, todo en un proceso creativo con participación de los interesados en abordar los desafíos
sociales para un bien común (Voorberg et al., 2015). Esto conlleva a una innovación abierta, que
discurre como una base fundamental para la innovación y la creatividad, dotando así de una capacidad
innata a todos los seres humanos.
La creatividad es un proceso mental que conlleva la elaboración de ideas y la construcción de
conceptos que son apropiados y útiles. Se dice que el proceso creativo se compone de cuatro períodos
distintos: preparación, incubación, iluminación y verificación (Sadler-Smith, 2015). Posteriormente
se produjeron revisiones de este proceso que permitieron visualizar una etapa final, ésta sería la
elaboración (Akao, 1989), que permite que la idea se complete como una manera más fácil para la
comunicación hacia el receptor. La creatividad demanda un nivel de particularidad y descubrimiento
que es esencial para la innovación, aunque la creatividad es una parte fundamental de la innovación,
es incorrecto intercambiar términos. La innovación fomenta el procesamiento posterior del desarrollo
de la producción creativa (idea), para permitir el aprovechamiento de su valor potencial mediante la
explotación de la transformación y su posterior desarrollo.
Todos estos patrones de innovación destinada a la gestión y administración pública, tiene una
estrecha relación con el capital social en las organizaciones (empresariales, sociales, sindicales,
gubernamentales, académicas, culturales, industriales, etc.), ya que puede entrar en la agenda de las
políticas públicas de los gobiernos y de las administraciones públicas, para establecer herramientas
que les ayuden a instaurar procesos de mejora continua.
En este sentido, Macías Cardona (2011) concibe este concepto como una concepción cambiante
y de alcance social que promueve la competitividad vinculada a las necesidades de los grupos
de interés, conjugando el compromiso ético de las organizaciones con el medio que las rodea.
Atendiendo al rol importante del concepto de innovación y la responsabilidad social en las prácticas
de gestión modernas, es necesario esclarecer los aspectos teóricos en torno a este estilo de gestión
con el propósito de proporcionar las herramientas necesarias para que las organizaciones públicas
establezcan procesos de mejora continua. Para el análisis de los aspectos generales del concepto,
es necesario considerar los casos de éxito en el ámbito económico, social, asistencial, urbanístico,
laboral, sanitario, etc., en el proceso de construcción de este modelo de gestión.
La innovación como resultado del cambio, la responsabilidad social aplicada a la Administración
Pública y, los patrones de la Innovación de servicios públicos no tienen valor si no se puede medir.
Como decía William Pepperell Montague (1873-1953) 4 : “de acuerdo con la nueva física, lo que no
se puede medir no existe físicamente” (cita que se extrae de la conocida “lo que no se puede medir,
no se puede gestionar”). O como expresaba Peter Drucker (1909-2005) 5 : “lo que se mide, se puede
mejorar” (Cohen, 2008, p. 283). En definitiva, para conocer el estado de ciertas variables claves en
cualquier tipo de organización social y/o empresarial, es necesario medirlas. Y esto, en función de
que la medición es imprescindible en la gestión pública, como afirma Ruiza et al. (2004), forma parte
del proceso administrativo y es fundamental en la aplicación del ciclo PDCA de mejora continua, ciclo
4 https://www.sintetia.com/lo-que-no-se-puede-medir-no-se-puede-gestionar
5 https://www.entrepreneur.com/article/267406
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formulado por Henry Fayol, cuyas siglas significan PLAN (Planificar); DO (Hacer); CHECK (Verificar) y
ACT (Mejorar) (Ruiza et al., 2004).
Figura 1.
Ciclo PDCA de Mejora Continua.
Nota. Elaboración propia a partir de la Metodología formulado por Henri Fayol (1971).
Metodología
Otra de las características que se pretende plantear es el “cómo”. “Cómo se concentra el proceso,
cómo se triangula desde un punto de vista teórico la innovación y su proceso de integración territorial
y la cooperación dentro de la Administración Pública, en un modelo de interacciones e interrelaciones
y en la propuesta de una nueva metodología para la obtención de resultados.
De acuerdo con la propuesta metodológica de Cabrero Mendoza (1999) y Arellano Gault y Cabrero
Mendoza (1993), la innovación nos debe remitir al elemento detonador de un conjunto de procesos
de reconfiguración y cambio de una organización, ya sea pública o privada, que puede ser capaz de
afectar a la organización en los siguientes niveles:
- Funcional, que significa hacer nuevas cosas de una nueva manera; por ejemplo, la optimización
en el uso de los recursos técnicos, materiales y humanos.
- Estructural, creando nuevas estructuras, instancias de coordinación o nuevas formas
organizativas no convencionales de organización de recursos materiales, humanos, técnicos.
- Comportamental, generando nuevas actitudes, valores, modificación de patrones de conducta
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y en la estructura de poder; este es el nivel de innovación más profundo, en el que se logra un arraigo
pleno y puede desencadenar procesos innovadores accesibles.
- Relacional, dando lugar a nuevas formas de relación e interlocución del gobierno con el contexto
y la sociedad civil, y a la creación de espacios de alianzas, acuerdos y asociación.
De esta manera, la distinción de estos cuatro niveles de la innovación tiene un propósito
metodológico para analizar experiencias según los elementos detonadores, que generalmente
se gestan en los niveles funcionales y estructurales. En la realidad, los procesos innovadores se
entremezclan y no se puede atribuir a un sólo elemento o idea la capacidad de producir cambios en
toda la Administración Pública. Como señalan los autores antes citados, la innovación siempre es
portadora de un cierto grado de incertidumbre y riesgos, ya que no es un proceso exclusivamente lógico
y secuencial, sino que implica conflictos, obstáculos, rechazos y hasta situaciones de neutralización
de las iniciativas innovadoras, como una “contrarrevolución conceptual” en la que el sentido inicial de
la innovación se va desviando o distorsionando y no resulta en lo que se pretendía inicialmente. Este
riesgo de “contrarrevolución conceptual” de una iniciativa de innovación, es una llamada de alerta,
particularmente para la incorporación e institucionalización de políticas municipales diversas.
Asimismo, otro elemento adicional que permitirá el fortalecimiento del desarrollo en la propia
Administración es la implementación de modelos de gestión de calidad dentro de las acciones de
planeación (procesos de transformación), ejecución y evaluación (políticas públicas) de las diferentes
responsabilidades atribuibles, donde la estructura territorial debe estar siempre a la vanguardia bajo
modelos de gestión que permitan dar los mejores resultados de eficiencia y eficacia para generar frente
a la sociedad y a la ciudadanía niveles de confianza y estandarización internacional, como lo marca
la Agenda 2030, que se ha constituido en la hoja de ruta para los gobiernos locales, municipales,
provinciales, regionales y nacionales.
Discusión
En el Plan de Estudios del Área de Sociología en el Grado de Administración y Gestión Pública de la
Universidad de Extremadura (España), cuando se impartía la temática estrella de la asignatura, “La
Nueva Administración Pública”, se comenzaba con una cita de Woodrow Wilson (Caminante, 1989),
donde sugería que “las personas que habían escrito sobre el gobierno hasta ese momento no se
habían ocupado realmente de los problemas reales de la administración” Paradójicamente, en 1887
de manera indirecta, ya se habla de la “Nueva Administración Pública”.
Las políticas públicas buscan a la innovación como una solución a los grandes problemas de
la sociedad. La innovación es un imperativo de la política pública: en un momento de restricción de
recursos por parte de los gobiernos, la innovación de los servicios públicos se ha convertido en una
condición sine qua non para mantenerse al día con las necesidades de la sociedad (Frey y Osborne
2015). La innovación es un concepto ampliamente utilizado, pero escurridizo.
El importante vínculo entre reforma e innovación en el sector público está débilmente
conceptualizado: gran parte del enfoque en la innovación a través de la lente de la Nueva Gestión
Pública se ha centrado en estudios individuales de reforma pública o innovación. Esto hace que la
reforma de la administración pública sea un proceso para cambiar un conjunto de políticas, reglas,
procedimientos, sistemas, estructuras organizativas y personal específico para cada estado. Por
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eso, es recomendable exponer la cita de Gulick en 1937: “en la Ciencia de la Administración, ya sea
pública o privada, el bien básico es la eficiencia" (Lane y Wamsley, 1998).
Países anglosajones, en los años 80 promovieron reformas en el sector público que han cambiado
en gran medida la organización de la gobernanza. Las reformas del sector público, sector que se
ha colocado en su entorno cultural y político, realizado en los países de la OCDE, tenían el objetivo
de redefinir la estructura de las organizaciones estatales, el papel del estado en la economía y las
relaciones entre funcionarios - políticos y funcionarios - ciudadanía.
El modelo burocrático de la administración pública fue criticado por ser rígido, basado en sistemas
jerárquicos y procesos de toma de decisiones "de arriba hacia abajo" que conducen a distanciar a la
administración de su ciudadanía.
Por ello, el sector público es un sistema extraordinariamente complejo por el hecho de que debe
adaptarse a las demandas reales y actuales que reflejan la sociedad en general, y la ciudadanía en
particular.
En un contexto del sector público, se adopta la definición sobre la innovación como "la
introducción y aplicación intencional dentro de un rol, grupo u organización de ideas, procesos,
productos o procedimientos, nuevos para la unidad de adopción relevante, diseñada para beneficiar
significativamente al individuo, la organización grupal o la sociedad en general” (West y Farr, 1990,
p.3). Como tal, la innovación no es sinónimo de ningún proceso de cambio. Más bien, es "una
categoría distintiva de cambio discontinuo que ofrece desafíos especiales tanto para los encargados
de formular políticas como para los gerentes de servicios" (Osborne y Brown, 2013, p. 188)
Dicha innovación en el sector público se puede clasificar además en innovación evolutiva,
innovación expansiva e innovación total (Osborne y Brown, 2013, p.198). La innovación evolutiva
denota nuevas habilidades o capacidades que se utilizan para abordar una necesidad existente. La
innovación expansiva describe nuevas necesidades que están siendo atendidas por las políticas,
habilidades o capacidades existentes. Finalmente, la innovación total representa una nueva necesidad
que se aborda con nuevas habilidades o capacidades (Osborne y Brown, 2013, p.199)
Por norma general, todo el debate sobre la reforma de la administración pública genera cierta
confusión con respecto al significado teórico de la frase; y es que una reforma significa mejorar
la capacidad administrativa de la que se habla. La reforma de la administración pública es un
concepto amplio que integran todos los aspectos de la organización del sector público, incluidas
las características generales de las distintas instituciones públicas, con sus entidades, agencias,
organizaciones, fundaciones, etc., así como los sistemas, estructuras, procesos, estímulos y cómo
se supervisan.
Por lo tanto, se puede afirmar que la administración se refiere a la forma en que la coordinación
de actividades en el sector público está formalmente autorizada, ordenada y organizada; Por otro
lado, la innovación administrativa no se analiza y revisa a nivel general, es un proceso que se está
implementando a nivel sectorial, por lo que la característica del sector específico también determina
cómo la innovación deriva su forma. Se puede considerar en este caso, refiriéndose al proceso de
innovación, como siendo solo una de las reformas de la administración pública. Sin embargo, la
innovación administrativa es esencial para el proceso de reforma y para la operación y el desarrollo
del estado, pero, como se ha podido ver, es solo una parte de esta visión, y por sí sola no puede
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generar los resultados esperados de una administración moderna.
De hecho, el simple aumento de la tasa de innovación a nivel sectorial puede generar discrepancias
en la obtención de resultados, porque depende en parte de cómo se organiza y se lleva a cabo, y de
cómo se incorpora a todos los departamentos funcionales de la administración.
La sociedad moderna está en un cambio continuo y transformación incesante, y la administración
pública debe adoptar el mismo ritmo, promoviendo la comunicación, la transparencia, la eficiencia y
la eficacia.
La flexibilidad y la adaptabilidad como respuesta a las necesidades de la sociedad son valores
que promueven y fomentan la innovación, y un aspecto importante de la reforma de la administración
pública es garantizar una gestión adecuada en el proceso de implementación; pero con demasiada
frecuencia, lo convencional hace que se confunda la aplicación de la gestión del cambio con la
"innovación de gestión". Este es un error conceptual que puede conducir a serios errores prácticos a
la hora de poner en pie “nuevas y/o novedosas” políticas públicas.
Como afirmaba Blunt (2002): “la innovación y la reforma administrativa implican algo nuevo:
hacer las mismas cosas de manera diferente, o hacer cosas nuevas, en relación con la gestión del
comportamiento de las personas y las organizaciones” (p.2) Por ello, la gestión de la innovación es
una tarea completamente diferente de la gestión del cambio en el desarrollo. Los conceptos más
avanzados en la innovación del sector público no abordan en detalle cómo se llevan a cabo los
mecanismos de selección y otros procesos que nos permitirían distinguir y diferenciar las innovaciones
de los cambios ordinarios.
Los principales logros de la innovación vienen de la mano del desempeño y del aprovechamiento
de las oportunidades para la mejora continua, para probar nuevas ideas, de ahí que la innovación
puede producir eficiencia y productividad mejorada.
Cuando se miden y evalúan los efectos de la innovación, hay que tener presente el cambio en
la reforma de la Administración Pública, ya que el cambio puede tener efectos positivos o impactos
negativos en la propia Administración, la ciudadanía y la sociedad, dado que la innovación por su
definición anteriormente planteada debe de ser positiva, sencillamente porque debe dejar valor
agregado al conjunto de la sociedad.
Por ello, como la innovación es favorable y positiva para el proceso de “lo público”, una reforma
exitosa debe de ser innovadora.
Si en la agenda política se apuesta por la innovación, se está potenciando la Administración
Pública para promover el crecimiento económico, abordar los desafíos sociales y ambientales, y
dar respuesta a las demandas cada vez mayores de apertura, eficacia y eficiencia por parte de la
ciudadanía.
Triángulo del Conocimiento.
En el Consejo Europeo de Lisboa en el año 2000, se comenzó a utilizar el llamado “triángulo del
conocimiento”, que se refiere a los conceptos de educación, investigación e innovación. Este concepto
apuesta por una mayor inversión en educación, para que se obtenga un aumento en la capacidad
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investigadora, y poder dar así, un mayor efecto, y una positiva capacidad innovadora. Todo esto
influiría efectivamente para aumentar la economía, una mejora laboral y aumentar la oferta laboral, y
de manera indirecta, iniciar el fomento de la innovación en la Administración Pública.
Es necesario que la Administración Pública genere su propia y particular innovación para lograr
resultados mejorados que llevará a su entorno social, en el sector que administra y que sostenga en
su gestión a los sectores privados que se verán beneficiados como cada uno de los integrantes de
la sociedad.
El sector de la ciencia y la investigación demanda el apoyo de la Administración Pública, y a su
vez aporta mediante la labor científica e investigadora la praxis e imaginación para dar un óptimo
servicio en los procesos de las organizaciones para el bien común de la sociedad que lo contiene.
Sobre todo, son importantes los sectores del ámbito de las políticas del Estado de Bienestar.
Figura 2.
Triángulo del Conocimiento en la Innovación Pública.
Nota. Elaboración propia.
• Innovación directa: Se aplica la innovación directamente en el proceso administrativo.
• Innovación indirecta: Se fomenta una investigación o desarrollo de un proceso administrativo
innovador.
• Innovación disruptiva: La innovación disruptiva profesa nuevos valores y acaba alterando el
método de valores existente. El desarrollo de este concepto, iniciado por Clayton Christensen
en 1995 (Euchner y Christensen, 2011) está muy ligado al rápido cambio tecnológico de las
últimas décadas, y muy especialmente al producido por las tecnologías de la información y la
comunicación. Esta denominación es usada generalmente para la descripción de procesos,
servicios o productos ya sean nuevos o que reciban una mejoría y que en un primer término esté
dirigido a un sector mínimo de usuarios o consumidores pero que finalmente invadan y conquisten
el mercado existente. En contraste, la innovación no disruptiva, o innovación evolutiva, mejora
los productos, servicios o procesos existentes alterando sus mercados y la competitividad de los
actores, pero no de manera tan radical como las anteriores. Las innovaciones, transformativas o
evolutivas, son muy frecuentes en el antedicho sector de nuevas tecnologías.
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Cada vez más, se imponen criterios de racionalidad económica, y de control y disminución del
gasto público, una de las características de la Administración Pública, que la diferencia nítidamente
del mundo empresarial es que si sus actividades y servicios pueden describirse en términos de
economía, su rentabilidad no.
Casos innovadores en la Administración
Pública actual
Habitualmente, los casos innovadores en la Administración Pública tienen su origen, y vienen de la
mano de las prácticas en los procesos administrativos. La puesta en práctica de las denominadas Best
Practices 6 no es un fenómeno nuevo, sino que tiene su origen en dos supuestos. Las buenas prácticas
en los procesos innovadores introducidos en la gestión empresarial y en las organizaciones (modelos
de motivación, desarrollo personal, logro de objetivos); y las buenas prácticas aplicadas como medio
de propuestas a la gestión de forma experimental en las políticas públicas en materia educativa,
como ha sucedido en diversos municipios e instituciones de enseñanza superior de América Latina.
En su mayor parte, estas buenas prácticas vienen provocadas por la reivindicación ciudadana,
demanda de los compromisos a los partidos políticos y la consiguiente crisis de legitimidad de la
Administración pública manifestada en la década de los años 1990. En la última década del siglo XX,
la administración pública sufrió un constante deterioro en la que la necesidad de introducir buenas
prácticas, convirtiéndose en una tarea urgente en la Agenda política, y donde las propuestas derivadas
de esas buenas prácticas han servido para que establecer un nuevo escenario en los procesos
innovadores de la Administración Pública.
Innovación electrónica
Actualmente las Administraciones Públicas, en general han ido actualizando e incorporando
tecnologías que le han permitido una mejora en el sistema burocrático de antaño. El avance y fácil
acceso a las TICs ha permitido que la Administración Pública pueda recibir y emitir información
electrónica y facilitar la labor a la ciudadanía y usuarios. Los trámites, documentos, gestiones,
licencias, certificados, etc. se han visto agilizados con las firmas digitales, los reconocimientos
virtuales y la mejora de la calidad, seguridad y control de los servicios tributarios. Se han reducido
trámites, los plazos, la unificación de servicios, etc. También se mejora en las best practices con la
ayuda y el fomento de la transparencia, apoyada por medio de una reducción de las estructuras del
gobierno (ya sea nacional, regional, provincial y/o municipal), ya que la redistribución de competencias
públicas armoniza el sistema gubernamental, pero implica una energía importante en la transparencia
y transferencia de la información a los usuarios. Desde la administración interna se aplican políticas
de coordinación que han mejorado la escucha activa del sector público hacia la ciudadanía, lo que
ha permitido interactuar, como así también han integrado las empresas privadas para mejorar los
servicios públicos.
Son variados y numerosos los recursos innovadores que se han aplicado en las sedes
electrónicas de servicios, obteniendo mayor colaboración virtual para el usuario que permite una
6 Un ejemplo de Best Practices es el creado por la ICMA (International City/County Management Association), con centros de seguimiento, medición
y análisis de estas prácticas por medio de institutos y bancos del conocimiento.
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cobertura personalizada y mejora ante una ventanilla única que simplifica los múltiples trámites de
la Administración Pública.
También la interacción entre oficinas y administraciones ha logrado innovarse en una transversalidad
desarrollada para sus funciones, fortaleciendo así su gestión interna administrativa, consiguiendo
rapidez, exactitud y evitando la duplicación de tareas y funciones.
Innovación en la compra pública
La compra pública se define como: “la adquisición de los bienes, obras y servicios públicos por las
agencias y autoridades gubernamentales”. En la actualidad, tiene más importancia en la planificación
estratégica de la administración para un mejor resultado y mayor transparencia.
A la luz de esta definición, se puede establecer que los objetivos en la compra pública deberán
ser los siguientes: Agenda local (Edvinsson y Kivikas, 2004: 51), calidad de vida (Wiig, 2002: 224),
desarrollo económico local (Bounfour, 2003), gestión ambiental (Stahel, 2004), mejora de la calidad
(Rodríguez, 2005), orientación al cliente en la prestación de servicios (Hans-Werner, 2000), la ratio
precio-recursos (Meritum, 2001) y la reducción de costes (Moore, 1998).
Visiblemente los objetivos sociales están por encima a los objetivos financieros en el compromiso
de la gestión de la Administración Pública. Es por esto por lo que mejorar la transparencia y la pluralidad
en la contratación pública, incorporando criterios innovadores, obtendrán mejores resultantes en la
función específica.
Las Administraciones Públicas se han empeñado por optimizar el aprendizaje y enlace con los
proveedores públicos y privados, adaptando y desplegando diferentes redes de contratación pública,
es lo que en la actualidad se denomina “lo público-privado”.
La tecnología ha permitido aligerar la comunicación entre la Administración Pública y el grupo de
proveedores-compradores, lo que facilita el proceso, dando más fluidez, siendo más expeditivo, y,
por ende, generar una mayor eficacia en la comunicación participativa.
Esto también optimizó el valor de compras públicas, facilitando el desarrollo del e-Procurement7
en la Administración Pública, con el objetivo de esgrimir las comunicaciones electrónicas por parte
de las estructuras del sector público en la compra de suministros y servicios o licitaciones de obras
públicas y mejorar con ello la eficacia de su gestión.
Con esto se ha conseguido el acrecentamiento de la accesibilidad y transparencia. El e-Procurement
también permite una configuración que advierta, avise e informe a los particulares y proveedores de
las recientes oportunidades de contratación pública, y así también suministrar un posible acceso más
rápido y eficaz a la legislación y exigencias de las licitaciones públicas.
Se mejora también la transparencia a través de la posibilidad de elaborar procesos de adquisición
más abiertos, bien documentados y participados; se aligeran los procesos y se reducen los costos
administrativos. Además, contribuye a centralizar la función de compras públicas y aprovechar las
7 El e-Procurement hace referencia a la contratación electrónica y a la automatización de los procesos que implican las operaciones de compra de
productos o servicios entre cliente y proveedor (pedido, recepción, suministro, facturación, etc.).
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economías de escala en la gestión de las contrataciones.
El e-Procurement se puede integrar con otras herramientas electrónicas para mejorar algunas
tareas de la administración como el inventario, la realización de contratos y auditorías. También permite
reducir inconvenientes por la distancia y, fomentar una mayor participación, ampliando el grupo de
posibles proveedores y mercados.
Se sigue estudiando y perfeccionando los potenciales de este procedimiento para intentar mejorar
la competitividad en las contrataciones, y en algunos aspectos de la reglamentación relacionada con
el amparo social y la intervención ambiental, además de seguir acelerando los tiempos de respuesta.
Transnovación
La teoría de la pulsión libidinal de Freud fue recogida por la escuela neo-freudiana ergonómica
americana con su praxis puesta en el action research (investigación para la acción), bajo la fórmula
de la siguiente figura:
Figura 3.
Ecuación social de la Transnovación organizativa.
Nota. Elaboración propia.
Esta operación de cálculo social viene de una tradición liberal heredada del Siglo de las Luces:
the best way to understand a system is to change it (la mejor manera de entender un sistema es
cambiarlo).
Las reflexiones que forman parte del enfoque de la transnovación permiten tratar los temas
organizativos y su gestión tomándolos desde una perspectiva de complejidad a partir de diferentes
dimensiones interrelacionadas: la dimensión psicosocial, la tecnoestructural, la política y la existencial.
La sociedad está experimentando un ritmo de cambio que no tiene precedentes: se ha pasado
de la era de la tecnología a la era de la humanización, de la generación del blanco y negro al cerebro
digital, de un mundo de sistemas y servicios a la Inteligencia artificial. La evolución de la mente y el
valor de las personas y de las ideas están transformando el mundo, una transformación basada en la
transnovación, es decir, la trasformación a través de las ideas.
La transformación a través de las ideas
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En un medio donde los modelos de participación se van anulando día tras día, es imperiosa la
innovación ya no para triunfar sino para sobrevivir, llegando casi a ser sinónimo de estrategia. En el
siglo XXI, cualquier estrategia sin componentes innovadores deja rápidamente de ser eficaz.
En un escenario de crisis, la sostenibilidad de las empresas, de la Administración Pública, y
de toda la sociedad depende en gran medida de su capacidad innovadora. Por ello, las entidades
públicas o privadas se ven invitadas a innovar. La innovación es el instrumento para la oportunidad
y para que potencialmente se esté preparado para los desafíos actuales y futuros. Sin innovación se
frena el progreso de la sociedad y, por ende, de su economía.
Existen pequeños cambios evolutivos, casi naturales, y otros cambios valientes que producen un
efecto de mayor reputación. La idea puede venir de dentro de la organización como de fuera de ella,
una cultura innovadora supone aceptar que son válidas las unas y las otras.
La innovación no es un proceso lineal sino un proceso definitivamente orgánico. Tener una mirada
inclusiva, y fomentar la generación de ideas permiten una mayor proliferación del proceso innovador
retroalimentado y dinámicamente actualizado.
La innovación sostenible requiere de políticas y leyes facilitadoras, por ello, la contribución
de recursos humanos externos, sociedades participativas, sectores de investigación y desarrollo
permitirán a los sectores que están en una fase crítica de reinvención, uno de ellos el sector público,
sean una ventana de mayores posibilidades. Para aplicar una política impulsiva de un accionar
innovador, es necesario reconocer las capacidades y el nivel de motivación del equipo actuante.
En lo que respecta al sistema educativo, es imprescindible la revalorización del fracaso en la
enseñanza, entendiendo que “es de los errores que se aprende”. La creación de verdaderos sistemas
creativos en los colegios y espacios educativos es una tarea no ya aconsejable, sino indispensable.
Son las personas las que crean la innovación, de ellas emergen las ocurrencias, la agudeza, las
actitudes y las motivaciones para seguir o no conjeturando. En este proceso inventivo, todas las
personas son trascendentes, ya que la creatividad es el último recurso económico del ser humano.
La innovación es un fenómeno mundial, promovido por los preceptos vitales. Estas relaciones
cambian, y cambian con el tiempo. El proceso de innovación técnica y económica es tan social como
político y obviamente tiene un impacto cultural.
La innovación es cada vez más un tema clave en la agenda política actual. Los gobiernos aceptan
su potencial para generar el crecimiento económico y abordar los desafíos sociales y ambientales.
Sin embargo, muchos países y regiones enfrentan brechas significativas en este tema, resultado
de una variedad de restricciones, legislaciones y burocracia vinculantes. La búsqueda de accesos
de desarrollo que acompañen a superar estas limitaciones es una tarea importante de la política de
innovación.
Cuando se examina el impacto de la innovación y el cambio en la reforma pública, se evidencia
una diferencia. Esto ocurre porque el cambio puede tener un impacto positivo o negativo en la
organización, el individuo y la sociedad en su conjunto, y la innovación, por definición, debe ser positiva,
simplemente porque debe agregar valor al destinatario, al usuario, en definitiva, a la ciudadanía. Por
lo tanto, cuando se aplica una reforma, para que sea exitosa, debe ser innovadora.
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La innovación crea un impulso que permite demostrar, sostener y diferenciar, en un proceso en el
que la inspiración participa con la imaginación y la creatividad, forjando así el contexto transformador.
Pero el enlace de todos estos componentes requiere de individuos capaces de realizarlo con
éxito, políticos, políticas públicas y gestores que con una visión técnica y práctica del mundo sirvan de
inspiración para conseguir que en una sociedad realmente se genere un proceso de “transnovación”
(transformación del entorno a través de las ideas).
En este marco, la innovación encuentra diversas formas. Una de ellas, aún no muy desarrollada,
es la denominada innovación social abierta.
En el Foro Económico Mundial en el año 2008 8 , Bill Gates pronunció un discurso que hacía
referencia a este tipo de innovación, con el concepto de “capitalismo creativo”. Después de explicar
que el interés del hombre por sí mismo y su interés por el prójimo, son las dos fuerzas principales que
se encuentran impresas en la propia naturaleza de la humanidad, y que el capitalismo toma el interés
que los hombres tienen por sí mismos, aunque lo hace únicamente para quienes se encuentran en
condiciones de afrontar el gasto monetario, Gates manifestaba que “requerimos un mejor uso de los
innovadores y las empresas para asegurar que las mejoras sean más rápidas y lleguen a los entornos
sociales más vulnerables”.
Esto hace que las redes sociales, cerradas o abiertas, sean el mecanismo que une una multiplicidad
de personas y culturas para viabilizar y propagar la capacidad innovadora.
La innovación es un fenómeno universal, las relaciones mutan, varían con el tiempo, el proceso
de innovación técnica y económica es tan social como político y comprensiblemente tiene un impacto
en la cultura.
Cada vez más, los gobiernos sitúan a la innovación como un tema importante en la propuesta
de su política actual, reconociendo su potencial para promover el desarrollo económico y cómo
abordar los desafíos sociales y ambientales que se presenten. Sin embargo, muchos países
enfrentan resquicios significativos con respecto al potencial innovador resultante de una variedad de
condiciones vinculantes. La búsqueda de accesos de desarrollo que colaboren con la superación de
estas limitaciones es una tarea sumamente importante en la política de la innovación.
Recursos humanos innovadores
Cuando una idea se lleva a cabo y se propaga su existencia, es cuando verdaderamente puede
ser reconocida en la categoría de innovación. Es imperiosamente necesario que las organizaciones
fortalezcan su lado social inexorablemente, y las Administraciones Públicas no pueden ser una
excepción.
En este universo globalizado, conectado, es cuando el avance, la competencia y la innovación
dependen de las personas, del capital social y del capital humano de las organizaciones. Cada vez y
con más ímpetu, son necesarios la participación social y creativa del conocimiento.
El desarrollo social-económico actual tiene el requerimiento de la innovación para obtener una
8 Foro de Davos (2008). https://www.reuters.com/article/idUSN24570678/
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buena y dispuesta generación de empleo y patrimonio social y económico, en esta nueva sociedad
del conocimiento que se vive en la actualidad.
El desarrollo actual nos exige la aplicación y disposición sistemática de conocimientos y recursos
para realizar un diseño, con creación de bienes y servicios, que puedan satisfacer lo que la ciudadanía
necesita y demanda, apelando a un mayor bienestar. La innovación está basada en un paradigma
que requiere una actitud mental de superación, lo que conlleva a un constante inconformismo y una
necesidad de cambio, lo que hace que se busque la continua mejoría de sus bienes y servicios o
variar las particulares formas de recepción de las políticas públicas. En un ambiente de competitividad
donde el mercado o la Administración Pública exploran día a día los métodos y procedimientos y su
escala de valores, la innovación se erige en condición de supervivencia de la propia organización.
La innovación pretende aquellas características de realización y organización que provoquen la
creatividad, el talento, el empeño y la responsabilidad de los actores.
Son valores inexcusables para que coexista la innovación como trabajo colectivo y responsable
de toda organización: el liderazgo, la prontitud en la resolución de conflictos, la competitividad, la
comunicación interna (tanto descendente, como ascendente desde los niveles inferiores hasta la
esfera directiva), la reducción de mandos intermedios, la promoción de la competencia interna, la
concepción del talento dentro de la propia organización pública y/o privada y su promoción interna,
así como la flexibilidad organizativa.
Es el talento de los individuos el que hace a las organizaciones, y por eso la innovación, como
proyecto de superación permanente de reinvención y perfección para agregar valor al producto y
servicio, a los sistemas y ordenamientos, debe centrarse no solo en la concreción del producto y
servicio público, sino también en otros elementos de la cadena de valor, entre ellos la estructuración
interna y los recursos disponibles en la organización, especialmente, los recursos humanos y su
capital social.
Los usuarios en su funcionalidad son los actores protagónicos de todo proceso innovador en
la Administración Pública, y por ende pasan a ser los genuinos innovadores. Estos usuarios no son
otros que la ciudadanía. Por eso, la política, los partidos políticos, los gobiernos y la Administración
Pública para llevar a cabo un verdadero ejercicio de innovación, debe salir a la calle, contactar con la
ciudadanía, escuchar a las personas, tener en cuenta sus necesidades reales, y llevarlas a la práctica
de una manera inteligente, justa y equitativa.
La determinación de los actuantes precursores es por sobremanera ventajosa para situar el
progreso en las áreas de producción o de servicio público ya sean nuevas o pre existentes. En muchos
casos, cuando hay un cambio de gobierno, sus cuadros de mando vinculados con la ideología del
partido político en cuestión, tiene como norma general cambiar todo lo que ya existía, ya sea buenas
o excelentes las políticas públicas que ya estaban puestas en marcha.
Por lo tanto, si en la innovación en el medio empresarial es inexcusable, dado que todo proyecto
de empresa se nutre de los procesos creativos innovadores, y pone en valor el conocimiento desde una
perspectiva de competencia lo que conlleva a variar e innovar productos o servicios para mantenerse
en un mercado actualizado en movimiento de cambio constante para satisfacer a sus clientes y
consumidores. ¿Por qué no se sigue esta línea directriz en la Administración Pública?
Por último, para ocuparnos de los recursos humanos innovadores, se tiene que emplear la
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investigación. La investigación requiere de individuos preparados y participativos, lo que demanda
que la educación y formación académica sea un eslabón importantísimo dentro de la innovación de la
Administración Pública y por lo tanto, la innovación en las áreas de formación es de vital importancia.
La innovación universitaria requiere una organización y gestión eficiente y una financiación
adecuada, lo que debería conducir a otros niveles universitarios y posgrados, con capacidad de
renovación creativa para ser generadores de nuevos emprendimientos y gestión pública, que puedan
competir en calidad para la obtención de recursos externos que aporten a esta nueva escala de
modernización constante.
Perspectiva innovadora en la Administración Pública.
La Administración Pública permite el vínculo de los ciudadanos con los funcionarios públicos,
persiguiendo el fin de satisfacer el interés colectivo de un modo inmediato. Comprenden la
Administración Pública tanto el Poder Ejecutivo como sus dependencias, instituciones, organismos y
entes, incluyendo las empresas públicas.
Posee particularidades diferenciales con respeto a otras administraciones; como, por ejemplo:
su campo de acción está delimitado por la legislación gubernamental actuante, se desarrolla en un
hábitat complejo a causa de los requerimientos de la sociedad no resueltos y las políticas de turno.
Se desempeña con un plazo estipulado por el proceso electoral, en este caso por la Ley Orgánica del
Régimen electoral General (LOREG 9 ), que es breve y explícito: cuatro años en el caso de Elecciones
en España y cinco años en el caso de países de América Latina. El interés de esta administración
es pluralista y se ajustará a la interpretación de los ejecutantes. Debe ser inclusivo respecto a la
ciudadanía y garantizar el bien común. Sus recursos humanos (funcionarios públicos) son circunscritos
y por norma general, no siempre está permitido recompensar aciertos o sancionar errores.
Si se habla de innovación en el terreno de la Administración Pública, invariablemente hay que
abstraerse a un sector público que se limita a precisar una táctica integral de innovación hacia un
modelo productivo competitivo, a nivel más o menos internacional, definiendo áreas estratégicas
en las que reúnen voluntades y recursos, creando las infraestructuras adecuadas y proveyendo los
recursos financieros necesarios para colaborar con el tejido productivo a invertir en investigación y a
alcanzar así nuevos y mejorados productos y servicios con poder de competencia, fomentando así la
cooperación “público-privado”.
La innovación en las Administraciones Públicas debería no sólo ser un objetivo a promover por
ellas en la sociedad, sino también como un principio conductor de su propia actividad, para poder
ser ellas mismas, Administraciones Innovadoras que planteen las bases para que este potencial se
desarrolle eficazmente.
Un sistema de desarrollo económico y social actual requiere necesariamente la innovación para
nutrir un sistema de desarrollo económico y social íntimamente relacionado al proceso de transformación
del conocimiento y su puesta en valor, para su aprovechamiento empresarial, generador de un mayor
bienestar social y un desarrollo sostenible.
Lógicamente, esto también implica una postura innovadora de la Administración Pública, orientada
a mejorar la calidad del servicio público y la eficiencia en la gestión de los recursos públicos para
9 https://www.juntaelectoralcentral.es/cs/jec/loreg
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conseguir un mayor bienestar social.
La innovación en el sector privado orientada a perfeccionar la idoneidad y las ganancias sostenidas
nos enfrenta al desafío de reafirmar una innovación pública, cuyo objetivo esté dispuesto a mejorar
notablemente la satisfacción de las necesidades sociales emergentes, procurando servicios públicos
de más alta calidad y logrando un eficaz aprovechamiento de los recursos públicos.
Por lo tanto, ya sea para generar un valor económico o un valor social por medio del recurso
de innovación, entendido como un accionar de mejora permanente para aplicar ideas y prácticas
renovadas, tendrá su valor tanto sea para la gestión privada como la pública, con el fin de actualizarse
en un constante movimiento universal de modernización.
A pesar de que la Administración Pública como organización carezca de competidores, la
innovación en ella es aceptable como función política de eficiencia y eficacia en el uso correcto y
transparente de los recursos públicos, con un perfil de valor social.
Algo para tener en cuenta en la actualidad y como potencial de un perfil social aceptable es
que la Administración Pública debe integrar la diversidad y la interdependencia, poniendo en valor al
individuo y procurando el desarrollo de este como grupo, o conjunto social.
La Administración Pública necesariamente debe aplicar un ordenamiento transparente y de mayor
aprovechamiento de recursos materiales y humanos con un presupuesto claro, innovador y que sea
totalmente utilizable para su sustentabilidad, y si ese presupuesto es participativo (“presupuesto
ciudadano”), mayor será su impacto en la sociedad.
Para obtener un mayor rendimiento y competitividad del capital humano de la Administración
Pública (técnicos, asesores y funcionarios), la innovación requiere una ordenada gestión del capital
social, de las capacidades, aptitudes y habilidades de las personas. Como así también, la cimentación
de un ecosistema innovador en las organizaciones que seleccionen, formen, motiven, asignen
responsabilidades y retribuyan a la ciudadanía.
Para que la gestión de la Administración Pública sea eficaz y con un progreso constante, la
innovación a aplicar tendrá que ser con un adecuado tratamiento de las políticas que sustentarán de
manera acorde a las actuaciones del sistema, y para ellos deberán adecuarse a un análisis permanente,
valoración, revisión y replanteamiento, tal como lo realizan las entidades privadas, aunque la motivación
nazca de un perfil diferente. Resulta necesario el uso de instrumentos y condicionamientos que
permitan promover mayores posibilidades de iniciativas e ideas para la transformación y el cambio en
el conocimiento en innovación pública.
El danés Bason (2010), hizo hincapié en que la innovación en la Administración Pública tiene que
convertir las nuevas ideas en un proceso de adaptación con valor social. Incluso, la mayor parte de
la literatura en la materia considera a la innovación en la Administración y gestión pública como una
necesidad.
Hay una gran cantidad de enfoques existentes en materia de innovación, de acuerdo a diferentes
autores y actores de este tema, por lo que el aporte de diferentes corrientes teóricas e interpretaciones
influencian el concepto de innovación en el sector público.
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La ausencia de estudios empíricos en esta área hace que exista una amplia variedad de conceptos
que debilitan las observaciones, dado que según señalan diferentes autores, existe una falta de
perspectivas de la disciplina académica de las “Ciencias de la Administración”. También es coherente
agregar que el concepto de innovación estaba vinculado al aparato productivo solamente, y que el
sector de servicios públicos era catalogado como improductivo.
Se puede diferenciar la innovación incremental, orientada a la forma de operar, y que implica
“mejoras en el rendimiento operativo” de los procesos de producción y de previsión de servicios,
y la innovación transformacional que supone modificaciones en las estructuras y afecta las
responsabilidades y relaciones de poder internas y externas de la propia administración.
En lo que a características de la innovación en la Administración Pública se refiere, Ramírez-Alujas
(2012) con su opinión, nos dejan en el imaginario cuando nos dice que la innovación no siempre es
positiva, al igual que no toda continuidad es negativa. Toda innovación en la Administración Pública
debería mejorar la operatividad y elevar el nivel de vida de su entorno social.
La innovación en los procesos administrativos asiduamente tiene su origen en las prácticas; nace
desde la propia necesidad operativa, y se llama a este proceso innovación incremental, referenciado
anteriormente.
La Administración Pública compone uno de los tipos primordiales del sistema, la estructura y el
entramado del potencial de situaciones es amplio, variado y remoto, sin embargo, sufre un constante
deterioro cuando necesita implantar mejores prácticas, y lo hace de manera rápida y urgente. Las
buenas prácticas tienen que nacer bajo propuestas de gestión aplicadas de manera experimental.
El constante incremento de complejidad de acceso a la Administración Pública es percibido por
parte de la ciudadanía, la sociedad y su contesto; y esto hace que se dé más posibilidades para que
se actualice, se renueve y opere.
Tanto la afección de los nuevos actores políticos como la crisis económica afectan directamente
en las estructuras propias del sistema de la Administración Pública. La crisis financiera universal en
una sociedad compleja en la mayoría de los países ha constituido un conflicto para la Administración
Pública. Esta realidad ha determinado a los gobiernos que cambien sus orientaciones de manera
drástica, con el fin de achicar costes y responsabilizarse de la alta tasa de desempleo (una de
las preocupaciones de la sociedad civil), utilizando nuevas políticas sociales de contención, y
potencialmente de solución, a través de una reorganización de planificaciones educativas, planes de
empleo y fomento de la relación empresa-formación.
La relación estado/mercado se manifiesta por prácticas de externalización de los servicios,
mientras que la relación estado/ciudadano se inspira en las prácticas de gestión empresarial que
definen a los destinatarios como “clientes”. Como refleja Pont (2016), bajo la denominación de modelo
innovador, se debe contemplar como mínimo las tres siguientes características:
1) que se fundamenten o impulsen un nuevo tipo de gobernanza (gobernanza en red).
2) que contemplen la rendición de cuentas (horizontal y vertical).
3) que incluyan medidas de transparencia como práctica emergente y estratégica.
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Consideraciones conclusivas.
Los considerados nuevos enfoques y corrientes no son realmente tan nuevos o innovadores. Están
basados en prácticas más o menos exitosas e innovadoras que se han aplicado durante algún tiempo
con éxito para resolver conflictos concretos a corto plazo, y derivadas de marcos más amplios de
reformulación de la gestión pública como son adaptaciones del New Public Management.
Esta Nueva Gestión Pública (NGP), nos ayudará a identificar el paradigma de la continuidad, la
mejorar la capacitación, formación y autodesarrollo de los servidores, la rendición de cuentas, las
reformas administrativas y a fomentar una innovación social abierta.
En la actualidad, los gobiernos tienen el desafío de innovar las Administraciones Públicas para
superar los últimos acontecimientos, retos y amenazas a nivel mundial, garantizando la mayor
protección a la ciudadanía, la agilidad y eficacia de sus intereses con la administración, así como
todo lo que le compete en materia de políticas públicas. Conseguir que en una comunidad realmente
se produzca un proceso de transnovación (transformación del entorno a través de las ideas), se tiene
que incorporar a la cooperación en este proceso.
La cooperación, como señala Rodríguez Arana (2006), implica progreso, necesita la diversidad,
la pluralidad, la aportación diversa de los que cooperan y tienen un propósito común. Además, no se
trata de una solidaridad mercantilista, sino de una solidaridad en la que cada identidad se esfuerza
para la mejora propia, la de los demás y la del conjunto, en la medida y la forma en que esto sea posible
en la gobernanza y en la gestión local. Por eso, así lo señala León (2019), además la construcción
colectiva de la visión local implica cooperación no solo en el proceso de planificación, sino también
en la ejecución de los proyectos de desarrollo, lo cual favorece la integración de múltiples actores con
enfoque de responsabilidad social y asociación en redes.
Esto hace que el desarrollo local se convierta en una herramienta de integración territorial que
contiene todos los aspectos del entorno del ser humano, “entendido como el conjunto de valores,
actitudes y comportamientos individuales y sociales de los seres humanos que guardan relaciones
directas o indirectas con los procesos económicos que se llevan a cabo en determinado ámbito
territorial” (Zorro, 2007)
En consecuencia, el Territorio es la base sobre la que se asientan todas las actividades humanas,
que a su vez lo modelan y alteran en función de su desarrollo tecnológico o de sus aptitudes (vocación
del territorio para determinadas actividades agrícolas, mineras, forestales…), modelo económico,
esquemas culturales y densidades demográficas (Mora, 2018); y se ha ido construyendo este escenario
por medio de los procesos de integración social y concertación en post de objetivos comunes han
permitido a los trabajadores de un sector común enfrentar las condiciones que imponen las corrientes
neoliberales (Soler, 2018).
Este modelo de sostenibilidad local tendría necesariamente que basarse en los siguientes
principios: El hombre como principio y fin de cualquier esfuerzo por el desarrollo. Existencia de una
relación dinámica entre lo planificado a nivel del país y lo diseñado en la localidad. La localidad,
y la política de “lo local”, entendida como un territorio organizado considerando la participación,
la integración, la cooperación; y que además conjugue las dimensiones económicas, sociales,
ambientales, y cultural. (Castillo y González, 2019).
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En consecuencia, el principio de cooperación se desenvuelve en el ámbito de las relaciones entre
los distintos elementos territoriales, tanto vertical como horizontalmente, y surge de la evidencia de
la necesaria complementariedad del ejercicio de las propias competencias con la concurrencia en
actuaciones comunes de los diferentes poderes públicos, a partir de las cuales se tratan de obtener
beneficios recíprocos, una mayor efectividad en el ejercicio de las competencias compartidas o el
funcionamiento armónico de un sistema cuyos elementos son interdependientes del mismo, que
no sería real y, sobre todo, no sería eficaz sin tener presente un principio, junto a los de unidad,
autonomía, integración y solidaridad que se refiere al funcionamiento del sistema en su conjunto, a su
aspecto dinámico: el principio de cooperación.
Cuando se unen los procesos de innovación en la Administración Pública con una nueva gestión
pública, el desarrollo territorial y la cooperación, el resultante es la inteligencia territorial.
En los últimos años, la sociedad se ha ido familiarizando con dos términos que eran inexistentes
para el conjunto de la sociedad, pero ahora están presentes en casi todos los sectores del mundo
laboral, y en diferentes áreas de conocimiento (como la Economía, Psicología, Sociología, Desarrollo
Tecnológico, etc.), es decir, se refiere a la inteligencia emocional e inteligencia artificial.
Si se lleva a un plano político a nivel general, y a un plano de la gestión y administración pública
en particular general, se podrá hablar de inteligencia territorial; esta acción se puede visibilizar en el
proceso de fusión (cooperación territorial) de dos municipios españoles pertenecientes a la región de
Extremadura y provincia de Badajoz: Don Benito y Villanueva de la Serena, tratándose de un estudio
de caso real y actual.
Y es que para entender el concepto de “inteligencia territorial” desde la Gestión y Administración
Pública, se tiene que hacer referencia al conocimiento que se necesita para entender las dinámicas,
procesos y estructuras territoriales, así como los instrumentos empleados para la generación de
un modelo conceptual que permita la apropiación territorial del conocimiento y el desarrollo de una
inteligencia colectiva para promover, garantizar e impulsar un desarrollo territorial sostenible.
Este proceso de cooperación e inteligencia territorial construye un espacio compartido y una
interacción entre diversos actores públicos y privados que aportan conocimientos y recursos el
desarrollo del territorio en relación con sus propias trayectorias, visiones de futuro y contextos.
Siguiendo a Rodríguez Arana (2006), el desarrollo territorial depende de las competencias y el enfoque
que tengan estos actores en la articulación de redes y en la formación de activos de conocimiento
alrededor de las posibilidades y las potencialidades del territorio, de manera que puedan actuar
favorablemente frente a los cambios del entorno, desplegando un comportamiento tanto adaptativo
como predictivo, e incluso propiciatorio, del cambio.
En la actualidad, como afirma Aguilar (2021), el éxito de una empresa no solo depende de tener
el capital, las herramientas, el conocimiento y un servicio que ofrecer a un público en específico,
este éxito depende en gran medida a la inteligencia emocional aplicada a sus líderes gerenciales
con el objetivo de lograr la armonización de las relaciones interpersonales entre líder – equipo para
el cumplimiento de sus objetivos y metas, es por eso que se hace pertinente para realizar aportes
en este campo de investigación entrar en el entorno donde se dan ese tipo de relaciones humanas.
Los líderes gerenciales que aplican estrategias de inteligencia emocional son los que hacen
visible y viable la buena gestión de una Organización, estos líderes llevan sobre sí la responsabilidad
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de influir sobre los demás, esto permite que dicho grupo sea moldeado según sean las necesidades,
la interacción cotidiana entre líder y empleados se mantiene en constante movimiento, es dinámica
y surge una u otra forma de actuar como consecuencia de la aplicación de determinados tipos de
liderazgos que se encuentren dentro de la estructura.
La inteligencia emocional aplicada en los equipos laborales permite que cada uno de sus
participantes se dedique y se concentre en específico a las tareas o responsabilidades asignadas,
cada una de estas al estar entrelazadas permite la viabilidad y concreción de las metas del equipo,
se puede visualizar en un ejercicio como un equipo de fútbol que cada uno tiene que trabajar desde
su posición para que en conjunto puedan hacer manejo de estrategias que permitan hacer goles al
equipo contrario y en un tiempo determinado de juego se sabe quién gana y quien pierde, si existe
una cohesión de grupo, un líder con ideas claras y la voluntad del equipo se cumplen las metas que
llevan a ese equipo al éxito que bien puede ser personal o empresarial, público o privado.
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