
43
Revista Centroamericana de Administración Pública (88)Enero / Junio 2025
formulación teórica en los años noventa y evoluciona hacia planteamientos novedosos en este siglo
8
.
El problema de la ingobernabilidad llevó al concepto de gobernabilidad
9
, entendida como
equilibrio mínimo entre necesidades y capacidades. L. Aguilar (2006) relaciona la gobernabilidad con
la capacidad del estado para actuar y gobernar de manera razonablemente eficiente, por ejemplo,
haciendo aceptables los ajustes presupuestarios frente a una sociedad cuya dinámica se ha hecho
más densa y compleja. Para este autor su significado quedará absorbido por el de gobernanza ya que
una buena gobernanza implica la posibilidad de gobernabilidad.
La Gobernanza proponía un nuevo tipo de apertura a la hora de enfrentarse a los problemas
que se prolongarían al siglo XXI
10
. L. Aguilar (2007, p.11) señala que “la diferenciación funcional de
la sociedad” y la complejidad del sistema de sociedad (al decir de N. Luhmann), significa que la
sociedad contemporánea se ha convertido en un sistema de subsistemas altamente diferenciados,
autorreferidos, que interactúan entre sí siguiendo sus propios códigos de acción”. En un escenario
en el que no estaba clara la coordinación general de gran cantidad de subsistemas se requería
la apertura y colaboración con las entidades sociales y económicas, fundamento de la idea de
Gobernanza. Era necesario crear un vínculo del gobierno con un tercer sector (no lucrativo) cada vez
más preponderante, además del que ya se tenía con un sector privado con creciente peso financiero.
Si la privatización y la tecnología habían promovido formas de cooperación con el sector privado, a
inicios del siglo XXI, el reto era añadir a la apertura del estado el vínculo con el sector social.
En este sector la cooperación en redes locales llenaba aquellos espacios carentes de apoyo
estatal y desatendidos por el sector privado. Reid (1999) lo percibió, por ejemplo, en las dinámicas
sociales producidas tras la privatización de la política de vivienda en U.K., con el surgimiento de
cooperativas y alternativas a la adquisición de vivienda que surgieron espontáneamente. Lo mismo
podríamos decir que ocurrió en temas de seguridad en América Latina. La apertura a estas dinámicas
fue el reto de la gobernanza.
Kooiman (1993, p.2) entiende la gobernanza como el conjunto de patrones que emergen de
las actividades gubernamentales de los actores sociales, políticos y administrativos. En alemán
Steuerung, a juicio de Mayntz (2001), cubre ambos significados, gobernabilidad y gobernanza. La
escuela holandesa definirá la gobernanza como la influencia dirigida del proceso social, incluyendo
formas no conscientes de guía social (Kickert et al. 1997, p.2)
La gobernanza es para Pierre and Peters (2000, p.1) la capacidad del gobierno de implementar
unas políticas, en otras palabras, de conducir (steer) la sociedad. Esta definición, con un enfoque top-
down, pertenece a lo que se ha llamado vieja gobernanza, con un papel fuerte del gobierno. La nueva
gobernanza (Rhodes, 1996), en cambio, se interesa más no solo en cómo el centro político interactúa
8 F. Scharpf, R. Mayntz, F. X. Kauffman fueron importantes los analistas alemanes de políticas públicas que desde los años setenta debatieron por
primera vez el tema de dirección de la sociedad: la Steuerung (Steering, en inglés): sus condiciones, medios, límites, alcances. En los años los ochenta,
la categoría de gobernanza aparecía en estudios del sector privado en relación con una mayor interdependencia de la gestión corporativa de sus
proveedores y clientes. Hasta 1989, el Banco Mundial adoptó el concepto para el ámbito gubernamental al analizar la crisis de desarrollo sustentable
en el África subsahariana, con problemas estructurales en la capacidad de los gobiernos para dirigir las políticas.
9 El binomio gobernabilidad-ingobernabilidad aparece en el libro La crisis de la democracia (Crozier, Huntington y Watanuki, 1975), obra influyente
en la reforma de la teoría administrativa.
10 En la literatura especializada encontramos ha término wicked problems (problemas malditos, o embrujados) cuya solución pone en juego
valores contradictorios (eficacia económica, justicia social, por ejemplo) o en el que la información es incompleta y desborda las capacidades de la
administración (Van Bueven et.al, 2003 aunque Rittel y Wettel acuñaron el término en 1973).
Revista Centroamericana de Administración Pública (88): 37 - 49 Enero / junio 2025