Núm. 9 (1985): Formación en la administración pública
La formación profesional en Administración Pública ha llegado a ser uno de los esfuerzos que, en el campo de los recursos humanos, deben ser acometidos en Centroamérica con mayor empeño y visión de futuro. Esta necesidad es más palpable en los niveles superiores del servicio público, debido tanto a los mayores conocimientos y habilidades que exigen la complejidad y tecnificación crecientes del aparato administrativo estatal, como por el mayor grado de participación que tienen los funcionarios que se desempeñan en esos niveles en la formulación y la instrumentación de las políticas y programas gubernamentales.
Esta necesidad es acrecentada por cuestiones más complejas que emanan de la coyuntura actual, que plantean mayores desafíos al aparato administrativo en cuanto a su capacidad de respuesta oportuna y eficaz frente a los complejos problemas económicos y sociales que deben resolver. Estos problemas no pueden ni deben ser encarados de manera improvisada, debe tener conocimientos técnico-administrativos y las capacidades de gestión para encontrar y poner en práctica las medidas adecuadas para solucionarlos.
Basta mencionar al respecto, la necesidad de administrar eficientemente un creciente volumen de tareas gubernamentales bajo el impacto de una aguda crisis económica, que conduce a la reducción del gasto público: así como también a la necesidad de introducir en los procesos y comportamientos burocráticos los cambios los cambios que exige el avance y fortalecimiento de los procesos de democratización, en procura de un desarrollo más justo y equilibrado.
Los administradores públicos deben estar dotados no solo con mayores conocimientos técnicos y habilidades gerenciales, sino también con un entendimiento más amplio de la naturaleza e implicaciones de los problemas de diversa índole que afectan a la sociedad, con el din de que adquieran la sensibilidad necesaria para comprender el significado social que tiene el desempeño de sus responsabilidades, a la luz del compromiso de los gobiernos de dar solución a los problemas.
Por consiguiente, no se trata solo de un esfuerzo encaminado a aumentar el número de funcionarios con formación profesional en Administración Pública. De por medio existe también un aspecto de calidad del profesional que debe formarse para que pueda encarar no solamente las cuestiones técnicas de la Gestión Pública, sino también el conflictivo desafío de encontrar soluciones adecuadas a los problemas sustantivos que le corresponde atacar al aparato administrativo, particularmente aquellos que más inciden en el deterioro de las condiciones de la vida de grandes sectores de la población.
Se trata entonces de la formación de un administrador público con los conocimientos, habilidades y cualidades que demanda el avance político, social y económico de las sociedades centroamericanas.